Con las tropas rusas marchando hacia el interior de Ucrania, los paralelismos con Taiwán son inevitables, pero la invasión China es poco factible o deseada

Taiwán no es Ucrania: la invasión de Formosa no es hoy más factible que ayer

En el argot geopolítico, la expresión «cisne negro» se emplea para referirse a un acontecimiento inesperado e impredecible que tiene un impacto duradero a gran escala. Por su parte, un «rinoceronte gris» es un acontecimiento anticipado, de consecuencias demoledoras, pero que solo se materializa o adquiere una dimensión creíble tras una serie prolongada de advertencias.

En este sentido, el estallido de una guerra abierta en Europa —encarnada en la invasión directa de un Estado soberano por parte de otro— era a todas luces un «cisne negro» hasta mediados de la década pasada. Pero, con la anexión de Crimea y el enquistamiento del conflicto en el Donbás, la idea de que Moscú se decantara por lanzar un ataque directo contra Ucrania se fue tornando más plausible. ¿Sucede lo mismo con Taiwán?

Por tentador que pueda resultar ante la tensión del momento, establecer un paralelismo entre Ucrania y Taiwán no sería acertado. Los dos casos no son en absoluto extrapolables ni similares en sus líneas de planteamiento estratégico o político. Pese a la retórica de Pekín y las continuas maniobras en aguas del Estrecho, no hay visos de que la República Popular de China (RPC) vaya a ultimar un ataque a Formosa. Ello se debe a numerosos factores, que van desde la simple inviabilidad del proyecto en el futuro inmediato hasta el nulo interés de Pekín por acometer una operación militar.

Álex Santafé - Blindados Tipo-63 del PLA asaltando una playa

Fortaleza flotante y pesadilla logística: Taiwán no es Ucrania

El portavoz del Ejecutivo taiwanés, Lo Ping-Cheng, solicitó el pasado 28 de febrero abstenerse de trazar paralelismos entre el caso taiwanés y el ucraniano, valorando que cualquier comparación suponía caer en la estrategia de «guerra cognitiva» que Pekín despliega para «minar la moral taiwanesa»1. Por su parte, el portavoz de Exteriores de la RPC, Wang Wenbin, criticó la «actitud alarmista» de los políticos de Taipéi y de los medios occidentales, asegurando que las maniobras de la Armada Popular estaban programadas desde hacía meses. Al ser preguntado por la desafortunada elección del momento para hacer el anuncio, Wang afirmó con rotundidad: «Taiwán no es Ucrania»2.

Y, ciertamente, no lo es. Con un PIB de 785 billones de dólares3, Taiwán es una de las veinte mayores economías del planeta. Consagrado como uno de los principales centros tecnológicos del mundo, posee una relevancia estratégica y económica superior a la de Ucrania. Es el octavo socio comercial de EE. UU.4 por volumen total de intercambios (Ucrania es el 67.º) y está, además, mejor preparado para resistir una agresión.

A comienzos del presente año su presupuesto anual de defensa rondaba los 16.300 millones de dólares, a los cuales se sumará un gasto adicional en cinco años de otros 8.700, destinados a la adquisición de drones, minas marinas inteligentes, sistemas de artillería de alta movilidad HIMARS, carros de combate M-1 Abrams y cien sistemas de misiles guiados de tipo Harpoon5. Estos elementos se integrarán como parte del revestimiento de la actual política nacional de defensa, conocida como «Fortress Taiwan», apadrinada por la actual presidenta, Tsai Ing-Wen, y por la anterior administración norteamericana. Mediante la misma, Taipéi viene reduciendo su número de tropas terrestres6, realizando una mayor inversión en el aumento de las capacidades de reacción y combate de la Fuerza Aérea y la Marina.

Es probable que tales esfuerzos palidezcan en comparación con los 230.200 millones que destina actualmente la RPC7, pero la reforma acometida por las Fuerzas Armadas taiwanesas tiene el claro fin de adaptarlas a sus necesidades reales, así como de ayudar a sus efectivos a potenciar las ventajas tácticas que la geografía les procura. En caso de ser atacados, los soldados taiwaneses saben que librarían sus batallas más cruciales en el mar y en el aire.

taiwan

A diferencia de Ucrania, que comparte más de 2.000 km de frontera con Rusia, Taiwán (o Formosa) está separada de la China continental por 130 km de mar. Desde su capital, en Taipéi, sus autoridades gobiernan los últimos vestigios de la República de China, encarnados en un centenar de islas y atolones, repartidos por los mares de la China Meridional y Oriental. Fuertemente militarizadas, sus guarniciones están equipadas con sistemas de radar, buques de reacción rápida, baterías de artillería y misiles guiados. En sí, constituyen su muralla externa de protección y su principal sistema de alerta temprana.

