Invadir Madrid, cerrar los cielos

Agricultores, ganaderos, cazadores, pescadores, transportistas, regantes, taxistas y consumidores invadieron Madrid para decirle a Sánchez que están hartos de que siga subido en el Falcon mientras la calle no llega a final de mes. El Gobierno social-comunista es el peligro número uno para los españoles. Todos los sectores que toca los hunde.  Nuestro país arde de norte a sur y de este a oeste y el presidente, en la mejor tradición franquista, opta por la inacción en política interna y por la rendición incondicional frente a Marruecos con un volantazo sobre el Sáhara que puede desestabilizar la Región.

Mientras, las estanterías se vacían y los cerdos se comen a los cerdos porque no tienen pienso. Así es que vamos a empezar con una reflexión en voz alta: los transportistas no pueden trabajar a pérdidas y hay que bajar el precio de los carburantes, pero el cabreo de la Plataforma tiene que ser solidario con los sectores del campo y de la pesca que le han apoyado regulando unos servicios mínimos. Y acabando con los piquetes violentos. Los animales no pueden ser sacrificados y la leche de vacas no puede derramarse para regar los campos ni la flota puede seguir varada porque no hay salida a sus capturas en la línea de los supermercados. 

Tienen razón en sus reivindicaciones, empezando porque los escuche el Gobierno que los insultó como “ultraderechistas” y “putinejos”; son los verdaderos interlocutores del sector, pero no tienen derecho a parar el país como si fueran sindicatos de clase alentados al grito de: ¡A las mariscadas! Cuentan con todo el apoyo de la opinión pública pero también las gentes del campo, de la mar y de las fábricas trabajan para sobrevivir contra este Gobierno despótico y errático.  

Madrid fue invadida cívicamente (400.000 personas) -ni un incidente- por la España rural bajo el lema “Juntos por el campo”. Está dolorosamente harta del olvido y del ninguneo de un Ejecutivo que le ofrece unas migajas de euros al sector como subvención del gasóleo y los fertilizantes cuando le garantiza 19.319 millones en tres años a la ministra Montero para que se lo gaste en chorradas de género. No es que la España cabreada esté contra el doctor desaparecido en los cielos (que lo está) y contra sus mariachis de Podemos, - el verdadero Frente Popular de la ‘Vida de Brian’- sino que es el déspota Sánchez el que está contra todos nosotros. Sin mover un músculo atribuyó la inflación (casi rayando ya el 8% anual) y la subida del gas y del petróleo a “la guerra de Putin”. 

Es mentira, naturalmente, porque llevamos con los precios descontrolados casi un año. Todo sirve para que la demagogia y la propaganda no decaigan. Como si estuviéramos en el corazón del coronavirus. Pero ya no engañan a nadie. Millones de familias se han quedado atrás por la pandemia, la corrupción y el despilfarro. Empezando por los megaministerios. Habría que reducirlos a la mitad.  Primero fue el cordón sanitario contra el PP y VOX y ahora todos somos “contrarrevolucionarios y franquistas”. Matones de la ultraderecha. ¿Cabe mayor cinismo que amenazar antes de constituirse al Gobierno legítimo y mayoritario de CyL cuando él se eterniza en la Moncloa apoyado constantemente por filoterroristas, comunistas, golpistas y miembros de un PSOE guerracivilistas? 

La hipocresía de este hombre de Estado líquido y gaseoso, sin una idea en la cabeza, no tiene límites como sus viajes interminables en busca de la Ítaca perdida. Solo quiere dinero fácil de la UE y del BCE para derrocharlo a manos llenas, como ese bono de 400 euros a los jóvenes entre 18 años para que jueguen a la SEGA o acudan gratis al cine.

Hasta Rufián, que es malo, pero no tonto, está descubriendo que no se come con la ideología separatista ni maoísta. “A la izquierda no nos entiende nadie”, explicó en sede parlamentaria. “Tenemos que dejar de militar en la moral y empezar a militar en la utilidad”. Un enemigo de la Constitución hablando de moral y de democracia. Hasta el presidente le recriminó que su discurso alentara a la ultraderecha. La gente corriente que paga mensualmente el recibo del gas y de la luz está hasta los mismísimos de que ¡viene el lobo! porque el lobo está aquí desde 2018 vestido con piel de cordero dialogante cuando desprecia a todos los discrepantes dentro y fuera de la Cámara. 

