La visita del Papa al Emir de los Creyentes

Jamal Eddine Mechbal

Pie de foto: El papa Franscisco

El arzobispo de Rabat, López Romero, puntualiza que el viaje apostólico de su Santidad el Papa a Marruecos tiene lugar en el año del Jubileo de los 800 años de la presencia franciscana en Marruecos (1219 - 2019) y de los 34 años de la visita del Papa Juan Pablo II en el Reino el 19 de agosto de 1985.

En efecto, la visita de su Santidad el Papa Francisco a Marruecos es una visita muy especial tanto por su significado como por la importancia de las relaciones ancestrales que se mantienen entre la Iglesia Católica y el Reino.

Las Iglesias y los católicos en Marruecos

Las relaciones entre la Santa Sede y los Sultanes de Marruecos se remontan a varios siglos atrás. Marruecos forma parte de la misión más antigua de los frailes menores.  Según fuentes de la Iglesia Católica (1), “los primeros hermanos enviados por San Francisco llegaron a Marrakech en 1219, viviendo todavía el Santo”. Pocos años después, en 1225, la Iglesia nombró obispo en Marruecos (bajo la dinastía almohade) al dominico Fray Domingo y, en 1226, fue nombrado obispo de Fez el franciscano Fray Ángelo.

La misma fuente eclesiástica informa que del siglo XIV al siglo XVII los misioneros españoles ejercieron el apostolado entre los cautivos y prestaron grandes servicios como intermediarios en el rescate e intercambio de cautivos musulmanes y cristianos entre España y Marruecos.

A mediados del siglo XVIII, se fueron incrementando las pequeñas comunidades de comerciantes europeos en las ciudades de la costa de Marruecos y, con ello, aumentaba la actividad y servicios religiosos de los frailes.

Por otra parte, cabe citar, entre otros, el Dahir (Decreto) del Sultán Muley Ismael, dado que el 28 de enero de 1681, ordenó que se facilitase la labor de los monjes franciscanos en el Reino. Del mismo modo, en 1888, el Rey de Marruecos Hassan I, envió una Embajada al Vaticano para solicitar al Papa que utilizase su influencia para que cesaran las codicias europeas contra la soberanía de Marruecos y su integridad territorial.

En tiempos más recientes, según la referencia eclesiástica ya citada, “a principios del S. XX, el Papa Pío X creó la Prefectura Apostólica de Marruecos que poco más tarde se dividiría en dos Vicariatos con sede en Tánger y Rabat, origen de los actuales arzobispados”.

Entre las facilidades otorgadas a la Iglesia Católica, destaca el permiso otorgado en 1952 para construir un Monasterio en el corazón del Atlas, cerca de Azrou, que más tarde fue lugar de la reunión mundial de religiones y civilizaciones.

Fuentes de la Iglesia católica afirman que actualmente viven en Marruecos unos 30 mil fieles católicos, de los cuales unos 2500 integran la diócesis de Tánger.

Hoy en día, la considerable afluencia de los fieles católicos para asistir a las misas de los domingos, celebradas en las diferentes iglesias católicas, especialmente en la Catedral de Rabat y la Catedral Notre-Dame en Casablanca, no sorprende a nadie. En este sentido, la publicación Jeune Afrique (23/02/2017), publicaba un artículo de Jules Crétoi en el que describía cómo la Catedral de Casablanca se llenaba cada mañana de los domingos de “unos cuatrocientos fieles, entre ellos solo una decena de blancos, la inmensa mayoría proceden de África subsahariana”. El número de los fieles católicos de origen subsahariano no cesa de aumentar como consecuencia del incremento acuciante de la inmigración subsahariana a Marruecos.

Desde el fin del protectorado en Marruecos en 1956, el número de católicos decrecía cada año, dejando decenas de iglesias y parroquias desiertas, y varias tuvieron que cerrar, como en Río Martín y Mediq (Tetuán), Alhucemas y Targuís (Rif), Asila (Tánger) y en la misma ciudad de Rabat y Casablanca. Las iglesias protestantes, por otra parte, prácticamente desaparecieron. Las pocas iglesias que se mantenían abiertas recibían fieles europeos, esencialmente los pocos europeos que quedaron después del protectorado, junto a los miembros del cuerpo diplomático y consular de países como Francia y España.

