Opinión

La ley del Talión recae sobre Argelia

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Argelia, desde su ideología social-comunista revolucionaria, ha estado durante 46 años queriendo establecer una república títere en el Atlántico amputando así la integridad territorial del Reino de Marruecos. Cuestión por la que Argelia ha hipotecado todo su capital, presente y futuro, siendo hoy un Estado fallido.

Hoy Marruecos hace recaer el peso de la ley del Talión sobre Argelia manifestando su apoyo a la independencia de la Cabilia. Un apoyo que ha aturdido a la dictadura argelina, quien aún no se explica por qué de este giro en la política Exterior marroquí.

El apoyo marroquí a la Cabilia no es nuevo, el 3 de noviembre de 2015, el entonces representante marroquí en Nueva York, Omar Rabi, ya había solicitado, a la ONU y a sus diferentes instancias, introducir la cuestión de la Cabilia en sus respectivas agendas para que la Comunidad Internacional pueda acompañar al pueblo cabileño en su lucha por la independencia.

Los días 13 y 14 de este mes, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores argelino Lamamra, en su primera intervención internacional y, como de costumbre y sin que figure en el orden del día de la reunión ministerial del Movimiento de No-Alienados donde se trataba el tema de la COVID-19, de la vacunación y de la salida de la crisis, volvió a referirse a la cuestión de las Provincias del Sur del Reino. Si bien, esta vez el recién estrenado ministro argelino salió trasquilado por el embajador permanente de Marruecos ante la ONU, Omar Hilale, quien le asestó una dura réplica en lo que respecta al derecho a la autodeterminación, evocando las constantes reivindicaciones legítimas del pueblo de la Cabilia ocupado por Argelia, al noreste.

En consecuencia, la dictadura militar argelina calificó la acción marroquí como una injerencia en los asuntos internos y un atentado a su integridad territorial llamando a consultas a su embajador (simbólico) en Rabat. La desfachatez argelina no tiene límites, pues lleva 46 años instigando a su vecino pidiendo la autodeterminación de unos mercenarios que ellos mismos habían inventado, armado y, desde territorio argelino, han agredido la integridad territorial del Reino de Marruecos. 

Argelia está siendo castigada por sus pecados. Además, se pregunta todavía aturdida del golpe el porqué. Pues porque lleva 46 años derrochando el presupuesto argelino, más de 500 millones de dólares en armamento pesado con el que arma a sus mercenarios para atentar contra Marruecos. Porque lleva 46 años albergando separatistas que declararon una república ficticia sobre su territorio. Porque lleva 46 años haciendo de portavoz y representante diplomático de la banda polisaria por todo el planeta. Porque lleva 46 años de agenda argelina, Interior y Exterior, dedicándose a menoscabar la integridad territorial del Reino de Marruecos. Porque lleva 46 años responsabilizándose de la estructura y mantenimiento de un conflicto ficticio. Porque lleva 46 años insultando y amenazando a su vecino desde el poder militar y civil, con los ministros al frente, y desde la prensa controlada, en su totalidad, por la dictadura militar. Porque lleva 46 años encarcelando y torturando a la poca población saharaui que sigue en los campos de Tinduf sin ninguna posibilidad de salir de allí ni de ser censada o controlada por la Comunidad Internacional.

Porque lleva 46 años vulnerando la frontera de las Provincias del Sur del Reino junto a sus mercenarios polisarios que, últimamente, están siendo eliminados por drones marroquíes.  Porque lleva 46 años sembrando rencor en su población desde los colegios, institutos, universidades y hasta en las mezquitas inculcando odio hacía su vecino Marruecos. Porque lleva 46 años…

Argelia, desde que se independizó en 1962, con la inestimable ayuda del rey Mohamed V y Hassan II, por decreto francés tras un referéndum, sigue con el fusil en alto a imagen y semejanza de Che Guevara, Fidel Castro o Hugo Chávez, Maduro o Daniel Ortega. Y ha pretendido erigirse en baluarte de los movimientos de liberación de los pueblos. Ahora bien, nunca ha reclamado la independencia de las 15 repúblicas exsoviéticas cuando estaban bajo el yugo de la URSS o simplemente de Taiwán, o el Tíbet, de Córcega (Francia) o de Cataluña, aunque sí ha apoyado a ETA, a quien apoyó, albergó, financió y entrenó en su territorio en los años más sangrientos de la banda terrorista.

La Cabilia es uno de los pueblos más antiguos y auténticos de África, cuya capital es Tizi Ouzou, con cerca de 12 millones de habitantes, lengua y cultura propias, que está siendo perseguido y privado del derecho a la autodeterminación por la dictadura militar argelina. En 2010, la Cabilia formó un gobierno provisional en el exilio, en París, liderado por su presidente provisional Ferhat Mehenni.

Después de 46 años de agresión, el resultado no puede ser más fructífero para un Marruecos que cada día consolida la marroquinidad de sus Provincias del Sur dotándolas de las mejores infraestructuras, la Comunidad Internacional apoya el plan de Autonomía propuesto por Marruecos, el país se apuntala como líder regional y continental, con una expansión económica imparable y una industrialización del país de primer orden. 

En cambio, Argelia ha mostrado ser hoy, sin tapujos, una dictadura militar totalmente desacreditada y cada vez más aislada del mundo. Es un Estado fallido política, económica y socialmente. La quiebra es absoluta y se resquebraja cada viernes con la permanente protesta del Hirak contra los militares, por la carestía de la vida, por el paro, por una inflación galopante, por la escasez de cereales, de lácteos, de aceite e incluso de agua potable. Una calamidad sólo comparable con la de Cuba o Venezuela y de los que se espera un apoyo bolivariano a la justa causa de la Cabilia. A esta solidaridad también están invitados los de Unidas Podemos, las más de 600 asociaciones españolas favorables al Polisario y toda la izquierda española e internacional.

La dictadura militar argelina, inconsciente de sus actos dañinos contra su vecino durante 46 años, se está despertando de su embriaguez al caerle el peso de la ley del Talión encima dándose cuenta de la magnitud de su hostilidad sistemática hacia el Reino de Marruecos.

Su principal error ha sido confundir la política diplomática y pacifista de Marruecos, ante su violencia política, con el miedo.