El mariscal Jalifa Haftar, contrario a los intereses de Erdogan, viaja a Atenas en vísperas de la conferencia de Berlín

La rivalidad entre Grecia y Turquía también se plasma en Libia

photo_camera REUTERS/COSTAS BALTASAR - La reunión bilateral entre Jalifa Haftar y Kyriakos Mitsotakis ha estado envuelta en bastante secretismo

Grecia se sitúa en el centro de las conversaciones acerca de la paz en Libia. El líder rebelde Jalifa Haftar, que encabeza el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) ha viajado por sorpresa a Atenas para reunirse con las autoridades del país heleno. A solo dos días de la cumbre de Berlín donde se discutirán posibles vías para un alto el fuego permanente, un hipotético acercamiento del mariscal a Grecia ha hecho saltar las alarmas en la esfera internacional.

Pocas horas después de recibir en Bengasi al ministro de Asuntos Exteriores alemán Heiko Maas, Haftar se ha reunido con el jefe de la diplomacia griega Nikos Dendias. El titular de Exteriores heleno ha conminado al mariscal a unirse a la conferencia del domingo con un “espíritu constructivo”. Igualmente, ha lamentado que su país, que tiene importantes intereses en el Mediterráneo oriental, no haya sido invitado a la cita, aunque confía en que Alemania represente adecuadamente los intereses europeos. 

Dendias ha añadido que Grecia está preparada para contribuir a la transformación de Libia en un estado moderno y democrático. Haftar no ha hecho declaraciones, pero el ministro ha afirmado que ambos se habían mostrado de acuerdo en los principales puntos que se han tratado.

Después del diálogo con el ministro, Haftar ha acudido a la plaza Sintagma para mantener una conversación con el jefe de Gobierno Kyriakos Mitsotakis en su despacho del Parlamento. Sin embargo, no han trascendido detalles del diálogo entre los dos líderes. 

El ministro de Asuntos Exteriores de Grecia, Nikos Dendias, recibe a Jalifa Haftar, en Atenas
Las tensiones entre Grecia y Turquía se trasladan a Libia

El acercamiento de Atenas al poder establecido en Tobruk es, cuanto menos, significativo. Con el movimiento efectuado por el Ejecutivo heleno, la rivalidad que mantienen Grecia y Turquía, que, hasta el momento, se había mantenido en un plano bilateral, escala hasta situarse a un nivel más complejo. La guerra abierta en Libia podría pasar a vehicular el conflicto de intereses entre los dos países mediterráneos, con Chipre también en la ecuación.

¿Por qué? Grecia y Chipre vienen denunciando, desde hace meses, el acuerdo al que llegaron Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, y Fayez Sarraj, presidente del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) libio reconocido por Naciones Unidas, en virtud del cual se establece un corredor marítimo entre las costas libias y turcas. Merced a ese pacto, las compañías extractivas del país euroasiático tendrían un acceso privilegiado a las reservas de gas libias.

El acercamiento griego a Haftar se interpreta como una respuesta al apoyo de Erdogan a Sarraj

Grecia y Chipre, entre otros países, han declarado que el acuerdo es nulo y carece de fuerza legal, pues está en desacuerdo con las normas de derecho internacional. La situación se ha mantenido, en las últimas semanas, en un clima de calma tensa. No obstante, este movimiento puede añadir más leña al fuego: puesto que Turquía es el principal aliado sobre el terreno de Sarraj, Grecia está estrechando sus lazos con Haftar, rival de Sarraj en los combates en suelo libio.

Si la influencia griega sobre el bando de Haftar termina de asentarse, la rivalidad entre Grecia y Turquía, históricamente larvada, se manifestará de una manera muy patente, puede que la más clara en casi medio siglo, desde la invasión de Chipre y el establecimiento de la llamada República Turca del Norte de Chipre. Del mismo modo, el conflicto en el país norteafricano pasará a tener otra arista más en su ya complicado desarrollo que, enfrentará directamente a dos Estados parte de la OTAN.

Las crecientes diferencias entre Atenas y Ankara también se plasman en las alianzas con las grandes potencias de ambos países. Mientras que Turquía se ha acercado a Moscú en diversas materias, como el suministro energético -gasoducto TurkStream- y la defensa -adquisición de misiles tierra aire S-400-, Atenas ha reforzado sus lazos con Estados Unidos, con la compra de cazas F35, e Israel, con el compromiso para la construcción del gasoducto EastMed.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan
Incertidumbre de cara al domingo

Parece claro que, sin un acuerdo acerca del reparto de las zonas económicas exclusivas en el Mediterráneo oriental, la crisis libia no se resolverá. Queda por ver si Grecia tendrá voz en esa negociación. Su influencia en los foros multilaterales está, por el momento, bajo mínimos, puesto que no ha sido invitada a la conferencia de Berlín del domingo. El Ejecutivo griego ya ha adelantado que no aceptará cualquier disposición que no tenga en cuenta sus intereses marítimos. Mitsotakis ha advertido de que ejercitará su derecho de veto como Estado miembro de la Unión Europea.

El temor a que la deriva de Atenas ponga en peligro una eventual salida negociada al conflicto ha llegado hasta otros países. El secretismo que ha envuelto al repentino viaje de Haftar, además, ha acentuado las especulaciones. El ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergei Lavrov ha pedido que se mantenga la frágil tregua momentánea que impera en el país. “Es importante mantener el armisticio en Libia y participaremos en la conferencia de Berlín”, ha anunciado el ministro. El propio Kremlin ha confirmado sus palabras. En un comunicado, la Administración rusa ha asegurado que Vladimir Putin, que viene de solventar una crisis de gobierno en casa, acudirá el domingo a la capital alemana.

El foro que se celebrará a finales de esta semana tendrá como objetivo que tanto Sarraj como Haftar se comprometan a abrazar un alto el fuego duradero para Libia, que permita la estabilización del país y la llegada segura de ayuda humanitaria. Ambas partes habían convenido un borrador en la reunión de Moscú de principios de esta semana, pero el mariscal abandonó la ronda de negociaciones después de haber pedido tiempo para considerar la oferta. Actualmente, las fuerzas afines del GNA resisten en los bastiones de Trípoli y Misrata el avance desde el este de LNA.

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