La guerra privatizada: ¿futuro de la competición entre grandes potencias?

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Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

La nueva multipolaridad ha supuesto todo un cambio en la dinámica del poder mundial, provocado por el triunfo de la economía de mercado y la sociedad globalizada. El creciente número de países que adquirió armas nucleares provocó la búsqueda de nuevas formas de alcanzar objetivos estratégicos sin confrontación directa. Esta investigación se centra en las empresas militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés), actores destacados de los nuevos escenarios estratégicos que se suceden bajo el capitalismo global. En concreto, aborda el futuro empleo de estas empresas por parte de las grandes potencias (Estados Unidos, Rusia y China). Para ello, se revisa conceptualmente qué son las PMC, su estatus legal internacional, las posibilidades que ofrecen y sus inconvenientes. Luego se evalúa su empleo por parte de las grandes potencias y cómo los agentes privados podrían moldear los futuros conflictos.

Introducción

Las grandes guerras convencionales no son ya tan habituales en el siglo XXI. Cuando revisamos la historia reciente de las guerras en todo el mundo, es difícil encontrar combates en los que dos Estados se enfrenten directamente; solo han tenido lugar unos pocos en los últimos veinte años, salvando los casos en el espacio postsoviético. Esta tendencia a la disminución de las guerras a gran escala se ha producido desde el final de la Guerra Fría. No significa que las guerras hayan desaparecido, más bien se han convertido en locales, civiles o intraestatales.

Los intereses exteriores de las potencias no han desaparecido. Siguen manteniendo sus ambiciones internacionales en política exterior. Sin embargo, la confrontación directa no se desea tanto en la actualidad: en un nuevo escenario global con tecnologías de la información avanzadas, donde la opinión popular condiciona las políticas de un Estado, y donde ciertos Estados poseen destructivas armas nucleares. Una confrontación directa entre dos Estados nucleares puede ser catastrófica. La guerra de posguerra fría es un escenario completamente nuevo, donde se aplican nuevas reglas.

La guerra interestatal convencional ha sido sustituida por la ciberguerra, las estrategias económicas o las guerras diplomáticas. Sin embargo, las guerras convencionales siguen librándose a un nivel inferior, siendo las grandes potencias actores indirectos en las mismas. Los Estados poderosos asignan «delegados» (proxies, de aquí en adelante) para cumplir una serie de objetivos, a cambio del apoyo para alcanzar sus propios objetivos locales. Las empresas militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés y de ahora en adelante) son un tipo de proxy sin más intereses que los del Estado empleador, producto de la economía global de mercado. Esta investigación pretende analizar cómo se utilizan las PMC como herramienta para promover los intereses de las grandes potencias.

Se organiza en tres partes. En primer lugar, abordaremos qué es una PMC, cuál es su estatus legal actual y qué ventajas e inconvenientes supone su empleo. En segundo lugar, se evalúa cómo las grandes potencias (Estados Unidos, Rusia y China) utilizan las PMC para lograr sus objetivos. Por último, recogemos la información anterior para construir una idea de cómo las futuras guerras podrían ser moldeadas por el sector privado, especialmente empleado por estas grandes potencias.

PMC como proxy

No existe una definición fija de lo que es una empresa militar privada o PMC. En general, puede describirse como una entidad empresarial, con sus correspondientes elementos corporativos y organizativos, que es contratada para prestar servicios militares o de seguridad a un cliente. Estos servicios incluyen entrenamiento, apoyo, inteligencia, logística o consultoría, pero también pueden comprender actividades de combate directo1. Y sus clientes pueden ser Estados, organizaciones u otras empresas2.

El empleo del sector privado para servir a los intereses militares nacionales no es nuevo. A pesar del reciente auge de las PMC como empresas plenamente constituidas, existe un largo registro histórico de mercenarios individuales dispuestos a luchar a cambio de un precio desde la Antigüedad. Con la aparición de los Estados nación, cuyos ejércitos estaban formados casi exclusivamente por ciudadanos nacionales, los mercenarios desaparecieron durante décadas, y reaparecieron en África durante la Guerra Fría.