Una flota invasora que zarpara desde el continente tendría que sortear estos obstáculos y atravesar el estrecho de Formosa, una de las vías de agua más monitorizadas y transitadas del globo. La travesía duraría, al menos, dos o tres días desde la mayoría de puntos de partida, y los buques estarían al alcance de los misiles guiados y submarinos de los defensores desde el momento en que salieran del puerto.

Además, la propia Taiwán reúne unas condiciones geográficas que la hacen especialmente difícil de asaltar. Con una superficie de 35.808 km2 (algo mayor que Bélgica), tiene una longitud norte-sur de 394 km y este-oeste de 144 km en su punto más ancho. Cubierta por montañas en sus dos tercios orientales, más del 90 % de sus 24 millones de habitantes se concentran en las llanuras del tercio occidental y del extremo norte. Posee un terreno singularmente escarpado. Sus cordilleras albergan 164 picos que superan los 3.000 m de altura, haciendo que las nubes traídas por las corrientes oceánicas queden atrapadas en su litoral y lo cubran de nubes bajas durante buena parte del año. Es golpeada por tifones de manera continua entre julio y octubre y, al estar asentada sobre el Anillo de Fuego del Pacífico, también sufre seísmos de manera habitual. Por si fuera poco, apenas dispone de catorce playas que puedan ser empleadas para un asalto anfibio, y todas ellas están rodeadas por acantilados, colinas o núcleos urbanos densamente poblados.

Como ejemplo de los impedimentos que se deben afrontar, basta señalar que durante la Segunda Guerra Mundial el mando aliado sopesó la invasión de Formosa. El proyecto, denominado operación Causeway, calculó entonces necesarios 500.000 hombres y una flota de más de 1.600 naves para asaltar y ocupar la ínsula, guarnecida por apenas 30.000 defensores. La opción fue desestimada en favor de sendos asaltos sobre Okinawa y Luzón, que se consideraban más fáciles de tomar8. En el caso de Okinawa, la Armada norteamericana movilizó una flota de más de 2.000 buques (incluyendo veintidós portaviones), 450.000 soldados y 2,4 millones de toneladas de suministros para su primera oleada9. La armada de la RPC dispone hoy de apenas dos portaviones y setenta buques anfibios.

Inventario de misiles guiados producidos localmente en Taiwán

Los manuales de guerra terrestre de la mayoría de ejércitos del mundo consideran necesaria una superioridad numérica de 3 a 1 para que una fuerza invasora logre prevalecer sobre su enemigo en un asalto convencional. Tal proporción aumenta a un 5 a 1 en caso de librarse la contienda en un terreno adverso. Si tenemos en cuenta que las   Fuerzas   Armadas   taiwanesas   mantienen   un   personal   activo   de   unos 220.000 efectivos —y que sus leyes de emergencia nacional permitirían a Taipéi duplicar dicho número en cuestión de semanas—, una fuerza agresora necesitaría entre 400.000 y 1,2 millones de soldados para acometer la campaña con cierto margen de éxito. Sin embargo, la situación podría complicarse con rapidez. En Taiwán el servicio militar es obligatorio para todos los hombres entre las edades de 18 y 36 años, y tiene una duración de entre cuatro y doce meses según el caso. Este modelo, introducido en la pasada década, deja atrás el inicial, sobre la base del cual los hombres entre 18 y 28 años servían por dos años. Una vez licenciados, los reclutas pasan a formar parte de las fuerzas de reserva durante ocho años más. Como resultado, en la actualidad se estima que el territorio dispone de, al menos, dos millones de reservistas10, una cifra similar al total de tropas en activo de la República Popular11.
En el poco probable caso de que Pekín optara por una invasión convencional, debería acumular tropas, vehículos y pertrechos (incluyendo víveres, municiones, suministros médicos y combustible) en las costas de Zhejiang, Fujian y Guangdong durante meses. Hacerlo en secreto sería imposible y daría tiempo a que un contingente aliado se desplegara en Taiwán a modo de disuasión.

Igualmente, Taiwán no dispone de infraestructuras ni de reservas alimentarias suficientes como para abastecer a una fuerza invasora tan grande, con lo cual todo el avituallamiento de la misma debería apoyarse, inicialmente, desde el mar. Uno de los primeros objetivos para los atacantes sería neutralizar la fuerza aérea taiwanesa, las defensas antiaéreas de las diferentes islas y sus sistemas de misiles guiados en los primeros dos días de operaciones. Solo así se podrían asegurar varios aeródromos para facilitar parte del abastecimiento por vía aérea.

