Cambio climático: petroleras y fondos de pensiones
Luis Alcaide/CapitalMadrid.com
Termina el año 2018 con el fondo de pensiones de la Iglesia de Inglaterra -que gestiona el ahorro de sus clérigos- y con el gobernador Mark Carney del Banco de Inglaterra, invitando a las compañías energéticas a que contabilicen los riesgos derivados del calentamiento del planeta. Un estudio de 2015 manejado por los grandes inversores evalúa el volumen de fondos afectados por el riesgo climático en 4,2 billones (trillons anglosajones) de dólares; una cantidad que, en el peor de los escenarios posibles, con edificios litorales destruidos por las subidas de las aguas, subiría hasta 43 billones de dólares.
La ansiedad ha generado una ola de activismo entre los grandes inversores con posiciones significativas en Shell, Exxon Movil y Chevron. “Solo los grandes inversores pueden hacerles cambiar” se lee en un extenso reportaje del Financial Times.
Durante años los principales gestores de fondos se desentendieron de los posibles efectos del calentamiento global. Después de la crisis financiera y de la presión de clientes y gobiernos, Acuerdo de París del año 2015 con 200 países comprometidos a impedir que la temperatura del planeta subiera en más de 2 ºC, las petroleas están siendo objeto de minuciosos escrutinios.
Los efectos de la reducción de emisiones decretados por las autoridades determinan que muchos proyectos de desarrollo gasista o petrolífero puedan no resultar rentables. Adan Matthews, miembro del consejo del fondo de pensiones de la Iglesia de Inglaterra, afirma que los gestores de fondo tienen el deber como fiduciarios de investigar el nivel del riesgo de las inversiones en las compañías energéticas.
Los fondos de pensiones ocupan la primera línea a la hora de exigir una transición e información transparente hacia una economía con menos emisiones, incluso reclamando el cambio de sentido de las inversiones en tierras bituminosas o cracking hacia energías limpias.
En la asamblea general de Exxon en 2017 un 60% de los accionistas votaron contra la dirección al exigir una información más detallada sobre el cambio climático y sus repercusiones en los resultados financieros de la compañía. Un cambio de actitud que alertaría a otras petroleras.
Sin embargo, las petroleras se resisten a un amplio dialogo con inversores y fondos de pensiones. Sus directivos y gestores se esfuerzan en demostrar que los esfuerzos de los defensores del cambio climático reposan en “suposiciones probablemente equivocadas”. A la vez insisten y advierten que una reducción significativa de las inversiones en gas y petróleo tendrían consecuencias graves a la hora de garantizar el suministro energético del planeta.
En efecto, aunque las petroleras se preparan para un futuro más verde, sus inversiones continúan concentrándose en el desarrollo de los combustibles fósiles tradicionales. Solo un 10% de los gastos en R&D se dedican a energías alternativas.
En definitiva, inversores capitaneados por los fondos de pensiones tropiezan con la enorme resistencia que ofrecen las compañías del sector energético. ¿Riesgo de cambio climático o riesgo de escasez en el suministro de energía? El corto y el medio plazo. Beneficios inmediatos y riesgos futuros. Trump y los Acuerdos de Paris.