El debilitamiento de la identidad nacional y sus consecuencias en el declive de los grandes ejércitos permanentes, junto con un entorno de seguridad imprevisible, fueron causa del surgimiento de las PMC para suplir los vacíos militares. Los riesgos de hoy en día requieren respuestas militares rápidas, a las que los ejércitos nacionales no pueden responder correctamente, por lo que se prefiere contratar a las PMC para que los complementen en ciertas funciones. Estas empresas están compuestas por antiguos soldados y unidades de combate de élite. Su experiencia y conocimientos son enormes, y tienden a desenvolverse bien en caso de ataque, incluso mejor que los soldados oficiales con menos experiencia o los combatientes más novatos de los países desarrollados3.

Tal y como se han descrito hasta ahora, las PMC podrían confundirse fácilmente con mercenarios, especialmente si realizan servicios de combate directo. «Mercenario» se utiliza comúnmente como término peyorativo para designar a ‘un individuo extranjero que lucha para obtener un beneficio económico’. Por ello, se acuñó la expresión «empresas militares privadas» para contrarrestar la mala reputación del mercenario, manteniéndose la antigua palabra para nombrar en exclusiva a individuos poco fiables que son contratados para luchar. Las PMC no son mercenarios individuales, siendo esta la característica que más las distingue; son más bien empresas, corporaciones formadas que funcionan como cualquier otra y que emplean personal cualificado para gestionar tareas militares.

Pese a sus diferencias, tanto los mercenarios como las PMC buscan el beneficio económico, y ambos son actores externos al conflicto que deciden involucrarse voluntariamente. La cuestión sobre si las PMC son organizaciones mercenarias o no sigue abierta. Algunos autores, como Scheimer, defienden que son conceptos separados4, mientras que otros sostienen que se trata de la misma idea adaptada a un contexto de economía de mercado globalizada, como argumenta Reynolds5.

No existe una legislación internacional específica para las PMC. Sin embargo, existe una legislación dirigida a los mercenarios que podría potencialmente aplicarse a estas compañías. Tres han sido las medidas reguladoras internacionales que se han ocupado de la intervención de mercenarios en conflictos: el artículo 47 de los Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949 (1977), que define mercenario como «persona que participa en el conflicto siendo extranjera, motivada por un beneficio económico, no siendo miembro de las fuerzas armadas que participan en el conflicto, ni miembro de otra fuerza armada»6; la Convención de la OUA de 1977 sobre la Eliminación de los Mercenarios en África, que prohíbe la contratación de mercenarios en África, y la Convención de las Naciones Unidas de 1989 contra el Reclutamiento, la Utilización, la Financiación y el Entrenamiento de Mercenarios, de aplicación potencialmente universal y que expande la definición de mercenario a la socavación de Gobiernos legítimos7.

Estos documentos poseen una aplicación limitada, pues no han sido ratificados por la mayoría de los Estados y, en ocasiones, ni siquiera por las grandes potencias. Es importante señalar que estos tres documentos se redactaron antes de que aparecieran las PMC y, por lo tanto, sus artículos no afectarían a los empleados de estas empresas, dado el carácter acumulativo de la definición de mercenario.

Desde 1989 no se ha legislado más a nivel internacional. Sin embargo, se ha avanzado en la recomendación de políticas dirigidas concretamente a las PMC. El caso más exitoso es el Documento de Montreux, promovido por el CICR y redactado en 2008. A pesar de no ser aplicable, por lo que el documento solo proporciona orientación, establece un conjunto de buenas prácticas y presenta las obligaciones legales internacionales de los Estados en relación con las PMC8. Ha sido apoyado por cincuenta y ocho Estados, especialmente por Estados Unidos, la UE y la OTAN. China se adhirió al documento poco después de su lanzamiento, pero Rusia sigue sin adherirse9.

