Autonomía negociada

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El Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) ha afrontado el reto de plantear una iniciativa concreta de negociación para abordar el proceso que permita vislumbrar una solución seria, creíble y duradera para el conflicto del Sáhara. Abriéndose paso entre el ruido y los insultos de quienes viven favorecidos por el enfrentamiento y la tensión manejando en su propio beneficio, sin escrúpulos ni compasión, el sufrimiento de miles de personas en los campamentos de refugiados de Tinduf.

Hay muchos intereses cruzados, egoísmos inaceptables, realidades geoestratégicas evidentes, pugna por la hegemonía en la región, rescoldos de una Guerra Fría que vive hoy una nueva era tras la invasión rusa de Ucrania y sus operaciones en la región del Sahel donde la amenaza terrorista de desestabilización exige una respuesta clara y contundente de los más directamente implicados como Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Mauritania, y de la comunidad internacional, encabezada por la Unión Europea y la OTAN.

En esa estrategia y por otras muchas razones políticas, sociales y económico-comerciales resulta imperativo la recuperación de las relaciones bilaterales entre Rabat y Argel, como ha ofrecido el rey Mohamed VI, y una solución negociada en el marco de la ONU del conflicto del Sáhara. El paso adelante dado por el MSP con el Manifiesto de Canarias, fruto de la I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad en el Sáhara, representa una apuesta audaz y arriesgada, pero necesaria y oportuna porque planea cuestiones concretas para negociar con Marruecos el contenido de una autonomía bajo su soberanía. Cuestiones concretas de competencias, representación, fiscalidad, infraestructuras, agricultura, turismo, salud, educación, seguridad, asistencia a los más desfavorecidos o indemnizaciones. Es decir, se pasa de la literatura a las matemáticas, que diría el político italiano Gulio Andreotti. Se asume el reto de romper el bloqueo que dura casi 50 años y enfrentar la negociación donde los intereses saharauis estén representados por aquellos que se han ganado el apoyo de buena parte de sus conciudadanos, como el MSP o los notables tribales, y acabar con la exclusividad de un Frente Polisario anclado en el pasado.

Deben reconocer la realidad actual, como insistió en su intervención el expresidente Rodríguez Zapatero para caminar hacia un autogobierno autonómico como afirmó el exministro José Bono y ser capaces de lograr una convivencia como reclamó el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar. La Unión Europea y su Parlamento deben jugar un papel relevante en este proceso donde es imprescindible la participación del Partido Popular mediante el consenso con el Gobierno socialista. Superar los clichés es uno de los retos en España junto con el papel de los medios de comunicación. Marruecos debe valorar y responder a la propuesta del MSP, pero, sobre todo, Argelia. 

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