Ankara interviene en el proceso de paz en Afganistán en un intento por limar asperezas con el resto de actores regionales y ganar relevancia en la región

Turquía se ofrece a administrar el aeropuerto de Kabul tras la retirada de las tropas de la OTAN

AP/RAHMAT GUL - Aeropuerto internacional Hamid Karzai, en Kabul, Afganistán

Turquía se ha ofrecido a administrar y proteger el aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul a partir del próximo 11 de septiembre, fecha en que Estados Unidos y la OTAN retirarán todas sus tropas de Afganistán. Ankara requiere de apoyo político, financiero y logístico para extender su presencia en el país centroasiático, según ha reconocido el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar.

La primera propuesta de Turquía en este sentido se produjo el pasado mes de mayo durante la última reunión de la OTAN, cuando se determinó que Washington y sus socios abandonarían el país tras dos décadas de conflicto. “Tras la decisión de Estados Unidos, Turquía ha hecho una oferta para garantizar la seguridad del aeropuerto de Kabul. En este marco, hay conversaciones en curso con la OTAN y Estados Unidos”, trasladó un funcionario turco a la agencia Reuters.

El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar PHOTO/ Arif Akdogan/Ministerio de Defensa turco vía AP

Los representantes otomanos ofrecieron entonces sus servicios para “garantizar la paz” en el país. “Queremos poder permanecer en Afganistán mientras el pueblo afgano quiera”, trasladó Akar. Ankara pretende cerrar un acuerdo de mínimos que garantice un respaldo de Occidente a todos los niveles. “Si se nos proporciona, podemos quedarnos en el aeropuerto internacional Hamid Karzai. Estamos esperando su respuesta sobre nuestras condiciones”, reveló Akar.

Si bien se han producido contactos preliminares sobre la cuestión, se espera Ankara reciba una respuesta formal de Washington el próximo lunes, cuando finalice la primera reunión entre Erdogan y Biden desde que este último aterrizó en la Casa Blanca. Está previsto que Estados Unidos acepte la oferta, sin embargo, desde Washington emana cierto escepticismo con Ankara. 

En esta foto de archivo tomada el 17 de marzo de 2011, un soldado del ejército estadounidense  AFP/PETER PARKS

Entre los motivos del distanciamiento entre ambas partes se encuentran la compra de los misiles antiaéreos S-400 rusos por parte de Turquía, el respaldo estadounidense al YPG en Siria, la divergencia de posiciones en el conflicto palestino-israelí y, en última instancia, la persecución judicial de Estados Unidos a la entidad bancaria turca Halkbank. 

La oferta de Turquía para gestionar el aeropuerto de la capital afgana forma parte de una estrategia del Gobierno de Erdogan para acercar posturas con el resto de las potencias occidentales. En vista de la debilidad interna provocada en parte por la crisis económica, Ankara ha optado por enterrar el hacha de guerra y limar asperezas con el resto de los actores regionales, especialmente tras haber sido excluida del acuerdo multilateral para la extracción de hidrocarburos en aguas del Mediterráneo oriental.

Ankara sabe que el buen funcionamiento del aeropuerto Hamid Karzai es capital para un futuro acuerdo de paz en Afganistán. A través del aeródromo de Kabul llegan diplomáticos y personal de ayuda humanitaria. Además, un transporte aéreo seguro y constante facilita la actividad de los trabajadores para el desarrollo desplegados en el país.

En esta foto de archivo, un soldado estadounidense de la 4ª División de Infantería, la Compañía Alfa, entrega un regalo a un niño afgano durante una patrulla en Khogyani, en Nangarhar AFP/ KIM JAE-HWAN

Por el momento, el sistema de transporte aéreo funciona con normalidad. Los billetes pueden adquirirse a través de internet, los vuelos se mantienen puntuales, existen conexiones con varios aeropuertos internacionales y la tasa de accidentes es reducida. La incógnita es conocer cómo operará la infraestructura tras la retirada de las tropas estadounidenses. En caso de que se produzca un retroceso, el personal en las embajadas y el número de visitantes se reduciría ostensiblemente. 

La situación en Afganistán no evoluciona favorablemente desde el anuncio de Estados Unidos. En las últimas semanas se ha producido una nueva oleada de violencia en el país que se ha saldado con el asesinato de 150 soldados afganos a manos de los talibanes. Además, Australia clausuró en mayo su Embajada en Kabul por motivos de seguridad, y otras delegaciones consideran hacer lo propio.

Turquía mantiene en suelo afgano un total de 500 soldados como parte del contingente Misión de Apoyo Resuelto (RSM) enviado por la OTAN. El pasado mes de diciembre, el Parlamento otomano decidió prorrogar el despliegue de sus tropas en el país centroasiático. Estas no han participado en combates directos, sino que se han ocupado de formar a más de 12.000 agentes de seguridad locales. 

Joe Biden, posa para los fotógrafos con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan PHOTO/ Kayhan Ozer/Presidential Press Service, Pool via AP
Compromiso turco en Afganistán

De forma simultánea, las delegaciones turca y afgana se reunieron el martes en la capital qatarí de Doha para desatascar las negociaciones de paz. El director general para el sur de Asia del Ministerio de Asuntos Exteriores otomano, Hakan Tekin, y Massoum Stanekzai, principal negociador del Gobierno afgano en esta materia, estuvieron al frente de las conversaciones.

Stanekzai agradeció el papel “constructivo” de Turquía, y subrayó las conexiones históricas entre ambos Estados. Por su parte, el diplomático turco remarcó la determinación de Ankara en apoyo del pueblo afgano y sus pretensiones de respaldar un proceso de paz “dirigido y asumido por los afganos”, recogió la agencia Anadolu.

La delegación turca ha reconocido en ocasiones previas que la paz en Afganistán debe ir más allá del acuerdo existente entre Estados Unidos y los talibanes. En este sentido, Ankara propuso la celebración de una conferencia de paz en Estambul en mitad de la celebración del centenario de sus relaciones diplomáticas.

El ministro francés de Asuntos Exteriores y Europeos, Jean-Yves Le Drian AFP/THOMAS SAMSON
 París y Ankara acortan distancias

El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Yves Le Drian, recibió este lunes en París a su homólogo turco, Mevlüt Çavuşoğlu. La reunión bilateral se produjo en mitad de los intentos de Ankara por aproximarse a las potencias occidentales, en especial con Francia, tras un largo periodo de tensión. 

Antes del encuentro, Çavuşoğlu trató de allanar el terreno asegurando en enero que Francia y Turquía han estado “trabajando en una hoja de ruta para normalizar las relaciones”. “Si Francia es sincera, Turquía está dispuesta a normalizar también los lazos con Francia”, afirmó el ministro.  

“Turquía y Francia son dos países amigos y aliados. Y lo seguirán siendo. Debemos asegurarnos de que ningún malentendido llegue a perturbar esta relación de amistad” escribió Çavuşoğlu en un artículo de opinión publicado el 6 de junio en el diario galo L'Opinion. 

Erdogan cuestionó hace seis meses la salud mental del presidente de la V República francesa, Emmanuel Macron. Las decisiones del Ejecutivo galo durante la crisis suscitada por el islamismo en Francia fueron catalogadas como “campaña de odio” contra el islam por parte del presidente turco.

Sin embargo, las diferencias entre París y Ankara no se limitan únicamente a la cuestión islámica. Las divergencias entre ambos Estados se materializan en el conflicto de Nagorno-Karabaj, en la guerra de Siria, en la extracción de recursos en el Mediterráneo oriental y en la transición política de Libia.
 

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