El papel de América Latina en el One Belt One Road de China

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Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

La consolidación de China como una gran potencia geopolítica y económica parece imparable. En su carrera por convertirse en la primera fuerza mundial, China está desarrollando el mayor proyecto de infraestructura jamás implementado: el One Belt One Road (OBOR) también denominada la Belt and Road Initiative (BRI). En lo sucesivo, se utilizará el acrónimo OBOR en referencia a este proyecto.

El OBOR no es solo un megaproyecto de infraestructura, sino también una herramienta que China utiliza para expandir su creciente influencia a nivel global. América Latina es un escenario en el que esta cuestión se puede vislumbrar de forma evidente. No es casualidad que veinte países de América Latina y el Caribe se hayan unido al OBOR en los últimos cuatro años. El OBOR, del que Estados Unidos ha sido cuidadosamente excluido, no solo manifiesta las ambiciones globales de China, sino que también revela los intereses de los países que se suman al proyecto. En este sentido, varios países latinoamericanos y del Caribe han visto en el OBOR la oportunidad de emanciparse de la tutela estadounidense, así como de establecer sus propias alianzas con el país que aspira a convertirse en la primera potencia mundial.

Introducción

El OBOR es un proyecto inspirado en la antigua Ruta de la Seda, un conjunto de caminos que unían a China con el Imperio romano. Pero la Nueva Ruta de la Seda, como se la conoce coloquialmente, es mucho más ambiciosa. Fue presentada por primera vez durante una visita del presidente chino Xi Jinping a Kazajistán en 20131. Xi Jinping calificó el proyecto como el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda, cuyo objetivo sería unir China con Asia central, el Sudeste Asiático y Europa. La palabra «cinturón» sería el símbolo de una red de infraestructuras conectadas entre sí, incluyendo zonas industriales y corredores económicos con fábricas, empresas logísticas, constructoras y muchas otras. Poco después de esta primera presentación, Xi Jinping anunció en Yakarta el componente marítimo del OBOR: una Ruta de la Seda Marítima para el siglo XXI2. Es decir, una red de puertos en el mar de China, el océano Índico y el Mediterráneo que unirían China con el resto de Asia y con Europa. Xi Jinping también desveló otras dimensiones que tendría este proyecto: una Ruta de la Seda Polar para el desarrollo de rutas árticas; y una Ruta de la Seda Digital, que incluiría cables de comunicación marítimos, redes 5G y aplicaciones informáticas en la nube (cloud computing)3. Incluso un «corredor de información espacial» para desarrollar capacidades de lanzamiento de satélites4.

Pero ¿qué pretende lograr China exacta y concretamente a través del OBOR? Esta pregunta fue respondida por el propio Xi Jinping durante el XIX Congreso del PCCh en octubre de 2017: «Esperamos establecer protocolos de infraestructuras, comercio, finanzas y conectividad interpersonal y, por tanto, crear una nueva plataforma de cooperación internacional para un desarrollo compartido»5. El presidente chino también subrayó el propósito geopolítico del proyecto: «En 2050, China debe alcanzar la cima mundial en términos de poder global e influencia internacional»6. El Banco Mundial tiene su propia definición del OBOR: «Una iniciativa dirigida por China que persigue mejorar la conectividad y la cooperación regional a escala transcontinental, mediante inversiones a gran escala»7. A fecha de diciembre de 2021, 144 países, repartidos entre los cinco continentes, se han sumado al OBOR8. 42 en África subsahariana; 34 en Europa y Asia Central —incluyendo 18 de la Unión Europea—; 25 en la región Asia-Pacífico; 17 en Oriente Medio y el norte de África; 20 en Latinoamérica y el Caribe; y 6 en el Sudeste Asiático9.

