Opinión

El rey Abdalá y la distensión entre Argelia y Marruecos

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El rey de Jordania Abdalá II ha sido recibido con todos los honores por el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune en su visita oficial en Argelia la semana pasada. El objetivo principal de la visita del soberano hachemita era reconciliar Argelia con Marruecos. Muchos indicios muestran que el propósito del monarca jordano puede llegar a buen término.

Abdelmadjid Tebboune recibió al rey Abdalá II como a un hermano, con una acogida calurosa al mayor nivel, y un despliegue mediático sorprendente. El jefe de Estado argelino sabía que el motivo del viaje, además de la protocolaria intensificación de relaciones bilaterales, por cierto, bastante insignificantes, era el ofrecerse como mediador entre Argel y Rabat para reconciliar los dos países magrebíes. Y no sólo aceptó la oferta, sino que públicamente colmó de elogios a su huésped.

El rey jordano llegaba de El Cairo, donde mantuvo un largo encuentro con el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, con quien además de abordar nuevas fórmulas para desatascar el conflicto palestino-israelí, bloqueado desde hace siete años por el no reconocimiento de Tel Aviv de la fórmula de “dos pueblos, dos Estados”, conversaron acerca del conflicto entre Marruecos y Argelia. El soberano hachemita informó a su anfitrión egipcio de su intención de mediar en el conflicto entre los dos países del norte de África. Aunque en los comunicados conjuntos no se hace mención del conflicto magrebí, se cree que Abdalá II recibió el respaldo de Al-Sisi a su misión, “siempre que sean salvaguardados los intereses de ambos países”. 

Antes que el rey Abdalá II, otros monarcas y presidentes han intentado la reconciliación entre Argel y Rabat: el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman; el presidente mauritano Mohamed Ould Ghazouani; el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed al-Nahyan, que una semana antes del viaje del monarca jordano, mantuvo un encuentro con él; además de los repetitivos intentos de la diplomacia estadounidense, francesa y española, de acercar posiciones entre los dos rivales geopolíticos del Magreb. 

Además de unas relaciones privilegiadas con el rey Mohamed VI de Marruecos, y un respeto sin prejuicios con el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, a quien ya encontró en la cumbre del Clima de Sharm el Sheij hace un mes, Abdalá II tiene todo el respaldo del Consejo de Cooperación del Golfo, formado por las monarquías árabes del Creciente Fértil. 

Según algunas fuentes, el monarca jordano propuso a su anfitrión, un plan de medidas necesarias para desbloquear la crisis diplomática y política bilateral. Del plan destacan dos áreas, la económica y la política. 

En el plano económico, destacan la imbricación de los intereses argelinos, marroquíes y españoles, en el suministro por parte de Argelia del gas sahariano a Europa, con la reactivación del gasoducto Magreb-Europa, interrumpido el 31 de octubre de 2021 pero no desinstalado; y el apoyo al complemento de suministro de gas argelino a Europa a través del gasoducto Transmed que une Argelia con Italia vía Túnez. No es casualidad que el rey Abdalá II de Jordania haya completado su gira con la visita oficial a Italia después de la etapa argelina. 

En el plano político e institucional, se dice que Abdalá II sugirió una hoja de ruta, que incluiría un encuentro en país tercero, posiblemente en Suiza, de los representantes personales del rey Mohamed VI, Yassin Mansuri (jefe de los servicios de espionaje) y Fuad Ali El Himma; y del presidente Abdelmadjid Tebboune, el general Mhenna Djebbar, responsable del servicio exterior, y el general Boumedien Benattou, consejero presidencial. Este encuentro permitiría identificar los temas conflictivos bilaterales, y allanaría el camino para un encuentro político entre representantes de ambos jefes de Estado, previo a su reunión cumbre entre el presidente Tebboune y el rey Mohamed VI, posiblemente en Amman, bajo los auspicios del rey Abdalá II. 

Lo positivo del intento de mediación del rey jordano es que no ha recibido respuesta negativa ni de Argel, ni de Rabat. Los puntos de fricción entre ambos, como la cuestión del Sáhara Occidental, los acuerdos entre Marruecos e Israel en el sector de defensa y seguridad y los acuerdos estratégicos entre Argelia y Rusia, pueden entrar en la discusión, o bien quedar en “stand by” para discusiones posteriores. Tanto en Argel como en Rabat se abre camino la impresión de que el restablecimiento de relaciones diplomáticas, etapa imprescindible en el diálogo bilateral, puede ser para muy pronto.