Por ello, el estereotipo generalizado entre los marroquíes sobre el cristiano en general, particularmente el católico, se asociaba casi siempre y automáticamente con el europeo, hombre tez blanca y ojos azules, que llegó con fuerza a Marruecos durante el protectorado apoyado por la fuerza de los ejércitos coloniales.

Hoy en día, y desde la última década, se puede hablar de un auge de un nuevo catolicismo, con otro rostro. Esta vez no llega desde el norte, sino desde el sur; procede del África subsahariana. Católicos de otra tez, de otra raza y de etnia diferente. Llegan como consecuencia de la emigración africana hacia el frustrante dorado europeo. Marruecos, convertido en país de las migraciones y de tránsito emigrante, es destino de una nueva inmigración emergente, que sustituyó a los blancos que llegaron como colonos desde Europa a principios del siglo XX. Unos contingentes humanos, disminuidos de medios y desarmados, enfrentados a desafíos que esperan, que desconocen y que están obligados a afrontar.

El fenómeno de la inmigración subsahariana, en su mayoría frágil y desprotegida, es la que promocionó la cristiandad en el Reino Jerifiano y devolvió vida y luz a las iglesias, que se habían apagado al final de la época colonial, en el Reino del Emir de los creyentes. Hoy se han vuelto a abrir iglesias en varias ciudades, como Safi, Ojuda y Ouarzazat, entre otras.

Según una fuente de la Iglesia (el Instituto ecuménico de Teología Al Mowafaqa, creado en Marruecos 2012 por las Iglesias católicas y protestantes), se calcula que la edad media de los cristianos en Marruecos es en un 50%, menor de 40 años. El 90% son de procedencia subsahariana. Se trata pues, de una nueva y prometedora cristiandad; joven y con otro rostro diferente.

Las iglesias en Marruecos hoy en día no son solo lugares de liturgia donde se cumplen actos y ceremonias religiosas como ocurría en el pasado, sino que se han convertido en sustanciales actores de apoyo vital a la dinámica de la migración subsahariana. Estas iglesias son hoy también el adecuado lugar donde jóvenes de varios países de África y de diferentes clases sociales se reúnen, comparten experiencias, se apoyan mutuamente y se prestan ayuda conforme a la verdadera moral y caridad cristiana, esencia de la Iglesia Católica.

En este contexto, las organizaciones pertenecientes a la Iglesia como Cáritas y Manos Unidas desempeñan en Marruecos un papel esencial y de gran importante en la construcción de redes de solidaridad con los migrantes y ayudan a crear una vida social mediante la organización de eventos sociales, culturales, deportivos y religiosos.

Su Santidad el Papa y el Emir de los creyentes

Según declaraciones del arzobispo de Rabat, Cristóbal López Romero, la visita del Sumo Pontífice es histórica, con doble objetivo, político y religioso. Viaje que responde a una invitación del monarca Mohamed VI. La visita papal refleja una voluntad con altas miras de las partes para intentar alcanzar grandes objetivos estratégicos, con importantes expectativas, ya que las dos partes venían preparando el encuentro desde un buen tiempo y madurando desde 2017.

En efecto, a finales de diciembre de ese año 2017, Su Santidad nombró nuevo arzobispo de Rabat al salesiano español Cristóbal López. El nuevo arzobispo de Rabat, que tomó posesión de su cargo en enero de 2018, conoce la realidad marroquí, donde estuvo trabajando 8 años, entre 2003 y 2010. Fue director de la comunidad salesiana del colegio y centro de formación profesional Don Bosco de Kenitra de la Diócesis de Rabat. En ese tiempo, fue miembro también del Consejo Presbiteral y del Consejo Diocesano para la Educación Católica.

El Soberano marroquí nombró por su parte, ocho meses después (el 20 de agosto 2018), como Embajadora ante la Santa Sede a la señora Raja Naji Mekaoui, una mujer jurista y a la vez uno de los célebres ulemas, que destaca en la teología islámica por su interpretación modernista y progresista. Es la primera mujer que dio ante el Soberano Mohamed VI, en el Palacio Real, una importante conferencia sobre un tema teológico, durante los cursos que organiza el Monarca en el mes de Ramadán. Pocos meses después de tomar posesión se empezó a hablar de una próxima visita del Papa.

