Con Rubiales, el futuro del fútbol ha pasado a las trincheras, a la guerra de guerrillas contra todo lo que hay a su alrededor.

Una Supercopa a la medida del dinero

photo_camera AP/MANU FERNANDEZ - Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol

La RFEF nunca ha sido un lugar tranquilo. Desde los tiempos de Pablo Porta y los desmanes que denunciaba de él cada noche José María García a los 30 años en el cargo de Ángel María Villar que acabaron en una acusación de prevaricación.  Con Rubiales, el futuro del fútbol ha pasado a las trincheras, a la guerra de guerrillas contra todo lo que hay a su alrededor.

#Supercopa

La Supercopa de España murió. Es verdad que el formato y la fecha no eran atractivos. Final a doble vuelta, metida con calzador en agosto y siempre molesta para los equipos. Rubiales apostó por un formato interesante: campeones y subcampeones de Liga y Copa del Rey. Dos semifinales y una gran final. Todo siempre dirigido a que Real Madrid y Barcelona estén presentes. Es más, el Real Madrid jugará la Supercopa de enero de 2020 aunque fue eliminado en cuartos de final de Copa y quedó tercero en Liga. 

#PrimerIntento

Con el producto fabricado faltaba ponerlo a la venta y generar recursos para una federación con telarañas en la tesorería. Atrás quedaron los años donde todos querían pagar por ver brillar a la nueva estrella de España en su camiseta. 
Allá por 2011, con Villar de presidente, ya hubo un intento de jugar la Supercopa en Pekín, en el famoso estadio con forma de nido donde se celebraron los JJOO de 2008. Pero no hubo negocio y la propuesta llegó a Italia donde sus equipos sí accedieron a llevar allí su Supercopa. 

#Valores

En el reino de Arabia Saudí gobierna una monarquía absoluta y no hay demasiadas libertades, en general. Se nos da muy bien arremeter contra estos países por su cultura y su falta de derechos humanos, pero no tenemos demasiados reparos en hacer negocios con ellos. Estos son nuestros principios y si no les gustan, tenemos otros. 
Tampoco es demasiado consecuente Luis Rubiales cuando se le llenaba la boca de valores mientras fulminaba a Lopetegui y criticaba el negocio que hace Javier Tebas con el fútbol y su famoso partido en Miami. 

#ArabiaSaudí

El deporte tiene un precio y hay muchos países dispuestos a pagar lo que sea para utilizarlo para dulcificar su modelo político o enriquecerse con el deporte rey. Lo de Arabia Saudí con la RFEF es puro ‘business’. El país se apunta el tanto de acoger un torneo oficial donde juegan Real Madrid y Barcelona y Rubiales ingresa dinero en la maltrecha cuenta corriente de la federación. El resto es colateral. Un puñado de derechos para la mujer durante tres días, periodistas viajando a gastos pagados a los mejores hoteles de Yedda para que cuenten el oasis de libertades que es aquello, los clubes ingresando calderilla, Pedro Sánchez pidiendo que no se hable de este tema en campaña… el típico relato mediático que se encarga de decidir qué es noticia y cuándo y que no es noticia nunca. 

#MoneyMoney    

No busquen más. No se enfurezcan porque el fútbol español vaya a Arabia Saudí porque en 2022 iremos a un Mundial en la monarquía absoluta de Catar y lo haremos en pleno diciembre con la liga empezada. Porque el dinero manda y el aficionado no tiene nada que decir si quiere seguir viendo a las estrellas del fútbol en sus equipos o en su liga. Este modelo sí que es tiránico.

#LasGuerrasDeRubiales

Cuando las aguas mediáticas se calmen. Cuando unos cuantos periodistas haya ido a Arabia Saudí a dar fe de aquello que decía Xavi Hernández sobre que “Catar no es democrático, pero funciona mejor que España”, Rubiales habrá pasado el mal trago y todo quedará olvidado hasta enero. 
Mientras, habrá otros frentes para discutir. Apunten:
-    ¿Solucionará Rubiales la huelga del fútbol femenino?
-    ¿Ha dado por terminada su guerra con Adidas?
-    ¿Se apropiará definitivamente del fútbol sala?
-    ¿Normalizará las relaciones con Javier Tebas?

Así ha querido Rubiales que sean sus primeros meses en como presidente del fútbol español. Enfrascado en peleas, haciendo cambios importantes como los de la Copa del Rey e inyectándole falsas dosis moralistas a un deporte de élite que no admite nada que no sea di-ne-ro. 

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