Dos años en la Casa Blanca

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Tras dos años al frente de la institución más poderosa del mundo, Joe Biden llega al ecuador de su mandato con importantes claroscuros en su política exterior.

Entre los puntos más negativos de su gestión es obvio resaltar que la penosa retirada de sus tropas en Afganistán proyectó una imagen de extrema debilidad. Hoy, el país asiático se encuentra sometido por un régimen de terror talibán en el que se ha producido una terrible regresión en los derechos de las mujeres. Por si fuera poco, una crisis humanitaria azota al pueblo afgano y las organizaciones de ayuda tienen enormes dificultades para operar sobre el terreno.

Tampoco es muy reseñable el bajo perfil de la Administración Biden frente a la cruel dictadura de los ayatolás. Cabría esperar de Estados Unidos un apoyo más decido a los miles de jóvenes iraníes que se están jugando la vida para conseguir un cambio real en sus vidas.

Frente a esto, sí que destaca en el haber positivo el compromiso demostrado con Ucrania. El envío muy notable de armamento, ahora reforzado con los tanques Abrams, y el contundente apoyo político y financiero a Zelenski, está resultando sencillamente imprescindible para proteger a Ucrania, y, por ende, a Europa de la brutal agresión rusa.

Asimismo, debemos destacar que el tono de Biden con la OTAN, como era de esperar, ha mejorado significativamente con respecto a la Administración Trump. En este sentido, se debe exigir que se restauren todas las relaciones deterioradas a consecuencia de su predecesor. En el caso de la UE el camino de reparación será aún largo.

Por delante, el mandatario más longevo de la historia de su país puede vislumbrar numerosos retos que no le harán fácil su estancia en la Casa Blanca. La revelación de que disponía en su domicilio particular de documentos confidenciales ha ocasionado el nombramiento por el Departamento de Justicia de un Fiscal especial.

Esto último, bien lo saben Trump, Hillary y Bill Clinton, puede ser un auténtico quebradero de cabeza. La investigación previsiblemente durará meses y estará constantemente sometido al escrutinio mediático, por lo que es de esperar días complicados para el presidente.

Además, el denominado Freedom Caucus, ese excéntrico grupo de congresistas pro-Trump, hará todo lo posible para que la Cámara de Representantes someta a investigación no sólo a Biden, sino también a su entorno. Uno de sus hijos, Hunter, con famosos problemas con el alcohol y las drogas, dará muchas tardes de gloria a los republicanos.

Y mientras discurran estos próximos dos años en la vida de un líder octogenario, la situación política seguirá en ebullición de cara a las presidenciales de 2024. Los demócratas tienen un banquillo paupérrimo y los republicanos se encaminan a un enfrentamiento brutal entre el “trumpismo” y sus oponentes.

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