El OBOR ha sido comparado con el Plan Marshall, dadas las colosales inversiones que se requieren para la construcción de infraestructuras como puertos, ferrocarriles y carreteras que conecten desde China con el corazón del Mediterráneo10. Según el periodista y analista Pierre-Antoine Donnet, el OBOR «busca permitir a China aprovisionarse de materias primas y, sobre todo, aumentar su presencia en los mercados de los países de Asia, África y Europa que se han sumado al proyecto»11. Países que, como señala este autor, «representan cerca del 55 % del PIB mundial, el 70 % de su población, y el 75 % de sus reservas de energía. El horizonte de inversiones necesarias para el OBOR es de 35 años, y el coste estimado de los primeros proyectos ronda los 900 000 millones de dólares. Pero los préstamos concedidos por China a los países asociados al proyecto alcanzarían la astronómica cifra de 8000 billones de dólares»12. En Asia, los proyectos estarían financiados por el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (Asian Infrastructure Investment Bank), fundado en 2012 y con sede central en Pekín13.

Sin embargo, 10 años después del inicio del OBOR, todavía existen dudas acerca de si el proyecto realmente contribuirá al progreso de los países asociados al mismo. Hay voces que cuestionan los verdaderos objetivos del OBOR. ¿Es una gran demostración de amor fraternal o, al contrario, es una trampa de deuda infernal?14 Los altos niveles de endeudamiento son una preocupación para los países receptores de las inversiones chinas. No obstante, dado que el OBOR —al menos a corto plazo— ofrece beneficios tangibles a países necesitados de inversión para su crecimiento económico, la mayoría consideran que estos beneficios superan el riesgo que deben asumir.

Sin embargo, las inversiones en algunos países no han sido fáciles para China. Cuando el OBOR se inició en 2013, el proyecto estrella inicial fue el corredor económico China- Pakistán (CPEC). China se comprometió a eliminar los apagones eléctricos en Pakistán e incrementó la inversión inicialmente prevista para el CPEC de 46 000 millones de dólares a 60 000. Se proyectó la construcción de plantas de energía eléctrica, carreteras, vías férreas y un puerto en Gwadar. Pero China subestimó los conflictos internos de Pakistán, así como los que mantiene con su vecina India —que todavía no se ha adherido al OBOR— y con Estados Unidos. Desde el año 2017, la Administración del presidente Trump intentó boicotear el proyecto CPEC, argumentando que se trataba de una fórmula para unir, a largo plazo, las regiones del oeste de China con el mar de Arabia, lo cual provocaría a Pakistán un endeudamiento insoportable, que a su vez causaría graves problemas internos y haría al país totalmente dependiente de China15. EE. UU. llegó a pensar que Pakistán se vería obligado a ceder a China todas las infraestructuras del proyecto y, con ello, parte de su soberanía nacional. Si bien esto todavía no ha ocurrido, no es un escenario descartable, dado que Pakistán estuvo al borde de la insolvencia en 201816, y el Gobierno pakistaní tuvo que recurrir a un préstamo de emergencia del Fondo Monetario Internacional17.

Los préstamos asociados al OBOR han aumentado de forma notable los riesgos de endeudamiento de siete países ya de por sí muy endeudados: Mongolia, Laos, Maldivas, Montenegro, Yibuti, Tayikistán y Kirguizistán18. La pandemia de la COVID-19 ha acrecentado el endeudamiento de todos estos países, así como de otros de África19. La mayoría de los países en vías de desarrollo que se han sumado al OBOR están solicitando refinanciaciones de la deuda20. Bangladesh, Tanzania o Nigeria son algunos ejemplos21.

El OBOR también está siendo una fuente de tensión entre los países europeos. En mayo de 2019, Italia firmó un memorándum de entendimiento con China y se convirtió en el primer país del G7 en unirse al OBOR22. Este acuerdo suscitó desconfianza en otros miembros de la UE, ya que fue negociado en secreto durante meses, sin conocimiento de los socios europeos de Italia23. Posteriormente, varios países europeos se han unido al OBOR, pero ninguno con el mismo peso específico que tiene Italia24. No teniendo otra alternativa que ofrecer, Europa se ha convertido en un mero espectador de la penetración de China hasta el corazón del continente25.

