Opinion

Análisis del faccionalismo en el Partido Comunista de China

photo_camera Xi Jinping

Si bien Xi Jinping se ha convertido en uno de los líderes más poderosos de la República Popular China, para analizar y entender las dinámicas internas del gigante asiático es preciso tener en cuenta la existencia de luchas en el seno del Partido. El PCCh no es un ente monolítico, está compuesto por facciones afines a diferentes corrientes ideológicas, económicas y políticas con visiones o intereses que pueden ser opuestos a los de la cúpula. El oficialismo y los medios estatales aseguran luchar contra las «camarillas y pandillas», pero el faccionalismo es una característica inherente al Partido desde su creación en 1921.

Introducción

Xi Jinping lleva desde 2012 aumentando su poder en el seno del Partido Comunista de China (PCCh) hasta alcanzar niveles nunca vistos desde la muerte de Deng Xiaoping. En 2016 el XVIII Comité Central aprobó en su sexto pleno elevar el estatus del dirigente chino al de «líder central». Un año después asumió un segundo mandato en el XIX Congreso Nacional y consiguió colocar a sus aliados más cercanos en los principales órganos de liderazgo, entre ellos el poderoso Politburó. En ese mismo conclave se incorporó en la constitución del Partido el «Pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era», algo que hasta entonces solo Mao Zedong había hecho. Xi Jinping continuó eliminando el límite de mandatos que caracterizaba el «liderazgo colectivo» establecido por el Pequeño Timonel y purgando a sus adversarios políticos.

En la actualidad, esos esfuerzos de consolidación del poder continúan. El pasado 10 de noviembre el XIX Comité Central aprobó en su sexto pleno la «Resolución sobre los importantes éxitos y las experiencias históricas del PCCh en su centenaria lucha»1, un documento que refuerza la posición de Xi como figura central y allana su camino para asumir un tercer mandato como máximo dirigente del Partido, el Estado y el Ejército en el XX Congreso Nacional que se celebrará a finales de 2022. Xi Jinping se ha convertido en el tercer mandatario chino en producir una resolución sobre la historia, después de Mao Zedong en 1945 y Deng Xiaoping en 1981, lo que eleva su figura al nivel de los dos líderes que más poder han tenido desde el surgimiento de la República Popular2.

No obstante, pese a que Xi es uno de los líderes más poderosos de la República Popular, para analizar y entender las dinámicas internas es preciso tener en cuenta la existencia de luchas en el seno del Partido. El PCCh no es un ente monolítico, está compuesto por facciones afines a diferentes corrientes ideológicas, económicas y políticas con visiones o intereses que pueden ser opuestos a los de la cúpula. El oficialismo y los medios estatales aseguran luchar contra las «camarillas y pandillas», pero el faccionalismo es una característica inherente al Partido desde su creación en 1921.

La evolución de la naturaleza de las facciones

La existencia de distintos bandos ha ido evolucionando desde el mandato de Mao Zedong. El Gran Timonel luchó contra las facciones rivales en un intento de acumular el mayor poder posible. Entre 1942 y 1943 el líder chino inició el Movimiento de Rectificación de Yan’an para purificar ideológicamente el Partido y expulsar a sus adversarios «contrarrevolucionarios»3. Durante el VIII Congreso Nacional del Pueblo, celebrado en 1966, Mao reconoció que «ninguna facción dentro del Partido es una noción increíblemente extraña». Precisamente ese mismo año empezó la Revolución Cultural para purgar a los «representantes de la burguesía que se habían colado en el Partido, el Gobierno, el Ejército y diversas esferas de la cultura». Mao quería poner fin a las luchas internas entre facciones y reafirmar su autoridad, seriamente debilitada debido a la fallida política del Gran Salto Adelante4. Durante la década que duró la Revolución Cultural fueron purgados numerosos altos funcionarios del Partido, como Peng Zhen, Luo Ruiqing, Lu Dingyi, Yang Shangkun o Deng Xiaoping5.

Con la llegada de este último al poder en la sombra a finales del siglo XX, las facciones entraron en una nueva dimensión al formalizarse e institucionalizarse. El Pequeño Timonel introdujo cambios estructurales para establecer un liderazgo colectivo, de tal forma que, en lugar de centrarse en una sola persona, fuese un conjunto de individuos el responsable de la toma de decisiones. El objetivo era, como indica Alice Miller, «establecer un sistema efectivo basado en controles y equilibrios entre la oligarquía de liderazgo contra los intentos de cualquier miembro individual, y especialmente por parte del secretario general del Partido, de afirmar el poder dominante sobre los demás»6.

