La desigualdad en el reparto de la vacuna entre ricos y pobres podría poner en peligro la batalla global contra el COVID-19

Vacuna contra la COVID-19 a dos velocidades

photo_camera REUTERS/DADO RUVIC - Vacuna COVID-19

Es la cara A y la cara B de la vacunación. La desigualdad en el reparto de la vacuna entre ricos y pobres podría poner en peligro la batalla global contra la COVID-19, e incluso poner en jaque la vuelta a la normalidad en algunos países en el próximo lustro. Las campañas de vacunación en Europa, Norteamérica, China y los países del Golfo están funcionando a velocidad de crucero, mientras que en África o en el sudeste asiático las dosis llegan prácticamente con cuentagotas. 

Una misma realidad y dos velocidades alejan a los países ricos de los países pobres. Algunos estudios -como el último que ha publicado Oxfam Intermón con motivo del Foro de Davos- señalan que el 90% de la población de los países pobres no podrá vacunarse este 2021, a no ser que los gobiernos y la industria farmacéutica adopten medidas urgentes para asegurar las dosis. Lara Contreras, responsable de contenidos e incidencia de Oxfam Intermón, advierte de que “sólo con el incremento de la fortuna de las diez personas más ricas del Planeta, se podría pagar en su totalidad la vacunación de todas las personas del mundo y parte del impacto económico de la pandemia”.

Pero los ojos del mundo están puestos en Israel, que ha conseguido doblegar la curva de contagios con un plan de vacunación masivo entre la población y fuertes restricciones. A un ritmo de 200.000 vacunas diarias y 400 centros habilitados para ello, el plan de vacunación israelí se parece mucho a una operación militar. 

El milagro de Israel

Según The Times of Israel, el bajísimo índice de contagios entre los doblemente vacunados, demostraría una eficacia superior al 95%. Israel es el país con mayor porcentaje de vacunados y la bajada de casos está siendo estrepitosa, además de haber caído un 60% las hospitalizaciones de mayores de 60 años. Lo siguiente será priorizar la vacunación de los jóvenes de entre 16 y 18 años para que puedan realizar los exámenes de secundaria de forma segura. 

China, el país donde nació el virus, es otro ejemplo en la gestión de la vacunación. Más de 22 millones de chinos ya han recibido al menos la primera dosis. Y el gobierno de Xi Jinping se ha marcado como objetivo alcanzar los 50 millones de inmunizados de cara a la celebración de la festividad del Año Nuevo Lunar, que este 2021 cae entre el 11 y el 17 de febrero.

Atalayar_Pfizer _coronavirus_0
Unos tanto y otros tan poco

En Centroamérica y Sudamérica han comenzado a vacunar a los brasileños, argentinos, costarricenses y chilenos, mientras que países del mismo hemisferio como Mozambique, Camerún o Etiopía –sin acuerdos bilaterales y en la tabla baja de ingresos del mecanismo COVAX- asumen que podrían no recibir la vacuna hasta el año que viene. Y en el lado opuesto está Canadá, que tendrá un stock para vacunar hasta cinco veces a su población. Pero, ¿cómo combatir los excesos? La responsable de vacunación de Médicos Sin Fronteras, Miriam Alía, admite que “la manera de combatir ese acopio de dosis por parte de los países ricos es que la OMS obligue a las farmacéuticas a garantizar una parte de su producción para los países pobres a través de  COVAX. Y por otra parte, que los estados que tengan un exceso de vacunas ofrezcan a estos países una compra financiada”. 

El pasado 22 de enero se anunció un acuerdo entre Pfizer y la OMS para comprar a través de COVAX 40 millones de dosis que irán a parar a los países pobres. La responsable de vacunación de Médicos Sin Fronteras lamenta que sólo se dedique de momento el 2% a los países del tercer mundo. “Este 2% significa que sólo se han comprometido dosis para 20 millones de personas. Y en COVAX hay 92 países con ingresos medios y bajos que no tienen acuerdos bilaterales con otros laboratorios”. Esos países quedarán fuera y probablemente no consigan la vacuna hasta bien entrado el 2022. 

El director general de la Organización Mundial de la Salud reconoce que con una vacuna a dos velocidades no ganamos nada. Tedros Adhanom Ghebreyesus advertía en una de sus últimas intervenciones de que “el mundo se enfrenta a un fracaso moral catastrófico si los países pobres no tienen acceso a la vacuna” por la actitud egoísta de los países ricos. Entiende que los gobiernos “quieran vacunar primero a sus ancianos a los sanitarios, pero no está bien que los jóvenes y adultos sanos de los países ricos sean vacunados antes que los ancianos y sanitarios de los países pobres”. Añade Tedros Adhanom que “el precio de ese fracaso se pagará en vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo". Y critica el director general de la OMS que los ricos hayan acaparado las vacunas en detrimento de los países con menos posibilidades. A los países con más ingresos les pide que no sean egoístas y las grandes farmacéuticas que dejen la avaricia a un lado. 

Por el momento, las farmacéuticas Pfizer-BioNTech, AstraZeneca y Moderna han obtenido ya la autorización para su uso de emergencia en diferentes puntos del Planeta. Se han inoculado más de 39 millones de dosis en todo el mundo, aunque sólo medio centenar de países las están administrando.

Atalayar_OficinasAstraZeneca PLC _0
África es la gran rezagada 

La gran perjudicada en la carrera por la vacunación es África, donde la vacuna todavía brilla por su ausencia. La OMS y los Centros para el Control de Enfermedades africanos alertan de un retraso que nos puede pasar factura. Debido a la escasez de recursos para conseguir y mantener las dosis sin romper la cadena de frío, la ausencia de acuerdos bilaterales con laboratorios y los problemas de aceptación por parte de la población, se descarta prácticamente la idea de alcanzar la inmunidad de grupo en el continente africano el año que viene. Phiona Atuhewbe, responsable de Introducción de Nuevas Vacunas de la OMS en África, plantea que “no es realista creer que vamos a llegar al 60% de población inmunizada en un año”, y para alcanzarlo, Phiona Atuhewbe reconoce que harían falta al menos12.000 millones de dólares (9.800 millones de euros) con los que no cuentan los gobiernos africanos.   

AstraZeneca puede ser la solución

Para la Organización Mundial de la Salud la solución podría llegar con la vacuna de AstraZeneca. Es más barata que las otras, más fácil de distribuir y conservar frente a las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, que son más complejas y tecnológicas. Según datos del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke, más de la mitad de las vacunas las han adquirido los países ricos (que representan al 14% de la población mundial).

Liberando las patentes y la propiedad intelectual de las vacunas, permitiría su producción de forma genérica para los países pobres. Iniciativa que, de momento, cuenta con el no de las grandes farmacéuticas. Miriam Alía, responsable de vacunación de Médicos Sin Fronteras, considera que “un cese provisional de las patentes es clave para garantizar que los países con menos ingresos tengan acceso a la vacuna”. El debate está abierto estos días en la Organización Mundial del Comercio, tras una iniciativa de India y Sudáfrica -respaldada por más de un centenar de países- que exigen que la vacuna sea considerada bien de interés público. 

Más en Sociedad