Francia sostiene que el mal tiempo fue la causa del accidente aéreo en el norte de Malí

Redacción Atalayar
Foto: Sede de la compañía aérea española  Swiftair  en Madrid. 
 
Francia sostiene  la hipótesis de las malas condiciones meteorológicas como causa del accidente de un avión MD83  de la compañía española Swiftair fletado por Air Algérie para cubrir la ruta entre Uagadugú, capital de Burkina Faso, y Argel. El siniestro ocurrió  a unos 80 kilómetros al sudeste de Gossi, en el norte de Malí y cerca de la frontera con Burkina Faso. Las 116 personas que iban a bordo del aparato murieron en el accidente. La tripulación estaba compuesta por seis españoles, dos pilotos y cuatro miembros  de cabina de pasajeros, de origen madrileño, vasco y mallorquín. Las autoridades francesas descartaron que el accidente tuviera un origen terrorista. En un primer momento, se barajó esa hipótesis, porque el avión se estrelló en una región donde actúan diversos grupos terroristas como Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI). El ministro galo de Interior, Bernard Cazeneuve, estimó que “la hipótesis más probable” es que el avión se viera afectado por las malas condiciones meteorológicas que se daban cuando  entró en el espacio aéreo de Malí. La razón es que, momentos antes de que se perdiera el contacto con el vuelo Uagadugú-Argel, la tripulación señaló que iba a cambiar de ruta por la situación meteorológica. El Gobierno argelino también descartó implícitamente la responsabilidad de los grupos armados que operan en la zona. Su ministro de Asuntos Exteriores, Ramtane Lamamra, explicó  que fue “uno de esos movimientos” armados el primero en encontrar restos del avión y dar la voz de alarma. El presidente francés, François Hollande, anunció este viernes lo que ya se temía, que “no hay ningún superviviente”. En una breve declaración, Hollande indicó que los equipos de salvamento habían  encontrado la caja negra del aparato, que fue  enviada a la ciudad de Gao, en el norte de Malí. También la compañía  Swiftair informó desde Madrid del hallazgo de los restos de la aeronave en Malí sin supervivientes y aseguró que, por el momento, es demasiado pronto para hablar sobre las causas del accidente. Alrededor de un centenar de militares franceses desplegados en Malí  se dirigieron a la zona donde están los restos del aparato siniestrado, que, según dijo el presidente francés, están concentrados en un espacio limitado. 
 
“Todo está calcinado”
El Gobierno maliense también desplegó militares en la zona. Fuentes de la seguridad maliense dijeron a la agencia  EFE que en el lugar de los hechos “todo está calcinado”,  mientras que responsables de los servicios de rescate argelinos, también presentes en el lugar, dijeron a la agencia APS que los restos “están totalmente desintegrados”. El jefe del Estado galo,  que presidió una reunión de crisis con los principales miembros de su Gobierno implicados en la gestión de esta catástrofe, dijo compartir “el dolor de las familias de los ocupantes del aparato”, y señaló que este sábado los familiares de las 51 víctimas francesas serán recibidos en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. “Todos mis pensamientos van a las víctimas, a las familias”, afirmó Hollande. Además de militares,  Francia envió al lugar donde se estrelló el aparato  especialistas del BEA, un organismo estatal  encargado de las investigaciones de accidentes aeronáuticos, así como gendarmes de la división del transporte aéreo. El secretario de Estado de Transportes de Francia, Frédéric Cuvillier, había señalado que a la vista de que los restos se han encontrado “concentrados”, la aeronave “se podría haber desintegrado en tierra”,  lo que significa  que no explotó en vuelo. Cuvillier dijo que, con esos elementos, se descartan algunas hipótesis, “en particular” la del ataque terrorista con un misil.
 
Una compañía seria
Las autoridades francesas también salieron en defensa de la compañía española Swiftair, a la que calificaron de empresa “seria, con lo que por ahora no hay ninguna razón para acusar a los pilotos”. En este sentido, Cuvillier recordó que el avión de Swiftair había sido objeto de un control por parte de la Dirección General de la Aviación Civil francesa el pasado martes en Marsella, con ocasión de una escala, y que se le había hecho una inspección más en profundidad hace menos de un mes. Además, el ministro argelino de Exteriores  defendió el estado del avión, al subrayar que los exámenes a los que se sometió  fueron “conforme a las exigencias” en el sector. Además de los 51 pasajeros franceses muertos, viajaban en el avión 24 ciudadanos de Burkina Faso, ocho libaneses, seis argelinos, cinco canadienses, cuatro alemanes y dos luxemburgueses, y pasajeros procedentes de Chile, Malí, Bélgica, Nigeria, Camerún, Egipto, Ucrania, Rumanía y Suiza. En cuanto a la tripulación española, distintas fuentes confirmaron las identidades de sus miembros dados por muertos: Agustín Comerón, piloto, e Isabel Gost, primer oficial, ambos residentes en Mallorca; el donostiarra Raúl Montero y los madrileños Miguel Ángel Rueda y Federico Cárdernas, todos ellos tripulantes de cabina. La identidad del sexto tripulante no había  sido confirmada el viernes por la tarde.
 
Participación española
La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció que un avión de transporte C295 de las Fuerzas Armadas españolas se disponía a participar en las tareas de rescate de los restos de las víctimas fallecidas en el siniestro. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, explicó que el Gobierno ofreció esta aeronave, que está destacada en Dakar, la capital de Senegal, así como otro avión Hércules que España tiene en Libreville (Gabón), al Ejecutivo francés en una conversación mantenida con su colega, Jean-Yves Le Drian. Finalmente, Francia sólo pidió el avión C295. El Ministerio de Defensa indicó en un comunicado que el avión del destacamento español  en Dakar se trasladaba  a Bamako, la capital de Malí,  para realizar tareas de transporte de personal y material entre esta ciudad y la región de Gao.
 

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