Al mismo tiempo que el OBOR ha causado serios problemas financieros en varios países de Asia y África, la influencia de China en algunos países Oriente Medio gracias a este instrumento ha crecido notablemente26. Por ejemplo, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Irak, a la vez que las exportaciones de petróleo iraquí a EE. UU. han disminuido considerablemente desde 201427. Asimismo, durante las conversaciones de paz en Afganistán, Pekín prometió a los talibanes afganos inversiones en energía e infraestructuras tan pronto como EE. UU. abandonase el país28. La influencia china en Oriente Medio está creciendo en paralelo a la pérdida de peso específico de EE. UU. en dicha zona y al cuestionamiento de su liderazgo mundial. 

¿Por qué China ha incluido a América Latina en el OBOR?

Se supone que, al menos en un principio, el OBOR sería una red de infraestructuras físicas, con origen en China, que se expandirían inicialmente por sus países vecinos, y después por otros países de Asia, África y Europa. Pero América Latina está situada en un continente totalmente separado de Asia y, a pesar de ello, los esfuerzos de China por incluir a América Latina en este proyecto son más que notables. ¿Qué pretende China con su acercamiento a esta región?

América Latina es una de las regiones del mundo con mayor potencial económico pendiente de ser explotado. Es la más rica y próspera de las denominadas economías emergentes29. Tiene una superficie de 20 millones de kilómetros cuadrados — equivalente al doble de la de Europa, China o EE. UU.—, y un fuerte sentido de identidad propia, a pesar de la gran diversidad de países que componen la región30. Algunos de estos países han incrementado su peso en la economía mundial en las pasadas dos décadas y han conseguido una reducción muy notable de los niveles de pobreza.

El PIB de la región es, aproximadamente, de 4500 billones de dólares, que representa el 7 % del PIB mundial, con Brasil y México entre las 15 mayores economías del mundo. La región tiene un enorme potencial económico, basado en sus reservas de recursos naturales. En Latinoamérica, se encuentra el 40 % de la biodiversidad del planeta, el 25 % de sus bosques y el 28 % de las reservas naturales de agua. También cuenta con el 85 % de las reservas mundiales de litio, el 43 % de las de cobre, el 40 % de las de níquel, el 30 % de las de bauxita y el 30 % de las de plata. Por último, cuenta con abundantes reservas de energías renovables, que permiten a la región proyectarse como un importante proveedor de energía no contaminante.
América Latina tiene una población de más de 64 millones de habitantes —equivalente al 9 % de la población mundial—. Es la tercera región más poblada del mundo, detrás de Asia y de África, y tiene más habitantes que toda la Unión Europea junta. El Banco Mundial señala que la población de Latinoamérica continuará creciendo en las próximas décadas, estimando que llegará a tener 784 millones de habitantes en 205031.

No obstante, las relaciones entre China y América Latina no comenzaron con el OBOR. Antes de que algunos países de la región se uniesen al proyecto, el impacto de China en las inversiones y en el desarrollo regional de Latinoamérica ya era muy importante, especialmente en las dos últimas décadas. América Latina lleva muchos años exportando materias primas a China, como petróleo, hierro, acero, cobre, combustibles sólidos, aluminio, metales preciosos, carne, etc.32. Asimismo, entre 2015 y 2016, el 14 % de las inversiones directas de Latinoamérica en sectores energéticos provinieron de China. Brasil ha sido el mayor receptor de inversiones, por un importe de 45 000 millones de dólares desde 2005, seguido por Perú (17 000 millones) y Argentina (10 000 millones). Además, también desde 2005, varios países de América Latina han recibido préstamos de bancos estatales chinos por valor de más de 140 000 millones de dólares: Venezuela (62 000 millones de dólares), Brasil (37 000), Ecuador (17 000) y Argentina (15 000). México y Colombia han recibido 1000 millones cada uno33.

Es muy probable que tanto la influencia de China como sus inversiones en América Latina continúen creciendo en los próximos años, dado que desde 2107 varios países de Latinoamérica y el Caribe han decidido sumarse al proyecto estrella de China, el OBOR. En 2017 lo hicieron Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana, Surinam, Trinidad y Tobago, Chile y Uruguay; en 2018, El Salvador, Antigua y Barbuda, y Costa Rica; en 2019, Perú, Cuba, Barbados, la República Dominicana, Granada, y Jamaica; y Nicaragua en 202234. No obstante, las tres grandes economías de la región —México, Brasil y Argentina— todavía no forman parte del OBOR. La economía mexicana es muy dependiente de Estados Unidos, por lo que un acercamiento al OBOR podría ser visto por su vecino del norte como un gesto de enemistad; por otra parte, el actual Gobierno de Brasil es más propicio a EE. UU. que a China; y Argentina ya tiene demasiado endeudamiento como para pensar en aumentarlo como consecuencia de su participación en el OBOR35.