En 2012, la ONU aprobó un documento de directrices sobre el uso de los servicios de seguridad armados de las PMC, donde se declara que cualquier empresa de seguridad privada debe estar adscrita al ICoCA10. El ICoCA (International Code of Conduct Association) tiene como objetivo garantizar que las PMC cumplan con el derecho internacional. Para ello, estas deben convertirse en miembros, y así adquirir el reconocimiento y la legitimación de sus actividades11.

Existe una serie de razones por las que resulta atractivo contratar a las PMC. En primer lugar, las PMC son agentes muy eficientes. Los soldados cualificados desempleados víctimas de las reducciones post Guerra Fría encontraron una nueva oportunidad en la emergente industria militar privada. El hecho de que el personal de las PMC sean normalmente exsoldados confiere una gran eficacia a los servicios ofrecidos, pues estos ya poseen conocimientos militares avanzados, en ocasiones superiores al de los soldados regulares más novatos. En segundo lugar, las PMC suelen estar equipadas con la mejor tecnología disponible en el momento, debido a la competencia en el sector privado. Por ello, las PMC son agentes muy eficientes12. En tercer lugar, la inexistencia o ineficacia de la legislación internacional con respecto a las PMC podría ser utilizada por algunos Estados para evitar sanciones del derecho internacional, mientras se alcanzan objetivos nacionales.

El empleo de las PMC también conlleva algunos inconvenientes que todo Estado debería considerar antes de su contratación. Primero, su alto precio. Las empresas militares privadas son caras, dada su alta eficacia y el limitado número de empresas que prestan estos servicios. Segundo, la común confusión entre PMC y mercenarios es problemática por la mala reputación de este último concepto, con las negativas consecuencias para la opinión pública que conllevaría su contratación13. Tercero, algunos pueden pensar de manera maquiavélica que «más guerra es igual a más beneficio» y que, por lo tanto, las PMC están interesadas en perpetuar la guerra14. Cuarto, el empleo de las PMC puede tener un efecto negativo en la moral de las tropas regulares. Si los soldados nacionales son desplegados junto a empleados privados con salarios más altos y menos responsabilidad legal, la autoestima de los soldados regulares puede verse afectada15.

El uso de las PMC por parte de grandes potencias

En este apartado se analiza cómo las grandes potencias utilizan a las empresas militares privadas para alcanzar sus intereses, siendo oportuno comenzar por el Estado con una mayor tradición en su uso (Estados Unidos), terminando por el último en entrar al «negocio» (China) y pasando por el polémico empleo de estas empresas por parte de Rusia.

Estados Unidos

Estados Unidos es el Estado con la economía de mercado más avanzada, dada su larga tradición como guardián del capitalismo. Su cultura, centrada en la libertad individual, dio como resultado la aparición de las primeras compañías militares privadas mundiales en los años noventa. Además, alberga la sede de algunas de las PMC más prestigiosas del mundo.
El punto de inflexión en la proliferación de las PMC fueron los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Las intervenciones exteriores más importantes de EE.UU. a partir de ese momento fueron Irak y Afganistán, ambas consideradas las guerras más privatizadas de los últimos tiempos16.

La guerra de Irak estuvo marcada por el importante papel que tuvieron las PMC: tan importante como para aparecer en los medios de comunicación internacionales, debido a su participación en algunos polémicos episodios. La expansión de las actividades del sector privado en esta guerra indicó el camino a seguir para las guerras venideras, como resultado de los altos ingresos que obtuvieron las empresas militares y la eficiencia que logró el Gobierno de Estados Unidos al emplearlas17.

Blackwater fue la empresa privada más famosa que operó en Irak, a causa de una serie de incidentes. Contratada por el Departamento de Estado de Estados Unidos para realizar algunas tareas de logística y vigilancia, entró en el campo de batalla tras el incidente de 2004 en Faluya. Cuatro empleados de la empresa fueron capturados mientras realizaban tareas de escolta, y posteriormente serían asesinados. Estos cuatro asesinatos fueron el inicio de una respuesta que acabó por desembocar en el estallido de la resistencia iraquí. En 2007 la misma empresa provocó un suceso horrible: mataron a diecisiete civiles en Bagdad sin provocación previa alguna, situación que suscitó la preocupación por la impunidad de las PMC, lo que llevó a Irak a crear legislación al respecto18. A pesar de la controversia de estos eventos, las PMC realizaron muchas tareas, tanto desarmadas como armadas, pero nunca fueron contratadas para realizar actividades de combate directo.

