Maniobras Sahelianas en la Oscuridad

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En los años 80, se creó un grupo de synth pop y new wave británico llamado Orchestral Manoeuvres in the Dark (OMD). Son Conocidos por el hit Enola Gay y su álbum Architecture and Morality de 1981. Apareció en programas de televisión en España, pero o por nuestro desconocimiento del inglés o por la costumbre de traducir al español cualquier extranjerismo, el nombre del grupo se tradujo a un confuso Maniobras Orquestales en la Oscuridad.

Un paralelismo se puede dibujar entre nuestra traducción del nombre del grupo OMD y la paulatina degradación que está experimentando el Sahel, la tan cacareada “frontera sur” de España y la UE este mes. Mali, epicentro de la inestabilidad de la región, está maniobrando cada vez más y de manera más brusca contra Occidente. Chad y Burkina Faso, están experimentando un aumento del sentimiento antifrancés, en un momento en el que Barkhane y Takuba están relocalizándose en ambos países, algo que a medio y largo plazo puede suponer que ambas misiones corran en ambos países la situación que vivió en Mali. Finalmente, el término Oscuridad hace justicia no sólo al sombrío escenario que se ciñe sobre la región, sino también a la escasa cobertura en la prensa española de una región que no olvidemos, nos es próxima y donde tenemos tropas desplegadas.

El mes empezó evidenciando la mala relación entre París y Bamako

El 2 de mayo, la junta militar en el poder en Mali denunció los acuerdos de defensa con Francia, los cuales regían la presencia y ayuda militar francesa en el país. Los militares malienses justificaron su decisión aludiendo a las violaciones de su soberanía por parte de las tropas galas. Sin embargo, aquellos que siguen la situación entendieron que esta excusa escondía las tensiones entre ambas partes por la decisión de la junta de alargar la “transición” democrática a cuatro años y aplazar las elecciones previstas para febrero del 2023 y la presencia de mercenarios del Grupo Wagner. Wagner es visto de manera opuesta por París y Bamako; mientras que para los primeros representa una amenaza a la seguridad de la región por su brutalidad y por ser los peones del Kremlin, para Mali, Wagner consigue lo que ni Francia ni Naciones Unidas ni la UE han podido en nueve años: hacer frente a la amenaza terrorista de manera rápida y brutal sin preocuparse por derechos humanos y bajas civiles, algo que muy probablemente esté más acorde a cómo hace frente el ejército de Mali a la amenaza terrorista que a cómo lo hace occidente siendo ejemplo de ello la masacre de Moura de marzo de este año, cometida por el ejército de Mali y mercenarios del Grupo Wagner.

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Diez días más tarde, la junta maliense anunció que había evitado un intento de golpe de Estado por parte de “oficiales y suboficiales antiprogresistas”, apoyados por un país occidental. Esta asonada fallida con total certeza debilitó la maltrecha confianza que Bamako tenía en contar con occidente y sus aliados regionales encuadrados en el G5 Sahel para hacer frente a la amenaza terrorista. Si no, es difícil explicar lo que ocurrió el 16 mayo. Ese día Mali anunció que abandonaba el G5 Sahel, foro regional formado por Níger, Chad, Burkina Faso, Mauritania y Mali para coordinar la lucha antiterrorista. La excusa de Bamako fue que el resto de los países le habían denegado la presidencia de turno del grupo, la cual debería de haber comenzado el 15 de febrero. Los otros miembros alegaron que no respetaron la voluntad maliense por la situación política de Mali, obviando el hecho de que Chad y Burkina Faso también están regidas juntas militares. La negativa del G5 Sahel, las trabas de sus “aliados” occidentales a cómo hacer frente al yihadismo y la dura reacción internacional, regional y continental a la junta, traducidas en durísimas sanciones económicas y el aislamiento terrestre y diplomático a Mali, muy probablemente expliquen su decisión de hacer frente a la amenaza yihadista con la ayuda de los mercenarios del grupo Wagner.

Estos gestos desestabilizan aún más una región en la cual el terrorismo es sólo una de las plagas de las múltiples que asolan la zona. Las sequías amenazan con crear nuevas hambrunas en una región habituada a tales tragedias, eventos que con total seguridad resulten en olas de refugiados y migrantes que con total seguridad irán a España, concretamente a las Islas Canarias. Los datos apuntan a que esto ya está pasando. En lo que va de año, desde el 1 de enero hasta el 15 de mayo, llegaron 7.619 migrante a costas canarias, de los cuales 995 llegaron los 15 primeros días de mayo, un 52% más que en mayo del 20211.  Si Wagner falla en contener la amenaza yihadista (y por extensión el ejército maliense) es muy probable que se repita un escenario como el vivido una década atrás, origen del conflicto actual. En el 2012, los grupos yihadistas provenientes de Argelia y Libia se apropiaron de una insurrección tuareg separatista al norte de Mali, llegando a finales de ese año a las puertas de Bamako. Casi toman todo el país si no llega a ser por la intervención francesa del 2013. Diez años más tarde podemos encontrarnos con un escenario como el de Afganistán del verano pasado ¿Quién sabe cuándo caerá Bamako en manos de los yihadistas? Puede ser en uno, dos, seis meses o en un año.

