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La guerra en Libia y los recursos petrolíferos: ¿orden dentro del caos?

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Introducción 

Libia se ha convertido en un sinónimo de “inestabilidad” desde que en 2011 estallase la primera guerra civil libia y su gobernante, el coronel Gadafi, fuese depuesto. Tres años después estallaría la segunda guerra civil, una guerra que, seis años más tarde, ya en 2020, aún no ha finalizado. Los impedimentos para alcanzar la paz en Libia son varios, pero destacan el vacío de poder posterior a Gadafi, el peso social y político de las tribus libias, las acciones del terrorismo islámico, y por encima de estas, el petróleo. El oro negro, actúa como “combustible” de la contienda, lo que le otorga un blindaje por parte de ambos contendientes que buscan controlarlo en exclusividad. 

¿Cuáles son los catalizadores de la situación actual? 

La inestabilidad que se presenta hoy en Libia no puede explicarse únicamente haciendo referencia al petróleo y la pugna por él, sino que es preciso valorar otros tres factores que moldean y acervan el conflicto: la caída de Gadafi y la posterior compleja gestión del país, el entramado tribal libio y la inestabilidad que agita el país como consecuencia del terrorismo. La caída de Gadafi se produjo en el contexto de las revueltas conocidas como Primaveras Árabes, que acaecieron en Libia entre el 17 de febrero y el 20 de octubre de 2011, y que acabaron con el modelo de país que había creado el coronel Gadafi, de una manera brusca y sin tiempo de adaptación. 

Libia, después de 42 años bajo un Gobierno autoritario pero que mantenía un orden, se sumió en una guerra civil que dio paso a un periodo de caos e incertidumbre. Para evitar la anarquía, la ONU se involucró en la formación de una estructura institucional capaz de hacer frente al desgobierno al que se enfrentaba Libia, apoyando al Consejo Nacional de Transición, el Gobierno creado tras la guerra. Sin embargo, pese a dicho apoyo, el Consejo no tuvo el éxito esperado al no poder desmovilizar a grupos armados de excombatientes de la primera guerra civil, y al no poder acabar ni con la violencia ni la insurgencia, al no poder imponer un orden para gobernar.

Pese a este contexto político-social, en julio de 2012 se celebraron unas elecciones para formar el Congreso General de la Nación (CGN). Este organismo heredó los problemas del Consejo, y acabó por ser un órgano disfuncional incapaz de hacer frente a la problemática de las milicias, que además fue radicalizándose progresivamente hacia posiciones islamistas1. En 2014, cuando el mandato del CGN debía finalizar para convocarse unas nuevas elecciones, el mismo CGN extendió unilateralmente su mandato sine die; ante esto, el general Jalifa Haftar lanzó la llamada Operación Dignidad para derrocar al CGN y celebrar unos nuevos comicios que formasen un nuevo organismo bautizado como Cámara de Representantes. 

Finalmente, las elecciones pudieron celebrarse en 2014 gracias a la intervención de Haftar, pero el pobre resultado del sufragio para los parlamentarios islamistas (exmiembros del CGN), hizo que estos optaran por no reconocer los resultados electorales y mantenerse fieles a su órgano original2. Así, Libia se dividió en dos ejecutivos que decían ser los elegidos democráticamente: el CGN, formado en su mayoría por islamistas con sede en Trípoli, y la Cámara de Representantes, siguiendo los resultados de las elecciones de 2014 con sede en Tobruk. La división supuso el inicio de la Segunda Guerra Civil libia. 

En 2016, la ONU en su intento por estabilizar Libia, apoyó la formación del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), un ejecutivo con el propósito de integrar a miembros de ambos “gobiernos” y acabar así de forma pacífica con el conflicto, pero no pudo lograr su principal objetivo y solo fue capaz de integrar a antiguos miembros del CGN. 