Doce de las catorce playas aptas están en la costa occidental y en el extremo norte, donde las aguas son poco profundas y la bajada de la marea a menudo convierte varios tramos de litoral en lodazales durante horas - Foreign Policy.

El peor escenario posible: un día D poco probable

A pesar de la poca viabilidad de la empresa, Pekín siempre se ha negado de manera sistemática a rehusar la opción militar como última medida. Ello obliga a contemplar el ataque como un escenario plausible, que presenta dos interrogantes principales: ¿Cómo sería tal invasión?; y, de darse, ¿cumpliría Washington realmente sus promesas?

Por descontado, la principal baza de Taipéi es su condición de aliado de pro de los EE. UU. A finales de 2021 el presidente norteamericano, Joe Biden, afirmó que Washington intervendrá en caso de que Taiwán sea atacada12. No obstante, las sucesivas Administraciones estadounidenses jamás han sido explícitas a la hora de expresar bajo qué circunstancias ni de qué manera intervendrían. Tampoco han especificado qué tipo de estrategias, distintas a una invasión o a un acto flagrante de agresión, podrían ser tipificadas como «ataque». He ahí el peligro real para el territorio.

En un artículo que publiqué en este mismo think tank en abril de 2017, afirmé: «Atrás quedaron los días en los que Taiwán era una fortaleza inexpugnable. La defensa de la isla, sin apoyo foráneo, es a día de hoy una quimera imposible»13. Pese a la extraordinaria preparación de las Fuerzas Armadas taiwanesas, esta afirmación, por desgracia, sigue siendo válida en un contexto concreto: el del compromiso táctico. Desde la caducidad del Tratado Sino-Americano de Defensa Conjunta14 y la entrada en vigor de la Taiwan Relations Act15, EE. UU. ha llevado a cabo una política de «ambigüedad estratégica» que, en los últimos años, ha exasperado a Taipéi. Washington es firme a la hora de manifestar su deseo de ayudar al territorio a defenderse y le viene suministrando las herramientas necesarias de manera ininterrumpida. Sin embargo, nunca ha englobado a Taiwán en un marco de seguridad conciso que garantice a sus autoridades que las tropas norteamericanas acudirán, realmente, en su auxilio.

La primera década y media del presente siglo estuvo marcada por el pesimismo al respecto. Con la atención de las Administraciones Bush y Obama centrada en Oriente Medio y Afganistán, Washington adoptó una política de contención dirigida a no agraviar a la RPC. Pekín aprovechó la coyuntura para iniciar una carrera armamentística sin precedentes, potenció sus capacidades de guerra asimétrica y maniobró para aislar a Taiwán aún más en la arena diplomática16. Ante esta situación, el exjefe del Gabinete Nacional de Seguridad taiwanés, Su Chi, llegó a manifestar en varias ocasiones que, en caso de ser atacados, Taiwán no debía de esperar ayuda alguna por parte de EE. UU., y afirmó que Washington carecía de la capacidad y de la voluntad para hacerlo17.

La lógica y la previsión obligan, por tanto, a considerar todos los escenarios posibles. De darse la situación, las Fuerzas Armadas taiwanesas tienen capacidad suficiente para evitar la llegada de una fuerza agresora a la isla principal o para repeler varias oleadas de desembarco. Pero, si los efectivos terrestres del PLA lograran poner pie en Formosa antes de que se desplegara en ella un contingente aliado, es probable que los defensores tuvieran que acabar combatiendo en solitario.

Las probabilidades de que esto suceda son muy reducidas, por no decir nulas. En las tres Crisis del Estrecho (1954, 1958 y 1996) la Séptima Flota norteamericana18, acantonada en el puerto japonés de Yokosuka, se desplegó con rapidez para evitar un ataque directo a Taiwán. Además, el 75 % de los 52.000 soldados estadounidenses estacionados en Japón están acuartelados en Okinawa, a menos de 600 km al noreste. Mientras que al PLA le llevaría semanas preparar la fuerza invasora y días transportarla de un lado del Estrecho al otro, Washington podría movilizar una fuerza simbólica de 3.000 soldados en un día y enviarlos a Taipéi en un puente aéreo de una hora, que no encontraría oposición alguna. A ellos podrían sumarse refuerzos en cuestión de días, incluyendo efectivos de la nueva alianza AUKUS e incluso de la JSDF19,20.

