El presidente continua con la polarización radical de la política y sociedad turca, estrategia que le dio la victoria en las pasadas elecciones

Unirse a los Lobos Grises: el pacto de Erdogan con los ultranacionalistas

PHOTO/AFP - En esta foto de archivo del domingo 18 de octubre de 2015, los partidarios de Devlet Bahceli, el líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), hacen la señal de un "Lobo Gris", el símbolo del nacionalismo turco

Fundado en 1968 por el coronel Alparslan Türkes, ‘Lobos Grises’ está en el origen de la rama paramilitar del Partido del Movimiento Nacional (MHP), partido ultranacionalista turco y aliado del presidente Tayyip Erdogan. La actual situación de este grupo de extrema derecha en Turquía se personifica en Alaattin Cakici, notorio jefe de la mafia turca. Cakici centró su ira en el pasado en izquierdistas, kurdos y alauitas, se cree que él es responsable de al menos 41 asesinatos políticos. Asimismo, lleva décadas aterrorizando a sus rivales y a quienes tienen opiniones políticas diferentes dentro del país. En 2004, un tribunal lo condenó a 19 años de prisión, en parte por haber mandado asesinar a su ex mujer delante de su hijo. 

Muchos respiraron con alivio cuando lo encerraron, consiguiendo que uno de los enemigos más peligrosos de la democracia turca fuera apartado de la vida pública durante un largo periodo. Ahora, sin embargo, Cakici ha vuelto. El pasado mes de abril fue liberado de la prisión de alta seguridad de Sincan como parte de una amnistía relacionada con la pandemia de la COVID-19. Desde entonces, se ha convertido en una voz cada vez más importante dentro de la política turca.

Atalayar_Lobos Grises Turquía

Poco después de su liberación, Cakici visitó a su aliado Devlet Bahceli, jefe del partido de extrema derecha MHP y socio de coalición de Erdogan. Poco después, en noviembre, amenazó de muerte al líder de la oposición Kemal Kilicdaroglu. "Vigila tus pasos", escribió en Twitter. Y cuando miles de estudiantes salieron a las calles de Estambul a principios de año para protestar por el nombramiento de un confidente de Erdogan como rector de la renombrada Universidad del Bósforo, calificó a los manifestantes de terroristas. 

El nuevo perfil público de Cakici es la expresión de un cambio de poder fundamental en Turquía. Durante muchos años, Erdogan persiguió una agenda centrada en la religión. Pero tras el intento de golpe de Estado de 2016 en el que participaron seguidores del clérigo islamista Fethullah Gülen, se ha volcado en los ultranacionalistas. Desde las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2018, gobierna en coalición con el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), laico y de extrema derecha, de Bahceli.

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MHP es el brazo político de los Lobos Grises. Este puede que sólo atraiga alrededor del 7 por ciento de apoyo en las encuestas políticas, pero su importancia ha aumentado masivamente en los últimos meses, al igual que la influencia de veteranos de los Lobos Grises como Cakici. Ya se trate de un conflicto sobre el gas natural con Grecia, la lucha contra el terrorismo o el enfoque de Ankara hacia las minorías, la política del gobierno está cada vez más influenciada por el MHP.

El alcance de la influencia de los extremistas de derecha pudo verse a mediados de marzo, cuando el fiscal jefe, a instancias de Bahceli, presentó una solicitud al Tribunal Superior del país para prohibir el segundo partido de la oposición de Turquía, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), de izquierdas y pro-kurdo. Erdogan ha sido constante en sus esfuerzos por evitar las prohibiciones de partidos. Su propio partido, el conservador musulmán Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), estuvo a punto de ser prohibido en 2008. Sin embargo, al final sucumbió a la presión de BahCeli, dicen los observadores en Ankara. "Bahceli ha tomado como rehén al hombre más poderoso de Turquía", afirma el periodista turco Can Dündar. "Erdogan tiene el tambor, pero Bahceli lleva el ritmo", añadió. 

Atalayar_Lobos Grises Turquía

Al parecer, Erdogan no puede permitirse ofender al MHP. La economía turca está sumida en la crisis, y la pandemia de la COVID-19 ha empeorado aún más la situación. Mientras tanto, el AKP de Erdogan ha caído en las encuestas a sólo el 30%. Su reelección a la presidencia depende totalmente del apoyo de los extremistas de derecha. Erdogan tolera a los extremistas de derecha. Mientras decenas de miles de activistas de la oposición han sido detenidos en Turquía en los últimos años, los ataques a parlamentarios y periodistas han quedado impunes. Al jefe de la mafia Alaattin Cakici también se le ha permitido difundir su mensaje de odio sin consecuencias.

Las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias están previstas para 2023. Sin embargo, expertos coinciden en que Erdogan y Bahceli podrían convocar elecciones anticipadas este otoño para evitar la posibilidad de un mayor deterioro económico. Sólo tres días después de que los fiscales presentaran su solicitud de prohibición del HDP, Erdogan despidió al director del banco central turco y decretó la retirada de su país del Convenio de Estambul, destinado a prevenir la violencia contra las mujeres. De hecho, parece que Erdogan vuelve a seguir la misma estrategia que le dio la victoria en las pasadas elecciones: la polarización radical de la sociedad turca.

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