La conferencia para la paz no consigue cerrar aún un alto el fuego permanente. Las esperanzas están puestas en el comité militar 5+5, que se reunirá en las próximas semanas

Berlín no resuelve el rompecabezas libio, pero frena la escalada internacional

photo_camera PHOTO/ Bundesregierung/Guido Bergmann/Handout via REUTERS - Vista general de la cumbre de Libia en Berlín, Alemania, 19 de enero de 2020

Ni en Moscú ni en Berlín. La capital alemana ha sido, este domingo, el centro de la política internacional. Ha acogido la esperada cumbre multilateral que buscaba poner coto a la guerra civil que atraviesa Libia. Como ocurrió a principios de semana en la ronda de negociaciones de Moscú, tampoco ha sido posible en esta ocasión llegar a un acuerdo sólido para que se establezca un alto el fuego permanente en el país norteafricano. La buena noticia es que todas las partes que han formado parte de la negociación se han mostrado favorables a desescalar el conflicto y evitar, así, que tenga una dimensión internacional. 

A lo largo de los últimos meses, Libia ha sido el escenario de los combates entre las tropas afines al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) de Fayez Sarraj, reconocido por Naciones Unidas y apoyado por Turquía, y las unidades del Ejército Nacional Libio (LNA), comandado por el mariscal Jalifa Haftar, a quien respaldan, entre otros, Rusia, Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Francia.

Foto de familia de la conferencia que ha tenido lugar en la capital alemana para encauzar el conflicto en Libia

Por el momento, el GNA mantiene posiciones en Trípoli y Misrata, al oeste del país, ante el avance del LNA, que intensificó su campaña a partir del pasado mes de abril. En los últimos días, el conflicto se encontraba en punto muerto. El pasado día 12, fue decretado un alto el fuego provisional, pero, en la práctica, no ha sido respetado por ninguno de los bandos, incluso el mismo día de la cumbre. 

El foro de este domingo había sido convocado, precisamente, con la intención de que tanto Sarraj como Haftar se comprometiesen a extender esa tregua, de modo que se diese una oportunidad a la estabilización del país, a la llegada ordenada y segura de ayuda humanitaria y al inicio de un proceso de paz más amplio en el seno de las Naciones Unidas. 

Emmanuel Macron se reúne con Jalifa Haftar antes del comienzo de la cumbre. El mandatario francés ha llamado a la no intervención de potencias extranjeras
Participantes de renombre

La expectación ha sido máxima durante todo el día. Se han seguido con atención las diferentes reuniones informales que han acaecido en las horas previas a la conferencia, hasta llegar a la mesa final, presidida por la canciller Angela Merkel y el secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres. Han tomado parte en el foro rostros conocidos de la esfera política mundial: Recep Tayyip Erdogan, Vladimir Putin, Boris Johnson, Emmanuel Macron, Giuseppe Conte, Abdelfatah Al-Sisi…

Asimismo, han asistido segundos espadas como Mike Pompeo, Sergei Lavrov o Heiko Maas y representantes de alto nivel de organizaciones internacionales como la Unión Europea -Ursula von der Leyen, Josep Borrell y Charles Michel-, la Liga Árabe y la Unión Africana.

Los dos hombres fuertes de Libia también han acudido a Berlín, pero no han dialogado directamente entre ellos, en buena medida debido al enconamiento de sus posiciones. Sarraj y Haftar tampoco han participado tampoco de la conferencia en sí misma, sino que sus intereses han sido representados por sus aliados. Es difícil, por tanto, determinar en qué medida los vinculan las obligaciones adquiridas.

El secretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo camina con el presidente ruso Vladimir Putin durante la cumbre de Libia en Berlín
Contenido esperanzador

¿Qué es, entonces, lo que se puede sacar en limpio del encuentro? Merkel y Guterres han sido los encargados de resumir el contenido de las conversaciones en una rueda de prensa ofrecida al cierre del foro. Para empezar, ambos se han felicitado de que todos los actores que han participado en la conferencia hayan coincidido en que no existe una solución militar al conflicto libio

Los participantes se han comprometido a respetar el embargo de armas decretado por la ONU”, ha declarado la política alemana, que ha añadido que los participantes han acordado no ofrecer apoyo ni a Sarraj ni a Haftar en el futuro. Merkel ha insistido en estas ideas varias veces a lo largo de su discurso. No obstante, ha reconocido que no se ha previsto, ‘a priori’, un programa de sanciones de forma inmediata en caso de que algún actor incumpla el compromiso.

Angela Merkel, flanqueada por Josep Borrell y el ministro alemán de Asuntos Exteriores Heiko Maas (izq.) y por Antonio Guterres y Ghassan Salame, representante especial de Naciones Unidas para Libia

Guterres, por su parte, ha incidido en que ha de respetarse la débil tregua que continúa en vigor y devolver los combates al proceso político. Igualmente, ha animado al comité militar 5+5, que ha de reunir a cinco representantes tanto del GNA como del LNA, a trabajar para conseguir un alto el fuego genuino. Dicho comité estará dispuesto para comenzar las negociaciones en el curso de las próximas semanas. Por tanto, habrá que esperar para ver un armisticio definitivo en Libia de forma oficial.