Incursiones de aeronaves del PLAF en la ZIAT entre septiembre de 2020 y octubre de 2021

El principal temor es que el PLA pudiera aprovechar la realización de unas maniobras como tapadera para lanzar las dos primeras fases de una invasión o, al menos, para ocupar algunos de los archipiélagos periféricos21. En este sentido, las advertencias a lo largo del último año han sido múltiples. En la primera quincena de octubre de 2021, los aviones de la RPC penetraron en la ZIAT22 un total de 159 veces23, registrándose 56 incursiones en un solo día24. Por ello, el Comando del Indo-Pacífico de EE. UU. (USINDOPACOM) 25 centra su estrategia en minimizar riesgos y «cerrar ventanas», pero, para lograrlo, en última instancia será primordial desplegar tropas en la isla en ese umbral de tiempo en el que la crisis ya haya cobrado forma sin haber mutado aún en conflicto.

Dadas las capacidades del PLA, para el USINDOPACOM, el peor de los escenarios posibles supondría, en su primera fase, un ataque coordinado entre aviación y misiles guiados que dejara a oscuras buena parte del territorio taiwanés. A lo largo del último año, las continuas intrusiones de aeronaves de la Fuerza Aérea de la República Popular

China (PLAF)26 han aportado a Pekín información sólida sobre la capacidad de reacción de su adversario. Al mismo tiempo, una oleada de ataques informáticos trataría de causar estragos en las infraestructuras vitales, redes eléctricas y sistemas de comunicación. En medio de la confusión, una fuerza aerotransportada podría lanzarse sobre varias islas, acometiendo operaciones de sabotaje junto con unidades previamente desplegadas en secreto27. Sin fuerzas extranjeras sobre el terreno, el músculo naval del PLA trataría entonces de rodear Formosa y bloquear la llegada de cualquier tipo de buque a sus puertos, al tiempo que la PLAF intentaría neutralizar la fuerza aérea taiwanesa. Solo entonces se podría lanzar una operación de desembarco simultánea en varias cabezas de playa, que, previsiblemente, encontraría una resistencia enconada y podría ser fácilmente bloqueada o retenida mediante la voladura de puentes.

El proyecto sería costoso, llevaría días y su éxito no estaría en absoluto asegurado, pero, de lograrse, Taiwán podría quedar aislado. Si las fuerzas atacantes tomaran o neutralizaran los puertos de Formosa y aseguraran las cabezas de playa más importantes, los aliados de Taipéi tendrían complicado enviar suministros a los defensores. No obstante, para que esta situación pudiera llegar a darse sería necesaria una concatenación de errores de inteligencia, previsión y planteamiento sin precedentes; e incluso con ellos sobre la mesa, el PLA tendría un margen de tiempo muy reducido para lograr sus objetivos antes de que un contingente aliado pudiera intervenir en defensa de la isla principal.

Además, a diferencia de la debacle ucraniana, que aún ofrece diversas posibilidades de «éxito» para Rusia29, un fracaso en la campaña por tomar Formosa no ofrecería ningún tipo de salida honrosa para Pekín; especialmente si se golpeasen objetivos en la propia RPC durante las hostilidades o si EE. UU. entrara en el conflicto (algo más que probable). La empresa de tomar Formosa parece hoy incluso menos asumible que hace seis años, siendo un proyecto costoso, extremadamente arriesgado y en el que Pekín tendría mucho que perder y poco que ganar.

Tabla comparativa de las fuerzas armadas de la RPC y Taiwán

La crisis plausible

En la actualidad, el PLAN29 no dispone de los medios necesarios para acometer una campaña semejante. Sin embargo, ello no debe invitar al optimismo. Desde 2010 la Armada es la principal destinataria de los presupuestos de defensa de un Pekín que planea tener seis grupos de combate aeronaval para 203530. En 2021 pasó a convertirse en la marina de guerra más grande del mundo, con un total estimado de 355 naves en activo31. La infantería de marina está, igualmente, mejorando sus capacidades de operatividad anfibia, y ha aumentado su número de tropas de 20.000 a 100.000 en menos de diez años. El PLAN podría contar con 460 buques para finales de esta década32, unos números que harían innecesaria una invasión. Pekín estaría en condiciones de llevar a cabo un bloqueo efectivo de la isla que obligara a Taipéi a negociar en términos favorables a sus intereses, llegado el caso.

De esta forma, la geografía, una de las grandes ventajas de las que Taiwán dispone respecto a Ucrania, pasaría a convertirse en un agravante. Un bloqueo naval no causaría bajas mortales ni daños a las infraestructuras, y podría reducir el margen de reacción de EE. UU. Además, la actual estrategia de defensa taiwanesa no está diseñada para hacer frente a un cerco prolongado, sino para afrontar un ataque directo33.

Sin embargo, un bloqueo sería tremendamente costoso, consumiría multitud de recursos y necesitaría de meses —si no años— para comenzar a dar resultados. Taiwán podría ser aprovisionada por vía aérea de diversas formas y la comunidad internacional reaccionaría de manera negativa.