Pero esto no quiere decir que alguno de estos países no termine uniéndose al proyecto tarde o temprano. China ya ha anunciado las intenciones de Argentina de abrazar el OBOR en 202236. En cuanto a Brasil, si bien aún no forma parte del proyecto, su comercio bilateral con China pasó de 2000 millones de dólares en el año 2000 a 100 000 millones de dólares en 202037. Actualmente, Brasil envía a China el 30 % de todas sus exportaciones, incluyendo el 80 % de su producción anual de soja y el 60 % de la de acero. Al ser la mayor economía de la región, Brasil puede atraer inversiones y proyectos de China independientemente de que participe o no en el OBOR.

Algunos analistas, como Rhys Jenkins, aseguran que, al menos por el momento, desde el punto de vista económico, la participación de los países latinoamericanos en el OBOR no ha provocado cambios sustanciales en la relación de esta región con China. Ninguna de las prioridades de cooperación del OBOR es nueva, si las comparamos con las anteriores políticas de China hacia la región38. No ha habido un cambio significativo en las relaciones económicas entre China y Latinoamérica, si analizamos las tendencias que ya se daban en las relaciones económicas entre ambos actores desde la crisis financiera global en la década anterior. Según Germán Ríos, «las relaciones entre América Latina y China han cambiado profundamente en los últimos 20 años. En 2001, las exportaciones de la región a China representaban solo el 1,6 % del total de las ventas al exterior, mientras que en 2020 esta cifra se había elevado al 26 %. Esto es debido al crecimiento acelerado de China durante este período y su creciente demanda de materias primas, especialmente de países sudamericanos como Perú, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay. Casi lo mismo ha sucedido con las importaciones»39.

No obstante, Ríos también señala que China no es el mayor inversor en Latinoamérica, si bien esto cambiará más pronto que tarde: «Por el contrario, durante las dos últimas décadas, las inversiones directas de China en América Latina han sido inferiores a las realizadas por otros países. El mayor inversor en la región es EE. UU., seguido de España. Sin embargo, esto está empezando a cambiar, y ya hay empresas chinas que están comprando empresas latinoamericanas, especialmente en los sectores de infraestructuras, energía y extracción de materias primas»40.

No obstante, los intereses de China en Latinoamérica no son exclusivamente económicos. Son también estratégicos. China es perfectamente consciente de que la región es muy importante para EE. UU., que siempre la ha tratado como si fuese su hermano pequeño. Desde que en 1823 el presidente Monroe estableciese la doctrina que lleva su nombre, con el famoso eslogan de «América para los americanos», la mentalidad de EE. UU. siempre ha sido la de considerar a América Latina como su propiedad particular, lo que ha derivado en un intervencionismo de los EE. UU. en los asuntos internos y externos de los países de Latinoamérica y del Caribe a lo largo de todo el siglo XX, para que no fuesen en contra de sus intereses.

Por tanto, la presencia de China en Latinoamérica lanza un mensaje simbólico a EE. UU.: el de que esta región ya no es suya. Según Germán Ríos, «la geopolítica va a jugar un rol importante in la región, debido a la guerra económica y tecnológica que se va a librar entre EE. UU. y China, muchas de cuyas batallas tendrán lugar en Latinoamérica. La lucha entre ambas superpotencias irá in crescendo en esta región, y afectará al comercio, las inversiones y el suministro de materias primas»41.

