22 de junio: un nuevo Día de la Infamia

Honor y gloria al más generoso, al más valiente y al más guapo de los líderes del Sistema Solar. Que no queden en entredicho tus inmensos sacrificios por tener por bandera el lema de ¡todo por el poder!

Haz oídos sordos al inmenso pitorreo que a costa del Gobierno que presides se llevan entre manos los fanáticos independentistas catalanes. En el fondo de sus corazones tienen a tu persona un inmenso respeto y veneran tu sabia decisión de poner en la calle a sus adorados prohombres que, con visión de futuro, aspiran a lograr que Cataluña se convierta en una potencia mundial a la altura de Estados Unidos.

Como gran líder universal que eres, el Consejo de Ministros que presides ha autorizado el indulto a los condenados independentistas catalanes en una fecha tan significativa para la historia universal como el 22 de junio ¡Qué tío más grande! ¡Has elegido para tan magna medida de gracia el 80 aniversario de la invasión de la Unión Soviética por las Fuerzas Armadas de Alemania al mando de Hitler!

Tal día como el 22 de junio de 1941 comenzó la Operación Barbarroja, fecha en la que 250 Divisiones de la Alemania de Hitler iniciaron la invasión de la extinta Unión Soviética que por aquel entonces comandaba Stalin, otro iluminado. Pero te tengo que dar una mala noticia que, al parecer, a tu válido Iván Redondo le ha pasado desapercibida.

La Operación Barbarroja terminó en una estruendosa derrota, con la muerte de millones de personas y con el colapso absoluto y la desaparición del Reich que preconizaba aquel sujeto del bigotito de triste recuerdo. Se barrunta que tu invasión a la Constitución española y tu afrenta directa a la dignidad de los españoles va camino de tu hundimiento político. Algunos confían en que tu caída arrastrará al partido del que eres secretario general, que no ha sabido más que aplaudir o callar ante el incendiario camino que has emprendido. 

Pero tengo que confesarte una cosa. Me siento un poco defraudado porque en los Reales Decretos de indulto que ayer de forma urgente publicó el Boletín Oficial del Estado no has incluido la entrega a cada uno de los agraciados con tu benevolencia con un amplio, elegante y bien situado piso en Barcelona. Te lo sugerí el pasado 7 de junio. No me has hecho caso. Pero no importa, tu superior inteligencia seguro que ha decidido lo mejor para ellos.

Lo importante es saber que en las cuatro esquinas de España, todos nuestros compatriotas están a tu lado de forma incondicional. Como un solo hombre. Prietas las filas. Cada vez que sales a la calle ‒que hay que reconocer que son muy pocas, las calles no, tus salidas de Moncloa‒ te topas con muestras de adhesión inquebrantable a tus políticas, incluso a la brillante medida social de subir la factura de la luz. Sabemos que es por nuestro bien.

En prácticamente todas las ciudades del territorio nacional tienen lugar día sí y día también numerosas manifestaciones pacíficas en tu honor. En muchas de ellas se proclaman tus logros y citan tus consignas de concordia. Incluso en los pueblos y ciudades de Cataluña, miles de personas salen a las calles para vitorear tu magnánimo indulto a sus pacíficos próceres de las libertades. Y los indultados te reiteran una y otra vez su agradecimiento. Lo satisfecho que debes estar por sus palabras de afecto.

Me han llegado indicios de que el conjunto de los hombres y mujeres de los Cuerpos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional están contigo. Les has levantado la moral hasta el infinito. Desde el primero hasta el último. Desde el que acaba de ingresar hasta el más veterano. 

En todos los acuartelamientos y dependencias de ambos Cuerpos se aplaude a rabiar tu medida de gracia y me aseguran que en el despacho oficial de la directora general de la Benemérita, María Gámez, se están recibiendo decenas de miles de Email, télex y fax de adhesión a tu persona. 

Por si fuera poco, tu valentía y heroísmo ha dejado tan anonadados al colectivo castrense español que, según me cuentan, en el Ministerio de Defensa que dirige tu ministra Margarita Robles están tentados de iniciar los trámites para concederte la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima recompensa militar de la que son acreedores solo aquellos que han protagonizado actos de heroísmo en combate frente al enemigo. 

Tu valor no lo has demostrado frente al enemigo, pero tu ministra Margarita Robles ya lo arreglará ¡Te mereces la más alta distinción al valor que otorga España! Porque, permíteme que te diga, tu férrea defensa de los hombres de paz y tu anhelo por la concordia te hace acreedor de que luzcas sobre tu pecho la Cruz Laureada de San Fernando ¡Que guapo estarás con ella!

Echa a un lado las recientes palabras de los nueve excarcelados y del presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña, que han asegurado que “salen con la voluntad reforzada de construir una república catalana”. Son comentarios para hacerte rabiar. Todos ellos y quienes les siguen se rendirán a tu acertada política de perdón y estoy convencido que no te pedirán más muestras concretas de buen hacer. Con el indulto están más que satisfechos. Ni siquiera ha hecho falta añadir un piso al Real Decreto de indulto de cada uno.

La valentía con la que te califica la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es de tal calibre que cuando abandones la política, Dios no lo quiera, deberías hacerte torero ¡Qué planta, qué porte! Te imagino haciendo el paseíllo, con la montera calada, el traje de luces, esas medias de color rosa ¡Bueno, bueno, bueno! ¡Qué deleite de grandes corridas para los aficionados!

Piénsalo bien. Te imaginas terminar la faena con una gran estocada, viendo la plaza llena de pañuelos, el público pidiendo las dos orejas y el rabo del morlaco ¡Cierra los ojos y sueña que estás en medio de la plaza de toros! El público puesto en pie, vítores, sacándote a hombros por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla. No te mereces menos. Sería el final apoteósico para la carrera de un hombre de honor... 

Tú, a la tuya. Saborea y deleita tu privilegiada mente con tus recientes momentos de gloria junto al presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Recuerda los chispeantes ojos del hombre más poderoso del mundo al escuchar tus sabios consejos, al percibir el sonido de las sugerencias que le susurraste al oído, cual autentico hombre de estado que eres, respetuoso con las leyes del ordenamiento internacional del mundo mundial.

Japón atacó la base aeronaval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 y el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, calificó esa jornada como “El Día de la Infamia”. Ahora, el 22 de junio de 2021, has logrado estar a la altura de Roosevelt y ya tienes tu “Día de la Infamia”. Quo vadis Pedro.