La guerra de Afganistán, que siguió a la caída del régimen talibán en 2001 y se prolongó hasta la reconquista del país por parte de dicho grupo en 2021, vio aumentar el papel de las PMC en la ejecución de tareas a lo largo de los veinte años de esta parte del conflicto. En 2021 se sabía que el personal militar privado estadounidense empleado en Afganistán rondaba las 17.000 personas, y llenaba los vacíos dejados por el personal militar regular que se retiraba continuamente del país. Como las PMC no se consideran en los números y cuentas militares oficiales de un Estado, debido a la analizada falta de legislación, su empleo permitió muchas ventajas mientras se lograban los objetivos deseados19.

La estrategia de Estados Unidos de emplear PMC en Oriente Medio y el mundo musulmán puede haber llegado a su fin en 2021, tras el abandono de Afganistán. Sin embargo, la competencia estratégica con las grandes potencias rivales va en aumento, y el empleo de servicios privados está siendo una parte importante de esta nueva estrategia proxy en todo el mundo, en el auge de la guerra no convencional. Dado que la opinión popular interna parece moldear ampliamente la política exterior de Estados Unidos, las futuras estrategias militares emplearán menos la confrontación directa de las tropas estadounidenses y, en su lugar, designarán potencialmente algunos objetivos a las PMC, como se ha visto en Afganistán. Rusia y China también están empezando a utilizar la fuerza del mercado para lograr objetivos estratégicos militares, siguiendo el ejemplo de los Estados occidentales en los últimos veinte años.

Rusia

Rusia empezó a destacar en el mercado militar privado desde la crisis política de Ucrania en 2014. Sin embargo, su empleo de las empresas militares privadas es bastante especial porque no se trata empresas independientes que operan por el mero beneficio económico, sino de filiales del Estado que operan para perseguir objetivos nacionales rusos mientras evitan las leyes internacionales. La estrategia rusa de guerra proxy ha seguido una agenda de utilización de las PMC, proyectando la fuerza en el exterior y evitando la confrontación directa20.

Se ha descrito al Grupo Wagner, una PMC rusa, como una herramienta del Kremlin más que una empresa privada21. En este sentido, la diferencia entre las empresas militares privadas occidentales y el Grupo Wagner reside en que, mientras que las empresas occidentales persiguen el beneficio económico en primer lugar, el Grupo Wagner busca alcanzar los intereses nacionales rusos como objetivo principal. Por lo tanto, es una creación militar rusa y no una empresa independiente. Es impensable que esta empresa trabaje para otro Gobierno distinto de Rusia o sus aliados.

El uso del Grupo Wagner permite ciertas ventajas a Rusia. En primer lugar, permite el avance de sus intereses en el extranjero al tiempo que niega la injerencia rusa y, por lo tanto, no es necesario responder al derecho internacional. En segundo lugar, la negación plausible de las acciones de Wagner evita una mayor escalada de los conflictos con otras grandes potencias rivales. Como Rusia no reclama la autoridad de los sucesos, la parte atacada —aunque conozca la responsabilidad rusa— no puede realizar una acusación directa, con lo que la responsabilidad de la escalada recae sobre el atacado y no el atacante.

Esta PMC rusa ha operado desde su aparición en Ucrania, Siria, Libia, la República Centroafricana o Mozambique, sirviendo a los intereses rusos lejos de la patria. Se puede afirmar que Wagner es un instrumento más de la reemergencia rusa tras la disolución de la URSS, junto con otros instrumentos empleados en los ámbitos de la información, el ciberespacio, la economía o la seguridad en la lucha por el poder22.

