Sudáfrica es una nación de mayoría protestante, con una fuerte presencia de Iglesias africanas independientes y movimientos pentecostales. Solo un 6,66 % de los sudafricanos son católicos

Cómo reza el país del arcoíris

PHOTO/ARCHIVO - Creyente del Movimiento Sionista Africano o Sionismo (aMaZioni), de naturaleza mesiánica, el segundo grupo religioso más numeroso del país

Los primeros cristianos que llegaron a las costas sudafricanas fueron exploradores católicos que no evangelizaron el territorio. El primer intento se produjo en 1652, cuando los colonos holandeses calvinistas alcanzaron la provincia del Cabo. Durante casi un siglo, la fe reformada protestante dominó la zona y ejerció una influencia religiosa, educativa y social muy destacada. A finales del siglo XVIII arribaron los misioneros británicos, que comenzaron a penetrar en territorio sudafricano con el Evangelio en la mano. Colonialismo y cristianismo se convirtieron en compañeros de conquista, a pesar de lo cual, algunos misioneros se solidarizaron con los nativos, especialmente cuando estos fueron desposeídos de sus tierras.

La resistencia africana al cristianismo no fue relevante ya que su patrimonio espiritual conectaba con facilidad con la nueva fe, especialmente por el vínculo con los antepasados y por sus aspiraciones de liberación del racismo, los prejuicios y la opresión de los colonizadores. El cristianismo africano luchó por mantener su autenticidad desempeñando un papel participativo –manteniendo las prácticas culturales tradicionales–, pero también profético.

A mediados del siglo XIX, la fe cristiana tradicional se perfilaba bajo las formas de un cristianismo afrikáans, encarnado en la Iglesia Reformada Holandesa y el llamado cristianismo inglés, que incluía Iglesias protestantes y la católica.

A finales de ese siglo, grupos de cristianos africanos empezaron a separarse de las denominaciones tradicionales para formar Iglesias africanas independientes (IAI) encabezadas por africanos. La motivación del alejamiento no fue ni doctrinal ni litúrgica, sino política: los africanos se sentían discriminados a la hora de acceder a responsabilidades en sus confesiones. El éxodo, que dio un nuevo rasgo al cristianismo sudafricano, se extendió hasta el siglo XX.

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La época del apartheid

El cristianismo afrikáans apoyó al régimen segregacionista justificándolo en una interpretación de algunos pasajes bíblicos (Deuteronomio 20, -10-14 y Romanos 13). Frente a eso, el cristianismo inglés –católico y protestante– se convirtió, a partir de los años 80, en una voz crítica con el Gobierno segregacionista. El documento Kairós, publicado en 1985, y en cuya elaboración participaron muchos teólogos católicos, condenó enérgicamente el apartheid: «Solo hay un camino hacia la unidad de la Iglesia y es que los cristianos que apoyan o son neutrales frente al opresor se cambien de bando para estar unidos en la fe y en la acción a favor de los oprimidos». La Iglesia católica ha expresado ese apoyo mediante misiones en las periferias, en comunidades pobres y marginadas. Su presencia se hace visible a través de profesores, enfermeros o médicos en barrios y asentamientos informales.

Otras Iglesias con diversas denominaciones que lucharon contra el apartheid se han vuelto ahora socialmente silenciosas; no están presentes cuando las comunidades protestan contra abusos o vulneraciones de los derechos humanos, injusticias, corrupción, mala gestión de los servicios públicos o ataques xenófobos. Una de las razones es la estrecha relación entre sus líderes y los Gobiernos que se han sucedido desde 1994. Voces críticas y proféticas durante el apartheid ocupan ahora cargos en el Ejecutivo o se benefician de favores por parte del régimen.

Iglesias independientes

Sudáfrica tiene más de 10.000 Iglesias Africanas Independientes. Aunque muy variadas, entre ellas comparten algunos elementos que permiten una clasificación en dos grandes grupos. El primero es el Movimiento etiópico o de Iglesias de iniciación cristiana. Se separaron de las denominaciones tradicionales hacia finales del siglo XIX, pero mantuvieron la doctrina y la liturgia de las Iglesias madres, aunque con un liderazgo africano.

