La justicia iraní anuncia que se han producido detenciones por el derribo del avión en medio de una oleada de ira y protestas de los iraníes en los últimos días por el incidente del pasado miércoles algo que Donald Trump intenta aprovechar

Las manifestaciones contra el régimen se instalan en Irán

photo_camera Una mujer asiste a una vigilia con velas, en memoria de las víctimas del Boeing 737 de Ukraine International Airlines, en Teherán el 11 de enero de 2020 - PHOTO/ MONA HOOBEHFEKR/AFP

Tan solo unos pocos días después del baño de nacionalismo vivido en las calles por el funeral del poderoso comandante Qassem Soleimaní, elevado a mártir en Irán, tras su asesinato, las protestas contra el régimen iraní desde hace cuatro jornadas no cesan. El país ha experimentado en la última semana una baño de masas en homenaje a una figura clave del régimen seguida por una crisis nacional que ilustra un desafecto popular que permuta en distintas direcciones ya que surgen de una variedad de fuentes: los precios del petróleo, el poder del régimen, las limitaciones sociales, el deseo de cambio o las dificultades económicas, entre otros. 

Con el deseo de intentar aplacar la tensión social, la justicia iraní aseguró el martes haber efectuado varias detenciones relacionadas con el derribo del avión ucraniano del pasado miércoles 8. El portavoz del Poder Judicial, Gholamhosein Esmaili, explicó en una comparecencia de prensa que se han llevado a cabo "investigaciones exhaustivas y algunos individuos han sido detenidos", sin dar más detalles. La reacción iraní al derribo llega tarde y esos dos días le puede salir caro al régimen. Por su parte, el presidente iraní, Hasán Rohaní, llamó hoy a formar "un tribunal especial con un juez de alto rango y decenas de expertos" para investigar este caso. "Este no es un caso normal y el mundo entero lo seguirá en nuestro tribunal", afirmó el presidente, quien agregó que "no se puede culpar a un solo individuo" de la tragedia.

Esta nueva ola de protestas surge como una muestra de indignación del pueblo iraní por haber sido mentidos durante 48 horas acerca del supuesto error humano que hizo que un misil fuera disparado por error contra el Boeing 737 de Ukraine International Airlines (UIA), causando la muerte de sus 176 ocupantes, una gran mayoría compatriotas iraníes, y los aparentes intentos de altos funcionarios de Irán de encubrir la causa del accidente. Las recientes protestas populares han impulsado de nuevo la frustración popular que se ilustró con las manifestaciones sociales que se produjeron en las calles del país el pasado otoño primero contra la subida de los precios del combustible y posteriormente contra el gobierno. Algunos, incluso, lo llaman el ‘momento Chernobyl’ de Irán, una metáfora para preguntarse si esto podría ser el principio del fin del régimen actual por las similitudes a como las autoridades respondieron ante los accidentes. 

El desencanto popular tiene al régimen bajo mucha presión tanto a nivel nacional como internacional. Por un lado, porque las protestas representan el hartazgo de la sociedad hacia el orden institucional que se intensifica por la represión de las autoridades y, por otro, porque sirve para que la comunidad internacional sea expuesta a ese desencanto y excusa para que los países apliquen más presión sobre Irán a través de sanciones que ahogan a la economía iraní u otras formas de presión.

El masivo funeral de Soleimani parece quedar en el lejano recuerdo y hoy la Guardia Revolucionaria es acusada de utilizar una represión desmedida. Algunos dicen que las protestas no son más populares debido al miedo a la represión. Al régimen se le acusa de la muerte de al menos 304 personas y miles de detenciones, según Amnistía Internacional, en las manifestaciones de noviembre pasado por el aumento del precio de la gasolina. Y el temor es que ese número se incremente con la nueva campaña de protestas. 

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El jefe de la Policía de Teherán, Hosein Rahimí, aseguró el lunes que se ha ordenado a los agentes "ejercer moderación" frente a las últimas protestas contra el sistema. Un gran despliegue de antidisturbios trató de impedir el lunes las manifestaciones en la capital, pero los ciudadanos lograron realizar varias concentraciones de rechazo, tanto en la plaza Azadí de la capital como en algunas universidades, según Efe. Uno de los asistentes a la protesta de ayer en Teherán explicó a Efe que al menos en su zona los antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos, pero no usaron armas de fuego. "El clérigo se tiene que ir", en alusión al sistema teocrático del país, y "Guardia Revolucionaria inútil, autora del asesinato de la nación" fueron algunos de los lemas coreados por los participantes en la protesta en Azadí.

Tras la muerte de Soleimani, las protestas populares es el asunto con el que Trump cree que puede meter más presión al régimen, más allá de las sanciones, y lo hace en el sofá de la Casa Banca y a través de su medio de comunicación por excelencia, Twitter. En los últimos días Donald Trump ha twitteado repetidamente en apoyo de los manifestantes antigubernamentales en Irán e incluso ha llegado a publicar comentarios en farsi. 
Su abrazo al pueblo iraní, en contraposición al mensaje iraní de culpar a Estados Unidos y occidente por todos los males en el país, puede provocar al pueblo iraní y al electorado estadounidense. La nueva postura respecto a las protestas en Irán de la Administración Trump varía respecto a sus predecesores, quienes temían que un apoyo tan abierto pudiera resultar contraproducente y que podría ayudar a los de línea dura en la República Islámica y alimentar a las fuerzas anti-estadounidenses.

“Cuando el pueblo iraní está molesto con su gobierno por haber mentido descaradamente sobre el derribo de un avión, [Trump] debería haber tomado el camino más fácil y enviar sus condolencias a las familias", dijo Jon Alterman, director del Programa de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés). "Al aparentar que se trata de él, deslegitima a los manifestantes y permite que el gobierno presente las protestas como un complot de Estados Unidos", añadió para la agencia AP. 

“Su compromiso con el pueblo iraní es cínico y parcial en el mejor de los casos. Desde enero de 2017, impuso una prohibición de viaje a todos los iraníes que vienen a los EEUU y se ha resistido obstinadamente a los llamamientos, incluso de sus propios partidarios, para levantarla. Qué señal enviaría el hacerlo ahora, pero no lo hace”, aseguraba en su Twitter Dan Shapiro, diplomático estadounidense. 

El régimen ha recibido un duro golpe por la muerte de su número dos y la sociedad iraní está dividida por la secuencia de eventos que agitan el país en los últimos meses. Pueden convertirse en determinantes para el futuro del régimen y el orden en la zona. Sin duda el presidente Trump intentará sacar rédito de ello ya sea causando mayor polarización o como apoyos para su campaña electoral. 

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