Desde 2014, la intervención rusa en Ucrania ha seguido una estrategia proxy, fuertemente basada en Wagner. Como primera aparición de la empresa privada, esto marcó un hito para la política exterior rusa, con la posterior anexión de Crimea y la guerra en el Donbás. Supuestamente, Rusia controlaba el despliegue de los soldados privados, les proporcionaba el equipo necesario y gestionaba las operaciones23.

En 2018, el Grupo Wagner intentó capturar una refinería de petróleo en la ciudad de Deir ez-Zor, controlada por los kurdos, que contaban con el apoyo de un contingente de soldados estadounidenses. El ataque fracasó pero dejó cientos de víctimas en las pocas horas que duró, casi trescientos empleados de Wagner fallecieron. Durante el ataque, estos soldados mantenían comunicación con Moscú, por lo que el vínculo era innegable. Sin embargo, tras el ataque, Rusia negó cualquier implicación24.

También se ha reportado que Rusia está apoyando las operaciones del Grupo Wagner en Libia, donde llegaron aviones que transportaban equipo militar ruso. Según el AFRICOM, que utiliza imágenes aéreas para apoyar sus afirmaciones, Rusia estaría sobrevolando el espacio aéreo libio, haciendo aumentar la violencia de esta guerra y retrasando las soluciones al conflicto. Preocupa el hecho de que los pilotos no tengan la suficiente experiencia para realizar esas tareas, y que este tipo de mercenarios sea ilegal según el derecho internacional25. Además, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, el Grupo Wagner también ha operado en muchos otros países africanos, como la República Centroafricana (donde su papel está relacionado con las minas de diamantes), Mozambique (ayuda al Gobierno que lucha contra los islamistas) o Sudán (vinculado a la industria del oro)26.

Una vez revisados estos casos, el Grupo Wagner difícilmente entra dentro de la definición de una PMC. Se trata más bien de una filial del Gobierno ruso que recibe formación y apoyo para cumplir con sus objetivos estratégicos sin involucrar directamente a Rusia. Junto con la guerra cibernética y las campañas de propaganda en los medios de comunicación, la estrategia rusa es clara: la guerra híbrida se utiliza para luchar contra los intereses estadounidenses y occidentales, más aún en una sociedad globalizada con rápido acceso a la información, donde la acción directa puede ser vista como «arcaica» por el escrutinio público y la opinión pública puede ser manipulada por campañas de desinformación lanzadas desde Moscú. El futuro de la estrategia rusa parece ser seguir utilizando este tipo de empresas privadas en el extranjero en ausencia de regulaciones o grandes reacciones, más aún si se tiene en consideración el escenario global multipolar altamente descentralizado, aunque Rusia no descarta la guerra convencional.

China

Occidente ha visto habitualmente como el mayor rival en la competencia de grandes potencias desde la Guerra Fría —probablemente a la sombra de la URSS— a Rusia, cuyo uso de las PMC como proxy para avanzar en sus intereses ha sido relativamente nuevo. Sin embargo, el mundo ya no es bipolar, y muchos otros Estados están aprovechando la incertidumbre global para hacerse aún más poderosos. El ascenso de China como potencia mundial es probablemente el factor más llamativo de la nueva competencia de grandes potencias en el siglo XXI.

La privatización de actividades en un país socialista como China se viene sucediendo desde los años noventa, pero en las dos últimas décadas se ha incrementado exponencialmente, mediante la utilización de la economía de libre mercado para impulsar el desarrollo interno. No es de extrañar que China se centre a partir de ahora en la privatización de la industria de la seguridad también, imitando la estrategia rusa de las PMC para socavar la hegemonía estadounidense en todo el mundo. Sin embargo, el desarrollo chino de esta estrategia todavía es escaso27.

Expertos como Arduino pronostican que la expansión de la Nueva Ruta de la Seda acabará trayendo muchos riesgos para China, ya que esta expansión se está produciendo en países con problemas políticos y sociales28. Es posible que China tenga que proteger sus intereses por la fuerza si algunos grupos reaccionan ante la expansión de esta nueva forma de imperialismo económico «con características chinas», iniciando sentimientos antichinos en las poblaciones locales. Pero China no es conocida por haber utilizado la fuerza de sus militares para coaccionar, imponer o proteger intereses en el exterior, quizás por la falta de necesidad. No obstante, los riesgos mencionados necesitarían una respuesta, y China comienza a verla en el sector privado.