Ucrania arroja varias lecciones valiosas en este último sentido. Las sanciones impuestas por la comunidad internacional contra Rusia aportan información sobre cómo podrían responder los demás Estados a un acto de beligerancia por parte de Pekín. De hecho, ya desde comienzos de 2020, numerosos analistas vienen sopesando de qué manera se podría sancionar a la RPC y golpear el comercio internacional del país en caso de que sus líderes optaran por la baza armada 34,35.

Eliminando ambigüedades

La manera específica en la que Washington responda a una crisis potencial dependerá de la manera en la que esta se produzca y desarrolle. Ello se debe a que los EE. UU. mantienen una serie de intereses diversos (y divergentes) en la región, los cuales van desde disuadir a la RPC de lanzar un ataque hasta preservar unas relaciones «fluidas» con Pekín. Todo ello pasa por desaconsejar a Taipéi la realización de una declaración oficial de independencia que pudiera generar una escalada en las tensiones.

Este último punto, por poco satisfactorio que pudiera resultar para un amplio sector social de la isla, parece ser uno de los pilares centrales que garantizan, por el momento, el blindaje de Taiwán. No obstante, si dicho proyecto debe ser apuntalado, tarde o temprano, Washington habrá de englobar su defensa en un acuerdo de seguridad regional colectiva que incluya a Japón, Corea del Sur y la alianza AUKUS.

Con diferencia, la Administración Trump es la que más se ha prodigado en gestos a la hora de despejar dudas en lo concerniente a la determinación americana por defender el territorio. Durante su presidencia las ventas de equipo militar a Taiwán aumentaron de manera notable y, en noviembre de 2020, varias docenas de marines realizaron maniobras en la isla36. Es más, mediante la aprobación de la TAIPEI Act37 (2020), EE. UU. se volcó en favorecer una participación más activa de Taiwán en la comunidad internacional sin hacer efectivo un cambio de estatus. La estrategia, naturalmente, fue condenada por Pekín, pero ha tenido eco entre los principales socios de Washington. A lo largo de los últimos tres años hemos visto buques de guerra de Francia38, Alemania39, el Reino Unido40, Canadá y Australia surcar el Estrecho, e incluso participar en maniobras conjuntas con las armadas de EE. UU. y Japón en aguas próximas41. El actual equipo de Biden ha mantenido la continuidad en la agenda, duplicando el número de observadores militares estadounidenses sobre el terreno42 y haciendo gestos de acercamiento claro a las autoridades taiwanesas43.

La invasión convencional no es el escenario que Pekín desea

El Partido Comunista Chino (PCCh) está convencido de que la reunificación pacífica sigue siendo posible y es cuestión de tiempo, y es igualmente consciente de que los costes de un conflicto superarían con creces los beneficios derivados de la anexión.

A mediados de marzo, en una entrevista con la CNN, el embajador de la RPC en Washington, Qin Gang, afirmó que «el futuro de Taiwán solo depende del desarrollo pacífico de las relaciones entre ambos lados del Estrecho»44.

Y es que, si Taiwán no es Ucrania, la RPC tampoco es Rusia. Para un país que trata de ocupar una posición central en el nuevo orden mundial buscando transmitir una imagen de responsabilidad, comportarse de manera temeraria no es una opción. Agredir y ocupar un territorio sobre el que se ha construido y consolidado un sistema democrático sería devastador para sus intereses. Causaría una reacción internacional sin precedentes y dinamitaría la imagen de «potencia pacífica» que lleva intentando labrarse desde hace cuatro décadas. Además, causar daños a las infraestructuras de un territorio que desea anexionarse y bajas entre una población a la que pretende absorber sería contraproducente. La opción militar en la cuestión taiwanesa es aludida como último recurso, y solo en caso de que las autoridades de Taipéi hicieran algún movimiento claro e irreversible que las llevara a lograr una separación plena de China. Proyectar tal acción como una amenaza de invasión convencional es una estrategia más destinada a satisfacer ansias nacionalistas que a resolver un problema real de índole estratégica. Al fin y al cabo, la RPC no necesita realmente a Taiwán y, hasta la fecha, se ha beneficiado mucho de sus relaciones comerciales con la isla.

El principal interés de Pekín, por el momento, parece estar centrado en hacer a la economía taiwanesa dependiente del flujo de capitales chino. Pese a los esfuerzos de Taipéi por diversificar sus canales comerciales, en 2021 el valor de los intercambios entre ambos superó los 166.000 millones de dólares45. La RPC y el territorio autónomo de Hong Kong son, con un 42,3 % del total, los principales destinos de las exportaciones taiwanesas46. También fueron el origen del 23,5 % de sus importaciones47.