Además de la caída de Gadafi y posterior desgobierno, la involución libia responde al histórico papel de las tribus en la gobernanza del país3. En 1951, tras la colonización italiana, el rey Idris I otorgó poder a los clanes para que le apoyasen en el gobierno de Libia. En 1969, con la llegada de Gadafi al poder, los clanes no sólo mantuvieron, sino que aumentaron la importancia en el gobierno, pues Gadafi no sólo integró a algunos jefes tribales en su gobierno, sino que además practicó la estrategia de “dividir y reinar”. Selectivamente marginaba a algunos clanes al mismo tiempo que privilegiaba a otros como por ejemplo los Warfalla, Ghaddafa o Maghariha. Si las tribus se unían podían destronar a Gadafi, por el poder que acumulaban, pero, si por el contrario Gadafi impedía una posible unión de los pueblos, sería capaz de reinar4. Por tanto, la caída de Gadafi supuso la ruptura del ‘statu quo’ impuesto en Libia entre los clanes y el orden preestablecido, lo que generó una tensión entre los diferentes grupos en la búsqueda de una posición de dominio en un nuevo orden. 

Por último, es necesario valorar la presencia de grupos terroristas en Libia como una de las razones para su inestabilidad. El vacío de poder existente desde el 2011, con la falta de un gobierno o instituciones fuertes capaces de hacer respetar la legalidad, junto con la inestabilidad generalizada en la que vivía la población, crearon el espacio idóneo para el asentamiento de grupos terroristas y que estos se hicieran fuertes, pues además contaban con el armamento utilizado en la primera guerra civil libia o bien obtenido de los surtidos arsenales del difunto Gadafi. Sumado a las propicias condiciones internas, los eventos externos también propiciaron el asentamiento terrorista en Libia: primero las operaciones del ejército francés en el Sahel en el marco de la llamada Operación Barkhane en agosto de 2014 contra el terrorismo, acabaron llevando a los terroristas desde Níger y Chad hacia Libia5; y segundo la progresiva expulsión del Dáesh en Siria e Irak, obligó a sus integrantes a buscar otro terreno donde asentarse. 

Piezas de ajedrez en el complejo tablero libio 

Frecuentemente, Libia se describe un único conflicto; sin embargo, es necesario distinguir que la guerra se libra a tres niveles: internacional, nacional y local. 

A nivel internacional, es necesario considerar que Libia es un país muy tentador para las potencias extranjeras, tanto por su posición en el Mediterráneo central, como por sus reservas de hidrocarburos. Libia, como muestra la figura 1, ocupa una posición central en el Mediterráneo, lo que le otorga gran importancia estratégica y posible influencia mundial, al poder controlar el paso de barcos y/o canalizaciones con hidrocarburos que atraviesen el Mediterráneo. Por tanto, un Gobierno afín en Libia sería un activo muy valioso para algunos países. Además, su cercanía con Europa motiva que exista un fuerte interés para que Libia no se convierta ni en un Estado fallido, núcleo de terroristas, ni en punto de salida masiva de emigrantes. 

En segundo lugar, Libia es apetecible para cualquier potencia extranjera por las reservas de petróleo (la mayor de África) y gas (cuarta de África) presentes en su espacio de soberanía nacional. Por la cercanía de Libia a Europa, el país africano era, antes de la caída de Gadafi, el mayor suministrador de petróleo de los países del sur de Europa. De hecho, algunas de las petroleras más importantes europeas y mundiales, como BP, Total, Eni, Marathon, Repsol u OMV, están presentes en el país e intentan llevar a cabo operaciones de extracción y exportación de petróleo a pesar del conflicto.

Mapa de Libia

Entre los actores internacionales que apoyan al ejecutivo de Haftar destacan Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Egipto, Rusia, Francia o Estados Unidos. Los países árabes justifican su apoyo a Haftar en la lucha que mantienen contra el islam político y la organización de los Hermanos Musulmanes. Esta ayuda al ejecutivo de Tobruk se demuestra facilitando armamento a Haftar, como Egipto y EAU6; otorgando fondos económicos, como Arabia Saudí7; o enviando tropas directamente, como señaló un informe del Consejo de Seguridad de la ONU (documento S/2019/914)8 refiriéndose a tropas sudanesas y jordanas. 

