La deriva de radicalización yihadista: un desafío multidisciplinar

La deriva de radicalización yihadista: un desafío multidisciplinar

Cuando se procede a la evaluación de determinados extremismos violentos es conveniente acudir al camino recorrido por el sujeto en su creciente escalada de violencia. Como en cualquier otra disciplina, el hecho de comprender el proceso en el que, de modo paulatino1, se activan determinadas conductas en el individuo, supone una importancia manifiesta a la hora de articular mecanismos para contrarrestarlas.

Tal como comenta Alonso en su investigación2, durante mucho tiempo el diseño de las estrategias antiterroristas dejó de lado los procesos de radicalización y el reclutamiento. La preocupación por las motivaciones que desencadenan los conflictos violentos no llevaba aparejada la inclusión de dichos procesos en las estrategias de defensa contra el fenómeno terrorista y sus conductas relacionadas. Esta ausencia de interés se mantuvo hasta la llegada del terrorismo de ideología yihadista y su manifestación en atentados con gran número de víctimas ya comenzada la primera década del siglo XXI.

Paulatinamente, el proceso de radicalización se ha convertido en el epicentro explicativo del terrorismo. No obstante, la indeterminación del fenómeno como elemento de estudio suscita poco consenso en relación con las estrategias para abordarlo. En los últimos años diferentes sectores relacionados con la temática han puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar eficaces estrategias de prevención. Sin embargo, han existido discrepancias en cuanto a la evaluación, tratamiento y desarrollo de herramientas para abordarlo3.

En cualquier caso, el proceso de radicalización ha pasado a ocupar el lugar que le corresponde como protagonista en el estudio del camino que conduce al individuo hacia el extremismo violento y la actividad terrorista. A partir de aquí, el debate académico en cuanto al tratamiento del fenómeno es positivo de cara a alcanzar un consenso hacia la mejor forma de abordar la problemática, ya sea mediante una única disciplina o de forma multidisciplinar.IEEE

La dinámica del proceso de radicalización

En el transcurso del camino que conduce hacia el extremismo violento pueden apreciarse diferentes estadios evolutivos por los cuales el sujeto transita ante la exposición de fenómenos favorecedores del ideario radical. Sin embargo, no todo el que se acerque a un entorno radical acabará asumiendo plenamente el ideario extremista, ni tampoco puede aceptarse de forma genérica que una identificación plena con la ideología radical conduzca obligatoriamente a la participación en actividades violentas4.

Existen diferentes instrumentos de medida que intentan evaluar el grado de radicalización que el sujeto profesa en un momento determinado. Uno de los más conocidos es la escalera de Moghaddam5 hacia el terrorismo. En este modelo se interpreta que, en función del entorno y los condicionantes, el individuo y el grupo irían subiendo progresivamente peldaños hasta alcanzar la participación del individuo en la actividad violenta. De forma análoga, otros modelos establecen estructuras piramidales7 donde el vértice superior queda representado mediante la conducta violenta como fase final del proceso.

Lo que tienen en común estos dos modelos es que en ambos casos el avance del individuo por los sucesivos estadios se encuentra condicionado por una serie de presiones externas e internas al sujeto7. Esta doble raíz de elementos de presión explica por qué, ante similares agentes externos, algunos individuos se mantienen en determinados peldaños intermedios y otros escalan hasta posiciones estructuralmente más elevadas. En los escalones más bajos las conductas presentan rasgos incipientes y no serán por sí mismas peligrosas en el escenario social en el que se desenvuelvan.

En estos casos, la labor de lucha ante el proceso precisa establecer una línea roja desde la cual la conducta puede ser considerada una amenaza para la sociedad.

La problemática derivada de estas teorías es que confieren un orden ascendente y lineal en el proceso de radicalización. En la práctica, este orden entre fases no siempre sucede y, debido a ello, hay investigadores que prefieren enfatizar la lucha contra la radicalización atendiendo a determinados factores en lugar de atendiendo al estadio concreto del proceso de escalada de violencia8.