Un conflicto bélico sería devastador para los intereses económicos de ambas partes. Desde la década de los ochenta, numerosas empresas taiwanesas han deslocalizado buena parte de su producción a fábricas en el continente, mientras que la RPC sigue siendo dependiente en parte de Taiwán a la hora de procurarse componentes de alta tecnología. En caso de conflicto, Taiwán sufriría complicaciones a la hora de abastecerse de materias primas, mientras que la RPC perdería su acceso a varias industrias vitales, como la de los semiconductores (el 95 % de los cuales son producidos por empresas taiwanesas y surcoreanas).

La situación aconseja cautela y estabilidad, especialmente con el enquistamiento en el continente de la crisis de la COVID y la saturación de las cadenas de suministro. Lo mismo sucede en el terreno político. Tras lograr la reforma constitucional que elimina el límite de mandatos en la presidencia (2018), Xi Jinping deberá someterse a un nuevo voto de confianza el próximo otoño, cuando el 20.º Congreso del PCCh decida si le reafirma o no en el poder por otro quinquenio.

Manifestación en apoyo de Ucrania en el centro de Taipéi. Taiwán se unió a la lista de Estados que impusieron sanciones a Rusia, suspendiendo todo intercambio comercial con el país

Conclusiones

El único paralelismo real entre el caso ucraniano y el taiwanés es el miedo compartido entre dos sociedades democráticas a ser absorbidas por un vecino autoritario, mucho más grande y militarmente más fuerte. La invasión rusa de Ucrania no significa que la posibilidad de un ataque a Taiwán haya aumentado, y menos aún que lo haya hecho hasta tornarse un riesgo inminente. Las relaciones entre la República Popular y Taiwán siguen su propia lógica y hoja de ruta, independientemente de lo que suceda en Europa.

Es cierto, no obstante, que en un mundo cada vez más interconectado resulta difícil separar de manera drástica una región de otra. Pese a que Pekín no ha respaldado de forma alguna la acción rusa en Ucrania, la singular relación entre Xi Jinping y Vladímir Putin suscita el temor de que la abundancia de capitales de la RPC y de recursos de Rusia puedan terminar aunándose en esfuerzos para apuntalar los proyectos de ambos líderes a medio plazo.

Por el momento, la principal repercusión del conflicto en Europa para Taiwán es que ha servido para mejorar su situación estratégica, volviendo a poner de relieve su singular statu quo. En un gesto poco habitual entre los líderes occidentales, el premier británico, Boris Johnson, aludió al territorio de manera directa pocos días antes de la invasión, afirmando que «la inacción de Occidente ante una agresión a Ucrania representa una amenaza directa para la seguridad de Taiwán»48. Invocar de manera explícita a Formosa ha dejado de ser tabú. 

Para que la RPC, en última instancia, se decantara por atacar Taiwán, tendría que reunir dos condiciones sobre la mesa: en primer lugar, lograr una inversión de poderes en el Pacífico Occidental que garantizara a Pekín que EE. UU. no intervendría en defensa de la isla y, en segundo, tener una situación política y social, tanto en Taiwán como en la propia RPC, que la empujara y permitiera acometer el proyecto con un margen de error aceptable.

Ninguna de las dos cosas parece plausible en el futuro inmediato. El PCCh sabe que Taiwán es más valioso para Washington en su agenda global de lo que lo pueda ser Ucrania. Pero, incluso con Washington fuera de la ecuación, el PLA no entra en combate desde 1979 y, frente a él, tendría a unas Fuerzas Armadas taiwanesas que están ahora mejor preparadas para resistir que nunca.

Ignacio M. García-Galán
Historiador y analista especializado en Asia-Pacífico

 

1 REUTERS. «Taiwan says inappropriate to link its situation to Ukraine’s». 28 de febrero de 2022. Disponible en: https://www.reuters.com/world/china/taiwan-says-inappropriate-link-its-situation-ukraines-2022-02-28

2 En una repetición de lo que había declarado cuatro días antes (REUTERS. «China says Taiwan is “not Ukraine” as island raises alert level». 23 de febrero de 2022. Disponible en: https://www.reuters.com/world/asia-pacific/taiwan- says-must-raise-alertness-over-ukraine-crisis-2022-02-23/).

3 Seis veces mayor que el ucraniano (STATISTA. «Taiwan: Gross domestic product (GDP) in current prices from 1986 to 2026». 2022. Disponible en: https://www.statista.com/statistics/727589/gross-domestic-product-gdp-in-taiwan/).

