Los cambios de Abraham

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Día a día se van comprobando los cambios en la región de Oriente Próximo que se producen tras la firma de los Acuerdos de Abraham entre Israel y Emiratos Árabes Unidos y Bahrein. A los que se han sumado Marruecos y Sudán. El entendimiento entre árabes suníes e israelíes tiene una gran trascendencia de cara a enfrentar las amenazas expansionistas de los ayatolas iraníes en Siria, en Líbano, en Gaza o en Yemen y para impulsar la colaboración en todos los sectores entre las sociedades de estos países. Un proceso que había empezado hace años y que cristalizó pública y políticamente con estos acuerdos.

Entre tanto, los dos países, suníes y chiíes enfrentados durante los últimos años por la hegemonía en la región y sin relaciones diplomáticas desde 2016, tras los ataques en Teherán a misiones diplomáticas saudíes tras la ejecución por Riad del clérigo chií Nimr al-Nimr llevan con discreción desde abril de año pasado cinco rondas de negociaciones en Irak. Contactos a nivel de funcionarios de seguridad y que podrían elevarse al plano político y en público, según ha anunciado el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian. Sin embargo, el camino de la reconciliación entre iraníes y saudíes tiene que superar obstáculos complicados, mientras otros países árabes como Emiratos Árabes Unidos y Kuwait se plantean ya enviar embajadores a Teherán.

Estas negociaciones fueron objeto de análisis durante el reciente encuentro entre el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman, porque encima de la mesa está el programa nuclear iraní que provoca divisiones y recelos. Israel mantiene su posición contundente de impedir con todos los medios a su alcance que Irán consiga el arma nuclear, algo que algunos afirman ya tienen a su alcance. Washington exige una serie de duras condiciones para continuar con las negociaciones. Y entre los países árabes de la región se contempla una serie de condiciones para alcanzar cierta normalización de las relaciones con el régimen de los ayatolas.

En cualquier caso, Arabia Saudí quiere evitar que sus negociaciones con Irán se puedan interpretar como una aceptación de las actividades de las milicias proiraníes en la región. En estos momentos, el régimen iraní es el más interesado en aliviar las tensiones con sus vecinos para afrontar las presiones internacionales para recuperar el pacto nuclear y lograr su objetivo de que se levanten las sanciones.

Teherán trabaja para evitar que Arabia Saudí se incorpore a los Acuerdos de Abraham y establezca relaciones con Israel, en un momento en que sufre los ataques israelíes contra sus bases en Siria, ciberataques contra su proyecto nuclear y contra destacados científicos y funcionarios. La precaria situación interna en Irán, con protestas en numerosas ciudades contra la represión y la escasez de alimentos, medicinas, gasolina y electricidad es otra gran razón para que Irán busque aliviar la tensión en la región.  

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