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Marruecos: un gobierno de concentración nacional presidido por los islamistas

Pedro Canales

El nuevo gobierno marroquí formado por Saadedin el Othmani, del islamista Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD), a quien el rey Mohamed VI encargó de formar el Ejecutivo, se parece más a un gobierno de concentración nacional que a uno partidista.  Una buena cantidad de formaciones políticas forman parte del nuevo Ejecutivo, desde los excomunistas del Partido del Progreso y el Socialismo, a los socialistas de la USFP, a los centristas y liberales de la Unión Constitucional o de la Reagrupación Nacional de Independientes, los conservadores del Movimiento Popular o los islamistas del PJD. En la oposición prácticamente sólo quedan el Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM), un invento reciente teledirigido desde el Palacio Real para dar cabida en la arena política a intelectuales, clases medias y universitarios de última generación, muchos de ellos antiguos presos políticos y de opinión durante el reinado de Hassan II; y el Partido del Istiqlal, el veterano partido nacionalista, que atraviesa una seria crisis interna, pero cuyas raíces en el pasado marroquí le permiten resurgir como el Ave Fénix.

Formado por 39 carteras, entre ministros plenipotenciarios, ministros delegados y secretarios de Estado, el Ejecutivo que preside El Othmani puede constituir un primer paso en la constitución de un sistema de alternancia política entre dos bloques, el islamo-conservador con cabeza visible en el PJD – de lejos el partido mejor organizado, estructurado y popular -, y el liberal progresista, capitaneado por el PAM, al que circunstancialmente se añade el Istiqlal en vías de renovación, a cuya dirección se perfila como futuro líder, Nizar Baraka, joven doctor universitario pero con amplia experiencia gubernamental en las principales carteras económicas.

El Palacio Real ha ampliado sus “competencias gubernamentales” pues a los ya clásicos ministerios de soberanía propuestos por el Rey, Interior, Exteriores, Administración de la Defensa, Asuntos Religiosos y Secretaria general del gobierno, se le ha añadido ahora el de Educación. Una reforma en profundidad del sistema educativo desde la primaria hasta la Universidad, sigue siendo una asignatura pendiente en Marruecos desde la época del anterior soberano, Hassan II. Todos los indicios muestran que Mohamed VI quiere poner orden en la formación, y hacer de la misma un binomio coherente entre tradición y modernidad, arabización y apertura a las lenguas extranjeras, humanismo y avances técnicos. La nueva cartera de Educación nacional, Formación Profesional, Enseñanza Superior e Investigación científica, la detiene Mohamed Hassad, ex ministro del Interior, y un cuadro del Estado cercano al primer círculo del entorno del Jefe del Estado.

 En contra de las muchas conjeturas avanzadas por socios o rivales del Marruecos de Mohamed VI, el Rey ha respetado fielmente la nueva Constitución de la que se ha dotado el país en 2011, otorgando al partido ganador de las últimas Elecciones legislativas, el islamista PJD, la tarea de formar el Ejecutivo. A pesar de que el anterior dirigente del mismo, Abdelilah Benkiran, no consiguió formar el gobierno en cinco meses, el soberano designó otro candidato del mismo partido, y no un independiente, un tecnócrata o un líder de algunas de las formaciones más en boga.

En Marruecos el delicado equilibrio entre la monarquía, la clase política y la sociedad civil, constituye la clave de los avances democráticos e institucionales que el país conoce en los últimos años.  Una imagen del mismo es el nuevo ministerio encargado de los Derechos Humanos, que dirigirá el islamista Mustafá Ramid, con título de ministro de Estado. Ramid, dirigente del PJD y veterano abogado de las causas políticas más controvertidas, hasta ahora ministro de Justicia, tiene a su cargo mejorar la imagen del reino alauita frente a sus socios internacionales, Estados Unidos y la Unión Europea principalmente, que a menudo le reprochan fallos estructurales en los derechos y libertades fundamentales.