4 FOREIGN TRADE. «Top Trading Partners - February 2022», United States Census Bureau. Disponible en: https://www.census.gov/foreign-trade/statistics/highlights/toppartners.html

5 CHEUNG, Eric y CHANG, Wayne. «Russia’s invasion of Ukraine sparks concern in Taiwan over readiness for conflict with China», CNN. 17 de marzo de 2022. Disponible en: https://edition.cnn.com/2022/03/17/asia/taiwan-military- reservists-china-fears-intl-hnk/index.html

6 Renovando su material.

7 GREVATT, Jon y MACDONALD, Andrew. «China increases 2022 defence budget by 7.1 %», Janes. 7 de marzo de 2022. Disponible en: https://www.janes.com/defence-news/news-detail/china-increases-2022-defence-budget-by-71

8 TOLL, Ian. Twilight of the Gods: War in the Western Pacific, 1944-45. W. W. Norton & Co., 2020, pp. 90-94.
9 HEGINBOTHAM, Eric y ODELL, Rachel E. «Strait of crisis? Debating Beijing’s threat to Taiwan», Foreign Affairs.
Septiembre/octubre de 2021, p. 217.

10 CHUNG, Jake y WU, Su-Wei. «Relax rules to boost reservist numbers: lawmakers», Taipei Times. 27 de febrero de 2022. Disponible en: https://www.taipeitimes.com/News/taiwan/archives/2022/02/27/2003773863
11 Estimadas en unos 2,2 millones (INTERNATIONAL INSTITUTE FOR STRATEGIC STUDIES. The Military Balance 2021. 2021, p. 249).

