Opinión

La vigilada relación de los dos papas

photo_camera Los dos papas

En las últimas horas se ha publicado la información poco detallada sobre el contenido de un libro de Joseph Ratzinger que presiona al papa Francisco en relación a aspectos en los que el actual Pontífice estaría intentando modernizar la Iglesia y situarla a la altura de los tiempos. Se habla en esas noticias de la opinión contraria del Papa emérito en relación a levantar la prohibición del celibato como opción del sacerdocio y su oposición a la ordenación de hombres casados, dos asuntos que emanan del reciente sínodo sobre la Amazonía y que se quiere entroncar con el momento actual en que Jorge Bergoglio está redactando o en fase de revisión de su última exhortación apostólica. 

Quienes se han hecho eco en España con más entusiasmo de esta noticia sin confirmar,  reconocen en sus publicaciones que el libro ha sido “supuestamente” escrito al alimón con el cardenal Sarah, quien por supuesto tiene vinculaciones con la ultraderecha como ingrediente necesario para una buena valoración del asunto. “El texto atribuido a Benedicto XVI”, rezan esas informaciones, en las que brilla por su ausencia algo tan sencillo como comprobar la veracidad de las informaciones, un proceso que se relega porque es más importante el fin perseguido con su publicación. Tan sólo se hace referencia a un artículo publicado por Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, que no aclara si Benedicto XVI ha participado o no en la elaboración del libro o si ha autorizado lo que en él se refleja, pero sí expone datos sobre la posición real del actual Pontífice y de su antecesor en torno a las cuestiones sobre las que se busca la discordia. Por ejemplo, que la Iglesia Católica de rito oriental “prevé la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados” y también que para la Iglesia latina “han sido admitidas excepciones precisamente por Benedicto XVI”. O que Francisco no mencionara, en sus conclusiones sobre el sínodo celebrado el pasado octubre en el Vaticano, el tema de la ordenación de hombres casados. 

Sin ir más lejos, pocas horas después de anunciar Le Figaro la publicación del avance del libro del cardenal Sarah, algún medio español como la Cadena Cope ha desmentido que Benedicto XVI escribiera “a cuatro manos” el libro con el autor que lo firma, añadiendo que el emérito se distancia y se manifiesta totalmente ajeno al contenido del libro. En España, pero también en otros muchos países de nuestro entorno, resulta asombrosa la obsesión de quienes se auto declaran agnósticos o incluso ateos por influir en los designios de la Iglesia, por influir en la marcha de los asuntos de esta institución mundial que sobre todo responde ante sus fieles. 

Estos días está disponible en ‘streaming’ la película que ha asombrado a quienes la han visto y ha tenido éxito en círculos críticos europeos: ‘Los dos papas’, dirigida por el brasileño Fernando Meirelles. Los dos actores protagonistas, Jonathan Pryce interpretando a Francisco y Anthony Hopkins a Benedicto, han tenido nominaciones a los Globos de Oro y están igualmente nominados para la gala de los Oscar que se celebrará el próximo mes de febrero. Su argumento se basa en la visita que el primero realizó al Vaticano y Castelgandolfo pocos meses antes de la renuncia del segundo a su Pontificado, los asuntos de los que hablaron y de qué forma expusieron el uno al otro su visión del mundo y sus respectivos pasados en Argentina y Alemania. La película defiende la tesis de que Benedicto ha sido el Papa cerrado, dogmático, defensor de una moralidad más estricta, y Francisco es el Papa abierto, dialogante, defensor de las causas pobres y desmarcado del uso de los elementos distintivos de su figura universal. La película dice estar “inspirada en hechos reales”, dando un baño de realismo a la teoría que defiende y que nadie por supuesto ha podido demostrar. Salvo que alguien de la producción estuviera escondido tras los frescos de la Capilla Sixtina durante esas conversaciones, resulta imposible saber lo que dos personas hablaron en aquellos días si ninguna de las dos lo ha contado. Siendo esto completamente improbable, Meirelles y su guionista Anthony McCarthen han elucubrado con las mismas especulaciones con las que disertan las noticias sobre el libro del cardenal Sarah, que aún no ha salido siquiera a las librerías.