Los primeros cien días de mandato del presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, se han caracterizado por la lucha contra la vieja guardia, el populismo y la búsqueda de nuevas estrategias para rebajar las tensiones con Rusia

Zelenski cumple 100 días en el poder entre el populismo y el reto de Rusia

photo_camera AFP/GENYA SAVILOV - El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky


"En las redes sociales adopta el estilo de Donald Trump; al dirigirse a la gente se convierte en un hombre del pueblo similar al bielorruso Alexandr Lukashenko, y cuando habla con los empresarios utiliza el registro del francés Emmanuel Macron", explicó a Efe el politólogo ucraniano Vladímir Fesenko.

 Zelenski, que desbancó a Petró Poroshenko en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 21 de abril y fue investido el 20 de mayo, se desmarca de sus predecesores con un nuevo estilo de hacer política, tanto dentro como fuera de casa.

 “Si de algo le beneficia su carrera como actor es su capacidad camaleónica para asumir diferentes roles”, comentó Fesenko.



Pese a su imagen amable, el líder ucraniano ha demostrado mano firme desde su llegada al poder, ya que en su discurso de investidura anunció la disolución del Legislativo e invitó al Gobierno a presentar su dimisión en pleno.



En lo que ha sido una de sus apuestas personales, Zelenski espera culminar de forma inminente el canje de prisioneros entre Ucrania y Rusia, incluidos los 24 marineros ucranianos apresados en el mar Negro por guardacostas rusos el pasado noviembre. 

El Kremlin ha confirmado que Moscú y Kiev se encuentran en la fase final de las negociaciones para el intercambio. La liberación de los marineros supondría el primer resultado tangible de la gestión de Zelenski.



Mientras, su principal objetivo es el fin de la guerra en el este separatista y prorruso del país, para lo que Zelenski demanda la reanudación de las negociaciones de paz en el formato de Normandía: Ucrania, Rusia, Alemania y Francia.

 De hecho, Macron anunció en la última jornada de la cumbre del G7 en Biarritz que dichas negociaciones se reanudarán en septiembre.

“La devolución de Crimea, el cese de las hostilidades en el Donbás y la liberación de más de cien prisioneros políticos y marineros ucranianos retenidos por el Kremlin serán una señal muy seria para el mundo de que Rusia está lista para volver a ocupar su lugar en la agenda de la alta diplomacia”, manifestó el mandatario ucraniano.



En sus viajes a Bruselas y Berlín, Zelenski no dudó en afirmar que Rusia es un agresor militar que no respeta la soberanía de Ucrania. También dijo que Ucrania percibe su futuro dentro de la comunidad europea y en el contexto de la estructura de seguridad de la OTAN.

 De momento, el presidente ucraniano ha obtenido el respaldo de la Unión Europea. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, propuso invitar a Ucrania a la próxima cumbre del G7, pero cerró la puerta de forma rotunda al eventual regreso de Rusia al grupo, como sugiere el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.



El pasado fin de semana, durante las celebraciones del Día de la Independencia del país, Zelenski volvió a desmarcarse del estilo de sus predecesores y prescindió del tradicional desfile militar en favor de una marcha por los caídos y la unidad en Ucrania. El presidente felicitó a los ucranianos por el 28º aniversario de la independencia con un discurso populista. “Hablando ucraniano y ruso, sin importar la edad, el sexo o la religión, debemos ser un solo pueblo. Debemos seguir adelante, construir el país juntos, hacer lo imposible juntos”, dijo.



De acuerdo con Fesenko, no ha habido tiempo suficiente aún para que el presidente obtenga resultados rápidos. “Ahora mismo está viviendo una especie de luna de miel. Pero como en cualquier relación, la fase del romance pasará pronto”, opina el politólogo.



Una de las principales críticas a su mandato es la falta de equipo definido. El primer ministro aún no ha sido nombrado, mientras nuevas caras inundan el Parlamento ucraniano.

 La victoria de su partido, El Servidor del Pueblo, ha supuesto la llegada al Parlamento de numerosos periodistas, deportistas, representantes del mundo del espectáculo y profesionales de la cultura sin previa experiencia política. El 75% de sus diputados, 254 para ser exactos, nunca habían ocupado un escaño en la Rada Suprema.

Las antiguas élites políticas se resisten al cambio generacional y critican la falta de un plan concreto para abordar su prometida reforma judicial a gran escala, la reducción de tarifas comunales y el coste de la vida o la digitalización del sector público.

Su estilo poco ortodoxo también se hace notar en su relación con la prensa. A la vez que usa las redes sociales como principal vía de comunicación, apenas concede entrevistas ni ruedas de prensa.

“A pesar de que la gente aún le muestra su apoyo, los grandes cambios y las pruebas de fuego están aún por llegar”, augura Fesenko.

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