La presencia creciente de China en Latinoamérica ha coincidido con el gradual abandono de esta región por parte de EE. UU. durante el siglo XXI, un periodo en que la política exterior de Washington se ha centrado principalmente en Oriente Medio y Asia. Esta actitud ha sido más evidente durante la presidencia de Donald Trump, periodo en el cual Estados Unidos se ha distanciado todavía más de América Latina, aplicando duras políticas de inmigración hacia la región, y utilizando incluso una retórica ofensiva con ella42. Existe, sin embargo, una esperanza de que la actitud de EE. UU. respecto a Latinoamérica cambie durante la presidencia de Joe Biden: «Joe Biden tiene un conocimiento profundo de Latinoamérica y del Caribe, más que cualquiera de los otros presidentes de EE. UU. desde el final de la Guerra Fría”, afirman Charlie Campbell y Ciara Nugent»43.

La pandemia de la COVID-19 ha abierto una ventana de oportunidad a China para incrementar su influencia en la región. Mientras EE. UU. ha estado más preocupado por gestionar su situación interna, China, mediante la denominada «diplomacia de la salud», ha suministrado a Latinoamérica vacunas y equipamiento médico, con lo que se ha ganado el cariño de la región44. China ha suministrado millones de mascarillas y trajes de protección a 150 países, y Latinoamérica no ha sido una excepción en esta distribución45. China no ha desaprovechado esta oportunidad para poner sobre la mesa sus intereses, como la cuestión de Taiwán. Esto ocurrió en Paraguay, que es uno de los 15 países en el mundo que no reconocen a la República Popular China, y que consideran a Taiwán como «la verdadera China»46. En abril de 2020, mientras la COVID-19 se expandía de forma alarmante por Latinoamérica, el bloque de izquierdas en el parlamento paraguayo lanzó una iniciativa para establecer relaciones diplomáticas con Pekín47. Los senadores paraguayos argumentaban que la pandemia obligaba al país a solicitar la ayuda china, bajo forma de material sanitario. La propuesta fue rechazada por la mayoría de derecha en el Senado paraguayo48. Sin embargo, los senadores de la oposición están esperando a que el equilibrio de fuerzas cambie para reconocer a la República Popular China49. En los últimos cuatro años, República Dominicana, El Salvador y Panamá han pasado de reconocer a Taiwán a hacerlo con China50.

¿Está América Latina mirando a China y dejando de lado a Estados Unidos?

China, sin lugar a duda, se beneficiará de la participación de Latinoamérica en el OBOR. Pero los beneficios serán recíprocos. Así como América Latina espera conseguir un mayor acceso a los mercados asiáticos a través del OBOR para compensar el proteccionismo de Estados Unidos, el proyecto también permitirá a China promocionar sus instituciones financieras y sus estrategias de integración en Latinoamérica51. Los proyectos específicos que China ha firmado en América Latina en el contexto del proyecto OBOR conciernen a áreas como la coordinación de políticas económicas, conectividad de industrias, facilidades para el comercio y la inversión, inversiones extranjeras, integración financiera, proyectos de infraestructuras y créditos bancarios.

Asimismo, otra cuestión que China va a cubrir en Latinoamérica mediante el OBOR será la Ruta de la Seda Digital. China tiene un plan dedicado a la digitalización para el desarrollo de la región52. Desde enero de 2018, con la entrada del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) en la Ruta de la Seda, que se formalizó en el fórum China-CELAC, China comenzó a desplegar proyectos como el Silk Road programs o Including Digital en la región. Brasil tenía su propio plan para el desarrollo del Internet de las cosas, y Chile una «estrategia industrial inteligente», avalados ambos por China.

Más allá de los beneficios económicos, las implicaciones estratégicas de la creciente alianza entre China y Latinoamérica puede suponer un cambio en la relación de esta región con Estados Unidos. Una alianza cada vez más explícita con China suele implicar un detrimento de las relaciones con EE. UU. Tal y como apuntan Charlie Campbell y Ciara Nugent, «globalmente, los límites de la nueva Guerra Fría ya se están definiendo: EE. UU., Europa, India y el Pacífico en un lado; China, Rusia, Pakistán Asia Central y el Sudeste Asiático en el otro. Todavía no está claro si el “telón de seda” caerá sobre Latinoamérica. Pero la actividad de Pekín tiene a Washington muy preocupado»53.