Más atinado aún estuvo Pablo Iglesias en su sermón de telepredicador: “No hay mayor imprudencia que fiarse de Sánchez”. Si lo sabrá el exvicepresidente que aconseja a la madre de sus hijos y a Belarra, Garzón y a doña Yolanda que la única lealtad es el coche oficial, las criadas pagadas por el partido y el latisueldo a final de mes, con dos años de aguinaldo (lucro cesante) por los servicios prestados.  Hay que ir parapetarse en las barricadas de los restaurantes cuatro estrellas, como los sindicatos UGT y Comisiones (de más del 3%), que no estaban ni en Atocha ni en la Castellana el sábado para seguir recibiendo subvenciones millonarias y preparar movilizaciones contra la “pobreza energética” cuando vuelva el centroderecha al poder. ¡Valientes y trincones!  

La guerra del transporte, la del campo, la de la industria, la de los cazadores, la de la energía y la invasión de Ucrania nos tiene que hacer pensar en un futuro de supervivencia en el que los jubilados no seamos el sostén real de la economía. Porque a este paso peligran las pensiones.  La crisis es tan amplia y profunda que puede generar un millón de trabajadores acogidos a los ERTES en las próximas semanas si no hay suministros de materias primas. Es el momento de debatir todas las políticas (Educación, FP, Defensa, Agua-Trasvases, Agricultura, Ganadería, Agroalimentación, Energías, -incluida la nuclear, el fracking, petróleo, gas y las tierras raras-, Transporte y Logística, Inmigración, Exilados Ucranianos, Relaciones Exteriores, Industria y Minería).  Sin olvidar a las pymes y a los autónomos.  Y menos Agendas 2030, 2050 y 2100. Lo eco y lo verde son insostenibles. Hablamos de las cosas de comer. 

Resulta una temeridad fiarse de nuestro presidente que en todos los momentos difíciles ni está ni se le espera. En todos. Nada ha explicado de su irresponsabilidad judicial en la irregular entrada de Ghali en España ni de los asaltos recientes a Ceuta y Melilla ni de su compromiso con los indignados por sus políticas que los llevan a la ruina ni por la última carta a Mohamed VI.    Sánchez vive en los mundos de Yupi, Él nos ofrece en sus intervenciones televisivas” bolivarianas” –jamás se ha sometido a una rueda de prensa abierta-, un mundo perfecto. Pero yo ya tengo el mío. “Miénteme, presidente; dime que me quieres” como escuchamos a Joan Crawford en Johnny Guitar. 

Lean ustedes diplomacia para lelos. Es decir, persona que no se entera de lo que ocurre o de lo que se dice por distracción o por falta de inteligencia. Presumiblemente por las tres cosas a causa del jet lag. Las treinta líneas de la carta remitida al rey de Marruecos son un monumento a la estulticia. De una irresponsabilidad suprema, impropia de una nación con nuestra cultura negociadora. Ese texto histórico confirma que estamos en manos de unos políticos incompetentes y de unos diplomáticos más incompetentes aún. ¿Hay alguien cerca de Pérez-Castejón que le reconcilie con el mundo? No parece. Le temen. No le quieren. Es el final del caudillo sin cabeza. 

El texto desvela que el nuevo rumbo es ante todo una improvisación ortográfica. Tiene tres frases incongruentes, las comas las han puesto a voleo, falta el anagrama de la Moncloa, no diferencian entre el singular y el plural y desconoce el cargo de nuestro canciller; le denomina en la línea 28, refiriéndose a Albares, ministro de Asuntos Europeos, Unión Europea y Cooperación. ¿No saben que antes que nada es el ministro de Asuntos Exteriores? Para más inri, copia y pega (línea 13) un tuit del expresidente Trump. “En este sentido, España considera que la propuesta marroquí de autonomía [para el Sáhara] presentada en 2007 como “la base más seria, creíble y realista” para la resolución de este diferendo”. La negrita fue la filtración de Rabat que ha descolocado y enfadado a La Zarzuela, al Gobierno, a la oposición y a todo el Parlamento. 