Deng no quería reproducir los resultados del oscuro capítulo de la Revolución Cultural, que puso a China al borde del colapso, y pretendía evitar que se reviviera la lucha por acaparar el poder generada tras la muerte de Mao Zedong y que estuvo a punto de provocar una insurrección armada, organizada por la Banda de los Cuatro desde Shanghái7. Para ello, el mandatario chino estableció una serie de principios, normas y códigos que favorecían los equilibrios de poder: límite de mandatos para el presidente, edad de jubilación, sucesión ordenada, descentralización para otorgar más libertad a los órganos del Estado, celebración de reuniones periódicas de las instituciones del Partido o eliminación de la poderosa figura del presidente del Comité Central. Especialmente relevante es el documento «Algunos principios sobre la vida política en el Partido», aprobado en 1980, que establecía las bases para introducir el liderazgo colectivo, la democracia interna, la prohibición del culto a la personalidad y cierta libertad de crítica, pero siempre «adhiriéndose a los principios»8 del Partido.

En la «Resolución sobre ciertas cuestiones en la historia de nuestro partido desde la fundación de la República Popular China», publicada un año después, se señalaba explícitamente «la necesidad de defender el centralismo democrático y la dirección colectiva, oponerse al culto a la personalidad y promover la democracia dentro del Partido»9. Cabe mencionar que este documento tildó la Revolución Cultural como «responsable de las mayores pérdidas sufridas desde la fundación de la República Popular» y allanó el camino para introducir las reformas económicas de los años posteriores.

La democracia interna, por tanto, permitió la constitución formal de las facciones. No obstante, estos grupos políticos también son fruto de la necesidad de los altos funcionarios de mantener su legitimidad interna. Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping, los últimos máximos dirigentes que han gobernado China, no gozaban de credenciales militares para preservar su autoridad en el seno del Partido. No participaron, a diferencia de Mao y Deng, en la construcción de la República Popular durante la guerra civil contra las fuerzas del Kuomintang. En este contexto, forjar una red de clientelismo político mediante el nombramiento de protegidos en los niveles inferiores de la estructura del Partido y el Estado les permitía ganar el apoyo de los cuadros de aquel10.

Estos niveles inferiores, a su vez, buscaban vincularse con la élite burocrática en un intento de escalar posiciones y obtener protección. En este sentido, la teoría que señala la meritocracia como única fuente para obtener una promoción no se ajustaría completamente a la realidad11. Si bien el desempeño económico continúa siendo un índice importante para evaluar las capacidades de los funcionarios chinos, especialmente en los niveles inferiores, mostrar lealtad a la cúpula del PCCh y forjar vínculos con sus líderes es igual de importante12.

La estructura patrón-cliente así generada no involucra únicamente a los secretarios generales del PCCh. Como se ha mencionado, prácticamente todos los altos funcionarios buscan rodearse de gente de confianza para asegurar su legitimidad y poder. Por ejemplo, Zhou Yongkang, exministro de Seguridad Pública, promovió sistemáticamente a sus protegidos cuando fue nombrado secretario provincial del Partido en Sichuan, lo que le permitió «cierto grado de control sobre la provincia incluso después de su ascenso al Gobierno central»13.

Características de las facciones

Fruto de esa evolución en el seno del PCCh, se consolidaron tres grandes facciones: las elitistas, representadas por la Banda de Shanghái, de Jiang Zemin, y la Banda de Xi, del actual mandatario chino, y la populista, liderada por la Liga de la Juventud Comunista de China (CYL). Todas ellas comparten, en líneas generales, una serie de características comunes:

