¿Andalucía termómetro de las próximas Generales?

Juanma Moreno Bonilla

Han sido unas elecciones en clave de sol. Ni la ultraderecha ha entrado al Gobierno ni se ha apoderado del espectro político andaluz y para Ciudadanos ha significado quitarle el respirador condenado a su desaparición: Juan Marín deja la política. En esta gesta electoral han ganado las ganas de tener un Gobierno estable, un panorama coherente, en medio de tanta incertidumbre nacional e internacional.

Los andaluces han hablado muy alto y claro al respecto de su destino político para los próximos cuatro años: no los paró ni la ola de calor ni la tentación de ir a la playa. Al contrario, acudieron motivados a las urnas para darle una mayoría a Juanma Moreno Bonilla, el candidato del Partido Popular y quien buscaba revalidar su Gobierno por otro período más.

Y hacerlo además libre de alianzas, de alianzas Frankenstein, que solo terminan empoderando a los nuevos partidos de reciente generación y aquí las expectativas electorales de Vox –por vez primera– no fueron superadas con su candidata Macarena Olona y los 14 diputados al Parlamento Andaluz.

Aquí en Málaga la jornada electoral del 19J transcurrió con buena afluencia de votantes, se veía  a familias completas votar y muchos jóvenes hacerlo por primera vez. Hay cariño por Juanma Moreno quien a pesar de haber nacido en Barcelona ha reivindicado su esencia malagueña por sus años de crianza y de estudiante en Málaga.

Le vi y saludé en un foro organizado por Diario Sur en la capital malagueña con empresarios y simpatizantes a quienes habló sin rodeos sobre su visión de modernizar y llevar a Andalucía a competir  por obtener más inversiones; por inclusive mirar de  tú a tú a Cataluña como polo tecnológico y turístico. Por dejar en el pasado la imagen de una Andalucía sumida en el atraso y en la desigualdad.

Moreno Bonilla es un político ambicioso porque tiene visión de futuro y la gente en Andalucía le ha comprado su discurso, le ha dicho en las urnas que cree en él. Ha decidido darle más confianza: votantes naturales del PSOE decidieron sufragar a favor del PP y votantes de Ciudadanos fueron trasvasados por el tsunami de Moreno Bonilla.

El antiguo feudo del PSOE ha ido desmantelándose, elección tras elección, las pugnas entre Susana Díaz y Pedro Sánchez fueron dos choques de trenes entre el susanismo y el sanchismo  con Susana defenestrada y la imposición de Juan Espadas desde la Moncloa. Los resultados de esta maniobra saltan a la vista: el candidato de Sánchez ha perdido y obtiene además los peores resultados históricos para el PSOE con 30 escaños.

A Andalucía no le gusta el sanchismo ese es el mensaje enviado a la Moncloa. Hay hartazgo de las políticas Frankenstein, hay hartazgo de cómo se ha gestionado la pandemia y de las políticas de subsidios cuando la gente lo quiere es un trabajo con la certeza de un ingreso que permita vivir con dignidad.

Juanma Moreno es un tsunami político que ha hecho ya Historia arrasando en las urnas con sus 58 escaños (al menos medio millón de  votos prestados) cumpliendo su meta de gobernar en solitario con una envidiable mayoría absoluta que ahora mismo lo convierte en la envidia de la Moncloa y de los Gobiernos de las  otras comunidades autónomas.

Las fuerzas de la izquierda aglutinadas en Por Andalucía consiguieron 5 escaños y la calcárea Teresa Rodríguez, con su formación Adelante Andalucía, obtuvo  dos escaños.

Para el presidente Sánchez este resultado es un enorme varapalo que ya preveía porque Espadas no levantó ninguna pasión a lo largo de una campaña sosa en la que estuvo absolutamente eclipsado por Moreno Bonilla y por el discurso chocante de Olona.

Espadas intentó acorralar a Moreno Bonilla con la posibilidad de una alianza con Vox y es más llegó a emplazarlo ante un notario para dejar constancia de que no pactaría un Gobierno con Vox en caso de no lograr la mayoría.

A Olona la fagocitó el miedo de muchos andaluces a perder derechos transversales  y de varios extranjeros votantes a quedar relegados como ciudadanos de segunda. La maniquea utilización del tema de la masturbación y la educación infantil en las aulas, sacada a cuentas en el último de los debates, más que servirle para azuzar a la opinión pública quedó acorralada entre sus propios argumentos.

Queda ahora mirar hacia delante, vendrán elecciones municipales y luego las Generales en 2024. El Gobierno de Sánchez ya está avisado y también el recado va para sus socios de Podemos ante el hartazgo de un electorado cansado de promesas incumplidas y de decisiones erróneas. 

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