El Movimiento Sionista Africano o Sionismo (aMaZioni), de naturaleza mesiánica –y con cerca de 20 millones de miembros– conforma el segundo gran grupo. Su origen parte de la Iglesia Católica de Sion, fundada en Illinois (EE. UU.) por Alexander Dowie. Creen en la conversión personal, seguida de un bautismo por inmersión acompañados de prácticas ascéticas, como abstenerse de comer carne de cerdo, fumar o consumir alcohol. La curación está en el centro de su doctrina y liturgia. Con un culto emocional, mantienen la cultura, los valores y el espíritu de la civilización africana. Algunas tienen una afiliación étnica, como la Iglesia Bautista de Nazaret, de orientación zulú; la Iglesia Cristiana de Zion es la más interétnica, aunque con más arraigo entre los sepedis, mientras que la Iglesia Internacional de Pentecostés está más vinculada a los setswanos. Todas consideran el agua como elemento sagrado en la purificación y en la curación. Su culto es sincrético y la veneración ancestral desempeña un papel fundamental en su conexión con la divinidad.

Aunque las IAI no tienen un organismo ecuménico unitario, encontramos el Consejo de Iglesias Africanas Instituidas –afiliado al Consejo Mundial de Iglesias–, la Asociación de Iglesias Africanas Independientes, la Organización de Iglesias Africanas o la Organización de Iglesias Independientes Sudafricanas. A estos se ha unido el reciente Consejo Sudafricano de Iglesias Independientes, registrado como ONG y que aglutina a Iglesias independientes en una estructura que facilita la relación con el Gobierno en cuestiones nacionales.

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La influencia espiritual 

El pentecostalismo africano ha enraizado en el continente por su énfasis en la curación, entre otros factores. Los africanos interpretan la vida desde una perspectiva espiritual y las causas naturales no siempre están en el centro de su cosmovisión. Detrás de todas las desgracias hay algún poder espiritual con capacidad para incidir en la vida de los individuos o de la comunidad. Así, la brujería es responsable de los daños causados por rayos, de la infertilidad del ganado, de enfermedades, de la pobreza e incluso de la muerte. El mensaje pentecostal de curación como expiación atrae a los africanos más que una interpretación científica de la vida. Si el médico percibe tuberculosis, el curandero diagnostica sejeso –una poción venenosa–; mientras que en el caso del sida, lo califica de boswagadi –viudez no purificada–. El mensaje pentecostal y carismático florece por su promesa de un cambio en la situación vital.

Históricamente, los pentecostales se desvinculaban de temas de justicia social. No construían hospitales, escuelas u orfanatos, ni denunciaban injusticias como el colonialismo o el apartheid. Consideraban el compromiso o la participación política como un pecado mundano. Su mensaje sobre la curación y la segunda venida de Cristo para restaurar la humanidad se consideraba contrario a un compromiso social.

En la actualidad, se pueden identificar diferentes corrientes dentro de ese gran movimiento. Una de ellas, el pentecostalismo clásico, que enfatiza el bautismo en el Espíritu Santo, ahora sí se encarga de la construcción de escuelas o ayuda a los empobrecidos.

También se encuentran las Iglesias neocarismáticas, generalmente fundadas por africanos y escindidas de las denominaciones clásicas. Siguen los principios de búsqueda de éxito en el gobierno de las Iglesias y su predicación es temática. Los principios de los gurús como John Maxwell ocupan el centro de su predicación. Atraen a empresarios y emprendedores de diferentes ámbitos de la sociedad. Sus profetas prometen las tres pes –poder, protección y prosperidad– a sus seguidores.

Por último, se observan las Nuevas Iglesias Proféticas, que continúan apareciendo. Aunque de naturaleza pentecostal, su mensaje sobre la conversión personal es limitado y hacen más hincapié en profecías y revelaciones. Predican sobre el poder del Espíritu Santo, pero con escasas referencias bíblicas. Utilizan conjuros tradicionales africanos.

Tanto las Iglesias pentecostales como las independientes africanas siguen diezmando de forma significativa el número de miembros de las Iglesias cristianas tradicionales.

Diálogo ecuménico

El diálogo interreligioso se ha convertido en un tema relevante en la teología sudafricana. Sin embargo, el reto estriba en cómo desarrollar una teología del diálogo aplicable a nivel práctico, manifestada en un diálogo entre comunidades religiosas y personas de contextos culturales diferentes. Lo que sí existe es un diálogo de vida entre miembros de diferentes confesiones que comparten actividades en un espíritu de unidad más allá de sus afiliaciones religiosas.

Hay tres grandes organismos eclesiales en el panorama religioso de la región austral: el Consejo Sudafricano de Iglesias, la Conferencia de Obispos Católicos Sudafricanos y la Alianza Evangélica de Sudáfrica, quienes a menudo cooperan en cuestiones sociales y de fe.

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