  • En primer lugar, tienen un líder que intenta establecer una red de patrocinio en los sistemas político, judicial, militar, estatal y de seguridad pública para asegurar su autoridad y el poder de la facción.
  • En segundo lugar, si bien defienden diferentes intereses o principios, intentan conseguir un equilibrio de poder para evitar luchas internas que lleven al debilitamiento del Partido. De hecho, las facciones actuales no se basan en corrientes ideológicas como ocurrió durante el mandato de Mao Zedong —factor que originó un juego de suma cero con múltiples luchas internas que pusieron al borde del colapso al Partido y al país—, sino en una competencia impulsada por intereses, pero siempre teniendo como principal objetivo mantener la supremacía del PCCh14. De esta forma, los nombramientos en puestos importantes de candidatos presentados por otro grupo se aceptan en aras de preservar la estabilidad interna15. Especialmente relevante fue el nombramiento de Xi Jinping como secretario general del PCCh en 2012. Su antecesor, Hu Jintao, quiso promover a Li Keqiang, actual primer ministro, pero finalmente tuvo que aceptar un puesto de menor relevancia para su protegido.
  • En tercer lugar, no solo compiten por el poder, también representan distintas agendas políticas según sus «distritos socioeconómicos y geográficos». Precisamente, para mantener esa red de patrocinio a nivel provincial o local, suelen intentar favorecer los intereses económicos de dichas regiones.
  • En cuarto lugar, intentan ser lo más opacas posible. Las posibles luchas internas y los intentos de consolidación del poder se producen de puertas para dentro y el público general no es conocedor directo de las dinámicas que involucran al Partido.
  • En quinto lugar, el poder de una facción se mide dependiendo de cuántos de sus miembros están en los principales órganos de poder16, como el Comité Permanente del Politburó, el Politburó, el Comité Central, la Comisión Militar Central, el Departamento de Organización, la Comisión Central de Asuntos Políticos y Jurídicos o la Comisión Central de Inspección Disciplinaria.
La Banda de Shanghái

La Banda de Shanghái está compuesta por políticos que han conseguido escalar posiciones gracias a los vínculos que han forjado con Jiang Zemin, secretario general del Partido entre 1989 y 2002. El antiguo máximo dirigente chino extendió su red de patrocinio cuando fue alcalde y secretario general del PCCh en la metrópoli, de aquí el nombre de la facción. Una gran parte son príncipes, esto es, hijos de la élite política o de altos mandos del Ejército Popular de Liberación durante la era maoísta. Huelga decir, no obstante, que este grupo está reduciéndose progresivamente, pues sus integrantes están a punto de alcanzar la edad de jubilación o han fallecido17.

La Banda de Shanghái, en líneas generales, se caracteriza por representar los intereses del sector empresarial, la clase media emergente y las provincias costeras mediante el fomento de reformas económicas. Jiang consideraba que, para evitar un destino similar al de la Unión Soviética, era imprescindible fortalecer la política de apertura orquestada por Deng Xiaoping, máxime cuando China se enfrentaba a las sanciones impuestas por Occidente por los sucesos de la plaza Tiananmén de 198918. Especialmente relevante fue la introducción en 2002 de la teoría de la «triple representatividad»19 en la constitución del PCCh, que permitió y legitimó la entrada de empresarios privados para alinear los intereses de las fuerzas capitalistas con los del Partido20.

Desde que asumió la Secretaría General, Jiang buscó fortalecer su base de poder en Shanghái favoreciendo los intereses económicos de la metrópoli y nombrando a sus protegidos en los puestos clave. En este sentido, hay dos claros indicadores. En primer lugar, entre 1990 y 2002, Shanghái recibió 2.000 millones de dólares más en subvenciones y préstamos estatales que la segunda ciudad que más se benefició de esas ayudas. Este favoritismo permitió un rápido crecimiento de la ciudad, hasta llegar a convertirse en uno de los centros financieros y comerciales más importantes del planeta, lo que, a su vez, reforzaba el poder de Jiang y su facción. En segundo lugar, Shanghái violó deliberadamente la regla que impide que los funcionarios trabajen en su región de origen para garantizar que los puestos más importantes de la ciudad se reservaran a los miembros más cercanos a la facción. Como menciona Richard McGregor, «Shanghái podía ver y observar los acontecimientos políticos más allá de la ciudad, pero el resto de China no podía ver el interior [de Shanghái]»21.

La Liga de la Juventud Comunista de China

En 2002 la Banda de Shanghái perdió peso en el seno del PCCh con la llegada al poder de Hu Jintao, líder de la Liga de la Juventud Comunista de China (CYL). Mayormente los miembros de esta facción se han labrado carreras profesionales en la Administración local o provincial y tienen experiencia en el Departamento de Organización del Partido, la propaganda o en asuntos legales.

