EEUU intenta calmar a una China que se alinea con Rusia

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Queda apenas una semana para que Pekín inaugure los JJOO de invierno, un escaparate con el que quiere una vez más deslumbrar al mundo. Los dirigentes chinos no están dispuestos a que nadie les estropee la fiesta, ni siquiera el clima de máxima tensión generado entre Rusia, Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, a propósito de Ucrania.

Así, y para que no se olviden sus aspiraciones a convertirse en la mayor superpotencia del mundo, el  ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, decidió llamar a su homólogo norteamericano, Antony Blinken, para dejarle claros algunos extremos. En primer lugar y por si cabía alguna duda, que China está al lado de Rusia, cuyas “preocupaciones de seguridad deben ser tenidas en cuenta y proporcionarles una solución”. En el comunicado de la conversación divulgado por su ministerio, Wang Yi, acusa a la OTAN de querer expandirse, lo que a su juicio equivale a continuar con la mentalidad de la Guerra Fría, que “debería dejarse de lado”.

En la conversación, inicialmente ceñida a la cuestión de las consecuencias e impactos que acarrearía una hipotética invasión rusa de Ucrania, también se abordó el principal motivo de discordia entre Washington y Pekín, la situación de Taiwán. De ello no ha trascendido, a tenor del comunicado, más que la propia referencia que Wang Yi hace en él a lo prometido por el presidente Joe Biden a su homólogo Xi Jinping en su última conversación hace dos meses: que no busca una nueva Guerra Fría; que no aspira a cambiar el sistema que rige en China, y sobre todo, que no apoya una hipotética independencia de Taiwán. Aseveraciones de las que parece desconfiar el jefe de la diplomacia de Pekín, que asegura le dijo a su homólogo americano que “deberían dejar de jugar con fuego”.

Del análisis de tal comunicado no se desprende giro alguno en la posición de Estados Unidos, que mantiene con Biden la línea iniciada por Trump de considerar a China un adversario susceptible de convertirse en encarnizado enemigo al disputarle la supremacía mundial. Tampoco se modifica la línea de ambigüedad calculada de Washington respecto de la antigua isla de Formosa, que China considera parte integrante de su territorio, y a la que aspira a incorporar plenamente a su soberanía antes de 2049, fecha en que se cumplirá el centenario de la proclamación de la República Popular China, una vez derrotadas en la guerra civil las fuerzas nacionalistas del general Chiang Kai-chek.

Acoso sin tregua a Taiwán

Entretanto, y cual gota malaya, la aviación de combate de China ha intensificado el acoso a Taiwán mediante la incursión diaria y creciente de sus escuadrillas en la zona de defensa aérea de la isla. El último pico hasta ahora se registró el domingo, 23 de enero, cuando el Ministerio de Defensa de Taipei contabilizó el sobrevuelo de 34 cazas, 1 bombardero nuclear y 4 aparatos especializados en guerra electrónica.  Taiwán denunció un total de 969 incursiones de aviones de guerra chinos a lo largo de 2021, con un notable aumento sobre las 380 registradas en 2020. Tales operaciones obligan a las fuerzas aéreas de Taiwán a mantenerse en un permanente estado de alerta, y a una presión constante tanto sobre sus envejecidos F-16 como sobre los pilotos de combate. Una presión que se ha saldado con la pérdida de al menos dos aparatos, entre ellos uno de los más avanzados de su aviación, un F-16V, en sus constantes misiones de entrenamiento y vigilancia de ese espacio aéreo, y la muerte de sus pilotos.

Mientras la diplomacia funciona a toda máquina en diferentes escenarios, China habría pedido tanto a Rusia como a Estados Unidos que se respetase la tregua olímpica. La llave de ella la tiene, sin embargo, el presidente Vladímir Putin. Su régimen autocrático se ha convertido en tan absolutamente unipersonalista que el siguiente paso que pueda efectuar Rusia solo está en la cabeza del propio Putin. A la posible tregua se ha referido también implícitamente Wendy Sherman, el número dos de Antony Blinken, cuando sitúa hacia mediados de febrero la hipotética invasión de Ucrania, o por mejor decir el desencadenamiento de la ofensiva bélica rusa, revista ésta formas y modos cualesquiera.   
 
 

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