Francia, Rusia, y Estados Unidos mantienen una actitud, amén de un tanto ambigua entre ambos ejecutivos, más centrada en el apoyo hacia Haftar que hacia el GNA. Francia, con intereses de la firma petrolífera francesa Total en la región, apoya diplomáticamente a Haftar habiendo bloqueado una resolución de la UE contra él, y además existen sospechas de que Francia suministró apoyo militar9. Rusia ayudó también al ejecutivo de Tobruk bloqueando en abril de 2019 una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra Haftar, y la empresa de contratistas rusos Wagner está presente en Libia en ese bando10. Por último, EEUU ha sido más ambiguo en cuanto a quien apoya, sin embargo, el reconocimiento de su presidente de la realización de una llamada de apoyo a Haftar (quien cuenta con doble nacionalidad estadounidense) en abril de 2019, en la que le agradecía su lucha contra el terrorismo y la “protección” de los recursos petrolíferos libios11, denota quizás una mayor proximidad con este.

El ejecutivo contrario, el GNA, cuenta con el apoyo internacional de la ONU, la Unión Europea, Turquía, Qatar e Italia principalmente. La ONU es el mayor defensor del GNA, no en vano fue el órgano que lo formó, y a ojos de la Asamblea de las Naciones Unidas, el GNA es el legítimo ejecutivo en Libia. La UE, siguió el ejemplo de la ONU, reconociendo como Gobierno de Libia al GNA, aunque continuamente aboga por una solución democrática para el conflicto, pues la UE está particularmente interesada en que exista un ejecutivo estable para Libia que permita detener el flujo de emigrantes hacia Europa. Además, aprobó en febrero de 2020 una misión europea para asegurar el embargo de armas en Libia, con la esperanza de que esto contribuya a desescalar la contienda12

A nivel de Estados, el principal apoyo para el GNA proviene de Turquía, y muestra de ello fue la aprobación, en enero de 2020, de una ley que permitía el despliegue de tropas turcas en Libia si fuese necesario13. Los intereses de Ankara por apoyar al GNA son múltiples, desde la rivalidad que mantiene Turquía con EAU (recordando que estos apoyan a Haftar) a la defensa de Erdogan del islam político, pasando por la lucha de Turquía por fortalecer su poder en el mundo musulmán y recuperar la esfera de influencia otomana, como puso de manifiesto el acuerdo firmado en noviembre de 2019 entre Turquía y Libia delimitando unas nuevas fronteras marítimas no reconocidas por la Comunidad Internacional. Qatar, por su papel como defensor del islam político y por sus tensiones con EAU, es el principal apoyo del GNA en el mundo árabe, aunque su ayuda no es comparable a la de sus rivales árabes. Y, por último, Italia podría considerarse también como un actor que aboga por el GNA, y le apoya internacionalmente, aunque mantiene una estricta neutralidad, pues argumentos tales como detener la llegada de inmigrantes a sus costas, los intereses de la petrolera italiana ENI en Libia o mantener activo del gaseoducto Greenstream, que conecta ambos países constituyen elementos de peso. 

El GNA, el gobierno que la ONU ayudó a formar en 2015, tiene su sede en Trípoli y en la actualidad está encabezado por Fayez Sarraj. Este gobierno no combate con un ejército propiamente dicho, sino que financia a milicias para luchar con el dinero proveniente de la exportación de combustibles que realiza la Compañía Nacional de Petróleo (NOC, por sus siglas en inglés) en exclusiva. Estas milicias se han convertido en el verdadero músculo en las zonas leales al GNA, y prueba de ello es como en las grandes ciudades, incluida la capital, Trípoli, estos grupos hacen las labores de la policía, imponiendo orden, mientras la policía “real” gubernamental tiene un rol testimonial14.

Esa dependencia en las milicias es la mayor debilidad del GNA, pues es una fidelidad pagada, ya que las motivaciones políticas o religiosas no serían suficientes para retener a las milicias en su bando si el GNA dejase de recibir dinero de las exportaciones petrolíferas; además este gobierno sufre las acusaciones de ser un gobierno extranjero y los continuos llamamientos desde diversos ámbitos libios para la realización de unas nuevas elecciones15.