En la rueda de prensa, también han participado el ministro de Asuntos Exteriores teutón Heiko Maas y el representante especial del secretario general de la ONU Ghassan Salame. Este último ha recalcado que este domingo ha sido “un gran día” y ha definido a la conferencia como un “impulso para seguir trabajando” en la dirección de la salida dialogada al conflicto en el marco de Naciones Unidas. 

La canciller alemana Angela Merkel y Antonio Guterres han ejercido como anfitriones. Josep Borrell ha sido uno de los representantes de la Unión Europea presentes en la reunión

En la ronda de preguntas posterior, a Guterres y Merkel se les ha preguntado por las recientes brechas de la tregua que se han producido por parte de ambos bandos y sobre la decisión del mariscal Haftar de suspender las exportaciones de petróleo -lo que supone la reducción a la mitad de las ventas de crudo del país. La canciller ha explicado que es un asunto que aún debe ser tratado, pero que ambas partes están dispuestas a “trabajar en una solución para levantar el bloqueo sobre los puertos”.

Guterres ha insistido en que el propósito principal de la cumbre, que, según él, era contener la escalada internacional del conflicto, se ha logrado. De hecho, en los momentos previos a la reunión, Guterres había alertado del riesgo que supone el conflicto libio como posible generador de una escalada de tensión más amplia a nivel regional en toda la zona de Oriente Próximo y el Norte de África. 

El presidente egipcio Abdelfatah al-Sisi (izquierda) y el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune conversan antes de posar para una foto de familia
Evitar una nueva Siria

En la medida en que los compromisos formulados en la conferencia se cumplan, se aliviará una situación que amenazaba con escapar fuera de control. La reciente intervención turca en apoyo al Gobierno de Trípoli, vehiculada a través tanto de tropas como de mercenarios sirios afines, había abierto una dimensión internacional en el conflicto. Dicho de otro modo, Libia estaba pasando a convertirse en una guerra ‘proxy’ similar a la de Siria, donde los combatientes representan poderes externos superiores; una deriva que, en principio, ha sido corregida y sobre la que habían advertido este mismo domingo Al-Sisi, Pompeo y Macron. 

No obstante, queda por ver cómo se trasladará a la realidad el pacto alcanzado este domingo. En teoría, el embargo de armas ya estaba rigiendo y muchos países han seguido armando a los militantes libios. Nada asegura que, en el futuro cercano, esta circunstancia vaya a cambiar. Además, los temores a la injerencia están fundados: en Libia, se calcula que hay más de un billón de dólares en contratos para la reconstrucción del país. Además, el litoral oriental, ahora mismo bajo control del rebelde Haftar, contiene jugosas reservas de gas. 

La conferencia ha pasado también de puntillas sobre este espinoso asunto. Ahora mismo, es Ankara la que se encuentra en una mejor posición para aprovecharse de ellos, en virtud del memorando de entendimiento que firmaron Erdogan y Sarraj el pasado mes de noviembre para crear un corredor marítimo entre las costas de los dos países. Se trata de un pacto que contraviene los intereses griegos y chipriotas.

En Libia, tanto Vladimir Putin como Emmanuel Macron se han mostrado más partidarios de apoyar a Jalifa Haftar. El italiano Giuseppe Conte ha mantenido encuentros tanto con el mariscal como con Fayez Sarraj
Antecedentes complicados, incertidumbre futura

Con este complicado panorama, la consecución de grandes compromisos no se antojaba nada fácil. A pesar de las buenas palabras de la mayoría de las voces implicadas, los acontecimientos que se han venido sucediendo en los últimos días no auguraban un desenlace demasiado satisfactorio de la reunión. 

A principios de la semana pasada, Sarraj y Haftar acudieron a una ronda de negociaciones celebrada en Moscú, con Rusia y Turquía como actores interpuestos. Los equipos habían llegado incluso a redactar un borrador de acuerdo para la tregua permanente. Sarraj lo firmó, pero Haftar no. En un primer momento, adujo que necesitaba tiempo para considerar la propuesta; sin embargo, abandonó la capital rusa al día siguiente sin estampar su rúbrica. No fue la única muestra de comportamiento errático del general. El pasado viernes, acudió a una reunión en Atenas con el primer ministro Kyriakos Mitsotakis (no invitado a la cumbre) que estuvo rodeada de secretismo.

Rusia y Turquía han defendido intereses opuestos en el conflicto libio. No obstante, ya han emprendido iniciativas anteriormente para lograr unas conversaciones de paz

A pesar de todo lo anterior, la conferencia de Berlín no ha sido estéril, al menos sobre el papel. Cabe la posibilidad de que, en las próximas semanas, el comité militar 5+5 pueda decidir sobre nuevos avances que supongan una paz definitiva. Así lo ha expresado Guterres, siempre que la tregua se respete y se consiga un alto el fuego efectivo y que pueda ser monitorizado. Dos interrogantes de difícil respuesta.

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