12 SANGER, David E. «Biden Said the U.S. Would Protect Taiwan. But It’s Not That Clear-Cut», The New York Times.
22 de octubre de 2021. Disponible en: https://www.nytimes.com/2021/10/22/us/politics/biden-taiwan-defense- china.html
13 GARCÍA-GALÁN, Ignacio M. «Las Fuerzas Armadas de Taiwán y el programa nuclear de Taipéi» (Documento de Opinión,    46).    IEEE,    28    de    abril    de    2017,    p.    14.    Disponible    en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO46- 2017_Taiwan_transicion_Taipei_I.GarciaGalan.pdf
14 Suscrito entre el Gobierno de la República de China —ya sito en Taiwán— y los EE. UU., garantizaba la defensa militar norteamericana de la isla en caso de un ataque por parte de la RPC. Estuvo vigente entre 1955 y 1979.
15 Aprobada tras el cambio diplomático de 1979, Washington reconoce la existencia de una sola China, pero mantiene la asistencia militar a Taiwán sin comprometerse de manera explícita a defenderla directamente. Texto íntegro en inglés disponible en: https://www.ait.org.tw/our-relationship/policy-history/key-u-s-foreign-policy-documents- region/taiwan-relations-act/
16 De la treintena de países que reconocían a Taiwán a comienzos del presente siglo, hoy apenas quedan catorce.
17 WU, Dee. «The KMT’s Defense Policy: Toward a Symmetric Posture», The Diplomat. 1 de abril de 2022. Disponible en: https://thediplomat.com/2022/04/the-kmts-defense-policy-toward-a-symmetric-posture/
18 Actualmente cuenta con 70 navíos (incluyendo el portaviones USS Ronald Reagan – CVN-76) y 150 aeronaves.
19 Japanese Self-Defence Force o Fuerzas de Autodefensa de Japón. La aprobación de las Leyes de Defensa Colectiva (verano de 2015) permiten ahora a Tokio desplegar efectivos armados en suelo extranjero si es para asistir a un aliado que haga frente a una amenaza común.
20 HAROLD, Scott W. y MORI, Satoru. «A Taiwan Contingency and Japan’s Counterstrike Debate», The Diplomat. 22
de julio de 2021. Disponible en: https://thediplomat.com/2021/07/a-taiwan-contingency-and-japans-counterstrike- debate/
21 Que son más vulnerables, y para así restar capacidad de reacción a las fuerzas de la isla principal.
22 Zona de identificación aérea de Taiwán.
23 DOYLE, Gerry, KATAKAM, Anand, BLANCHARD, Ben y HERNANDEZ, Marco. «The skies over the South China Sea». Reuters, 19 de octubre de 2021. Disponible en: https://graphics.reuters.com/TAIWAN-CHINA/byvrjrmgnve/
24 El 3 de octubre (Idem).
25 Por sus siglas en inglés, United States Indo-Pacific Command.
26 People’s Liberation Air Force o Fuerza Aérea de Liberación Popular.
27 Algo que hemos visto en Ucrania.
28 Tales como asegurar el Donbás y conectarlo por tierra con Crimea o incluso, en el peor de los casos, avanzar hasta Transnistria, tomando Odesa y arrebatando a Ucrania su salida al mar.
29 People’s Liberation Navy o Armada de Liberación Popular.
30 CHAN, Minnie. «China has proved it can build warships. It faces another challenge if it wants to catch up with the US», The Business Insider. 15 de mayo de 2021. Disponible en: https://www.businessinsider.com/china-challenged- to-build-balanced-to-compete-with-us-navy-2021-5
31 SHELBOURNE, Mallory. «China Has World’s Largest Navy with 355 Ships and Counting, Says Pentagon». U. S. Naval Institute, 3 de noviembre de 2021. Disponible en: https://news.usni.org/2021/11/03/china-has-worlds-largest- navy-with-355-ships-and-counting-says-pentagon
32 Idem.
33 El concepto de «fortaleza operativa» ha sido duramente criticado por sus escasos visos de iniciativa y flexibilidad. En palabras de Alexander Huang, antiguo jefe de gabinete del Kuomintang, «relega a Taiwán a un rol pasivo que, en el mejor de los casos, sólo podría retrasar/repeler una invasión, no poniendo ningún medio disuasorio sobre el terreno» (WU, Dee. Op. cit.).
34 CONDON, Christopher. «Yellen Says U.S. Would Use Sanctions If China Invaded Taiwan», Bloomberg. 6 de abril de 2022. Disponible en: https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-04-06/yellen-says-u-s-would-use-sanctions-if- china-invaded-taiwan
35 ZELIKOW, Philip y BLACKWILL, Robert D. The United States, China, and Taiwan: A Strategy to Prevent War.
Council on Foreign Relations, febrero de 2021. Disponible en: https://www.cfr.org/report/united-states-china-and- taiwan-strategy-prevent-war
36 El movimiento, más simbólico que práctico, suponía que un soldado de combate norteamericano pusiera pie en Taiwán por primera vez desde 1979 (EVERINGTON, Keoni. «Pentagon doubles number of US troops in Taiwan under Biden», Taiwan News. 24 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.taiwannews.com.tw/en/news/4355230).
37 La Taiwan Allies International Protection and Enhancement Initiative tiene el objetivo de fomentar la cooperación directa en varios ámbitos entre EE. UU. y Taiwán, animando a diversos Estados y organizaciones internacionales a fortalecer sus lazos con el territorio.
38 BENJAMIN, Jacob. «French Naval Activity in the South China Sea on the Rise», The Geopolitics. 7 de julio de 2021. Disponible en: https://thegeopolitics.com/french-naval-activity-in-the-south-china-sea-on-the-rise/
39 REUTERS. «First German warship in almost two decades enters South China Sea». 15 de diciembre de 2021. Disponible en: https://www.reuters.com/world/first-german-warship-almost-two-decades-enters-south-china-sea- 2021-12-15/
40 GARDNER, Frank. «China warns UK as carrier strike group approaches», BBC. 30 de julio de 2021. Disponible en: https://www.bbc.com/news/world-asia-58015367
41 Si bien el objetivo central de dichos buques fue manifestar el respaldo de sus Gobiernos a la doctrina «Free Open Indo-Pacific» y a la libre navegación en el mar de la China Meridional, el que estos navíos optaran por atravesar el Estrecho, en lugar de rodear Formosa, envía un mensaje claro.
42 EVERINGTON, Keoni. Op. cit.
43 El jefe de la Oficina Económica y Cultural de Taiwán en Washington, Hsiao Bi-Kim, asistió a la toma de posesión de Biden el pasado enero, siendo el primer diplomático taiwanés en asistir a una desde 1979.
44 CHEUNG, Eric y CHANG, Wayne. Op. cit.
45 GOVERNMENT PORTAL OF THE REPUBLIC OF CHINA (TAIWAN). «Cross-Strait Relations». Disponible en: https://www.taiwan.gov.tw/content_6.php
46 ING. «Are Taiwan exports moving away from mainland China to the US?». 8 de marzo de 2022. Disponible en: https://think.ing.com/snaps/are-taiwan-exports-moving-away-from-mainland-china-to-us
47 Por un valor de 82.460 millones de dólares (STATISTA. «Value of goods imports in Taiwan in 2021, by exporting country or region». 2022. Disponible en: https://www.statista.com/statistics/324642/taiwan-import-partners-by- country/).
48 MILLIKEN, David. «UK sees threat to Taiwan if West does not support Ukraine». Reuters, 19 de febrero de 2022. Disponible en: https://www.reuters.com/world/uk/uk-pm-johnson-says-west-needs-solidarity-russia-2022-02-18/


 


 


 


 

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