En Irán, los defensores de la democracia están en el lado correcto de la historia

La historia de Irán durante los últimos doscientos años ha demostrado repetidamente la propensión de la monarquía al autoritarismo y a la destrucción de las instituciones democráticas.

Durante el reinado de Reza, el fundador de la dinastía Pahlavi, y especialmente durante el reinado del Shah -quien fue depuesto por la revolución de 1979- todas las instituciones democráticas que habían surgido tras la revolución iraní de 1907 fueron destruidas.

Bajo el gobierno del Sha todos los partidos políticos estaban prohibidos a excepción del Partido Rastakhiz, por lo que cualquiera que quisiera ser políticamente activo tenía que ser miembro de ese partido. Así, a través de la destrucción de todas las instituciones democráticas y la represión de los luchadores por la libertad por parte del Sha, el ayatolá Ruhollah Jomeini, el fundador de la República Islámica, pudo establecer su autoritarismo religioso aprovechando un enorme vacío político.

Desde el punto de vista del modelo de gobierno, Jomeini puede ser considerado como el príncipe heredero inmediato del Sha. Siguieron cuarenta y tres años de represión sin precedentes contra el pueblo y sus reivindicaciones políticas, económicas y culturales. Desde el comienzo del levantamiento popular en Irán, un lema central de la revolución iraní ha sido "Muerte a Jamenei", es decir, Ali Jamenei, el sucesor de Jomeini, y "Muerte al dictador, sea rey o gobernante". Una forma en la que los ciudadanos dejan clara su posición política, marcando la línea roja entre el pueblo y dos dictaduras.

Invitación de Reza Pahlavi

Cabe preguntarse por qué, sin haber participado ni una sola vez en el levantamiento y por tanto sin ninguna legitimidad, Reza Pahlavi, el hijo del difunto Shah, fue invitado a participar en la conferencia de Múnich. Del mismo modo, sorprende el hecho de que su nombre sea presentado como una alternativa al régimen clerical de los mulás por parte de algunos medios de comunicación. En el mejor de los casos, esto significa ignorancia de los sacrificios de la generación iraní más joven para establecer un gobierno democrático. En el peor de los casos, podría verse como una forma de complicidad de los medios al ceder el paso a grupos de presión (estatales y empresariales) más interesados en futuras negociaciones con una dictadura que con una democracia.

Distorsionando la alternativa

Cuando una revolución está a punto de derrocar un régimen, cuando el mundo cree en ella y cuando el desenlace parece más cercano que nunca, surge la cuestión crucial de una alternativa creíble y deseada. Desde un punto de vista estrictamente diplomático, el régimen y los partidarios de la política de apaciguamiento prefieren el régimen actual a una alternativa democrática en Irán. Muy lógicamente, emprenden pues la metódica descredibilización de la única alternativa política real que existe; ¡el NCRI (Consejo Nacional de Resistencia de Irán), un organismo que reúne a todas las oposiciones a las dictaduras, todas las tendencias, todas las etnias que pueblan Irán durante más de 40 años!

El objetivo de los cabilderos del Estado iraní es simple: demostrar a los medios que no existe una alternativa seria. Por tanto, para mantener el orden y la estabilidad en los intercambios económicos y comerciales, es preferible ayudar al actual régimen a mantenerse... O cómo ensalzar las bondades y valores de la democracia en los discursos, pero trabajar disimuladamente para mantener una de las peores dictaduras del mundo en este momento.

Durante los últimos cuarenta años el único movimiento que ha demostrado una organización política coherente, incluso a nivel internacional, mientras permanece activo sobre el terreno en una feroz oposición a los mulás es el NCRI, un consejo fundado sobre la base de la igualdad de género y que lucha contra todas las formas de dictadura, monárquica o religiosa.

Intento de invalidar la alternativa válida

Desde el comienzo de la revolución, el notorio Ministerio de Inteligencia de Irán ha afirmado que la alternativa al régimen de los mulás, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán, no cuenta con el apoyo del pueblo. Esta acusación ha sido ampliamente utilizada en el extranjero por los grupos de presión del régimen y por aquellos con intereses concretos en negar la caída del régimen. Pero esto solo puede engañar a la opinión pública en el extranjero. El pueblo iraní, especialmente la generación más joven, sabe, a pesar de toda la censura, que, si esta alternativa no tuviera una base popular, nunca podría haber resistido la crueldad de los mulás durante más de cuarenta años. Más de 30.000 presos políticos fueron masacrados en Irán en 1988, principalmente de la Organización Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI), que está fuertemente representada en el NCRI.

Desde entonces, el NCRI ha estado trabajando para revelar la verdad, organizar una vida política futura y mantener unidas a las tropas sobre el terreno. Así, las unidades de resistencia esparcidas por todo Irán, que son la columna vertebral de esta revolución, están bajo el liderazgo del CNRI. Y esto es lo que ha hecho posible la continuación de esta revolución. Seamos claros. ¡Si esta alternativa no tuviera una base popular, no hubiera podido continuar la lucha contra la dictadura a pesar de los 30.000 arrestos y al menos 750 muertos!

En el lado correcto de la historia

La revolución en curso incluye a todas las clases, estratos y tendencias políticas. El Shah, los Mullahs y sus remanentes no tienen lugar en el bando del pueblo. La línea roja con la dictadura del Shah y los Mullahs es la única línea de demarcación política real para llegar finalmente a la democracia. Cualquiera que lo distorsione no estará en el lado popular. Porque ahora solo hay dos bandos en Irán: el de los dictadores de todo tipo y el del pueblo. Y la historia nos ha enseñado una y otra vez que, por mucho tiempo que pase, al final siempre gana el pueblo. Ahora les toca a las partes implicadas hacer su elección, en el lado correcto o incorrecto de la historia...

Artículo publicado en American Thinker 

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