Pie de foto: La Embajadora marroquí ante la Santa Sede Raja Naji Mekaoui

En efecto, se esperaba la visita del Papa a Marruecos el pasado diciembre 2018 para asistir a la firma de la Carta de la Migración Global en Marrakech. Pero el protocolo del Vaticano requiere la visita del Papa primero a los países antes de asistir a conferencias internacionales, lo que impidió la presencia de Francisco I en Marrakech en ese importante evento universal.

Es una razón para que la suerte de los inmigrantes sea evocada durante este viaje, sobre todo, porque es un tema al que es sensible y sobre sus últimos actos trágicos se refirió en sus homilías dentro del Vaticano y fuera durante sus viajes, reclamando respeto a los derechos y a la dignidad de los migrantes, compartiendo la misma percepción que también tiene sobre el fenómeno el Rey de Marruecos, Emir de los creyentes.

La visita del Papa se cumple en un ambiente que ha sido precedido por un debate llevado a cabo, durante los últimos años y a varios niveles, sobre el diálogo de las civilizaciones. Debates para saber cómo consolidar la cultura de paz y la convivencia en el mundo, difundiendo la solidaridad universal. Al mismo tiempo, la visita se cumple en un momento cargado de repercusiones políticas e ideológicas, donde crece el pensamiento extremista de la intolerancia y aumentan los golpes del terrorismo dirigidos contra todas las políticas de entendimiento, acercamiento y solidaridad. Sin olvidar el crecimiento de fobias contra los extranjeros y musulmanes, como también las avalanchas de inmigración masiva. Paralelamente, al mismo tiempo, se vive una transformación de las sociedades, que pasaron de una identidad única o unitaria monocolor a otra múltiple con una variedad de idiomas, culturas y religiones debido a las migraciones globales, lo que hace indispensable implantar otras visiones y políticas globales de paz y convivencia con vistas de prospectiva.

El visitante y el visitado, según fuentes de la propia Iglesia en Rabat, se reunirán para el desarrollo del diálogo interreligioso y la promoción de la tolerancia. La visita se inscribe en este contexto, con una amplia visión para construir un buen futuro de solidaridad entre cristianos y musulmanes.

Estamos ante un importantísimo tema de Realpolitik que apunta muy alto, apunta a África y Europa donde por medio existe el dramático problema de las migraciones humanas que tanto su Santidad como el Emir de los Creyentes muestran gran sensibilidad y abordan con profundo humanismo. Apunta al mundo islámico y a los musulmanes en Europa donde emergen gravemente las fobias. Marruecos es un actor importante en África y a la vez la puerta principal de entrada a África y de salida a hacia Europa. Es un país reclamado para cooperar y acepta con entusiasmo que, junto a otros, esté a la vanguardia de la lucha contra las migraciones desordenadas, el terrorismo, las violencias interreligiosas y otros males que amenazan la paz y la convivencia. Por ello, tanto Francisco I, como Mohamed VI, necesitan cada uno el apoyo del otro, para caminar juntos en el sendero de la Paz, la convivencia y el desarrollo humano.

Para ello, se pretende favorecer el lenguaje pacífico, fomentando la cooperación entre las dos instituciones religiosas, el Papado y el Emirato de los Creyentes dentro de lo que se conoce la diplomacia religiosa. Los temas principales son esencialmente de carácter multilateral que interesa la relación y cooperación entre las dos religiones monoteístas y determinar cómo cada parte puede aportar su eficaz granito de arena.

La visita del Papa Francisco I a Marruecos es la segunda visita oficial de un Papa a Marruecos. La primera fue en 1985 realizada por el Papa Juan Pablo II, a raíz de la visita oficial del rey Hassan II al Vaticano en 1980, siendo esa visita papal la primera a un país islámico desde el Medievo. Es diferente a la realizada a Jordania en 2014 o la realizada a la Universidad Al-Azhar en el Cairo en abril de 2017 o la de los Emiratos Árabes Unidos en febrero de 2019. Es diferente, no solo por las relaciones históricas sino por el simbolismo de instituciones religiosas del Vaticano y la del Príncipe de los Creyentes cuya influencia religiosa se extiende en África subsahariana.