Por ahora, las PMC chinas carecen de la profesionalidad y la eficiencia de las occidentales y rusas. Sin embargo, a medida que disminuya la seguridad de los ciudadanos chinos en el extranjero, aumentará la necesidad de impulsar la inversión en el sector. La gran estrategia china es casi un sinónimo de la iniciativa Nueva Ruta de la Seda, por lo que los riesgos globales para los intereses de la nación están marcados por los países objetivo de esta iniciativa y la potencial amenaza percibida por los Estados rivales, que pueden ver peligrar sus intereses, alimentar a los grupos locales para que luchen como proxy o contratar directamente a las empresas para luchar contra China, utilizando las PMC a la manera rusa.

Dado el trasfondo socialista de todas las iniciativas chinas, no resultará sorprendente que estas PMC sean más empresas estatales que independientes. A diferencia del enfoque de Rusia con el Grupo Wagner, las empresas chinas no están destinadas a ser violentas ni a la confrontación, sino a desempeñar funciones de protección y defensa de los diplomáticos chinos en el extranjero, salvaguardando sus intereses. Se cree que China aumentará sus capacidades de PMC en un futuro próximo y que estas actuarán como filiales del Estado chino, en lugar de como empresas competitivas en el mercado libre.

Conclusión: ¿hacia una gran guerra privatizada?

Esta investigación ha analizado el destacado papel de las empresas militares privadas o PMC en el mundo crecientemente multipolar que se ha ido formando desde la caída de la Unión Soviética. Este acontecimiento marcó el final de la Guerra Fría, con lo que las potencias de todo el mundo consideraron que sus ejércitos permanentes suponían un coste innecesario debido a la ausencia prevista de grandes amenazas a su seguridad. Sin embargo, poco después llegarían tiempos convulsos, con genocidios en África, las guerras en Yugoslavia o el auge del extremismo islámico. Los recortes en el gasto militar no se ajustaban a una realidad de continuas amenazas a la seguridad, donde el enemigo no era tan claro como antaño, sino móvil, y no adoptaba necesariamente la forma de un Estado.

Tras un periodo de indudable hegemonía estadounidense sobre la economía mundial, la mentalidad capitalista parece haberse expandido al ámbito militar. La tendencia a la privatización, junto con la necesidad de cubrir los huecos dejados por las reducciones militares, provocó una creciente demanda de PMC a finales de los años noventa, que aumentó tras el 11-S. A pesar de que no solían ser contratadas para tareas directas de combate, estas empresas ayudaban, apoyaban y entrenaban a los ejércitos regulares, principalmente al servicio de los de Estados Unidos y sus aliados. Pero pronto sus funciones aumentaron y empezaron a participar en actividades de combate directo.

La falta de legislación internacional sobre las PMC, de cuyas actividades no se puede responsabilizar al Estado contratante directamente, permite una laguna legal que no ha sido desaprovechada. Pese a la ventaja que supone el hecho de que un Estado pueda desobedecer discretamente el derecho internacional encargando actividades a uno de estos grupos, muchas PMC encontraron grandes inconvenientes para conseguir su legitimación. De hecho, para muchos son indistinguibles de simples mercenarios. Al contrastar la definición de las PMC con su uso por parte de las grandes potencias, solo la utilización que hace Estados Unidos de estas empresas parece acorde con la definición. Rusia, por su parte, niega el uso de las PMC, a pesar de la evidente participación del Grupo Wagner en el avance de los intereses rusos. No obstante, esta empresa privada rusa no es realmente una empresa independiente, sino una filial del Gobierno: soldados pagados que solo trabajan para Rusia y sin autonomía para trabajar para otros Gobiernos. Por último, China sigue estando por detrás de las otras dos naciones en el uso de las empresas militares privadas debido a su reciente política exterior. Sin embargo, en el futuro es probable que China amplíe sus capacidades de empresas militares privadas imitando más el modelo ruso, a medida que el empleo de proxies por parte de otras potencias ponga en peligro sus intereses. China reconsiderará su papel no agresivo y deberá proteger sus intereses en el exterior.