Quizá el ejemplo más claro de que algo está cambiando en América Latina respecto a Estados Unidos es lo que pasa en el canal de Panamá desde 2017. El canal ha sido controlado exclusivamente por Washington durante casi todo el siglo XX, y es fundamental para los flujos de tráfico entre los océanos Atlántico y Pacífico, así como una base militar estratégica esencial para la seguridad estadounidense. En los años cuarenta, el departamento de Comercio de los EE. UU. creó la zona franca de Colón, que facilitó la entrada de las empresas norteamericanas en el mercado latinoamericano54. Pero, en 2017, el consorcio chino Landbridge firmó un acuerdo para la construcción de un puerto de aguas profundas por un valor de 1000 millones de dólares, así como un complejo logístico en la Isla Margarita panameña, en la antigua ubicación de una base militar de EE. UU.55. Menos de una semana después del inicio del proyecto, el Gobierno de Panamá reconoció al Gobierno de Pekín como el legítimo gobierno de China, en lugar del de Taiwán. Desde entonces, China ha continuado desarrollando varios proyectos económicos en el canal de Panamá56.

No obstante, la creciente expansión de China en el Canal de Panamá se ha ralentizado debido a la pandemia de la COVID-19. Aunque también debido a la presión de Washington. En 2018, EE. UU. frustró las intenciones de China de construir una gran embajada en la desembocadura del Canal. Igualmente, los planes para la construcción de un cuarto puente sobre el canal fueron pospuestos en 202057. En cualquier caso, debido a su importancia geográfica, militar y financiera, el Canal de Panamá tiene un gran significado estratégico tanto para EE. UU. como para China, aunque sobre todo para Washington. La expansión del comercio chino, sus inversiones y sus proyectos financieros en Panamá son quizás el ejemplo más plausible de la estrategia de expansión y mayor presencia de China en Latinoamérica para los próximos años. La furiosa reacción de EE. UU. cuando se confirmó el avance chino en Panamá reveló, ciertamente, que la región está girando más y más hacia China, y dejando de lado a EE. UU., lo cual preocupa a Washington58.


Conclusión

Estados Unidos no previó las consecuencias de la emergencia de China en el orden mundial, ni creyó que China podría alcanzar estos niveles de poder, influencia y desarrollo en tan poco tiempo. Tal y como afirma José Pardo de Santayana, «se pensó que, al final, el desarrollo económico llevaría a la democratización del gigante asiático, lo que incorporaría al Dragón Rojo al orden liberal internacional. Pero esto no ha sido así. China se ha posicionado sólidamente a nivel internacional siguiendo su propio modelo, y ha demostrado su ambición por recuperar la centralidad perdida»59.

China tiene claras intenciones de convertirse en la primera potencia mundial a nivel económico y geopolítico, y para este objetivo el OBOR es un instrumento indispensable. A pesar del alto riesgo de endeudamiento al que se exponen los países que se adhieren al proyecto, la mayoría encuentra que es una oportunidad muy interesante para la estimulación y el crecimiento de sus economías. Los países de América Latina no son una excepción en este escenario. Desde comienzos del siglo XXI, China ha realizado importantes inversiones en América Latina y ha estrechado sus relaciones comerciales con varios países de la región. China es consciente de que su presencia en la región es esencial para desplazar a Estados Unidos del liderazgo del poder mundial.

Todos los movimientos que China ha realizado en las dos últimas décadas en Latinoamérica han pasado más o menos desapercibidos en Washington, o al menos no han provocado ninguna reacción, porque los norteamericanos han dejado de prestar la atención que en el pasado tuvieron hacia Latinoamérica y han centrado su política exterior en Oriente Medio y en Asia, especialmente tras los ataques terroristas del 11S. Esto ha permitido a China adquirir una importante presencia en la región prácticamente sin ninguna resistencia de EE. UU. Ahora, los norteamericanos se están dando cuenta de que quizá sea demasiado tarde para revertir esta cuestión.