Mapa de Libia 2

El actor nacional antagonista al GNA sería la Cámara de Representantes, con sede en Tobruk, formada según los resultados electorales de 2014, aunque la figura más visible del mismo no sería un político, sino el mariscal Jalifa Haftar, líder del Ejército Nacional Libio (LNA). Desde 2014, Haftar ha conseguido aumentar el territorio bajo su control, y en enero de 2020 se situaba a las puertas de la mismísima capital, así como controlaba la cuenca petrolífera del Sirte (la más importante de Libia) y gran parte de los campos petrolíferos (figura 2). 

Sin embargo, pese a que Haftar controle una gran parte de las zonas de extracción de petróleo, no es capaz de rentabilizar en su totalidad las exportaciones de crudo, pues no recibe la totalidad de los ingresos por su exportación, dado que las compañías de petróleo extranjeras se niegan a negociar con cualquier otro organismo que no sea el NOC, y como el NOC tiene su sede en Trípoli, la mayor parte del dinero va para el GNA16. Hubo intentos por parte de la Libia oriental de crear una compañía petrolífera y banco nacional paralelo a los de Trípoli para recibir la totalidad de los emolumentos, sin embargo, estos no tuvieron éxito17

Por último, además de una guerra a nivel internacional y nacional, esta contienda también se libra a nivel local, consecuencia del ya citado papel y relevancia que tienen las tribus en el panorama libio. Con Gadafi, existían tribus con privilegios y otras discriminadas, sin embargo, tras la caída del régimen se rompió el equilibrio existente, y las tribus buscan construir un nuevo sistema beneficioso para ellas, por medio de la violencia, aliándose con cualquiera de los dos bandos nacionales, hecho que es instrumentalizado por Sarraj y Haftar, quienes tratan de atraer a las tribus a su bando.

Un ejemplo pudo verse en las acciones de Haftar y la Cámara de Representantes con la familia Gadafi en mayo de 2018. Para ello, las autoridades de la Libia oriental concedieron una amnistía al hijo de Gadafi, Saif al-Islam Gadafi, esperando conseguir así el apoyo de algunas tribus históricamente leales a la familia Gadafi18. Lo cierto es que gran parte de las tribus que habían sido leales a Gadafi son leales a Tobruk; hasta qué punto la amnistía al hijo de Gadafi fue determinante para lograr que las tribus se adhiriesen a Haftar no se puede demostrar, pero es obvio que, en una sociedad como la Libia, donde las relaciones sociales son tan importantes, dicho gesto fue importante. 

Otro ejemplo de la dimensión de las tribus en el conflicto se puede observar en los dos pueblos nómadas más numerosos presentes en Libia, los tuareg y los tubu. Los tuareg son un grupo bereber nómada originarios del desierto del Sahara y que en Libia se sitúa en el suroeste del país. El pueblo tubu es otro grupo nómada localizado principalmente en el sur de Libia, con un origen chadiano. En el pasado, ambos grupos han mantenido altercados por motivos étnico-tribales, una tensión alentada por la pugna entre ambos grupos por los beneficios del contrabando y el comercio ilegal del petróleo19. Por eso no es extraño que en la Primera Guerra Civil ambos pueblos combatiesen, y considerando que Gadafi había apoyado a los tuareg y discriminado a los tubu, en 2011 los tuareg luchasen a favor de Gadafi y los tubu hicieran lo propio, pero para deponerle. 

En la segunda guerra civil ambos pueblos también combaten, básicamente por dos razones: la primera, la eterna competición entre ambos por controlar los yacimientos de petróleo y por explotar las rutas de contrabando locales, utilizando el pretexto de la guerra civil para intentar aumentar su dominio sobre estos20; la segunda, un complejo juego de alianzas y apoyos, en el que en principio los tuareg se mantuvieron neutrales, mientras los tubu apoyaban a Haftar. El posterior apoyo de Haftar a tribus libias enemigas de los tubu en la ciudad de Sabha, motivó que estos pasasen a apoyar al GNA. Y los tuareg, por su parte, cuando finalmente entraron en el conflicto lo hicieron a favor de Haftar, si bien todo el escenario cambiaría en febrero de 2019, cuando se firmó una alianza entre los tubu y tuareg contra Haftar, lo que demuestra la volatilidad del apoyo de los pueblos y como este varía según las acciones y recompensas que cada bando les ofrece21