La mayoría de los investigadores en la materia coincide en que el futuro de la guerra podría sustentarse en la continuidad de la guerra actual, que se basa en el respaldo y el patrocinio de proxies leales a una potencia que luchan contra los proxies de la potencia rival en determinadas guerras civiles. Existe una gran posibilidad de que estas guerras de proxies sean libradas también por las PMC, ya que su fiabilidad y eficacia son mayores que las de las milicias locales, mientras permiten eludir el derecho internacional.

Wither sostuvo hace quince años que el futuro de la guerra podía estar marcado por los ejércitos corporativos, que se convertirían en actores principales del conflicto29. En 2021, las PMC no se han convertido todavía en el principal contingente en el exterior utilizado por las grandes potencias, aunque su papel se ha incrementado. En la guerra del futuro, es probable que el papel de los actores privados aumente y resulte cada vez más importante en la competencia de grandes potencias con enfrentamientos entre profesionales, algo desconocido hasta el momento. No hay que olvidar que son empresas privadas, pero el país de origen o las lealtades siguen importando. Aunque quizá no resulte tan claro como en el caso del Grupo Wagner, ¿permitiría Estados Unidos que su PMC trabajara para China? ¿Cómo se enfrentarían entre sí las PMC contratadas por Rusia, China y Estados Unidos? Se dice que las empresas actúan por beneficio, pero las PMC podrían trabajar por una ambición más amplia, sirviendo principalmente a los intereses de su país de origen. En este sentido, la futura guerra privatizada no sería más que una nueva forma de guerra en un mundo multipolar y globalizado.

Alejandro Sánchez Díaz
Máster en Geopolítica y Estudios Estratégicos (UC3M)
@Alexanxez

Referencias:

1 WITHER, James K. «European Security and Private Military Companies: The Prospects for Privatized “Battlegroups”», Connections, n.o 4. 2005, pp. 107-126. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/26323177

2 REDAELLI, Chiara. «The involvement of mercenaries and Private Military Security Companies in Armed Conflicts: What does IHL say? ». Geneva Academy of International Humanitarian Law and Human Rights, 2021. Disponible en: https://www.geneva-academy.ch/news/detail/482-the-involvement-of-mercenaries-and-private-military-security- companies-in-armed-conflicts-what-does-ihl-say

3 MANOILO, Andrey V. y ZAYTSEV, Alexander Y. «International Legal Status of Private Military Companies», Herald of the Russian Academy of Sciences, n.o 90, 2020. Disponible en: https://doi.org/10.1134/S1019331620010098

4 SCHEIMER, Michael. «Separating Private Military Companies from Illegal Mercenaries in International Law: Proposing an International Convention for Legitimate Military and Security Support the Reflects Customary International Law», American University International Law Review, n.o 24. 2009, pp. 609-646. Disponible en: https://digitalcommons.wcl.american.edu/auilr/vol24/iss3/6/

5 REYNOLDS, Nathaniel. Putin’s Not-So-Secret Mercenaries: Patronage, Geopolitics, and the Wagner Group.
Carnegie Endowment for International Peace, 2019. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/resrep20986

6 COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA (CICR). «Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales, 1977 (Protocolo I)». 8 de junio de 1977. Disponible en: https://www.icrc.org/es/document/protocolo-i-adicional-convenios-ginebra-1949-proteccion- victimas-conflictos-armados-internacionales-1977

7 SCHEIMER, Michael. Op. cit.

8 PETERSON, Carl H. «Guns-for-Hire: Chinese Mercenaries on the 21st Century Silk Road», Washington International Law Journal, n.o 30. 2020, pp. 116-143. Disponible en: https://digitalcommons.law.uw.edu/wilj/vol30/iss1/7/

9 MONTREUX DOCUMENT FORUM. «Participating States and International Organisations». 2021. Disponible en: https://www.montreuxdocument.org/about/participants.html