La facción se caracteriza por aplicar medidas más populistas que favorecen a las zonas rurales y buscan reducir las enormes desigualdades existentes entre las regiones del país. De hecho, Hu Jintao fue quien esbozó el concepto de «sociedad armoniosa», que pretendía abordar los problemas estructurales para «poner a las personas primero» y brindarles «oportunidades plenas y justas para que se beneficien del desarrollo de la economía nacional»22 a través de mayores ayudas para los desempleados, la eliminación de los impuestos rurales o el impulso de la educación en zonas más desfavorecidas, entre otras medidas. Asimismo, Hu Jintao estableció el conocido como «enfoque general» con el objetivo de impulsar el desarrollo en cinco ámbitos: economía, política, cultura, sociedad y ecología23. Por otro lado, la CYL también destaca por tener tintes más liberales —con características chinas— que la facción de Shanghái24. Un claro ejemplo es Li Keqiang, actual primer ministro, que fue descrito por su amigo Wang Juntao como un «idealista, de mente abierta, incisivo y ansioso por ver el cambio en China»25.

No obstante, las medidas populistas chocaban frontalmente con el laissez faire que dominaba la estrategia de Jiang Zemin. Hu Jintao y sus aliados querían poner freno al gasto descontrolado y concentrado en las zonas costeras, lo que afectaba a los intereses de la clase elitista del país. En Shanghái, por ejemplo, se suspendieron o cancelaron proyectos de construcción valorados en 48.000 millones de dólares. Esta divergencia pudo verse reflejada en la purga de Chen Liangyu, aliado de Jiang Zemin y antiguo secretario general del PCCh en Shanghái, después de que denunciara en una reunión del Politburó que las nuevas políticas tendrían un efecto negativo en la economía nacional. Chen fue sentenciado en 2008 a dieciocho años de prisión por abuso de poder y por la aceptación de más de 300.000 dólares en sobornos.
Si bien la expulsión de Chen del Partido supuso una gran victoria para Hu, este último no consiguió consolidar su poder hasta los últimos años de su segundo mandato. La Banda de Shanghái todavía ejercía una fuerte influencia en el PCCh por tres motivos principales: Jiang Zemin no dejó la presidencia hasta 2003 y la jefatura del Comité Militar Central (CMC) hasta 2004, amplió el Comité Permanente del Politburó de siete a nueve asientos para poder incluir a sus protegidos Huang Ju y Jia Qinglin y colocó a sus aliados más cercanos en el Politburó26, uno de los órganos más importantes del Partido.

La Banda de Xi

Dado el creciente poder que Xi Jinping ha acumulado desde que se convirtió en el máximo dirigente chino en 2012, numerosos académicos especializados en la política interna del gigante asiático señalan que este ha creado su propia facción en el PCCh27. Jiang Zemin respaldó y auspició su candidatura para suceder a Hu Jintao con el objetivo de evitar un nuevo mandato de un integrante de la Liga de la Juventud Comunista, y porque veía en Xi a un líder más manejable28 que podría garantizar los intereses de la Banda de Shanghái. Sin embargo, Xi Jinping no solo ha conseguido forjar una red patrón- cliente en todo el sistema chino, sino que también ha debilitado el poder de las dos facciones que hasta la fecha habían dominado las dinámicas del Partido.

Xi, asimismo, ha conseguido crearse una imagen dual29: por un lado, como príncipe, debido a las credenciales de su padre, Xi Zhongxun, y a su carrera en las zonas costeras del país; por otro, como populista, pues durante su juventud fue obligado a trabajar en el campo y lo distingue una característica ambición de luchar contra la pobreza extrema y las desigualdades nacionales. En este contexto, el mandato de Xi se caracteriza por el intento de asegurar la supremacía del Partido mediante la recentralización, la recuperación del culto a la personalidad que caracterizó los años de Mao Zedong y la elaboración de una política exterior mucho más ambiciosa. En líneas generales, el líder chino ha conseguido acumular poder mediante tres formas principales:

  • Iniciando una campaña contra la corrupción. Si bien es cierto que la corrupción, los sobornos, el abuso de poder o la malversación son una lacra que pone en peligro la legitimidad y la estabilidad del Partido, Xi ha utilizado esta estrategia como una herramienta política para purgar a sus adversarios. Ejemplos significativos son Sun Zhengcai y Bo Xilai, de la Banda de Shanghái, o Zhou Yongkang, Ling Jihua o Guo Boxiong, de la Liga de la Juventud Comunista. El aparato judicial y de seguridad nacional ha sido objeto de numerosas investigaciones en los últimos años, dada la desconfianza de Xi hacia estos órganos —hasta la fecha repletos de aliados de Jiang Zemin— y la importancia que revisten para asegurar su tercer mandato. Así, entre febrero y julio de 2020 más de 178.000 funcionarios fueron investigados, castigados y obligados a ser «absolutamente leales, puros y confiables». El caso más reciente es el de Sun Lijun, ex viceministro de Seguridad Pública, acusado de tener «ambiciones políticas desmesuradas».
  • Reforzando la ideología del Partido. En este sentido, la «Resolución sobre los importantes éxitos y las experiencias históricas del PCCh en su centenaria lucha», aprobada el pasado 10 de noviembre, exige a los «cuadros dirigentes» que «permanezcan fieles al Partido, lo obedezcan y cumplan sus responsabilidades» para evitar el resurgimiento de «problemas como la falta de rigor en la autodisciplina». No respetar la disciplina suele ser una acusación habitual para expulsar a aquellos que no son suficientemente leales al «núcleo» del Partido y a su ideología.
  • Nombrando en los puestos de liderazgo a sus protegidos. Un ejemplo significativo es el Politburó: entre 2012 y 2017 Xi Jinping solo había conseguido colocar a cinco aliados entre los veinticinco miembros que forman este poderoso órgano. En el Congreso Nacional del PCCh de 2017 el número de aliados aumentó a quince30. Xi también domina los grupos pequeños de liderazgo — organismos que supervisan la implementación de las políticas adoptadas por la élite burocrática— y ha modificado reglas internas del Partido como el «liderazgo colectivo» o el límite de mandatos en la presidencia.
Conclusiones

Con el fin de analizar y comprender las dinámicas internas de China, es imprescindible tener presente que el PCCh no es un ente monolítico. En su seno se integran facciones conformadas en torno a corrientes ideológicas, económicas y políticas con visiones o intereses que pueden ser opuestos a los de la cúpula. En la actualidad existen tres facciones principales: las elitistas, encabezadas por la Banda de Shanghái y la Banda de Xi, y la populista, liderada por la Liga de la Juventud Comunista de China. Cabe mencionar que, pese a las diferencias que puedan tener, estos grupos siempre buscan garantizar el mismo objetivo: preservar la supremacía del Partido y conseguir que el gigante asiático se convierta en una gran potencia en el sistema internacional.

Ander Sierra Ortiz, miembro de Descifrando la Guerra

@andersierra_

Bibliografía:

1 OBSERVATORIO DE LA POLÍTICA CHINA. «Resolución del Comité Central sobre los importantes éxitos y las experiencias históricas del Partido en su centenaria lucha». 16 de noviembre de 2021. Disponible en: https://politica- china.org/secciones/resolucion-del-comite-central-del-pcch-sobre-los-importantes-exitos-y-las-experiencias- historicas-del-partido-en-su-centenaria-lucha

2 SIERRA, Ander. «Las claves de la “resolución histórica” del Partido Comunista de China», Descifrando la Guerra. 28 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.descifrandolaguerra.es/las-claves-de-la-resolucion-historica-del- partido-comunista-de-china/

3 GAO, Hua. How the Red Sun Rose: The Origin and Development of the Yan’an Rectification Movement 1930-1945.
Chinese University Press, Hong Kong, 2018.

4 ROSA, Paolo. «Who won? Power and factional balance in China after the 18th Congress of the CCP», Journal of Political Power, vol. 7, n.o 2. 2014, pp. 233-251.

5 MILLER, Alice. «The Trouble with Factions», China Leadership Monitor, n.o 46. 2015a, pp. 1-12.

6 MILLER, Alice. «The PLA in the Party Decisionmaking System», en SAUNDERS, Phillip y SCOBELL, Andrew (eds.), PLA Influence on China’s National Security Policymaking. Stanford University Press, California, 2015b, pp. 58-83.

7 SHIRK, Susan. «China in Xi’s “New Era”. The Return to Personalistic Rule», Journal of Democracy, vol. 29, n.o 2. Abril de 2018, pp. 22-36.