“El Dorado” en Libia: su petróleo 

Es cierto que la confluencia de actores, el caótico derrocamiento de Gadafi sin una vista más allá, el papel de las tribus y las acciones de los terroristas constituyen elementos clave que contribuyen a crear el actual caos libio. Sin embargo, también es cierto que todos los factores pueden explicarse en gran medida en el marco de una pugna interna por el control de los hidrocarburos, dejando en segundo plano los motivos ideológicos, religiosos o sociales como principales causas de la guerra. Una manifestación patente de este hecho puede verificarse contrastando como la mayor intensidad de los combates se centra en la costa (lugar desde donde se exportan los hidrocarburos), la cuenca del Sirte (donde está la mayor parte de las reservas de combustibles), y las cuencas del Murzuq y Ghadames, y como, por el contrario, en el sur del país el nivel conflicto es más reducido.

Tabla producción petróleo Libia

El conflicto guarda relación directa con la fluctuación en la producción de petróleo que vive el país desde 2011, y que condiciona enormemente su economía, pues la exportación de petróleo supone el 95% del PIB de Libia. La tabla 1 recoge la evolución de la situación, como la baja producción en 2011, consecuencia de la primera guerra civil, así como, tras una etapa de recuperación, el descenso a partir de 2014, cuando la división del país en dos gobiernos creó una falta de autoridad que posibilitó a grupos no estatales hacerse fuertes y cortar la producción a la espera de recibir su parte en el reparto. De hecho, en verano de 2013 la producción ya decreció a raíz de los primeros bloqueos de instalaciones petrolíferas, situación que fue resuelta posteriormente cuando quienes bloqueaban las instalaciones fueron contratados por el propio gobierno como “guardianes” de los mismas22… obviamente, esto acabó sentando precedente y crecieron los bloqueos. 

Ya en el año 2016 el director del NOC, Mustafa Sanalla, advirtió del peligro de ceder ante los bloqueos al responsable de la UNSMIL (Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia), Martin Kobler, después de que este último se reuniese con el jefe de la denominada “Guardia de las Instalaciones Petrolíferas”, señalando que se crearía un precedente que alentaría a cualquier persona que pudiese formar una milicia a cortar un oleoducto, yacimiento petrolero o puerto, con el fin de extorsionar23

Las razones para estos bloqueos son múltiples: desde reivindicaciones políticas —como en el caso del secuestro de Mellitah por los Amazigh (tribu bereber) en 2013—24 a simples extorsiones a cambio de un salario, como hizo la Guardia de Instalaciones Petrolíferas con el bloqueo de Ras Lanuf, pasando por ser utilizada como herramienta de presión para realizar intercambios de prisioneros —como se demandó por una milicia en 2019 tras el secuestro de trabajadores en el campo petrolífero de Zawiya—25 o como una simple forma de demandar al gobierno mejoras en servicios y protección —El Sharara en 2018—26; o, como en cualquier conflicto, para intentar debilitar al contrincante asfixiándole económicamente y para demostrar al resto del mundo “quién tiene la sartén por el mango”. 

Esta podría ser la causa de los bloqueos del Haftar en enero de 2020 sobre las instalaciones de Libia oriental, poniendo de manifiesto así la debilidad de Trípoli, que además necesita los ingresos por la exportación de petróleo para sostenerse y sostener a los grupos y milicias que luchan en su bando. Y aunque Haftar declare lo contrario, tiene un fuerte interés en controlar toda la producción del petróleo libio, como ya quedó patente en septiembre de 2016, al capturar las instalaciones petrolíferas de Es Sider y Ras Lanuf de manos del GAN (quien previamente las había recuperado de los terroristas islámicos)27

Por tanto, y pese a las disputas, la comercialización del crudo se mantiene, pues todos los actores están interesados en explotar las ganancias que genera; y, de hecho, salvo el grupo terrorista Estado Islámico en Ras Lanuf en 2016, ningún otro grupo no estatal ha atacado a gran escala instalaciones petrolíferas con el fin de destruirlas. 

Conclusión 

La inestabilidad actual en Libia está ligada, en gran medida, a la lucha por el control del petróleo, y que la enemistad ideológica-política, el entramado tribal libio y el efecto del terrorismo son elementos que complican y se instrumentalizan en esa pugna por los recursos del país. 

