La pintura ha tenido que reinventarse muchas veces… y siempre lo ha conseguido

Un arte irreductible

photo_camera Pablo Rubio / Atalayar - Las 'Estalagmitas' (2005) del artista brasileño Marepe proyectan la pintura a otras dimensiones en la nueva exposición de CaixaForum Madrid

El concepto de resiliencia se ha venido utilizando con cierta asiduidad en los últimos años. A grandes rasgos, esta palabra se refiere a la capacidad humana de superar una mala situación y salir con fuerza renovada del bache; una actitud vital que permita encarar desafíos complejos y encontrar maneras originales de resolverlos. De quien consigue mantener esta perspectiva, se dice que es resiliente.

No obstante, esta característica no es exclusiva de las personas. También es resiliente la pintura como forma de expresión artística. ¿Cómo, si no, puede explicarse su simple supervivencia? A lo largo de su historia, se ha fundamentado en la plasmación de personas, objetos e ideas; entes que se podían pensar o imaginar quedaban representados en línea y color.

En el último siglo, la pintura, sin embargo, se ha visto inmersa en una carrera de obstáculos continua. La humanidad ha conocido inventos como los daguerrotipos, la fotografía, la imagen en movimiento… hasta llegar a la gran explosión digital, donde la imagen engulle todo lo demás. ¿Cómo resistir las embestidas de todos estos competidores sin quedar reducida a la irrelevancia? ¿Cómo reorientar un arte para que no pierda vigencia?

La pintura y la instalación, fusionadas. La artista de Seattle Jessica Stockholder aporta su visión a la muestra

Recién llegada desde Barcelona, la exposición ‘La pintura, un reto permanente’, presentada este martes en CaixaForum Madrid, aporta algunas respuestas a este interrogante. La Fundación “la Caixa” presenta en el centro cultural de la capital española 32 obras de 30 autores que exploran los nuevos significados, texturas y fronteras de la pintura. La gran mayoría de los trabajos exhibidos forman parte de los fondos de la Colección “la Caixa”. En esta distinguida selección, firmas célebres, tales como Gerhard Richter, Robert Ryman y Sigmar Polke, conviven con otros autores más jóvenes y -todavía- menos conocidos por el gran público.

“Los augurios de muerte a la pintura han sido cíclicos durante todo el siglo XX, pero siempre ha rebrotado y se ha reinventado”, ha asegurado Nimfa Bisbe, comisaria de la exposición, durante la presentación a los medios. Bisbe, que ha estado acompañada por la directora de CaixaForum Madrid Isabel Fuentes, ha descrito la muestra como una “ocasión para redescubrir y repensar qué es la pintura”. La corriente pictórica que predomina en las salas es la abstracción. En palabras de la comisaria, es un estilo que ha tratado la materialidad, las formas y la tangibilidad de la pintura; por tanto, apela con mayor fuerza a los sentidos.

La comisaria Nimfa Bisbe (izq.) y la directora Isabel Fuentes (der.). De fondo, un lienzo de Ettore Spalletti
Arte inspirado por arte

La muestra está dividida en seis espacios que abordan diferentes temáticas, desde la monocromía a la hibridación de la pintura con otras formas de expresión, pasando por la expresividad de los motivos geométricos. Es llamativo el hecho de que el visitante sea recibido, no obstante, por una breve serie del fotógrafo alemán Wolfgang Tillmans. “El léxico que ha construido [Tillmans] es un homenaje a los géneros clásicos de la pintura”, ha explicado Bisbe.

Esta continuidad histórica del arte tiene también su reflejo en la primera sala de la exposición. Inmediatamente, la vista se dirige hacia un lienzo en forma de tímpano renacentista; el color y la trama que le aporta Robert Mangold sugieren un homenaje a los bocetos de Pontormo, uno de los artistas más destacados del Cinquecento florentino. La obra de Mangold está flanqueada por un cuadro de Gerhard Richter. Lejos de su habitual línea expresionista, en ‘Apariencia’, que así se titula la obra, el artista de Dresde bascula hacia fondos blancos con suaves pinceladas en tonos oscuros.

'Apariencia', de Gerhard Richter

Seguidamente, la exposición se dirige al terreno de la monocromía, máxima expresión, quizá, de la abstracción. Junto a la aparente sencillez de Robert Ryman, Michel Parmentier y Ettore Spalletti, descansan las obras más provocadoras del portugués Carlos Bunga y el estadounidense Peter Gallo, con ciertas reminiscencias de Mark Rothko. En ellas, la pintura se estructura en varios planos espaciales y cobra una cierta corporeidad.

Nuevos lenguajes

‘Fragilidad enigmática’ es el título del siguiente epígrafe. En efecto, el visitante queda a merced de sus propias dudas mientras intenta resolver el misterio onírico que encierran los ‘Grillos’, de Richard Tuttle; el juego de texturas y densidades que caracteriza los aparentemente inescrutables retratos del joven creador albanés Lui Shtini; o la leve conexión que sugieren las piezas que componen las piezas de Victoria Civera.

'Motivo estropeado', de Georg Baselitz

‘La pintura, un reto permanente’ no es solo una muestra adecuada para explorar nuevos significados artísticos, sino también para buscar contrastes. De la sutileza y la calidez de la monocromía y los enigmas, a la potencia de unas obras que expresan la violencia del choque entre figuración y abstracción. El ‘Motivo estropeado’ de Georg Baselitz se enfrenta al ‘Mefistófeles’ de Sigmar Polke, cuya explosión de color está aderezada con las pisadas del propio pintor. Entre medias, un pequeño duende, leitmotiv de la joven artista alemana Kerstin Brätsch, vigila toda la sala, refugiado al fondo de una espiral de azules, rosas y negros.

A la izquierda, 'Asa-Nisi-Masa' de Juan Uslé (1994-1995); a la derecha, responde el 'Gabriel' de Sean Scully (1993)

El color vuelve a ser protagonista en la instalación preparada por Jessica Stockholder. Superficies planas y curvas, lámparas vestidas y juegos de luz dan paso al lenguaje geométrico de Sean Scully y el cántabro Juan Uslé; un trazo más reconocible, pero que encierra, igualmente, historias ocultas. La obra de Uslé que está expuesta en CaixaForum se titula ‘Asa-Nisi-Masa’ y es un tributo al clásico de Federico Fellini ‘Ocho y medio’.

La última sala de la muestra explora, prácticamente, la última frontera de la pintura; las maneras en que se ha “hibridizado” con otras formas de expresión artística para ocupar nuevos espacios, permear objetos y expandirse hacia otras dimensiones. La mezcla con la escultura e, incluso, la performance abre todo un mundo de posibilidades creativas, como prueban las ‘Estalagmitas’ del brasileño Marepe o el singular ‘Autorretrato’ del mexicano Abraham Cruzvillegas.

'Stella', de Thomas Scheibitz (2004)

Grandes dosis de imaginación y creatividad han sido necesarias en las últimas décadas para que la pintura continúe su camino en la historia. Desde luego, esta forma de arte y sus creadores han ido superando todas las crisis que han encontrado a su paso, con nuevos lenguajes, nuevos materiales y nuevos usos del color. En el futuro, la pintura seguirá evolucionando, forzada de nuevo a dar tantas vueltas de tuerca como desafíos se le presenten. O puede que más que desafíos, sean oportunidades.
 

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