Según el programa del viaje de su Santidad a Rabat, que será recibido por el Soberano marroquí a su llegada, cabe resaltar la visita al Instituto Mohammed VI para la formación de imames (imanes) y predicadores. Se trata de un centro donde se forman cuadros para predicar un islam moderado y tolerante en Marruecos, como también en África y colectivos musulmanes en algunos países europeos. También visitará la sede de Cáritas de la diócesis de Rabat, que destaca por su importante labor caritativa y de apoyo a los necesitados, sobre todo a los inmigrantes subsaharianos y refugiados. En esta visita se reunirá con los migrantes y las personas dedicadas a la cuestión migratoria y humanitaria en general. También cabe destacar la visita al centro rural de los servicios sociales de Temara y una reunión en la catedral con los sacerdotes y el Consejo Mundial de Iglesias.

Su Santidad pronunciará un discurso y la oración del Ángelus que se transmitirá en directo a todo el mundo desde la catedral San Pedro de Rabat. Según el padre Daniel Nourissat, el Papa visitará el Mausoleo Mohamed V para poner una corona de flores sobre la tumba de Mohamed V y de Hassan II y firmar en el libro de oro.

Uno de los actos de gran simbolismo y emotivo que tendrá sin duda un fuerte impacto en la sociedad musulmana del Magreb y la del resto del mundo islámico, en un momento oportuno y crucial, es la visita del Sumo Pontífice a la explanada de la Tour Hassan, (es una de las tres mezquitas gemelas construidas por el mismo arquitecto; la de Kutubia de Marrakech y la Giralda de Sevilla. La de Rabat fue destruida por el terremoto que azotó Lisboa el 1 de noviembre 1755). En este lugar, Su Santidad pronunciará un discurso y probablemente también Mohamed VI. El Papa finalizará sus actos oficiales en Marruecos con la celebración de una solemne misa papal en el complejo deportivo Prince Moulay Abdallah.

En vistas de las ceremonias previstas, sobre todo, de cara a la celebración de una multitudinaria misa, cabe la pertinente pregunta sobre las posibles reacciones de la población. Según las diferentes fuentes consultadas,

Con motivo de la visita de Su Santidad el Papa el instituto Archivos de Marruecos, en colaboración con el Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero, organizaron una interesante exposición que se compone de documentos históricos sobre el cristianismo en Marruecos. Se exponen Dahires Reales (Decretos Reales) a lo largo de la historia, desde el siglo XII, en las que los sultanes decretan la libertad del culto a los cristianos y ordenan el respeto que se debe reservar a los frailes católicos.  También se exponen interesantes cartas y correspondencias sobre el tema intercambiadas con el vaticano, reyes cristianos y responsables de la iglesia.

Los documentos expuestos están divididos sobre cuatro temas: A-Documentos relativos a las garantías y el respeto reservado a los cristianos. B- Documentos relativos a los derechos y libertades de los cristianos en Marruecos. C- Documentos relativos a la vida social de los cristianos en Marruecos. D- Documentos relativos a Marruecos y el Vaticano.

Se espera una reacción positiva y entusiasta por parte de la población marroquí, que casi en su totalidad es de religión musulmana y que participará dando la bienvenida con clamor júbilo al predicador de la palabra de Cristo.

Algunos europeos se sorprenderán, sobre todo, por el cliché formado y alimentado por el extremismo islamista, que se nutre del odio y difunde la intolerancia. Pero la mejor respuesta es la que pueden ofrecer la inmensa mayoría de estos musulmanes que creen y respetan y dan la bienvenida al Papa, porque para ellos Jesús es considerado profeta y mensajero de Dios. En el Corán el nombre de Jesús es citado 25 veces en diferentes aleyas y en estas es citado como “Jesús hijo de María” 13 veces. Los musulmanes creen también en su madre María como virgen e inmaculada. Son pequeños detalles que, cuando hay voluntad, se convierten en grandes argumentos para un dialogo integrador orientado a hacer grandes cosas en un mundo global y en la época de la mundialización.

  1. Franciscanos y sultanes en Marruecos” Tesis doctoral del Padre Simeón Stachera, Vicario general de la Archidiócesis de Tánger, presentada en la Facultad de Teología de Granada. Enero 2013 y Memoria sobre la Misión Franciscana en Marruecos-Tánger 1924. Padre José López, misionero franciscano del Vicariato de Marruecos.

 

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