Perfiles vulnerables y entornos de riesgo

Tradicionalmente, la radicalización en Occidente ha tratado de ser explicada haciendo alusión a factores como la falta de oportunidades, la escasa inclusión social o la marginación cultural. Sin embargo, estudios recientes afirman que un número considerable de los implicados en organizaciones terroristas provienen de un estatus sociocultural elevado9. La simplificación causa-efecto entre las dificultades socioeconómicas y la adhesión a un proceso de radicalización ofrece una versión simplista acerca de un fenómeno mucho más complejo.

La identificación de los factores que empujan al sujeto a involucrarse en dinámicas de radicalización supone una temática que en los últimos años ha sido abordada por varias disciplinas en el ámbito social. Diferentes factores socioeconómicos, el componente religioso, la deriva interna psicológica del sujeto, factores demográficos y la falta de adaptación, son condicionantes que favorecen el camino en el proceso. No obstante, lo complejo del fenómeno no permite ofrecer una relación simplificada entre variables facilitadoras y la inclusión del individuo en radicalismos violentos.

Donde sí existe cierto consenso académico es en la idea de que el recorrido hacia un extremismo violento supone un proceso dilatado en el tiempo donde debe actuarse en aras de prevenir que la escalada de violencia alcance su máximo exponente.
La heterogeneidad de las muestras estudiadas hace difícil establecer un perfil típico vulnerable a la captación por las redes de radicalización. A pesar de ello, atendiendo a la estadística, podemos establecer un perfil de vulnerabilidad en individuos de clase baja, varones, jóvenes y solteros10; si bien, es cierto que las redes de captación suelen estar dirigidas por varones de mediana edad y con algún tipo de formación académica de carácter secundario. Además, en numerosas ocasiones esta captación se produce en institutos, universidades y asociaciones de culto religioso.IEEE

La muestra de detenciones policiales practicadas en España en 2020 ofrece información relevante. La mayoría de los detenidos —casi el 75 %— provienen de regiones del Magreb, situándose Marruecos como país más destacado; un estado que, por otra parte, supone el componente mayoritario de la inmigración española procedente del norte de África.El lugar de procedencia del sujeto supone un indicador a tener en cuenta en la elaboración de estrategias de prevención y en la detección de individuos potencialmente radicalizados. Además, en el caso de la muestra de individuos de nacionalidad marroquí y argelina11, debe incluirse el componente sociocultural y la doctrina fundamentalista que acompaña a determinados subconjuntos de población en esta área.IEEE

Del mismo modo, la figura 2 muestra los ciudadanos detenidos en España por tener establecidos vínculos con actividades yihadistas en el ejercicio 2020 distribuidos por edad y sexo. Conforme a las variables, los resultados ofrecen conclusiones en cuanto al perfil más vulnerable, posicionándose los varones de entre 26 y 38 años con un mayor potencial de estar involucrados en estadios avanzados de radicalismos.

La heterogeneidad en el perfil yihadista no implica que, sin atender a categorizaciones, la estadística no pueda ser utilizada para la localización de patrones comunes y determinar factores de riesgo. En este sentido, se pone de manifiesto que las variables de edad, nacionalidad y sexo son relevantes de cara a identificar perfiles vulnerables a iniciar un proceso de radicalización y deben ser tenidas en cuenta a la hora de planificar las estrategias preventivas para contrarrestarlo.

Por otro lado, se ha de tener en cuenta que la radicalización es un proceso individual que está íntimamente influenciado por dinámicas grupales. Los mecanismos psicosociales influencian las pautas de actuación de los grupos terroristas y de sus integrantes, al igual que lo hacen en los procesos de radicalización previos al reclutamiento12. El endogrupo refuerza a nivel individual la paulatina radicalización y, en algunos casos, esta culminará con el reclutamiento y la participación activa en el extremismo violento.

De manera análoga, si atendemos a los entornos de riesgo que pueden favorecer la captación de miembros, encontramos emplazamientos con un mayor riesgo asociado. Mezquitas y centros de culto; asociaciones de tipo social, religioso, educativo, cultural y deportiva; centros educativos de educación secundaria, y fraternidades, son lugares donde el individuo participa y entra en contacto con el grupo. Dentro del grupo se interiorizan los valores radicales propiciando que algunos de los miembros emprendan el camino de un proceso de radicalización que culmine en una activa participación violenta14.

