Este grupo de insurgentes se desplegó en Trípoli tomando varios edificios gubernamentales

Un grupo armado toma la sede del Gobierno libio

photo_camera AFP/MAHMUD TURKIA - El primer ministro interino libio, Abdulhamid Dbeibah, habla durante una reunión para los altos cargos del Ministerio del Interior titulada "elecciones seguras", en la sede del Ministerio del Interior en la capital, Trípoli, el 23 de octubre de 2021

Ocho días separaban al pueblo libio del sueño electoral. Los esfuerzos de la comunidad internacional siempre tuvieron un objetivo que, a medida que se acerca la fecha, parece desvanecerse. El 24 de diciembre estaba marcado en rojo en los calendarios de todos los países que pusieron de su parte para conseguir una democracia que sufre un terrible golpe a poco más de una semana del gran día. Un grupo armado se desplegó en la madrugada del miércoles al jueves en Trípoli sitiando varias sedes gubernamentales, entre las que destacaban la sede del Consejo Presidencial, el Gobierno y el Ministerio de Defensa.

Mohamed Menfi, presidente del Consejo Presidencial fue trasladado a un lugar seguro por temor a un posible secuestro, según han informado fuentes de la capital al medio Al-Sharq. El grupo de insurgentes tomó la sede del Consejo durante la noche del miércoles y, por el momento, hombres armados mantienen el control del área que rodea al edificio. Medios locales informaron de enfrentamientos entre integrantes del grupo revolucionario – según fuentes de Al-Sharq, leales a Abdel Basset Marwan – y las fuerzas encargadas de asegurar el Consejo Presidencial.

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Este ataque podría tener su origen en la decisión de prescindir del propio Basset Marwan al frente de la comandancia del distrito militar de Trípoli, siendo relevado por Abdel Qader Mansour. Además, al mismo tiempo que se producía la toma de las distintas sedes, algunos activistas de la región de Misurata – al norte del país, cerca de Trípoli – difundieron un vídeo en el que se veía un discurso de Salah Badi, líder de Al Samoud, uno de los grupos armados del oeste de Libia, en el que afirmaba que estaba llevando a cabo un trabajo de coordinación con otros grupos para asediar las instituciones estatales con el objetivo de frenar los esfuerzos democráticos.

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Badi tiene a sus espaldas una larga lista de sanciones por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por su “papel destacado en los combates que tuvieron lugar (…) en Trípoli, que comenzaron el 27 de agosto de 2018, en los cuales murieron al menos 115 personas, en su mayoría civiles”. Ya en su día, la ONU le acusaba de intentar “sistemáticamente socavar el logro de una solución política en Libia apoyando a la resistencia armada”. Ahora, más de tres años después, sigue en la misma posición intentado acabar con meses de trabajo que ven, o al menos veían hasta este ataque, su culmen en las elecciones previstas para el viernes 24 de diciembre.

Algunos de esos grupos mencionados por Salah Badi formaron parte del ataque de la madrugada del miércoles. Las carreteras de Shatt, Al-Sikka y Abu Sitta, que conducen a la sede de la presidencia del Gobierno y el Ayuntamiento de Trípoli, fueron cortadas por otros grupos coordinados por Badi. En este momento, las milicias armadas siguen controlando los edificios gubernamentales y han asegurado a través de un comunicado que “no habrá elecciones presidenciales en Libia. Cerraremos todas las instituciones estatales en Trípoli”. El líder de Al Samoud pretende acabar con el proceso democrático y evitar la transición a un nuevo Gobierno, mientras la comunidad internacional observa como sus esfuerzos quedan en agua de borrajas.
 

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