La evacuación de 265 soldados ucranianos atrapados en Azovstal parece dejar Mariúpol bajo control ruso. Mientras, Kiev retoma Járkov y empuja a las tropas del Kremlin hasta la frontera

Ucrania recupera Járkov, pero pierde Mariúpol

RICARDO MORAES/REUTERS - Fotografía de casas destruidas en la aldea de Vilhivka en medio del ataque de Rusia a Ucrania, cerca de Járkov

Cada día más cerca de que se cumplan tres meses de invasión rusa sobre Ucrania, las tropas de Kiev parecen mantenerse todavía firmes y esperanzadas. Los esfuerzos del Ejército ucranio han dado buena cuenta de ello durante las últimas horas, y es que según recoge el último informe del Instituto para el Estudio de la Guerra, el contingente ruso que ocupaba la ciudad del Járkov –al noreste del territorio – se ha visto empujado casi hasta la frontera, a unos 40 kilómetros de la localidad. 

“Ucrania parece haber ganado la batalla de Járkov. Las fuerzas ucranianas han logrado evitar el cerco de la ciudad y después han ido expulsando a los soldados rusos de toda la urbe, tal como hicieron en Kiev”, explicaba el informe, que también ha subrayado las diferencias entre otras estrategias rusas, y su desempeño en el frente de Járkov. Contrariamente a como sucedió en Chernígov, Kiev o Sumy, en esta ocasión Moscú sí que ha tratado de contener el avance de las tropas ucranianas en dirección norte, hacia la frontera con Rusia, ya que esto podría representar una amenaza sobre localidades rusas como Belgorod. 

No obstante, y pese al rotundo éxito que ha supuesto la evacuación de más de 250 personas en la ciudad portuaria de Mariúpol –atrapados en Azovstal durante más de dos semanas –, la salida de las últimas tropas ucranianas parece marcar el final de la batalla en la localidad. El enfrentamiento más largo y cruento entre las tropas rusas y ucranianas desde el comienzo de la guerra, y que ha dejado, durante meses, a miles de personas condenadas a vivir en condiciones infrahumanas. 

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El acuerdo alcanzado entre Kiev y Moscú para la evacuación de los soldados ucranianos atrapados en Azovstal se materializó este lunes, permitiendo que, según las cifras aportadas por Rusia, 265 militares fuesen desalojados, de los cuales 51 se encontraban gravemente heridos. 264 evacuados y 52 heridos, según las autoridades ucranianas. “Todos los que necesitaban atención médica fueron enviados para recibir tratamiento al hospital de Novoazovsk”, afirmó el general mayor Ígor Konashénkov, aunque, según el Ministerio de Defensa ruso, lo hicieron en calidad de “prisioneros de guerra”. 

En este sentido, mientras Vladímir Putin decía garantizar un trato de los prisioneros acorde con “las leyes internacionales”, uno de los diputados de la Duma rusa, Leonid Slutski, defendía que los combatientes del batallón Azov, al cual pertenecían muchos de los soldados atrapados en Azovstal, merecen la pena de muerte. “A las bestias hay que juzgarlas. Más aún, si sus crímenes monstruosos contra la humanidad se demuestran. Vuelvo a repetir mi propuesta: hay que hacer una excepción en la moratoria sobre la aplicación de la pena de muerte en Rusia”, publicaba Slutski en su cuenta de Telegram. 

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El Ministerio de Justicia del Kremlin, por su parte, ha solicitado al Tribunal Supremo ruso la declaración del batallón de Azov como “organización terrorista”, según informaba la agencia de noticias IFX; mientras que Viacheslav Volodin, miembro de la delegación de negociaciones con Ucrania, declaraba que “los criminales nazis no deben ser canjeados”. Sin embargo, la viceministra ucraniana Irina Vereshchuk ha anunciado que “después de que su estado de salud se estabilice, Kiev intercambiará a los militares ucranianos por prisioneros de guerra rusos”.  

Llegados a este punto de la contienda, y tal como ha afirmado Mike Martin, exoficial británico y profesor de Estudios de la Guerra en la universidad londinense de King’s College, “se está llegando a un punto decisivo en la guerra de Ucrania”. “Durante la última semana, más o menos, hemos visto cómo las fuerzas rusas comienzan a cerrar sus frentes en el este y el sur de Ucrania. Es decir, están pasando de la ofensiva a la defensiva (y, a la inversa, los ucranianos han pasado de defenderse a la ofensiva)”, publicaba Martin a través de su cuenta de Twitter. 

Ahora, los combates en Ucrania continúan en medio de un estancamiento de los esfuerzos diplomáticos, y es que, según las autoridades rusas, las negociaciones de paz se encuentran suspendidas. Algo que ha confirmado el Gobierno de Kiev. 

¿Crece la OTAN?

Mientras, el escenario internacional continúa sacudido por el anuncio de Suecia y Finlandia de entrar en la OTAN. Este martes, el Parlamento finlandés Eduskunta ratificaba, por amplia mayoría (188 votos a favor frente a 8 votos en contra), la solicitud de ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Una decisión que además de materializar el fin de casi 80 años de imparcialidad y no alineación, no ha tardado en recibir respuesta. Moscú ha expulsado a dos diplomáticos finlandeses del país, rompiendo las relaciones diplomáticas con Helsinki. 

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En este contexto, la postura turca frente a la entrada de Finlandia y Suecia en la organización sigue prendiendo de un hilo. El anuncio del mandatario otomano, Recep Tayyip Erdogan, de condicionar su voto a que ambos países nórdicos expulsasen a los activistas perseguidos por Ankara fue respondida por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “Turquía es un valioso aliado y cualquier preocupación de seguridad debe ser abordada”, puntualizaba en su perfil oficial en Twitter después de dialogar con el ministro turco de Exteriores, Mevlut Çavusoglu.

“Soy igual de optimista que el secretario general de la OTAN en cuanto a que lo conseguiremos de forma rápida y veloz, con el apoyo de todos los países”, coincidió el canciller germano, Olaf Scholz. “Ya hemos visto cómo actúa Turquía; en la situación actual de conflicto ha aportado muchas contribuciones constructivas”

Así pues, según ha señalado la primera ministra sueca Magdalena Andersson durante una rueda de prensa junto al presidente finlandés Sauli Niinistö, mañana miércoles ambos países presentarán en Bruselas su solicitud de ingreso oficial en la OTAN. “Es un mensaje fuerte y una señal clara de que estamos juntos ante el futuro”, afirmó Niinistö.

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