Opinión

Crisis Estados Unidos-Irán: impacto económico

photo_camera Irán- EEUU

Oriente Medio, de nuevo, se convierte en un polvorín tras el asesinato del general iraní Qasem Soleimani en Bagdad. La acción del dron de EEUU ha desencadenado nuevos niveles de tensión, y tanto Washington como Teherán han amenazado con más violencia, añadiendo más incertidumbre política en una región ya inestable.

La escalada de las tensiones entre EEUU e Irán, aumentará los precios del petróleo, beneficiando a los países exportadores, pero conlleva múltiples consecuencias económicas negativas para los consumidores y las empresas. Caen las bolsas, hay desconfianza empresarial y los problemas para garantizar la seguridad de los negocios y las personas afectarán a las previsiones de crecimiento de la economía.

Una fuerte interrupción en el suministro del petróleo en la región impactará en Asia, y podría afectar a la economía de EEUU y, en muchos aspectos, a las relaciones internacionales. Incluso podría llevar al mundo a una recesión o algo peor.

Se esperaba en 2020, un crecimiento económico en Oriente Medio y Norte de África, impulsado por la economía no petrolera. Pero ahora, se ha creado un obstáculo para la actividad del sector privado.

La retórica política agresiva ha aumentado, con un presidente estadounidense impredecible y un Teherán frustrado y enojado, y ambas partes tienen las espadas en alto, pero ninguno de los dos puede permitirse una guerra. Para EEUU es un año de elecciones presidenciales, y Trump obtiene capital político interno. Pero el país sufriría si es arrastrado a una nueva guerra en la región, aunque la política americana es confusa y no está claro si el asesinato encaja en alguna estrategia más amplia.

En el otro bando, Irán está sufriendo duras sanciones económicas y sus líderes se enfrentan a una reacción interna. Saben que una guerra con EEUU destruiría la ya débil economía y las infraestructuras. Por ello se supone, que las represalias iraníes serán ataques contra activos militares o interés estadounidenses en Irak o en la región. Mientras el mundo espera a ver qué pasa, y aunque es posible que la guerra no suceda, los inversores seguirán asustados y la economía sufrirá las consecuencias.

Existe el temor que un error de cálculo pueda provocar un conflicto irreversible. No hay que olvidar que un conflicto de duración indefinida dañaría seriamente la economía mundial y ninguna zona estaría a salvo de sus consecuencias. Esperamos que los hidrocarburos no sean, otra vez, más importantes que la sangre de la gente de la región.