El mercado laboral español marca el camino de la crisis

INEM office

Se esperaban con mucho interés los datos del mercado de trabajo en España, uno de los países más castigados por el coronavirus y donde se han adoptado medidas muy concretas para mitigar sus consecuencias económicas y laborales. El banco de pruebas de un gobierno de coalición, que nunca antes había tenido el país, es mirado con lupa en socios como Italia y Portugal especialmente, que albergan también ejecutivos con varias formaciones políticas e igualmente de carácter progresista. Pues bien: las cifras conocidas hoy reflejan que no está todo reflejado, permiten valorar sólo un primer impacto del cerrojazo de la economía y resultan engañosas. En España el paro registrado no mide el mercado de trabajo como se hace en el resto de los países europeos, a través de las Encuestas de Población Activa trimestrales. El aumento en 302.000 nuevos desempleados registrados, aparte de consignar tan solo las dos semanas iniciales de este tsunami terrible, no recoge todos los parados que en realidad se han producido, por muy diferentes motivos. 

Los sectores más castigados son la hostelería, la construcción y el comercio, porque en ellos hay mayoría de empleos temporales. Son los que se llevan la peor parte en la paralización de la actividad, en un mes como el de marzo que debería en condiciones normales haber registrado ya subidas muy suculentas por la llegada de la primavera y la Semana Santa. Otros sectores como la automoción han notado menos la escabechina porque el grueso de las plantillas de los fabricantes lo forman empleados estables y fijos. Algo que en otros países europeos como Alemania o Francia saben bien. Lo peor de los datos difundidos hoy en España, lo peor para la UE porque anticipa lo que puede ocurrir en el resto de miembros, es que se han destruido en solo dos semanas de marzo 834.000 empleos, y este sí que es un termómetro fiable que tendrá multiplicación por más de dos en el próximo dato que se haga público en abril. 

La estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha sido acertada en un primer envite de este huracán con forma de virus: han logrado evitar una sangría horrible de desempleados, a pesar de que los trescientos mil en un solo mes no tengan precedentes en la medición del desempleo nacional. Esa estrategia ha esquivado que millones de personas vayan a engrosar las listas del INEM gracias al mecanismo reforzado de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Los ERTE logran contener las cifras: un millón y medio acogidos a esta fórmula, aún incierta a largo plazo, a la que se ha agarrado el gobierno. No computan como parados porque siguen cotizando. Pero son más de tres millones de trabajadores que sí tienen la sensación de estar en paro, y que no saben a ciencia cierta si al recuperarse la actividad podrán volver al mismo empleo que dejaron la tercera semana de marzo de 2020, y en las mismas condiciones.

Por otra parte, la mayoría de los ERTE declarados estos quince días están aún sin tramitar por el colapso de los servicios administrativos. De momento lo único que tienen claro quienes figuran en uno de estos expedientes temporales es que podrán cobrar antes o después, aunque su empresa esté cerrada, y que se hacen esfuerzos por financiar este tipo de salidas temporales de suspensión momentánea de la actividad. La propuesta de la CE de habilitar un reaseguro para financiar los ERTE dotado inicialmente con 100.000 millones de euros va en esa línea de garantizar unos ingresos a los empleados por cuenta ajena cesantes. 

Todos los ministerios de Empleo de la UE están mirando hoy los datos que ha ofrecido España en este segundo día laborable de abril, para conocer el alcance aproximado de las decisiones que PSOE y Unidas Podemos han tomado para evitar el hundimiento del país. La economía está hundida ya, pero sus gestiones, tormentosas y rodeadas de polémica, han intentado que no se hunda también la ciudadanía. Ninguno de esos países se cree que la economía española saldrá de esta crisis brutal con una gráfica en forma de V, donde se cumplan los objetivos de recuperar la actividad y el turismo coincidiendo con la llegada del verano. Cientos de miles de turistas europeos no van a venir a España en julio y agosto como si nada hubiera pasado, las autoridades de este país deberían descontar ese pronóstico y empezar a trabajar con una recesión sin precedentes durante al menos un año.
 

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