La carta que Sánchez firma al monarca alauí con su ampulosa letra de Caesar Imperator es el documento histórico más vergonzante que se haya remitido nunca por valija diplomática. Sánchez la debió firmar en pleno vuelo del Falcon mientras tocaba la lira, quizás en cielos del Adriático. El presidente, en plan escapista eludió de nuevo al Congreso de los Diputados. Diluirá su verborrea explicando las reuniones de Bruselas de la OTAN y de la CE sobre el precio de los carburantes y la dependencia. Eso sí; exigirá a la oposición que se comporte con sentido de Estado. Una cuestión de Estado –la del Sáhara Occidental- que él ha roto unilateralmente después de 47 años, cuando es el Consejo de Política Exterior y el Parlamento los que tienen que decidir los cambios. 

Sánchez es el que es.  Dios de Dios, Luz de luz. Creador del cielo y de la tierra. Y siempre mentiroso e invisible. El tsunami informativo llegó horas después de que nos abandonara el polvo rojo del desierto. Toda una premonición bíblica. 

José Manuel Albares, el de las gafas Cánovas stily intentó implicar en sede parlamentaria al propio Monarca Felipe VI pero la Casa Real ha desmentido tener nada que ver con esa carta inapropiada que termina con una frase cursi y afrancesada: “Le ruego, acepte, Majestad, la expresión de mis más distinguidos sentimientos”. ¿Este presidente tiene sentimientos? Bochorno produce la misiva, Por vez primera en la historia de la democracia, un ministro de Exteriores se ha quedado solo en la defensa de una traición y una mentira.  Desde la CUP al PP ya le dejaron claro a Albares que cuando vaya a Rabat el 1 de abril para preparar el camino de su señorito, que “no hable en nombre del parlamento español”.  Ni del pueblo español. Y menos del Reino de España. 

Conviene recordar que cuando saltó la noticia, el propio ministro de Exteriores escoltado por el de Cultura, nos trasladaron la trola de que en contrapartida a ese cambio de sentido y de alineación con Washington, París y Berlín, se paralizaba la reivindicación de las ciudades españolas de Ceuta y de Melilla. Hay una ligera mención a cooperar en los flujos migratorios. Nada más.  ¿Cuándo será el próximo asalto a nuestras ciudades en el norte de África? Sánchez garantiza en la misiva que “España siempre cumplirá con sus compromisos y con su palabra”. ¿Palabra de Sánchez? ¡Cielos! El algodón de la hemeroteca no engaña: “No podría dormir si pactara con Podemos” ¿Pactar con Bildu? Nunca. ¿Quiere que se lo repita 20 veces?  Supongo que les suena.

La irresponsabilidad de este presidente engreído que firma sin leer un documento tan transcendente ha desplazado nuestra neutralidad de país descolonizador en el contencioso Marruecos-Argelia a ser juez y parte tras ese volantazo a favor de Rabat. Ha regresado la embajadora alauí, pero ha sido llamado a consultas el embajador argelino. ¿Cuánto nos costará la decisión tan inoportuna como insensata de este estadista sin principios ni finales precisamente ahora que estamos negociando el precio del gas para los próximos dos años?  El viaje relámpago del doctor presidente a Ceuta y Melilla le ha convertido en el libertador de ambas ciudades según Vivas (PP) y Castro (ex Cs), presidentes y nuevos vasallos, respectivamente. Son los virreyes de nuestro Quijote falconiano. Lo más grave es el abandono a los saharauis. ¿Dónde están los DH del pueblo otrora español? Ahora repetirá Sánchez su mantra de que nadie se quedará atrás.

Para saber el alcance de esta decisión que no tiene lógica política bastaría con enviar a los Reyes don Felipe y doña Letizia a una visita oficial a ambas ciudades a las que nunca ha acudido ningún monarca español. Nuestro estadista tiene la palabra para convencernos de las bondades de su epístola que rubricó sin leer.  Además, la ONU, China, Rusia, Italia e Irán, -incluso el Senado USA- no suscriben las nuevas tesis españolas que como país administrador ha renunciado a liderar. ¿Quién manda en Sánchez si es él solito quien decide ir contra España? ¿Qué intereses defiende?

