La mirada contemporánea de Félix de la Concha inaugura la temporada artística en el Museo Lázaro Galdiano

Un pórtico para reivindicar la figura del pintor

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Habrá pintura mientras haya existencia. Mi concepto de la pintura es la interpretación de la luz”. Así se expresa el pintor Félix de la Concha (León, 1962) al inaugurar una exposición poco común, que pretende establecer un diálogo múltiple entre la obra creada en el propio espacio que va a ser representado y la realidad. Pórtico es así una muestra realizada ex profeso y compuesta por siete óleos sobre tabla y lienzo, entre ellas dos trípticos que, pincelados por el artista en el interior y exterior del museo antes de la pandemia, convivirán con las piezas de la colección única del Museo Lázaro Galdiano hasta mediado de noviembre.  

El propio pintor nos explica que esta exposición nació en 2019 cuando el museo le ofreció la posibilidad  de establecer temporalmente su estudio en el Pórtico de Parque Florido, la antigua entrada principal del palacio, para pintar los dos trípticos que ahora se exhiben en ese mismo espacio. Y, una vez completados al inicio de aquel verano, el artista pintó desde el jardín las vistas exteriores que ahora se exponen en la Galería del Salón de Baile de este palacio, situado junto a una de las arterias más importantes  en el corazón de Madrid. 

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Félix de la Concha, que se formó en la Facultad de Bellas Artes de Madrid y en la Academia de España en Roma, terminó por instalarse y fijar su residencia en Estados Unidos, en donde ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria artística. Él mismo señala que la exposición actual en la capital de España establece una analogía con la que ya realizara en Pittsburgh en los albores del presente siglo y que tituló A contrarreloj, A Race Against Time, un ambicioso proyecto sobre el pórtico de Clayton, la mansión de otro gran coleccionista, el magnate Henry Frick.  

De la Concha establece la relación entre ambas muestras. Afirma partir del entorno que habita, o que le habita, y en el que siempre hay una meditación sobre el espacio y el tiempo. “En mis obras trato de reflejar la experiencia de estar ahí, evolucionando con el paso de los días y con el lugar que transito. Pretendo crear también en el espectador la vivencia de entrar en mi mirada, ofreciendo a la vez contrapuntos y referentes sutiles, detalles para ser vistos desde ángulos distintos con el fin de que, desde la atención y la pausa, el público cree su propia visión”. 

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El realismo de sus obras le ha permitido especializarse en retratos, de manera que cientos d personas y personajes han sido inmortalizados por sus pinceles, los mismos que también le han convertido en “retratista de paisajes”, especialmente en entornos de España y de Estados Unidos.  

A propósito de la obra que se exhibe, él mismo sale al paso anticipadamente a las críticas: “Aunque parece fácil pintar lo que se ve, es un desafío a la interpretación de la realidad, que es más amplia de lo que se puede reflejar en una superficie plana, por lo que el artista siempre está obligado a hacer su propia lectura”. 

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En un momento en que la tecnología parece conquistar todos los campos, Pórtico quiere reivindicar la figura del pintor en una muestra que, según el artista, pretende ser sobre todo deleite. “Un comienzo especial para esta temporada artística en el Museo Lázaro Galdiano, que estará llena de estímulos para el espectador”, afirma su directora Begoña Torres.    

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