Es importante señalar que los diferentes contextos sociales donde se desarrolla la dinámica grupal tienen la característica común de pertenecer al componente micro del agregado social. Por ejemplo, la asociación musulmana de un municipio de pequeñas dimensiones puede reunir de forma habitual sólo a unas decenas de miembros asociados. En municipios más grandes, las asociaciones del mismo tipo engloban el ámbito del barrio y sus aledaños, reuniendo igualmente a un número de miembros poco numeroso.

Los individuos inmersos en un proceso de radicalización tienen familia, amigos, realizan actividades grupales, van al instituto/universidad y tienen un empleo. Por lo tanto, el componente grupal del sujeto obedece al pequeño subgrupo local y urbano. Es en este entorno donde debe tener origen la estrategia preventiva y la identificación del suceso en primera instancia.IEEE

La prevención como política multidisciplinar

El reconocimiento del carácter multidimensional de la lucha contra la radicalización hace necesario ampliar el campo de actores implicados en las políticas de prevención; lo cual, no deja de plantear un gran reto organizacional. Para comprender esta complejidad, Shaftoe desarrolló un diagrama14 a partir del contexto organizativo británico, compuesto por tres círculos concéntricos como grados que ilustran los diferentes niveles de actuación preventiva.

El primer círculo de influencia se corresponde con cambios de actitud observables en los entornos de sociabilización primaria (desagregación...), principalmente familia y amigos. El segundo anillo muestra la agrupación de los agentes municipales como la educación, salud, policía o servicios sociales. A largo plazo, resulta esencial el planteamiento preventivo de estos actores. Finalmente, el tercer círculo implica a los actores institucionales nacionales e internacionales15.

La lucha antiterrorista es uno de los principales pilares de la Estrategia de Seguridad Nacional del Estado. Sin embargo, su papel en materia de prevención debería estar intrínsecamente ligado a un haz de actores tal y como ilustra la propuesta del modelo británico. En Reino Unido, la obligación legislativa Crime and Disorder Act16 exige a las autoridades municipales fortalecer su acción en materia de prevención de delitos desde 199817. En España, la estrategia y la línea preventiva de actuación para reducir el riesgo terrorista y la dinámica de radicalización existe a nivel nacional, mientras que su implementación aún sigue siendo escasa a niveles regional y local.

La prevención en los centros de culto

Al igual que ocurre con las variables de nacionalidad, edad y sexo, existen diferentes emplazamientos físicos donde, atendiendo a la dinámica del grupo, los procesos de radicalización pueden desarrollarse con una mayor facilidad. En cuanto a la radicalización yihadista se refiere, las mezquitas, los centros de culto y los centros culturales islámicos, se posicionan como emplazamientos especialmente vulnerables en este sentido.

Los programas de trabajo estatales han ido encaminados a ejercer una vigilancia en cuanto a precisar una posición moderada de los imanes en las mezquitas, algo que sin duda ha contribuido a que el foco de radicalización en estos lugares haya decrecido en los últimos años. En España, la irrupción del terrorismo yihadista desde principios de siglo propició que se retomaran los preceptos del antiguo acuerdo entre el Estado y la Comisión Islámica firmado en 199218. En él se aludía a fomentar canales de comunicación y facilitar el registro de las comunidades de culto musulmanas en el registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia. Sin embargo, muchas asociaciones quedaron al margen del mencionado registro19.

En 2016, la Asesoraría de Inteligencia y Consultoría de Seguridad (AICS) elaboró un informe donde estima que existen alrededor de ochocientos centros de culto sin censar a nivel nacional. Es decir, más de un treinta por ciento de los centros de culto islámicos no se encuentran registrados en el catálogo ministerial y se encuentran desarrollando su actividad sin el correspondiente control preventivo de seguridad. Además, la característica del pequeño grupo de los centros de culto implica que estos se encuentren, en muchos casos, ilocalizables de cara a las instituciones gubernamentales.

