España con Taipéi: el Congreso defiende la paz en el estrecho de Taiwán

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Si los años 2020 y 2021 vinieron señalados por la pandemia de la COVID-19, a la que el mundo tuvo la determinación de enfrentarse conjuntamente, lo que llevamos de 2022 ha estado marcado por la invasión rusa de Ucrania, una guerra que ha provocado terribles consecuencias primero en el país invadido y después en el resto de Europa y en todo el mundo.

Un mundo este que mientras tanto observa de reojo las señales que llegan desde China, otra potencia hegemónica que también constituye una amenaza para la paz mundial y que, con su continua hostilidad hacia Taiwán, amenaza con provocar un conflicto similar en el estrecho de Taiwán. La experiencia nos dice que ambos conflictos, uno para ponerle fin y el otro para prevenirlo, requieren de la atención y de una acción conjunta de toda la comunidad internacional.

Desde que ejerzo la representación de la República de China (Taiwán) en España, siempre hemos recibido el respaldo y apoyo del poder legislativo de España para la mejora de las relaciones entre ambos países. Tal relación alcanza su punto culminante con la reciente aprobación, en el Congreso de los Diputados, de una Proposición no de Ley sobre la situación de tensión en el estrecho de Taiwán en la que el Parlamento “subraya su oposición a cualquier acción unilateral que socave el statu quo en el estrecho de Taiwán”. La citada Proposición, aprobada en la Comisión de Asuntos Exteriores el pasado 6 de octubre, añade que el Congreso de los Diputados “reitera que la relación entre China y Taiwán debe desarrollarse de manera constructiva mediante el diálogo, sin coacción y en base a la voluntad de la ciudadanía”. Ello se produce después de que en los últimos meses China haya intensificado sus amenazas hacia Taiwán, iniciando maniobras militares con fuego real en torno a Taiwán que está tratando de convertir en habituales, estableciendo con ello una “nueva normalidad” que supone un cambio unilateral del statu quo en el estrecho de Taiwán y un desafío al orden internacional.

Ante los argumentos que utiliza China, que recurre engañosamente una y otra vez a la resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1971 para tratar de justificar que “Taiwán forma parte inalienable del territorio de China”, desde Taiwán reiteramos que tal resolución en ningún momento menciona a Taiwán, ni atribuye a la República Popular de China ningún derecho a representar a Taiwán en el sistema de Naciones Unidas, ni dice que Taiwán sea parte de la República Popular de China.

La República de China (Taiwán) es un país soberano, independiente y democrático. Por tanto, solo el Gobierno elegido directa y democráticamente por el pueblo puede representar a los 23,5 millones de taiwaneses, cuyo futuro solo puede ser decidido por ellos mismos. La posición de Taiwán al respecto ha sido siempre la de no doblegarnos ante la presión ni tampoco actuar precipitadamente cuando tengamos apoyo. El consenso del pueblo de Taiwán es que los taiwaneses no podemos hacer cesiones en la soberanía territorial, la democracia y la independencia, y que el conflicto militar no es una opción para ambos lados del estrecho de Taiwán.

En su mensaje pronunciado con motivo de la celebración del Día Nacional el pasado 10 de octubre, la presidenta de la República de China (Taiwán), Tsai Ing-wen, insistió en que Taiwán está dispuesto a trabajar con Pekín, bajo los principios de racionalidad, igualdad y respeto mutuo, para encontrar una solución aceptable para ambas partes que mantenga la paz y la seguridad en el estrecho de Taiwán. Ello es la responsabilidad conjunta de ambos lados del estrecho de Taiwán y ha de ser también una preocupación de todo el mundo democrático.

Estamos convencidos de que la catástrofe que supondría una invasión china de Taiwán sería muy superior a la que ha causado la invasión rusa de Ucrania. Basta con tener en cuenta que Taiwán se ha convertido en el principal proveedor global y en la pieza clave de la cadena de suministro de chips en todo el mundo. Nuestra pretensión es trabajar en la autodefensa y garantizar nuestra seguridad nacional. Haremos todo lo posible para defendernos, pero sabemos que en las guerras no hay ganadores, solo perdedores.

Con la reciente aprobación de esta Proposición no de Ley por parte del Congreso de España, tanto mi país como mi pueblo hemos sentido el apoyo de un pueblo amigo como es el español, con el que compartimos plenamente valores como la paz, la libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos, y al que agradecemos sinceramente tan noble gesto. Esta declaración constituye un valioso hito en las relaciones entre España y Taiwán y subraya la pretensión de nuestros amigos españoles por contribuir a pararle los pies a las potencias hegemónicas, así como la decidida apuesta conjunta de España y Taiwán por la paz y la seguridad no solo en el estrecho de Taiwán, sino en todo el mundo.

Artículo publicado en The Diplomat
 

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