Opinión

Hegemonía mundial de la COVID-19

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Albergamos la esperanza de, al menos, conocer algún día al responsable de la creación y dispersión de la maldita COVID-19, si nos creemos las teorías conspiranoicas que estos días Donald Trump se encarga de alimentar acusando a China, acompañado de los Gobiernos del Reino Unido y de Francia que también exigen explicaciones a Pekín sobre el origen del coronavirus. Y si hubiera justicia internacional efectiva, que en el caso de Bosnia si ha actuado con justa contundencia, que pagaran sus responsables como se merecen durante el resto de sus días. 

Hemos mencionado a las dos grandes superpotencias que llevan años disputándose la hegemonía mundial que en estos momentos ostenta, sin lugar a dudas, la COVID-19 y quien mece su cuna. Trump acusa a los chinos, y los chinos acusan a los norteamericanos. Y los rusos divulgan vídeos por las redes sociales involucrando a Bill Gates en turbios negocios de vacunas contra el virus. Sin duda, podemos hablar de confrontación o de lucha o de guerra por la hegemonía de la economía, del comercio, del poder mundial con la COVID-19 como arma letal. Hace pocos años, durante la crisis económica de 2008, el arma letal fue financiera con enorme impacto en el empleo en todo el mundo. 

En esta ocasión, la gran tragedia que estamos sufriendo es la muerte solitaria y angustiosa de nuestros mayores ante la impotencia de sus familiares y amigos con cifras espeluznantes a nivel mundial con más de 203.000 muertos en el mundo, de ellos más de 23.000 en España. Cuando usted lea este artículo, estas cifras habrán aumentado, lamentablemente pero no deberíamos asumirlo como algo irremediable. Los fallecidos tienen nombre y apellidos, una familia, una historia, una vida truncada, una tragedia que influye en la salud, en la higiene moral de una sociedad, de una democracia, que se mide entre otros aspectos de cómo cuida y trata a sus mayores, a la generación que en el caso de España contribuyó con enorme esfuerzo y sacrificio a consolidar la democracia y superar la dictadura y la grave crisis económica de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Que logró que muchos de sus hijos pudiéramos ir a la Universidad y contribuir al progreso y desarrollo de España con el notable apoyo de la Unión Europea. Tiempo y necesidad habrá de exigir responsabilidades. 

En el ámbito internacional, tenemos a la economía china que se ha contraído el 7%, nada igual visto antes, pero ya en la vía de la recuperación en una posición muy ventajosa a nivel internacional. Y en Estados Unidos, 22 millones de parados en los últimos treinta días. Algo que empieza a preocupar, y mucho a Donald Trump de cara a su ambición de reelección como presidente de Estados Unidos, el próximo mes de noviembre. El controvertido mandatario norteamericano ganó las elecciones prometiendo empleo para todos y, hasta ahora, su política proteccionista y populista había conseguido mantener buenos datos económicos y de empleo. 

A partir de ahora veremos quien ejerce la hegemonía con permiso de la COVID-19 de un mundo que va a ser muy diferente al que conocemos. Al menos, durante un par de años. Hay muchas incógnitas sobre la dimensión mortal inaceptable de la pandemia y el dolor de las familias afectadas que es el de todos, los millones de personas que se han quedado sin empleo y cuánto tiempo tardarán en recuperarlo, así como las grandes, medianas y pequeñas empresas y autónomos que han tenido que cerrar y, además, el cambio de hábitos en las relaciones humanas y sociales, en los viajes o el turismo. Una enorme tragedia con un virus condicionando a todo el mundo.