Este tipo de escenarios de culto escapan al control de la autoridad y son atractivos para la difusión del ideario yihadista. La experiencia de los últimos años demuestra que muchos de los voluntarios que se desplazaron a Siria para unirse al Dáesh procedían de diferentes Estados donde regiones, pequeñas localidades e incluso barrios concretos funcionaban como auténticos semilleros de radicales20.

La prevención en los centros educativos

El centro educativo también se posiciona como escenario de riesgo para la dinámica de radicalización yihadista. La estrategia por seguir en contra del eventual ideario radical que pueda surgir en las aulas corresponde al Ministerio de Educación; no obstante, las competencias asumidas por parte de las Comunidades Autónomas en materia educativa posibilitan que estas puedan gestionar sus propias políticas al respecto. En este sentido, parece conveniente que se desechen los conflictos de competencias, con el objetivo de sumar hacia el objetivo común de desarrollar políticas de prevención eficaces que involucren a todas las administraciones con competencias en materia educativa.

Acudiendo de nuevo al nivel micro del agregado social, en los entornos del instituto y la universidad, la labor del personal docente y sus asociados adquiere una relevancia incontestable. Los contenidos orientados a la formación ética, la educación cívica y la promoción de principios como la tolerancia, la paz y el respeto a los derechos humanos, constituyen por sí mismos una aportación positiva capaz de alzar barreras contra la radicalización.

Los planes educativos desarrollados hasta el momento van orientados a prevenir actitudes de rechazo a minorías culturales y religiosas a la par que se fomenta la integración de estas minorías en la comunidad de referencia. Los comportamientos  xenófobos y la islamofobia aportan pretextos al discurso y la propaganda yihadista, lo cual puede dar lugar al origen de experiencias de radicalización. Por otra parte, la finalidad última de las políticas europeas debe ser proteger a los menores musulmanes educados en Europa contra las tentaciones del extremismo21.

La estrategia educativa debe ser un modelo de referencia de cara a paliar una incipiente deriva de radicalización en los centros educativos; sin embargo, no debemos olvidar que los colegios, institutos y universidades no son los únicos agentes educativos con los que entran en contacto los jóvenes vulnerables. La dinámica del núcleo familiar, las experiencias vividas en los grupos de iguales, las actividades deportivas extraescolares, etc. son también contextos donde el sujeto socializa en el entorno micro y está expuesto a la dinámica del grupo.

Todos los entornos mencionados se desarrollan en el ámbito urbano. La administración municipal y sus agentes locales deben ser conscientes de esta situación y asumir el rol que les corresponde en la detección de emplazamientos en riesgo, con el fin de garantizar seguridad y establecer un canal de comunicación y diálogo desde la cercanía y cotidianeidad que garantiza la idiosincrasia de la institución municipal.

Conclusión

El estudio del proceso de radicalización de índole yihadista ofrece una conclusión fundamental: Los sujetos vulnerables de entrar en contacto con entornos susceptibles a los radicalismos desarrollan su actividad en determinados enclaves concretos del panorama municipal.

El espectro preventivo de lucha contra los radicalismos precisa de cooperación y coordinación entre las diferentes administraciones desde la esfera nacional hasta la escala local. En la línea con las directrices de la UE, la estrategia en España se encamina hacia la elaboración de planes que involucren a las diferentes administraciones territoriales existentes.
Dentro de las políticas preventivas, el Plan Estratégico Nacional de Lucha Contra la Radicalización Violenta facultó a los entes locales a la creación de Grupos Locales de Lucha Contra la Radicalización Violenta, agrupando en cada localidad a organismos municipales del ámbito de la seguridad y del panorama social. El objetivo principal de estos grupos consiste en impulsar la lucha contra la desagregación social y contrarrestar el inicio del camino hacia el radicalismo. Sin embargo, seis años después de la inclusión legislativa de esta figura, su implantación en los consistorios municipales aún resulta minoritaria.

El desarrollo de las actuaciones preventivas a escala local se lleva a cabo de manera asimétrica en las diferentes regiones españolas y obedece a criterios potestativos a la hora de una implementación práctica en el terreno.

