Se esperaba este desenlace gracias a la superioridad parlamentaria conservadora adquirida tras las últimas elecciones celebradas el 12 de diciembre

El Parlamento británico da luz verde por mayoría al acuerdo de Boris Johnson sobre el Brexit

photo_camera AFP/PARLAMENTO BRITÁNICO - El recién elegido Parlamento británico dio su apoyo inicial al acuerdo de divorcio de Brexit del primer ministro Boris Johnson el viernes

Por fin se vislumbra ya el final del camino de la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) después de que la Cámara de los Comunes haya aprobado por amplia mayoría el proyecto de ley sobre el texto del acuerdo que suscribió Boris Johnson, primer ministro británico, con la Comisión Europea para fijar los términos de la marcha británica de las instituciones europeas, proceso para el que se había fijado la fecha límite del 31 de enero de 2021. 

La votación llevada a cabo en el Parlamento de Westminster este viernes no ha dejado lugar a dudas y ha sido el que se esperaba, habida cuenta que una inmensa parte de la bancada parlamentaria pertenece al Partido Conservador dirigido por Johnson tras haber arrasado este en las pasadas elecciones del 12 de diciembre, en las que superó ampliamente a su rival laborista Jeremy Corbyn. El resultado exacto fue de 358 votos a favor frente a 234 en contra del pacto que había cerrado el ‘premier’ inglés con los dirigentes comunitarios. 

El texto pasará ahora a su siguiente trámite parlamentario, la fase de comités, donde podrá ser enmendado antes de su aprobación definitiva, que se prevé ya para inicios de 2020.

El entendimiento al que llegó Johnson con los dirigentes europeos esquivaba el impedimento que significaba la situación en torno a Irlanda del Norte (territorio incluido en Reino Unido y que saldría también del régimen comunitario dentro del proceso del Brexit) y la República de Irlanda (país independiente y adherido a la UE). De esta forma, se acordó que la región norirlandesa quedase alineada con la normativa del Mercado Único de Europa, pero formando parte de la jurisdicción aduanera británica, por lo que los controles a los bienes se llevarán a cabo en el punto de acceso a la zona británica y no en la de la República de Irlanda. 

El primer ministro británico Boris Johnson hablando en la apertura de la Segunda Lectura del Proyecto de Ley Brexit de la Unión Europea (Acuerdo de Retirada) en la Cámara de los Comunes en Londres el 20 de diciembre de 2019

El convenio también recogía que la Asamblea de Belfast iba a poder votar si decidía mantener este estatus o no para evitar una frontera física entre las dos irlandas cuatro años después de que hubiese entrado en vigor lo rubricado, lo cual se daría una vez que terminase el período de transición posterior a la activación del Brexit, el cual está contemplado en el periodo de un año, para finales de 2020. Un plazo cuya ampliación ya había rechazado previamente el propio Boris Johnson antes de proceder a votar en el Parlamento británico su acuerdo de Brexit. 

Según explicó Michel Barnier, negociador jefe de la UE para el Brexit, una vez sellado el acuerdo con Johnson, las autoridades de Reino Unido se encargarán de ejercer el control aduanero, que no estaría situado en la República de Irlanda, sino en Irlanda del Norte, aplicando la normativa europea o británica en la cuestión arancelaria dependiendo si el destino de los productos en liza es el mercado nacional o el comunitario. 

Así, se salvaba el difícil escollo del escenario irlandés y la controvertida ‘salvaguarda irlandesa’; asunto peliagudo debido a que la zona ha venido manteniendo una situación de paz entre católicos y protestantes desde los acuerdos alcanzados entre ambos bandos en 1998 y que supusieron el fin de las acciones terroristas en el Ulster; el cual se podía haber puesto en jaque por la implementación ahora de controles fronterizos de bienes y personas en un territorio sobre el que los británicos reivindican una soberanía que se podrían haber visto amenazada sobre el terreno al tener que negociar en un futuro con la UE condiciones comerciales y aduaneras en un territorio considerado como propio. Situación entendida como una pérdida de soberanía, inaceptable sobre todo para parte de la bancada conservadora británica. 

Cuestión esta que fue el principal foco de fricción que propició la derrota parlamentaria hasta en tres ocasiones de la anterior primera ministra Theresa May, que vio como sus acuerdos previos con los dirigentes comunitarios para el Brexit fueron tumbados en hasta tres ocasiones en el Parlamento británico; algo que provocó la dimisión de May y el advenimiento posterior de Boris Johnson, que le sustituyó al frente del Partido Conservador y automáticamente al frente de la Jefatura de Gobierno británica; puesto que Johnson refrendó con fuerza gracias al apoyo en las urnas recibido el pasado 12 de diciembre. 

Parlamento de Westminster

En estas semanas previas se pensó en votar antes el acuerdo sellado por Boris Johnson y la Comisión Europea, pero desde la Cámara de los Lores se decidió posponer la consulta y pedir una prórroga a la Unión Europea de cara a tener tiempo para poder discutir en profundidad los términos legales del convenio, algo a lo que accedieron los mandatarios comunitarios, fijando ese límite en el 31 de enero. 

Todo apunta a que por fin se va a materializar el Brexit sin necesidad de mayores prórrogas y ahora el plazo máximo está fijado en el próximo 31 de enero, aunque la salida puede ser antes; todo ello gracias al respaldo mayoritario servido por los diputados británicos, que desbloquea una situación que estaba enquistada en la Cámara de los Comunes a pesar de los acuerdos alcanzados en varias ocasiones por el Estado británico y la UE en fechas precedentes. 

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