8 PEOPLE’S DAILY ONLINE. «Algunas pautas sobre la vida política en el Partido». Disponible en: http://dangjian.people.com.cn/GB/136058/427510/428086/428088/428312/index.html

9 WILSON CENTER. «Resolution on Certain Questions in the History of Our Party since the Founding of the People’s Republic of China». History and Public Policy Program Archive. Disponible en: https://digitalarchive.wilsoncenter.org/document/121344.pdf?v=d461ad5001da989b8f96cc1dfb3c8ce7

10 CAMPBELL, Joel y KEUM, Hieyeon. «Chinese Patron-Clientelism for the Twenty-First Century: The Rise of Xi Jinping and Li Keqiang», International Studies Review, vol. 15, n.o 1. Junio de 2014, pp. 1-25.

11 DOYON, Jérome. «Clientelism by Design: Personnel Politics under Xi Jinping», Journal of Current Chinese Affairs,
vol. 47, n.o 3. 2018, pp. 87-110.

12 LANDRY, Pierre et al. «Does Performance Matter? Evaluating Political Selection along the Chinese Administrative Ladder», Comparative Political Studies, vol. 51, n.o 8. Julio de 2018, pp. 1-32.

13 MEYER, David et al. «Factions of Different Stripes: Gauging the Recruitment Logics of Factions in the Reform Period», Journal of East Asian Studies, vol. 16, n.o 1. Marzo de 2016, pp. 43-60.

14 MILLER, Alice. Op. cit., 2015a.

15 CHENG, Li. Chinese Politics in the Xi Jinping Era. Reassessing Collective Leadership, Brooking Institutions Press, Washington D.C., 2016.

16 SHUKLA, Srijan, «The Rise of the Xi Gang: Factional politics in the Chinese Communist Party», Observer Research Foundation, Occasional Paper, n.º 300. 2021, pp. 1-26.

17 COHEN, David. «China’s Factional Politics», The Diplomat. 8 de diciembre de 2012. Disponible en: https://thediplomat.com/2012/12/chinas-factional-politics/

18 RAMADHANI, Saras y MUTIA, Tuty. «The Strategy of Jiang Zemin to Restore China’s Economy (1989-2002)», Contemporary Chinese Political Economy and Strategic Relations: An International Journal, vol. 7, n.o 1. Abril de 2021, pp. 325-373.

19 EMBASSY OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA IN THE KINGDOM OF NORWAY. «To include “Three Represents” in CPC constitution reflects common aspiration». 11 de noviembre de 2002. Disponible en: https://www.mfa.gov.cn/ce/ceno//eng/dtxw/t110244.htm

20 NARAYANAN, Raviprasad. «The Politics of Reform in China: Deng, Jiang and Hu», Strategic Analysis, vol. 30, n.o 2. Abril-junio de 2006, pp. 329-353.

21 MCGREGOR, Richard. The Party. The Secret World of China’s Communist Rulers. Penguin Books, Londres, 2012.

22 EMBASSY OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA IN THE KINGDOM OF BELGIUM. «Put People First and Build a Harmonious Society in China». 29 de octubre de 2009. Disponible en: https://www.mfa.gov.cn/ce/cebel//eng/sgxx/zzxwc/t623432.htm

23 EMBASSY OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA IN THE REPUBLIC OF ZIMBABWE. «Hu outlines ‘overall approach’ for China’s modernization drive, stresses scientific development». 11 de noviembre de 2012. Disponible en: https://www.mfa.gov.cn/ce/cezw//eng/xwdt/t987639.htm

24 JUNFEI, Wu. «Rise of the Communist Youth League», Economic and Political Weekly, vol. 41, n.o 12. 25-31 de marzo de 2006, pp. 1172-1176.

25 JACOBS, Andrew. «Liberal Background, but Limited Leeway, for a New Premier», The New York Times. 15 de noviembre de 2012. Disponible en: https://www.nytimes.com/2012/11/16/world/asia/li-keqiang-named-chinas-prime- minister.html

26 DUCHÂTEL, Mathieu y GODEMENT, François. «China’s Politics under Hu Jintao», Journal of Current Chinese Affairs, vol. 38, n.o 3. 2009, pp. 3-11.

27 Tradicionalmente ha formado parte de la Banda de Shanghái.

28 LAGUE, David y KANG LIM, Benjamin. «How China is replacing America as Asia’s military titan», Reuters. 23 de abril de 2019. Disponible en: https://www.reuters.com/investigates/special-report/china-army-xi/

29 SHUKLA, Srijan. Op. cit.

30 THOMAS, Neil. «Ties That Bind: Xi’s People on the Politburo», Macro Polo. 17 de junio de 2020. Disponible en: https://macropolo.org/analysis/the-ties-that-bind-xi-people-politburo/