La tradición de golpes de Estado revive en África

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Los golpes de Estado que ya parecían olvidados están regresando al África Occidental. En menos de un año han sido tres, aunque en la práctica podríamos hablar de cuatro, los derrocamientos militares de presidentes, recién electos para mayor inri.  La desestabilización que está causando el yihadismo es sin duda la causa principal a la que se suman otras como las dificultades económicas que sufren la mayor parte de los habitantes, agravadas por la inseguridad y la pandemia.

El primero se produjo en Mali en 2020 y se repitió con otros protagonistas en 2021. El país hace mucho tiempo que sostiene su independencia gracias a la ayuda internacional encabezada por Francia en su despliegue en el Sahel. Obviamente la normalidad democrática o pseudo democrática no se ha recuperado por más que los militares que están en el poder anuncien que convocarán elecciones.

En la República de Guinea un golpe destituyó al presidente Alpha Conde pocas semanas después de su reelección de manera clara en las urnas. Una vez más, una junta militar se alzó con el poder e inició una política de represión de las libertades, neutralización de los partidos políticos y encarcelamientos masivos entre los seguidores del mandatario depuesto.

Estos días atrás, algo muy similar ocurrió en Burkina Faso. Un golpe militar derrocó y detuvo al presidente Marc Chistian. Las razones argumentadas por los golpistas inciden en el incremento de la amenaza yihadista, que ya ha dejado más de dos mil muertos en atentados, y la falta de apoyos y medios a las Fuerzas Armadas para poder hacer frente a los terroristas del que son uno de sus objetivos prioritarios.

En otro lado del Continente también en las semanas pasadas otro golpe, encabezado por el general Fattah al-Buham apartó del poder a la Gobierno de transición que se formó tras el derrocamiento en 1019 del veterano dictador Omar al-Bashir. Al asumir la presidencia de facto al-Buham anunció que convocaría elecciones en 2013.

Ninguno de estos golpes fue totalmente pacífico. Decenas de personas perdieron las vidas en los incidentes de que fueron precedidos. La Unidad Africana y las propias Naciones Unidas expresaron sus protestas, pero sin éxito alguno. Los nuevos regímenes autoritarios van camino de acabar imponiéndose.  

        
 

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