La radicalización es un fenómeno que puede atacarse desde múltiples factores en los diferentes planos micro, meso y macro del estrato social. La posición estratégica de las instituciones regional y local les facilita el trabajar en los niveles micro y meso e implementar diferentes tipos22 de acciones preventivas:

-    Prevención primaria (público en general). Estableciendo puntos de contacto e información; programas de prevención anticipada (mejorar la capacidad de resiliencia individual y colectiva); formación sobre razonamiento crítico, ciudadanía, cohesión social y programas interculturales; inversión en las condiciones sociales de vida (vivienda, infraestructuras y renovación urbana de los barrios).
-    Prevención secundaria (individuos en riesgo). Programas de prevención social individuales y colectivos (capacidad de resiliencia, inserción social); apoyo familiar (información legal, soporte psicológico); mediación intercultural en los barrios.
-    Prevención terciaria (sujetos radicalizados). Programas de desradicalización y desvinculación dirigidos a la reinserción social; unidad de gestión de casos; monitoreo intensivo de los individuos.

El municipio, como ente jurídico con personalidad jurídica propia, debe posicionarse en el lugar que le corresponde en la lucha contra el terrorismo de forma general y frente a la amenaza de la radicalización violenta de forma particular.

Los atentados yihadistas ocurridos en los últimos años en Europa han mostrado al fenómeno terrorista como un elemento que crece y se potencia en el ámbito urbano. Los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017 ofrecieron un golpe de realidad al respecto de esta cuestión, evidenciando procesos de radicalización en determinados enclaves concretos de municipios de pequeñas dimensiones. Por lo tanto, no es posible que las diferentes localidades de la geografía española se vean sin un desarrollo adecuado de competencias acorde a los recursos de los que disponen.

No se trata de descentralizar la competencia antiterrorista, pues eso sería del todo utópico, inapropiado e incoherente. Se trata de sumar todos los recursos dependientes de las diferentes administraciones para hacer frente al fenómeno de la forma más eficiente posible. En España, el empoderamiento político, económico y de recursos del municipio es una realidad incontestable desde hace décadas; por consiguiente, no es posible que esa realidad no se traduzca en una mayor asunción de responsabilidades y competencias en ámbitos que amenazan la seguridad de todos los españoles.