La caída de Gadafi, quizás sin un claro horizonte posterior, quebró el previo ‘statu quo’ de reparto del beneficio del petróleo, y originó la actual pugna entre los actores nacionales y locales, que usan la enemistad ideológica como pretexto para legitimar la lucha en la cual los actores foráneos ven ocasión de participar –y lo hacen– como medio de alcanzar también sus fines, añadiendo complejidad y dimensión al conflicto. 

Un conflicto complejo y amplio, que se libra a nivel local, nacional e internacional, pero en el que, dado que todos los beligerantes necesitan los beneficios provenientes del petróleo, existe un férreo blindaje de los recursos petrolíferos, pues nadie quiere destruir la única fuente de riqueza de la que goza Libia hoy en día y en un futuro próximo. ¿Paradojas del conflicto… o no?

Notas al pie

1 FUENTE COBO, Ignacio “Libia, la guerra de todos contra todos”. IEEE, Madrid, septiembre 2014. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2014/DIEEEA46-2014_Libia_Guerratodos_Contratodos_IFC._doc_final.pdf 

2 Oficina de información diplomática, Ficha país Libia. Disponible en: http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/LIBIA_FICHA%20PAIS.pdf 

3 AL-QASEM, Abu y AL-RABO, Ali “Libyan tribes: part of the problem or the solution”. Middle East Monitor, London, agosto 2018. Disponible en: https://www.middleeastmonitor.com/20180808-libyan-tribes-part-of-the-problem-or-a-solution/  

4 AL-SHADEEDI, Al-Hamzeh y EZZEDDINE, Nancy. “Libyan tribes in the shadows of war and peace” Clingendael, La Haya, febrero 2019. Disponible en: https://www.clingendael.org/sites/default/files/2019-02/PB_Tribalism.pdf 

5 DENOEUX, Guilain. “Violent extremism and insurgency in Libya” USAID, Washington DC, julio 2013. Disponible en: https://msi-inc.com/sites/default/files/additional-resources/2018-12/Violent%20Extremism%20and%20Insurgency%20-%20Libya.pdf  

6 ASSAD, Abdulkader. “Revealed UAE-Egyptian arms’ depots found in Haftar-controlled Libyan oil terminals” Libyaobserver, Tripoli, junio 2018. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/news/revealed-uae-egyptian-arms-depots-found-haftar-controlled-libyan-oil-terminals 

7 MALSIN, Jared y SAID, Summer. “Saudi Arabia promised support to Libyan warlord in push to seize Tripoli” Wall Street Journal, Nueva York, abril 2019. Disponible en: https://www.wsj.com/articles/saudi-arabia-promised-support-to-libyan-warlord-in-push-to-seize-tripoli-11555077600 

8 Final report of the Panel of Experts on Libya established pursuant to Security Council resolution 1973 (2011) noviembre 2019. Disponible en: https://www.securitycouncilreport.org/atf/cf/%7B65BFCF9B-6D27-4E9C-8CD3-CF6E4FF96FF9%7D/S_2019_914.pdf 

9 ALLAHOUM, Rammy. “Libya’s war: who is supporting whom” Al Jazeera, Doha, enero 2020. Disponible en: https://www.aljazeera.com/news/2020/01/libya-war-supporting-200104110325735.html 

10 DAOU, Marc. “Libya nations divided over support for rebel commander Haftar” FRANCE 24, Paris, marzo 2019. Disponible en: https://graphics.france24.com/haftar-libya-international-support/ 

11 BROWNE, Ryan. “Trump praises Libyan general as his troops march on US backed government in Tripoli” CNN, Atlanta, abril 2019. Disponible en: https://edition.cnn.com/2019/04/19/politics/us-libya-praise-haftar/index.html  

12 ERLANGER, Steven. “With Libya still at war, EU agrees to try blocking weapons flow” NY Times, Nueva York, febrero 2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/2020/02/17/world/europe/libya-eu-arms-blockade.html 

13 Agencias “El Parlamento de Turquía aprueba el envío de tropas a Libia”, El País, Madrid, enero 2020. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2020/01/02/actualidad/1577978553_651243.html  