No obstante, todavía está por ver cómo continuarán desarrollándose las relaciones entre China y Latinoamérica, ya que la pandemia de la COVID-19 ha afectado notablemente a la región. También porque aún hay muchos países latinoamericanos que no forman parte del OBOR ni tienen una relación fluida con China. En este sentido, América Latina no es un bloque compacto, y pudiera ocurrir que, mientras que algunos países enfriasen sus relaciones con EE. UU. para reforzarlas con China, otros optasen por la estrategia opuesta. Otra cuestión que agrega incertidumbre sobre el rumbo que tomará la región es la enorme inestabilidad política interna de la que adolecen muchos países latinoamericanos, caracterizada por gobiernos con prácticas autoritarias y corruptas, así como por la enorme presencia y poder del narcotráfico y del crimen organizado en la región. Pero si hay una cuestión clara, esa es el gran interés de China por ganar presencia en Latinoamérica, y de momento lo está consiguiendo. El hecho de que 20 países de América Latina y el Caribe ya formen parte del proyecto económico y geopolítico más ambicioso de China es muy significativo. Cuáles serán las consecuencias de esta expansión de China en la región de aquí a 10 años, solo el tiempo lo dirá.


Inés Gaviria Sastre
Master in Geopolitics and Strategic Studies
Universidad Carlos III

Bibliografía

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2 ASEAN-China-Centre (2013). Speech by Chinese President Xi Jinping to Indonesian Parliament. Disponible en: http://www.asean-china-center.org/english/2013-10/03/c_133062675.htm

3    E. Hillman, Jonathan. “Mapping China’s Digital Silk Road, Reconnecting Asia”, 2021. Disponible en: https://reconasia.csis.org/mapping-chinas-digital-silk-road/

4 Jiang, Hui. Programme and Development of the “Belt and Road” Space Information Corridor, CNSA, April 2019. Disponible    en:
https://www.unoosa.org/documents/pdf/psa/activities/2019/UNChinaSymSDGs/Presentations/Programme_and_Deve lopment_of_the_Belt_and_Road_Space_Information_Corridor_V5.1.pdf

5 Jinping, Xi (2017). Secure a Decisive Victory in Building a Moderately Prosperous Society in all Respects and Strive for the Great Success of Socialism with Chinese Characteristics for a New Era, Delivered at the 19th National Congress of the Communist Party of China, 18 October.

6 Ibídem.

7 The World Bank. Belt and Road Initiative, 2018. Disponible en: https://www.worldbank.org/en/topic/regional- integration/brief/belt-and-road-initiative

8 Disponible en: https://www.yidaiyilu.gov.cn

9    Green Finance and Development Center. Countries of the Belt and Road Initiative. Disponible en: https://greenfdc.org/countries-of-the-belt-and-road-initiative-bri/

10 SHEN, S., CHAN, W. A comparative study of the Belt and Road Initiative and the Marshall plan. Palgrave Communications 4, 32 (2018). Disponible en: https://doi.org/10.1057/s41599-018-0077-9

11 DONNET, Pierre Antoine. “World Leadership in the Balance. China and the US Clash for Supremacy”, World Scientific, 2021, (p.115).

12 Ibídem.

13     DOLLAR,   David.   “The   AIIB   and   the   ‘One   Belt,   One   Road’”,   Brookings,   2015.   Disponible   en:

14 DONNET, Pierre Antoine. “World Leadership in the Balance. China and the US Clash for Supremacy”, World Scientific, 2021, (p.116).

15 The Eurasian Times. “Has Donald Trump Offered Pakistan A Secret Deal To Scrap CPEC Project?”, August 2019. Disponible en: https://eurasiantimes.com/has-donald-trump-offered-pakistan-a-secret-deal-to-scrap-cpec-project/

16 Business Recorder. “Pakistan was headed towards default in 2018: PM Imran”, August 2021. Disponible en: https://www.brecorder.com/news/40115882

17 Reuters. “Pakistan CDS falls after finance minister says seeks talks with IMF”, October 2018. Disponible en: https://www.reuters.com/article/pakistan-markets-cds-idINKCN1MJ16V

18 HURLEY, John; MORRIS, Scott; y PORTELANCE, Gailyn. “Examining the Debt Implications
of the Belt and Road Initiative from a Policy Perspective”, Center for Global Development, March 2018. Disponible en:

