Mientras el avance ruso parece estancarse, Moscú continúa asediando la ciudad ucraniana de Mariúpol y envía nuevos blindados al sur del país con el objetivo de consolidar el cerco de Kiev

Ucrania rechaza el ultimátum ruso de abandonar Mariúpol

photo_camera REUTERS/MARKO DJURICA - Los militares ucranianos inspeccionan la zona frente a un edificio de apartamentos residenciales después de que fuera alcanzado por los bombardeos mientras continúa la invasión rusa de Ucrania, en Kiev, Ucrania, 15 de marzo de 2022

A escasos días de cumplir un mes, la invasión rusa sobre el territorio ucraniano sigue ralentizándose. Así lo ha advertido el exdirector de la CIA, David Petraeus, quien ha afirmado que la desaceleración en los avances del Ejército de Moscú “no significa un alto el fuego”, sino un estancamiento que ya presenta sangrientas consecuencias para ambos bandos, así como para los civiles ucranianos. 

En este escenario, el Kremlin hacía llegar anoche al Gobierno de Kiev una misiva de cerca de ocho páginas donde condicionaba el establecimiento de corredores de evacuación a la rendición de la ciudad portuaria de Mariúpol. Esto implicaba la entrega de armas y el abandono de la localidad por parte del Ejército ucraniano. Sin embargo, a la llegada de la hora límite para dar una respuesta, las autoridades de Kiev han rechazado el ultimátum tachándolo de “delirio”. 

No podemos hablar sobre la entrega de armas. Ya hemos informado a la parte rusa al respecto”, explicaba Irina Vereshchuk, viceministra primera para la Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente. 

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Mariúpol representa un enclave estratégico tanto para Moscú, como para Kiev. Mientras que el primero ve la ciudad como su oportunidad de bloquear a Ucrania el acceso al mar de Azov, y de conectar los territorios prorrusos del Donbás con la región de Crimea –en manos de Rusia desde 2014–; el segundo deposita en Mariúpol grandes esperanzas de evitar que el cerco de la capital continúe estrechándose. De hecho, según el ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, la resistencia de Mariúpol está permitiendo la protección de muchas otras localidades, como Odesa, Dnipro o Kiev. 

Ahora, pese a los acuerdos sobre la apertura de ocho pasillos humanitarios para la evacuación de civiles, no se prevé ninguno en la ciudad portuaria. Una ciudad que se mantiene bajo asedio desde casi el comienzo del conflicto, y que el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha calificado como un “crimen masivo de guerra” por parte de Rusia. 

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Pero esto no ha frenado a Moscú a la hora de aumentar y reorganizar sus fuerzas para reimpulsar los avances. Y, en esta línea, la Armada Rusa ha traslado hoy el buque “Orsk”, de la Flota del mar Negro, hasta el puerto de Berdiansk, a 90 kilómetros de la ciudad de Mariúpol. El principal cargamento de la nave eran vehículos blindados y equipamiento bélico que se espera que sea utilizado en apoyo del asedio de la localidad. Por ello, el Ministerio de Infraestructura de Ucrania ha anunciado el cierre de todos los puertos del mar Azov y el mar Negro de manera temporal, bloqueando cualquier embarcación que pretenda entrar o salir. 

De mientras, los intentos diplomáticos entre ambas partes parecen no desistir en su empeño, y así lo ha evidenciado una nueva reunión por videoconferencia entre las delegaciones de Kiev y Ucrania. Durante cerca de 90 minutos, negociadores de ambas partes han continuado dialogando sobre la llegada de un acuerdo de paz en unas conversaciones que se espera que continúen durante todo el día. Así se ha informado desde la formación que lidera Volodímir Zelenski, el partido Servidor del Pueblo. 

No obstante, esto no ha evitado que los ataques contra las ciudades ucranianas sigan adelante, y es que Rusia ha afirmado que, de establecerse un alto al fuego durante las negociaciones, “los nacionalistas” ucranianos “atacarían”. “Cualquier pausa es utilizada por las unidades nacionalistas para reagruparse y continuar los ataques contra el ejército ruso”, decía el portavoz presidencial, Dmitri Peskov. 

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Los civiles y militares ucranianos continúan haciendo frente a una violencia que, lejos de apagarse, parece hacerse más intensa con el paso de los días y la disminución de los avances. En el distrito de Podilski, en Kiev, los bombardeos en las inmediaciones de un centro comercial han dejado al menos ocho muertos y un herido. La Fiscalía ucraniana ha condenado el ataque y ha acusado a las tropas rusas de utilizar medios “prohibidos por el Derecho Internacional”. Mientras, en Odesa, las autoridades han denunciado el primer ataque sobre la ciudad, que ha sido ejecutado por barcos de guerra que estaban estacionados frente a las costas y que –en palabras del alcalde, Genadi Trujanov– han disparado contra “edificios residenciales donde vive gente pacífica”. 

Ante esta situación, la capital ha establecido un nuevo toque de queda, y, según el alcalde, Vitali Klitschko, desde las 20:00 horas del día de hoy (las 19:00 horas en España), hasta las 07:00 del miércoles, los ciudadanos de Kiev deberán permanecer en sus refugios. Tiendas, farmacias y gasolineras se mantendrán cerradas durante todo el martes. 

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“Ya no hay lugares seguros en Ucrania”

Con casi una cuarta parte de la población obligada a abandonar sus hogares y sometidos a los constantes ataques sobre edificios civiles, cerca de 13 millones de ucranianos se encuentran ahora mismo atrapados en zona de conflicto, y unos 3,5 millones han abandonado ya el país. De hecho, en una conferencia organizada por el Foro Económico Mundial, los responsables de las principales organizaciones humanitarias del mundo han concluido que “ya no hay lugares seguros en Ucrania”. 

Además, la ONG Save the Children ha alertado: “Hasta seis millones de niños y niñas en Ucrania siguen en grave peligro a medida que la guerra se acerca al mes. Estamos extremadamente alarmados por los informes de que las bombas y los intensos bombardeos han dañado más de 460 escuelas en todo el país y más de 60 están ahora en ruinas”, decía el director general de la organización, Pete Walsh, según ha recogido la agencia Europa Press.

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“Si las fuerzas continúan lanzando bombas y bombardeando instalaciones de salud, miles de niños, niñas y mujeres embarazadas que aún viven en Ucrania se quedarán sin atención médica esencial”, agregaba la ONG.

Hasta el momento, 115 menores han muerto y otros 148 han resultado heridos; y tal como ha afirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Moscú se encuentra trasladando a las fuerzas a miles de niños y niñas de la región del Donbás hasta el territorio ruso. Solo el sábado pasado, la institución denunció el desplazamiento forzoso de más de 2.300 menores.

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Continúan tensándose las relaciones de Rusia con el exterior

Entre tanto, el presidente Zelenski ha vuelto a pedir a la comunidad internacional que aísle a Moscú, y se ha dirigido a la Unión Europea para instarles a detener “todo comercio” con Rusia. “Nada de euros para los ocupantes, cerradles todos vuestros puertos, no les enviéis vuestras mercancías, rechazad los recursos energéticos”, pedía Zelenski a través de Telegram. “Sin comercio con ustedes, sin sus empresas y sin sus bancos, Rusia no tendrá más dinero para esta guerra”. 

Los ministros de Exteriores y Defensa de la Unión Europea, por su parte, se han reunido este lunes en Bruselas para negociar posibles nuevas sanciones contra el Kremlin, así como para aprobar una nueva estrategia de defensa que garantice la autonomía de los Veintisiete y abordar, de nuevo, la cuestión ucraniana. 

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