El régimen de los ayatolás
El régimen de los ayatolás en Irán afronta un enorme desafío por las protestas ciudadanas que duran más de un mes, se registran en numerosas ciudades, trabajadores de la industria petrolífera se han unido y el último episodio ha sido el motín en la cárcel de Evin, al norte de Teherán, el mayor centro penitenciario del país.
La represión de las protestas que comenzaron por la muerte de una joven, Mahsa Amini, detenida por la policía religiosa por llevar mal puesto el velo, se ha cobrado más de 200 vidas, pero lejos de amedrentar a los opositores al régimen, podemos ver en redes sociales numerosos videos con las manifestaciones de las últimas horas en diferentes ciudades iraníes. La gran pregunta es si en esta ocasión el régimen de los ayatolás puede caer. En otros momentos, Irán ha vivido protestas con durísima represión a sangre y fuego de las fuerzas de seguridad adscritas al poder del líder supremo que en cada momento no dudó en atajar la crisis de la manera más contundente y ejemplar posible. Numerosos expertos responden no a la posible caída del régimen teocrático que en 43 años ha colocado a Irán en una situación de pobreza y precariedad notables en diversas regiones, en algunos casos sin agua corriente, cortes de electricidad, racionamiento de gasolina, alimentos y medicinas. El régimen controla férreamente todos los resortes del poder político, judicial, legislativo, militar, policial, económico, pero socialmente ha perdido el temor que había impuesto a miles de ciudadanos que ahora sí se atreven a pedir el final de unos ayatolás pendientes de expandir su revolución islámica chií radical en la región con apoyo a Hizbulá en El Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen y jugar en Siria un papel inquietante. Además, impulsar grupos terroristas, amenazar con su gasto en armamento, sobre todo misiles, y el programa nuclear para lograr el arma atómica.
La llamada revolución del velo iniciada por las mujeres en defensa de sus propios derechos se ha ampliado a muchos sectores de la población. Las etnias se manifiestan unidas contra el régimen y todos defienden el Kurdistán iraní de donde era natural Mahsa Amini. El propio líder supremo, Alí Jamenei, ha salido al paso públicamente para acusar a los enemigos exteriores de lo que llamó disturbios dispersos. La Unión Europea ha anunciado sanciones. Cabe plantearse que, en estos momentos de grave crisis energética para Occidente, un cambio de régimen en Irán, una de las mayores reservas de petróleo y gas del mundo, sin sanciones en el mercado energético ayudaría a bajar los precios. Una opción magnífica para Europa frente a la crisis provocada por el corte del gas ruso. Alguien está procurando el servidor de internet alternativo al control de los ayatolás para que veamos los videos con las protestas. Es fácil imaginar quién brinda ese apoyo tecnológico a los opositores. En China, Xi Jinping esta ahora más pendiente de consolidar su poder absoluto y, en Rusia, Putin tiene bastante con la pesadilla con Ucrania y la OTAN.
La dictadura islamista da coletazos. El líder reformista Mostafa Tajzadeh ha sido condenado a 8 años de prisión por conspirar contra la seguridad del Estado, publicar mentiras y hacer propaganda contra el sistema. Y el video con abuso sexual de un policía a una manifestante iraní es otra gota en un vaso rebosante.