Opinión

Los Hermanos Musulmanes en Yemen: de socios a adversarios

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Los hutíes no fueron el único grupo religioso que aspiraba a gobernar y controlar Yemen por la fuerza de las armas y llevando a cabo acciones violentas contra las autoridades constitucionales en el país árabe.  Yemen cuenta con la ubicación estratégica del estrecho de Bab al Mandab y el hecho de situarse en las rutas marítimas más importantes y por las que pasa una gran cantidad de energía que mueve las economías de medio mundo le otorgan una importancia única en el mundo, pero estos elementos también hacen de Yemen un país más frágil y con unas estructuras endebles frente a la guerra y a los conflictos, sobre todo los sectarios que parecen ser el origen de todos los demás. 

Sin profundizar mucho en las causas y raíces de los conflictos sectarios que padece Yemen, puesto que es un mal endémico del que sufre el país desde hace décadas por no decir siglos, podemos entender lo que sucede en Yemen por las revueltas y la inestabilidad generada por la llamada Primavera Árabe. Un hecho que ha supuesto la desaparición del Partido Congreso General del Pueblo y la expulsión del poder de Ali Abdullah Saleh que fue presidente de Yemen durante más de dos décadas. Paralelamente el Partido de la Reforma o Islah (Hermanos Musulmanes) consiguió hacerse con el control del poder de manera rápida y compleja a la vez. Por otro lado, otro grupo religioso sectario se estaba preparando para tomar el control del país, se trata de la organización chií alnsarola al houthí , una minoría que ejercía su poder y su influencia en Saada, en el extremo norte del país. Este grupo cuenta con un apoyo ilimitado de Irán. 

Sin que nadie se lo esperase, los hutíes lograron tomar el control de Sanaa, capital de Yemen en septiembre de 2014, acto seguido estalló una guerra civil que aún continúa. Al mismo tiempo, los Hermanos Musulmanes adoptaron una estrategia que consistía en hacerse con el control de las instituciones y la estructura estatal, algo que han logrado hasta cierto punto, Pero de lo que no fueron capaces es de derrotar a los hutíes a pesar de tener el control sobre el Ejército, puesto que prefirieron centrarse en poner en marcha un proceso que consistía en colocar a los suyos en los puestos más importantes con el fin de completar su toma del Estado y sus recursos naturales, especialmente en el este del país. 

Durante todos esos años, Yemen fue rehén de las ambiciones de los Hermanos Musulmanes por un lado y las ambiciones de los hutíes por el otro. Mientras tanto, el país había llegado a la peor crisis humanitaria del mundo, según afirmaba la propia ONU. 

El punto de inflexión en el desarrollo de los acontecimientos se produjo a principios del pasado mes de abril de este año, cuando todas las fuerzas políticas contrarias a los hutíes acordaron formar un Consejo de Dirección de ocho personas que marcarían la hoja de ruta tanto a nivel político como militar. Los Hermanos Musulmanes se vieron obligados, a regañadientes, a aceptar el plan después de darse cuenta de que el resto de fuerzas querían acabar con el estancamiento y la corrupción de las instituciones que ellos mismos controlaban. 

Cabe resaltar que el Consejo se enfrentaba a una ardua tarea que debía comenzar con la reforma de las estructuras del Estado, sobre todo el Ejército, pero esto no fue bien recibido por los Hermanos Musulmanes y vieron cómo una amenaza a sus intereses y a todo lo que habían conseguido durante los años de guerra, sobre todo en las áreas donde hay campos de petróleo y gas. Se trata de regiones que la organización usa para su propio beneficio. Cuando el Consejo Presidencial tomó varias decisiones que tenían como finalidad cambiar el liderazgo militar en la región de Shabwa, el partido Islah llegó a la conclusión de que esto allanaría el camino para arrebatarle las fuentes de riqueza, por lo que no aceptó dichos cambios y animó a los líderes militares a rebelarse y rechazar las decisiones de destitución, en una jugada con la que los observadores creen que los Hermanos Musulmanes han querido demostrar su poder y que son una fuerza que no se puede ignorar. Además, han querido mandar un mensaje al Consejo Presidencial para evitar que vaya más allá con sus decisiones que podrían amenazar su control sobre las reservas de gas y petróleo. 

El Consejo de Liderazgo formado recientemente se encontró ante una nueva rebelión, y tenía dos opciones, o enfrentarse a esta rebelión o someterse a la voluntad de los Hermanos Musulmanes y no chocar con ellos, pero eligió la primera opción en un intento de controlar la situación e imponer su poder de una vez por todas, un gesto que fue recibido por un gran apoyo popular, pero al mismo tiempo puso al Consejo y sus líderes en el punto de mira de la maquinaria mediática de los Hermanos Musulmanes y los Estados que los apoyan. Empezaron de forma coordinada una gran campaña con el objetivo de socavar el Consejo y debilitar su legitimidad.

Al final, la relación entre los Hermanos Musulmanes y el Consejo de Liderazgo Presidencial se complicó, y Al-Islah pasó a adoptar una postura caracterizada por la confrontación y resistencia a las decisiones de la Presidencia del país. 

El Partido de la Reforma (Islah) llevó a cabo un ataque sin precedentes contra el Consejo de Comando Presidencial, al mismo tiempo hizo un llamamiento a los activistas afines a enfrentarse al Consejo, después de llegar a la conclusión de que cualquier proceso de reforma que el Consejo Presidencial quisiera emprender en el Ejército puede socavar su control sobre el mismo. 

Como resultado, lo que sucede ahora ha complicado aún más la situación en Yemen y ha hecho que los desafíos a los que se enfrenta el Consejo de Liderazgo Presidencial sean más complejos puesto que ahora está en una guerra abierta con los Hermanos Musulmanes. Estos a su vez están llevando a cabo una campaña mediática para desacreditar al Consejo y a su presidente, Rashad Al-Alimi. Algunos observadores señalan que los hermanos musulmanes le tienen verdadero pánico y su obsesión es que no sea una versión de Kais Saied, quien ha conseguido derrotar a la misma organización en otro país árabe, Túnez.