Es claro que la carta es una rendición incondicional y preventiva a Mohamed VI. Pura coherencia en la cobardía de un hombre que nunca da la cara y que tampoco dice la verdad. A lo mejor cambia en su docudrama para la televisión privada vendiendo una imagen próxima y cercana… para edulcorar las elecciones.  Demasiado tiempo sin pisar la calle. La mayoría de los ciudadanos ya no le temen. Aunque vive de espaldas a la Transparencia y en su burbuja televisiva subvencionada, la realidad es que cuanto más se le conoce menos se le vota. 

Sus exégetas dicen que solo le interesan ya las vicisitudes del estrecho de Ormuz, del Bósforo y de las instituciones europeas. Y que busca ser nominado secretario general de la OTAN ahora que Jens Stoltenberg ha decidido dejar el cargo. Borrell es al parecer su Bautista. Que los dioses nos asistan. Tenemos que esperar hasta la próxima semana para saber por dónde respira este rinoceronte de la política tras firmar esa carta-trampa al príncipe de los creyentes marroquíes y cuánto nos costará de más la factura del gas argelino de ahora en adelante si es que no nos cierra el segundo grifo que se abre en Almería. 

Se ha cumplido el primer mes del asalto al pueblo ucraniano. La resistencia de Viriato Zelenski y el heroísmo del numantino pueblo ucraniano auguran que no se rendirán ante la tiranía. La libertad es el camino. ¡Oigo Ucrania tu aflicción/ y escucho el triste concierto/ que forman tocando a muerto/ la campana y el cañón. La Oda de Bernardo López García recordaba la invasión napoleónica. “Nunca esclavo puede ser, pueblo que sabe morir”. 

Alguien debería traducir al ucraniano este salmo patrio para infundir más fe a la vida y a la tierra. Las imágenes que llegan hablan de un país arrasado, quemado, asesinado, violado. Los tanques soviéticos no buscan la victoria sino la humillación, la venganza y la destrucción. Costará un cuarto de siglo retirar los escombros y levantar nuevas casas y un siglo entero para restañar las heridas. El odio al invasor no se extinguirá hasta el próximo milenio. Mariúpol es la ciudad mártir símbolo de un pueblo que no quiere volver a las garras del comunismo. Es el nuevo Alepo sirio. La infantería rusa persiste en sitiar Kiev, pero la defensa feroz del pueblo y del ejército lo ha impedido. La respuesta no se ha hecho esperar: bombardeo supersónico de teatros, residencias de ancianos, cuarteles, colegios, supermercados, zonas residenciales… Muerte y desolación. Carnicería. Bandera azul-amarilla de patriotismo y esperanza.

La matanza soviética, el genocidio de Putin cambiará nuestra existencia más allá de la destrucción, del exterminio y del éxodo masivo de personas inocentes. Preparémonos para las otras guerras que tendremos que afrontar empezando por la reconstrucción, los nuevos presupuestos defensivos y la ayuda a los refugiados. Putin culpa a los “traidores rusos” del frenazo a su invasión relámpago. Hoy tenemos que destacar el valor de la periodista Marina Ovsiannilova por el coraje de interrumpir el informativo de mayor audiencia del canal estatal ruso con un cartel en el que se leía: “No a la Guerra”. Ha sido multada con 200 euros y tras un interrogatorio de 14 horas y retirada del pasaporte será juzgada por un tribular militar. Pueden caerle hasta 14 años de cárcel. Ese régimen dictatorial es el que detestan nuestros amigos ucranianos. Termino con el llamamiento que una mujer exilada hacía a la UE entre sollozos al llegar a Polonia después de haber abandonado a su familia en Kiev: “Cerrad los cielos o Putin nos matará a todos”.   

PS. Cierro esta crónica-río sin que los líderes de la OTAN y de la UE hayan avanzado demasiado en las otras guerras abiertas contra el Kremlin: la dependencia energética, la eficacia de las sanciones, la mediación de Pekín y la bajada urgente de los carburantes para que nuestros países no colapsen de tanto mirar y condescender con los enemigos de la democracia y de la libertad.

Antonio REGALADO dirige BAHÍA DE ÍTACA en:

aregaladorodriguez.blogspot.com