Irán sólo entiende el lenguaje de la fuerza

Ali Jamenei

Han pasado cuatro meses desde que el polvo se asentó en la mesa de negociaciones de Viena. El régimen iraní pone varias excusas, establece una condición previa un día, se echa atrás al siguiente, dice que va a ir a Viena, pero no va. 

El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) visitó Teherán para hablar de la inspección de los emplazamientos nucleares, pero el de Karadj sigue cerrado para él. El secretario de Estado estadounidense advirtió que el acuerdo nuclear (JCPOA) se acercaba al punto de no retorno. Los diplomáticos de la Troika calificaron la situación de "vital" en vísperas de la visita del representante de la UE a Irán. Su jefe, Josep Borrell, responsable de la política exterior de la UE, viajó a Washington para entrevistarse con Antony Blinken, advirtiendo que "el tiempo se acaba". 

Teherán afirma haber aceptado mantener conversaciones en Bruselas el 21 de octubre, fecha de las conversaciones de Viena, pero Europa lo ha negado; está claro que no habrá negociaciones. Los senadores estadounidenses se reunieron con el director general del OIEA para tratar el tema iraní, tras lo cual la presión subió de tono. El Congreso de Estados Unidos, los países árabes e Israel también están presionando a la Casa Blanca para que niegue concesiones a Teherán. En Nueva York, el ministro de Asuntos Exteriores iraní exigió la entrega de 10.000 millones de dólares para iniciar las negociaciones, una forma de calibrar a Occidente. Tal es la caótica situación de las negociaciones sobre el expediente nuclear, con el Guía Supremo Jamenei en Irán soñando con una vuelta al acuerdo de 2015. Un acuerdo que le ha permitido vender petróleo y recuperar el dinero bloqueado, y que no ha impedido su influencia regional ni el desarrollo de misiles, por no hablar de la multiplicación de las milicias en la región. De hecho, este régimen es incapaz de aceptar el acuerdo de 2021 que prevé el desmantelamiento completo del programa nuclear y de misiles y el fin de la injerencia regional. Estos elementos están vinculados a su supervivencia. 

Según un analista que prefiere permanecer en el anonimato, el régimen ve estas condiciones como una taza de veneno. Pero ¿podrá resistir la presión occidental en la explosiva situación de la sociedad iraní? ¿O irá tan lejos como para arriesgarse a una remisión al Consejo de Seguridad de la ONU con sus graves consecuencias? 

Con sus evasivas, quiere conseguir la cantidad de uranio enriquecido necesaria para la bomba, al tiempo que obtiene concesiones para aflojar el dominio de las sanciones. Según el director de un centro de investigación iraní del expresidente Jatamí, la presión internacional coordinada, el colapso económico y el temor a un nuevo levantamiento obligarán a Jamenei a someterse a las exigencias del P5+1. Al igual que Jomeini cumplió finalmente con la Resolución 598 de la ONU durante la guerra entre Irán e Irak y la liberación de los rehenes estadounidenses. El régimen iraní sólo entiende el lenguaje de la fuerza. 

Hamid Enayat, experto en Irán 

Artículo publicado anteriormente en la Tribune de Geneve

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