19 HUAND, Yasheng. “Can the Belt and Road Initiative Become a Trap for China?”, Johns Hopkins School of Advanced International Studies, May 2019. Disponible en: https://www.project-syndicate.org/commentary/china-belt-road- initiative-trap-by-yasheng-huang-2019-05?barrier=accesspaylog

20 KYNGE, James. “China faces wave of calls for debt relief on ‘Belt and Road’ Projects”, Financial Times, April 2020. Disponible en: https://www.ft.com/content/5a3192be-27c6-4fe7-87e7-78d4158bd39b

21 The Economist. “Break time: The pandemic is hurting China’s Belt and Road Initiative”, June 2020. Disponible en: https://www.economist.com/china/2020/06/04/the-pandemic-is-hurting-chinas-belt-and-road-initiative

22 Mitchell, Charlotte. “Italy joins China’s Belt and Road Initiative,” Al Jazeera, March 2019. Disponible en: https://www.aljazeera.com/economy/2019/3/23/italy-joins-chinas-belt-and-road-initiative

23 VAN DER EIJK, Femke y PANDITA GUNAVARDANA, Angela. “The Road that divided the EU: Italy joins China’s Belt and Road Initiative,” European Law Blog, June 2019. Disponible en: https://europeanlawblog.eu/2019/06/25/the- road-that-divided-the-eu-italy-joins-chinas-belt-and-road-initiative/

24 ALFONSI, Carlota; y LE CORRE, Philippe. “Italy’s Risky China Gamble,” The Diplomat, March 2019. Disponible en: https://thediplomat.com/2019/03/italys-risky-china-gamble/

25 DONNET, Pierre Antoine. “World Leadership in the Balance. China and the US Clash for Supremacy”, World Scientific, (p.119), 2021.

26 ANDERLINI, Jamil. “China’s Middle East strategy comes at a cost to the US,” Financial Times, September 2020. Disponible en: https://www.ft.com/content/e20ae4b9-bc22-4cb5-aaf6-b67c885c845c

27 PLUMER, Brad. “China now gets more oil from the Middle East than the US does,” Vox, September 2014. Disponible en: https://www.vox.com/2014/9/3/6101885/middle-east-now-sells-more-oil-to-china-than-to-the-us

28 BOKHARI, Farhan. “China offers Taliban road network in exchange for peace,” Financial Times, September 2020.

29 MALAMUD, Carlos (coord.). Informe Elcano 22. “¿Por qué importa América Latina?” (p.36), 2017. Disponible en: http://waww.realinstitutoelcano.org/wps/wcm/connect/3d717678-0481202-4652-ad89-675318fa4de0/informe-elcano- 22-por-que-importa-america-latina.pdf

30 Ibidem (p25-28)

31 The World Bank. Population, total – Latin America & The Caribbean. Disponible en: https://data.worldbank.org/indicator/SP.POP.TOTL?locations=ZJ

32 DEORUKHKAR, Sumedh; ORTIZ, Álvaro; RODRIGO, Tomasa; Le Xia. “China | One Belt One Road – What’s in it for Latin America?” (p.3), BBVA Research, January 2018. Disponible en: https://www.bbvaresearch.com/en/publicaciones/china-one-belt-one-road-whats-in-it-for-latin-america-2/

33 Ibídem (p.5).

34   Green Finance and Development Center. Countries of the Belt and Road Initiative. Disponible en:

35 KALTENECKER, Evodio. The Geopolitical Factors of the Belt and Road Initiative in Latin America: The cases of Brazil and Mexico, February 2020. Disponible en: https://evodiokaltenecker.com/the-geopolitical-factors-of-belt-and- road-initiative-in-latin-america-the-cases-of-brazil-and-mexico/

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42 Taylor, Adam. “Trump makes his first presidential visit to Latin America — a region where he is very unpopular”, The Washington Post, November 2018. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/world/2018/11/30/trump-makes-

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55 Global Construction Review. “Chinese firm starts work on $1bn Panamanian megaport”, June 2017. Disponible en: https://www.globalconstructionreview.com/chinese-firm-starts-w7rk-1bn-panama7nian-meg7aport/

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