Opinión

Las razones ocultas del viaje de Pedro Sánchez a Estados Unidos: hacerse astronauta o actor de Hollywood

photo_camera Pedro Sánchez

Andan muy desencaminados los que creen a pies juntillas la propaganda de Moncloa, que subraya que la visita del presidente Pedro Sánchez a Estados Unidos tiene por objeto impulsar las inversiones norteamericanas en España y reforzar las relaciones económicas, tecnológicas y audiovisuales para convertir la piel de toro en un emporio de riqueza, más aún que el actual. 

Los contactos personales con los altos directivos de las grandes corporaciones financieras, de los centros de innovación más avanzados y las más importantes productoras de cine y televisión del mundo son cometidos que podrían haber llevado a cabo la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. O la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, o incluso la titular de la cartera de Igualdad, Irene Montero, esta última para dejar constancia de que las diferencias económicas entre ambas naciones son poco más que una cuestión de números ¡Ojo! y de númeras.

En el entorno del presidente son solo unos muy escasos privilegiados los que intuyen que su demostrado interés por Hollywood ‒la meca del cine‒ y su visita a Pasadena ‒donde se encuentra el Laboratorio de Propulsión a Reacción o JPL, centro tecnológico asociado a la NASA‒ obedecen a razones que tan solo Pedro Sánchez conoce y que mantiene en el más absoluto secreto. En ambos casos es la constatación de su deseo personal de sondear y recoger impresiones de primera mano sobre sus posibilidades de hacer carrera en Estados Unidos, una vez decida o no tenga más remedio que abandonar la política española.

En sus encuentros con grandes inversores para favorecer las inversiones norteamericanas en España, el presidente aseguró que es una persona que cumple

A la hora de decidir su futuro itinerario profesional, Sánchez quiere valorar con conocimiento de causa el camino más provechoso para sus intereses pero, sobre todo, para el bien de España. Con una agenda muy apretada y para no perder el tiempo en sutilezas, ha descartado viajar a Washington para evitar conceder al presidente Joe Biden el inmenso placer de fotografiarse con él, ambos sentados en el despacho oval de la Casa Blanca. Sánchez parece entender que con la larga plática de menos de 60 segundos que a mediados de junio pasado concedió al presidente norteamericano en Bruselas ‒con motivo de la cumbre de la OTAN‒, es más que suficiente.

Su actual viaje a Estados Unidos está centrado en las dos grandes disyuntivas que cada día que pasa le están más cerca. Por un lado tiene la posibilidad de meterse a actor de cine, lo que le daría la oportunidad de continuar viajando en reactores privados y conocer a bellas y voluptuosas actrices de fama internacional. Por otro, está tentado de demostrar sus altas cualidades físicas y mentales y convertirse en astronauta. Y Pedro duda entre acceder al mundo de las estrellas de Hollywood o elegir el camino de las galaxias siderales y viajar hasta la Luna.

A Sánchez parece rondarle por la cabeza fundar en la Luna una república progresista y capitanear un Gobierno de coalición con los independentistas lunáticos que viven en el subsuelo
Para fundar la República Progresista Intergaláctica Lunar Independiente

La segunda opción le resultaría más fácil. A semejanza de su libro “Manual de Resistencia”, que es sabido que se lo escribió Irene Lozano ‒premiada en el nuevo Gobierno con el cargo de secretaria de Estado para el Deporte‒, a las exigentes pruebas selectivas para convertirse en astronauta podría sustituirle el que fue la estrella mediática de su primer Gobierno, Pedro Duque. Aunque recién cesado como ministro de Ciencia e Innovación, el hecho de ser astronauta de la Agencia Espacial Europea en excedencia asegura que pasaría con nota las pruebas de calificación. Al fin y al cabo, los dos se llaman Pedro.

¡Es qué ir a Marte me queda lejos! parece ser que ha comentado ‘sotto voce’ en el plano familiar. Pero el motivo no es solo que el Planeta Rojo está a gran distancia de la Tierra. Las razones que pesan en el ánimo de Sánchez para descartar ir Marte son básicamente dos. Por un lado, que es de sobras conocido que China y Estados Unidos compiten por llegar al planeta y el presidente español no quiere ganarles la partida y hacerle un feo a su admirado Xi Jinping y a su querido amigo del alma Joe Biden.

Si optase por el camino de astronauta y viajar a la Luna podría convertirse en el primer presidente de todo un cuerpo celeste con el nombre de República Progresista Intergaláctica Lunar Independiente

También lo ha descartado porque al tratarse del llamado Planeta Rojo, tendría que contar con el visto bueno de Unidas-Podemos, es decir, de Yolanda Díaz, y las relaciones con ella son cordiales de cara a la galería, pero en el plano político no están para tirar cohetes. Así es que la Luna es su opción principal. Y es que, una vez que ponga los pies en nuestro satélite natural, le ronda por la cabeza fundar con menos oposición que en España su anhelada república progresista y capitanear un Gobierno de coalición con los independentistas lunáticos ‒perdón, lunares‒, que le han dicho sus asesores que viven en el subsuelo y no se dejan ver por el que dirán.