10 PETERSON, Carl H. Op. cit.

11 INTERNATIONAL CODE OF CONDUCT ASSOCIATION (ICoCA). 2021. Disponible en: https://icoca.ch/

12 WITHER, James K. Op. cit.

13 MANOILO, Andrey V. y ZAYTSEV, Alexander Y. Op. cit.

14 TRYBA, Patrick. «War And Peace, Privatized: Outsourcing The Future Of Conflict». The Organization for World Peace, 3 de mayo de 2021. Disponible en: https://theowp.org/reports/war-and-peace-privatized-outsourcing-the-future- of-conflict/

15 LEANDER, Anna. «The Market for Force and Public Security: The Destabilizing Consequences of Private Military Companies», Journal of Peace Research, n.o 42. 2005, pp. 605-622. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/30042371

16 TRACOL, Clement. «Private Military Companies in the Contemporary Security Context». E-International Relations, 21 de diciembre de 2012. Disponible en: https://www.e-ir.info/2012/12/21/role-for-private-military-companies-in-the- contemporary-security-context/

17 WITHER, James K. Op. cit.

18 PASTOR PALOMAR, Antonio. «Blackwater ante el derecho internacional: el negocio de la inmunidad», Revista Española de Derecho Internacional, n.o 60. 2008, pp. 427-455. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/44298910

19 TRYBA, Patrick. Op. cit.

20 RONDEAUX, Candace y STERMAN, David. «Twenty-first century proxy warfare: Confronting Strategic Innovation in a Multipolar World Since the 2011 NATO Intervention», New America. 2019. Disponible en: https://www.newamerica.org/international-security/reports/twenty-first-century-proxy-warfare-confronting-strategic- innovation-multipolar-world/

21 WEHREY, Frederic y WEISS, Andrew S. «Reassessing Russian Capabilities in the Levant and North Africa». Carnegie    Endowment    for    International    Peace,    2021.    Disponible    en: https://carnegieendowment.org/2021/08/31/reassessing-russian-capabilities-in-levant-and-north-africa-pub-85222

22 REYNOLDS, Nathaniel. Op. cit.

23 PARLAMENTO EUROPEO. «Resolución del Parlamento Europeo sobre violaciones de los derechos humanos por parte de empresas militares y de seguridad privadas, en particular el Grupo Wagner (2021/2982[RSP])», 2021. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/RC-9-2021-0560_EN.html

24 BORSHCHEVSKAYA, Anna. Russian Private Military Companies: Continuity and Evolution of the Model. Foreign Policy Research Institute, 2019. Disponible en: https://www.fpri.org/article/2019/12/russian-private-military-companies- continuity-and-evolution-of-the-model/

25 STANCY CORRELL, Diana. «Russian aircraft are flying in Libyan airspace, says US Africa Command», Military Times. 18 de junio de 2020. Disponible en: https://www.militarytimes.com/news/your-military/2020/06/18/russian- aircraft-are-flying-in-libyan-airspace-says-africom/

26 CONGRESSIONAL RESEARCH INSTITUTE (CRS). «Russian Private Military Companies (PMCs)», CRS Reports.
2020. Disponible en: https://crsreports.congress.gov/product/pdf/IF/IF11650/8

27 SPEARIN, Christopher. «China’s Private Military and Security Companies: “Chinese Muscle” and the Reasons for U.S. Engagement», Prism, vol. 8, n.o 4. 2020, pp. 40-53. Disponible en: https://www.jstor.org/stable/26918233

28 ARDUINO, Alessandro. «China’s Private Security Companies: The Evolution of a New Security Actor», en ROLLAND, Nadège (ed.), Securing the Belt and Road Initiative: China’s Evolving Military Engagement along the Silk Roads   (NBR   Special   Report,   n.o    80). The National Bureau of Asian Research, 2019. Disponible en: https://www.nbr.org/publication/securing-the-belt-and-road-initiative-chinas-evolving-military-engagement-along-the- silk-roads/

29 WITHER, James K. Op. cit.

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