14 WEHREY, Frederic. “A Minister, a General, & the Militias: Libya’s Shifting Balance of Power” The New York Review of Books. NYBooks, Nueva York, marzo 2019. Disponible en: https://www.nybooks.com/daily/2019/03/19/a-minister-a-general-militias-libyas-shifting-balance-of-power/ 

15 “Statement by Ghassan Salame, Special Representative of the Secretary General to Libya and Head of UNSMIL Pursuant to Human Rights Council Resolution 37/45” United Nation Support Mission in Libya Septiembre 2018. Disponible en: https://unsmil.unmissions.org/statement-ghassan-salame-special-representative-secretary-general-libya-and-head-unsmil-pursuant 

16 STEPHEN, Chris. “Libya’s oil caught in the middle”. Petroleum Economist, Londres, octubre 2019. Disponible en: https://www.petroleum-economist.com/articles/politics-economics/middle-east/2019/libya-s-oil-caught-in-the-middle 

17 ESCRIBANO, Gonzalo. “Europa debe evitar que Haftar controle el petróleo de Libia y su Banco Central” Blog Real Instituto del Cano. El Cano, Madrid, mayo 2019. Disponible en: https://blog.realinstitutoelcano.org/europa-debe-evitar-que-haftar-controle-el-petroleo-de-libia-y-su-banco-central/  

18 FUENTE COBO, Ignacio. “Libia, la guerra del General Jalifa Haftar” IEEE, Madrid, septiembre 2017. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2017/DIEEEA70-2017_Libia_Guerra_General_Haftar_IFC.pdf 

19 DE BRUIJNE, Kars. “Challenging the assumptions of the Libyan conflict” Clingendael, La Haya, julio 2017. Disponible en: https://www.clingendael.org/sites/default/files/2017-10/crisesalert-1-challenging-the-assumptions-of-the-libyan-conflict.pdf 

20 ROSELLO, Daniel. “Los tuaregs libios” El Orden Mundial, Madrid, mayo 2016. Disponible en: https://elordenmundial.com/los-tuareg-libios/  

21 WESTCOTT, Tom. “Feuding tribes unite as new civil war looms Libya’s south” Middle East Eye, Londres, febrero 2019. Disponible en: https://www.middleeasteye.net/news/feuding-tribes-unite-new-civil-war-looms-libyas-south  

22 TOALDO, Mattia. “Petróleo y política en la Segunda Guerra Civil Libia” Estudios Política Exterior, Madrid, marzo 2015. Disponible en: https://www.politicaexterior.com/articulos/afkar-ideas/petroleo-y-politica-en-la-segunda-guerra-civil-libia/ 

23 GHADDAR, Ahmad. “Exclusive: Libya oil exports threatened as NOC warns against port deal”. Reuters Londres/Túnez, julio 2016. Disponible en: https://www.reuters.com/article/us-libya-oil-exports-exclusive/exclusive-libya-oil-exportsthreatened-as-noc-warns-against-port-deal-idUSKCN1040DO 

24 SHENNIB, Ghaith. “Libyan Berbers shut gas pipeline to Italy, cut major income source” Reuters, Tripoli, noviembre 2013. Disponible en: https://www.reuters.com/article/us-libya-gas/libyan-berbers-shut-gas-pipeline-to-italy-cut-major-income-source-idUSBRE9AA0UT20131111  

25 AFP. “Tunisian oil workers kidnapped in Libya have been freed, says consul”. France24, Paris, febrero 2019. Disponible en: https://www.france24.com/en/20190217-tunisia-oil-workers-kidnapped-libya-freed 

26 TURAK, Natasha. “Libya’s biggest oil field is being held hostage, but even that won’t boost prices”. CNBC, Nueva Jersey, diciembre 2018. Disponible en: https://www.cnbc.com/2018/12/18/libya-biggest-oil-field-is-being-held-hostage.html 

27 PEARSON, John. “Libya militias battle for control of oil ports”. The National, Abu Dabi, diciembre 2016. Disponible en: https://www.thenational.ae/world/libya-militias-battle-for-control-of-oil-ports-1.204610