Referencias bibliográficas
  1. Es conveniente mencionar que el paulatino proceso de radicalización varía, en cuanto a su duración, en función de diferentes factores. En el Informe Anual de Seguridad Nacional de 2016, elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional, se incide en que Cataluña es la región de España donde la radicalización se desarrolla de forma más rápida. Este dato demuestra que estos procesos pueden ser muy veloces en función de condicionantes internos y externos al sujeto. Ver: Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Informe Anual de Seguridad Nacional 2016, Gabinete de la Presidencia del Gobierno, 2016. [fecha consulta 15.03.2021]. Disponible en: https://www.dsn.gob.es/es/documento/informe-anual-seguridad-nacional-2016
  2. 2 ALONSO, Rogelio. “Procesos de Radicalización y Reclutamiento en las Redes de Terrorismo Yihadista”,
  3. Instituto Español de Estudios Estratégicos, Cuadernos de Estrategia 141, 2009, p. 21.
  4. 3 FERNÁNDEZ, Laura y LIMÓN, Pedro. “Paradigmas y prevención del terrorismo: una aproximación al Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta (PEN-LCRV 2015)”, Revista Política y Sociedad 54, no. 3, 2017, p. 806.
  5. 4 ALONSO, Rogelio. “Procesos de Radicalización y Reclutamiento en las Redes de Terrorismo Yihadista”,
  6. Instituto Español de Estudios Estratégicos, Cuadernos de Estrategia 141, 2009, p. 33.
  7. 5 MOGHADDAM, Fathali M. “The Staircase to Terrorism. A Psychological Exploration”, American Psychologist, vol. 60, no. 2, 2005, pp. 161-169.
  8. 6 Para observar modelos de radicalización en estructura piramidal, ver: MCCAULEY, Clarck and MOSKALENKO, Sophia. “Mechanisms of political radicalization: pathways toward terrorism”, Terrorism and Political Violence, vol. 20, no. 3, 2008, pp. 415-433.
  9. 7 Para obtener información acerca de las presiones que favorecen el proceso de radicalización, ver: JORDÁN, Javier. “Procesos de radicalización yihadista en España. Análisis sociopolítico en tres niveles”, Revista de Psicología Social, vol. 24, núm. 2, 2009, pp. 197-216.
  10. 8 Ver: HUNTER, Ryan & HEINKE, Daniel. “Radicalization of Islamic Terrorists in the Western World”, FBI Law Enforcement Bulletin, vol. 80, no. 9, 2011, pp. 25-31. Ver también: BORUM, Randy. “Radicalization into Violent Extremism I: A Review of Social Science Theories”, Journal of Strategic Security, vol. 4, no. 4, Winter 2011.
  11. 9 Marc Sageman publicó en 2004 un análisis sobre las redes sociales del terrorismo islamista. Dicho investigador concluyó que, de la muestra de 132 terroristas analizados, el 71 % tenía algún tipo de formación académica de carácter secundario. No obstante, existe cierto sesgo en el estudio dado que la muestra presenta únicamente a líderes de diferentes grupos terroristas. Para ampliar información, ver: SAGEMAN, Marc. Understanding Terror Networks. University of Pennsylvania Press, 2004. Un estudio más reciente publicado en 2009, en los contextos sociales británico y estadounidense, revelan cifras diferentes. El 55 % de la muestra pertenecía a clase baja, el 28 % y 16 % a clases media y alta respectivamente. Ver: GARTENSTEIN-ROSS, Daveed y GROSSMAN, Laura. Homegrown terrorists in the US and UK: an empirical examination of the radicalization process, Washington D.C., FDD Press, 2009, p.
  12. 10 Para ampliar información acerca de los métodos de captación y los perfiles más típicos de los potenciales
  13. 11 En este sentido, conviene mencionar que existen convenios de colaboración supranacionales que involucran a España, Marruecos y Argelia encaminados a paliar esta dinámica radicalizadora. Ver: REINARES, Fernando y GARCÍA-CALVO, Carola. “Cooperación antiterrorista entre España y Marruecos”
  14. 12 ALONSO, Rogelio. “Procesos de Radicalización y Reclutamiento en las Redes de Terrorismo Yihadista”,
  15. Instituto Español de Estudios Estratégicos, Cuadernos de Estrategia 141, 2009, p. 36.
  16. 14 SHAFTOE, Henry & TURKSEN, Umut. “Report from the first local seminar in Bristol”, The University of the West of England in Bristol & The European Forum for Urban Safety, Cities against terrorism, 28- 29.09.2006, p. 17.
  17. 15 Ciudades contra el Terrorismo: formar a los representantes locales a enfrentar el terrorismo, París, Foro
  18. 16 Para obtener más información acerca de este programa legislativo, ver: Crime and Disorder Act 1998, The Guardian. 19.01.2019 [fecha consulta 05.03.2021]. Disponible en: https://www.theguardian.com/commentisfree/libertycentral/2009/jan/13/crime-disorder-act
  19. 17 Ciudades contra el Terrorismo…, p. 45.
  20. 18 España. Ley 26/1992, de 10 de noviembre, por la que se aprueba el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España. Boletín Oficial del Estado, 12.11.1992, no. 272 [última consulta 11.03.2021]. Disponible en: https://www.boe.es/eli/es/l/1992/11/10/26/con
  21. 20 The International Hotbeds of the Islamic State, The Soufan Group Intelbrief. 22.07.2015 [última consulta 10.03.2021].   Disponible   en:   https://thesoufancenter.org/tsg-intelbrief-the-international-hotbeds-of-the-
  22. 21 DE LA CORTE, Luis. ¿Qué pueden hacer los Estados europeos para frenar la radicalización yihadista?, Instituto Español de Estudios Estratégicos, Cuadernos de Estrategia 180, 2016, pp. 158-159.
  23. 22 Prevenir y combatir la radicalización a nivel local. París, Foro Europeo para la Seguridad Urbana, 2016, pp. 37-38.


Miguel Ángel García-Fraile Hernández: Historiador y analista independiente
 

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