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Si esto ocurriese, las consecuencias para la UE y España serían catastróficas. Al duro golpe que supondría para la UE por su incapacidad para erigirse como el garante de la seguridad global, se uniría una más que probable segunda gran crisis de refugiados igual o peor que la Siria del 2015 con países como España e Italia sintiéndose ninguneados si no se consigue repartir al gran numero de refugiados que llegarán a sus costas. En España, regiones como Canarias, Ceuta y Melilla, puertas de entrada hacia Europa, se verán más desbordadas de lo que están en su capacidad de acoger inmigrantes, con el consiguiente malestar social y económico que eso causaría, además del rédito político que sacarían algunos partidos para promocionar discursos xenófobos.

¿Qué soluciones se vislumbran en el horizonte ante tal escenario? A corto plazo, Francia sigue ocupada en la mudanza de Barkhane y Takuba de Mali a Níger, este último el país más estable y próximo al teatro de operaciones (donde se unen las fronteras de Mali, Níger y Burkina Faso). Sin embargo, en Níger, como en Mali, está calando el sentimiento antifrancés, muy probablemente inspirado por la propaganda del Kremlin, el hastío de la población por la creciente inseguridad y el legado anticolonialista contra Francia. Este rechazo a la presencia francesa puede dar como resultado la retirada de las tropas francesas del país a medio plazo. No hay que olvidar que uno de los orígenes de las tensiones entre Francia y Mali fueron las protestas antifrancesas auspiciadas por el Kremlin y el malestar local ante la presencia francesa, percibida como colonialista. Incluso en Chad -país con un largo historial de presencia militar francesa y que cuenta con el mejor ejército del G5 Sahel- también ha habido protestas antifrancesas, lo cual dificulta la continuación de la presencia militar francesa en la zona.

Se habla de que la OTAN ha de ocupar el vacío francés y europeo, especialmente a un mes de la cumbre de Madrid. Sin embargo, es poco probable que la Alianza, enfrascada en el conflicto ucranio y en incorporar a Suecia y Finlandia a sus filas, se interese en el Sahel. Los países bálticos y Polonia no tolerarán que se divierta la atención sobre la amenaza rusa sobre sus fronteras en una región que les interesa poco. Francia, tradicionalmente receloso de la hegemonía anglosajona en la política exterior, luchará para seguir liderando la intervención en la zona, muy probablemente en el marco de la UE o en una coalición bajo liderazgo francés. Se habla de que España lidere los esfuerzos para reorientar el foco atlántico hacia el Sahel, pero teniendo en cuenta que somos de los países que no cumple con el compromiso del 2% del PIB en defensa y las reticencias hacia la OTAN de una parte del gobierno de coalición, es muy poco probable que cambiemos el rumbo de la Alianza hacia el sur. 

En conclusión, este mes hemos visto cómo la situación en el Sahel se iba degradando más, aunque pase desapercibida en los medios de comunicación. Mali está alejándose más de la órbita occidental, rompiendo los acuerdos de defensa con Francia, acusando a occidente de fomentar un golpe de estado y abandonando el G5 Sahel. Como resultado, es muy probable que Mali viva un escenario similar a lo ocurrido en Afganistán el verano pasado. Tal escenario provocaría tensiones en el seno de la UE y en España a raíz de la crisis migratoria que causaría un Mali bajo control yihadista, aumentando el número de inmigrantes irregulares que llegan a Ceuta, Melilla y Canarias. Esta última ha experimentado un repunte migratorio considerable en el mes de mayo. Finalmente, el dispositivo militar francés está asentándose en Níger, pero tanto allí como en la vecina Chad está aumentando las protestas contra su presencia lo que puede llevar a su expulsión de ambos países a medio plazo. La OTAN es muy poco probable que se involucre en la zona, si tenemos en cuenta que ya está bastante ocupada con el conflicto ucranio y la adhesión de Suecia y Finlandia. España poco puede hacer para influir en este cambio, ya que no contribuye el 2% de su PIB a defensa y una parte del gobierno de coalición desconfía de la OTAN.

Mientras esto ocurre, el Sahel agoniza por las plagas del hambre, terrorismo y sequías. Sigue habiendo Maniobras Orquestales en la Oscuridad allí.

Bibliografía

1. Datos extraídos de “La olla a presión del Sahel gesta un alza del flujo en la ruta canaria”, La Provincia, mayo 2022, https://www.laprovincia.es/canarias/2022/05/18/olla-presion-sahel-gesta-alza-66243327.html 

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