Aclamado como presidente por la mayoría de independentistas lunáticos que habitan en las profundidades de Selene, Pedro lucharía a brazo partido por conseguir que la Luna se declare independiente y deje de orbitar alrededor de la Tierra, lo que no ha parado de hacer durante miles de millones años.

Si lograra su meta, sería el primer presidente de un nuevo y enorme país, ‒casi despoblado, eso si‒ y también el de todo un cuerpo celeste, al que podría llamar República Progresista Intergaláctica Lunar Independiente. Todas las noches, los más de 7.800 millones de habitantes de la Tierra, mirarían hacia arriba y suspirarían por recorrer los pocos cientos de miles de kilómetros que les separan. En cambio, los compatriotas lunáticos de Sánchez, sentados a la fresca en las grises llanuras polvorientas y cráteres rocosos que pueblan la Luna, gozarían de las extraordinarias vistas sobre el Planeta Azul. ¡Cuánta felicidad!

Con una agenda muy apretada, Pedro Sánchez ha evitado conceder al presidente Joe Biden el inmenso placer de fotografiarse con él, ambos sentados en el despacho oval de la Casa Blanca
Astronauta o actor, son profesiones hacia el estrellato

¡Hay que dejar de ser esclavos de los terrícolas! ¡Queremos viajar por la Vía Láctea separados de la Tierra que nos mantiene encadenados! ¡La Tierra nos roba! Gritan desde sus cavernas los ocultos lunáticos. En su próxima reunión con el presidente de Cataluña, Pere Aragonés, es probable que Pedro Sánchez le traslade su invitación para que le acompañe en su añorado viaje, para allí reivindicar y levantar la bandera de la autodeterminación lunar que proclama la ONU, según los lunáticos.

Pero existe otra alternativa no menos tentadora para una persona sincera y que, en una muy reciente entrevista con la Agencia Reuters, se acaba de autodefinir  como “un hombre que cumple”. Son características personales que le sitúan como un adalid de los valores humanos ante la opinión pública española y los líderes del mundo mundial, que saben muy bien que todo lo que afirma, lo cumple ¡¡¡Palabrita del Niño Jesús!!!

Si opta por la vía de Hollywood, recorrerá el camino inverso al de Donald Reagan, que de actor con cerca de 70 películas, a sus 68 años se convirtió en la década de los 80 en presidente de Estados Unidos

Con sus acreditadas dotes de interpretación, actor es una profesión para la que, sin duda ninguna, Sánchez contaría con el respaldo de los artistas llamados “de la ceja”, aquellos que apoyaron las candidaturas presidenciales de su valorado antecesor y maestro, José Luis Rodríguez Zapatero, al que ha superado con creces. Y, como no, estaría en condiciones de lograr el apoyo absoluto de la familia Bardem ¡Incluso le proporcionarían clases magistrales!

Bien parecido, alto de figura y con ese caminar pausado que es la envidia de los líderes políticos mundiales y de los varones de todo el arco parlamentario nacional, Pedro quiere superar la trayectoria cinematográfica de Antonio Banderas y mucho más la de Sara Montiel. La ya fallecida cantante manchega no sabía más que cuatro palabras en inglés cuando llegó a Estados Unidos a mediados de los años 50, pero rodó películas con galanes del cine de entonces de la talla de Gary Cooper o Burt Lancaster.

Dotado con grandes dotes de interpretación, actor es una profesión que le tienta y con la que podría seguir volando en reactores privados y conocer a bellas y voluptuosas actrices del elenco internacional

Y en el caso del malagueño Banderas, su salto transatlántico a principios de la década de los 90 le abrió las puertas de las grandes productoras y su carrera ha sido y es espectacular. Así es que con su porte, su excelsa dicción en la lengua de Shakespeare y sus dotes innatas de actor le auguran un éxito rotundo en el cine internacional. Y él lo sabe. España perdería a uno de sus grandes políticos que pasarán a la historia universal, pero el mundo ganaría un actor como la copa de un pino.

Pedro es consciente de que inclinarse en su momento por la vía artística es el camino inverso al recorrido por Ronald Reagan, que, de actor de Hollywood con cerca de 70 películas de cine en su haber, a sus 68 años se convirtió en el 40º presidente de los Estados Unidos durante dos mandatos, de 1981 a 1989. Tanto si elige la opción de astronauta como la de actor de Hollywood, Pedro Sánchez sabe que ambas trayectorias le encumbrarán al estrellato… o a estrellarse.