Marruecos-España: más acciones y menos palabras

felipe vi-mohammed vi

2022 empieza con un conflicto pendiente de resolverse en España: la reconducción de nuestra relación con Marruecos. Ocho meses después del estallido del caso Ghali, que agravó las relaciones entre ambos países y la salida de Arancha Sánchez Laya del Ministerio de Exteriores por José Luis Albares -teóricamente un perfil mas conciliador- ambas partes no han avanzado en mejorar la relación. Rabat no ha reenviado a su embajadora a Madrid y no ha habido reuniones entre el presidente de España y el primer ministro de Marruecos, como tampoco las ha habido entre los monarcas de ambos países. Aún no se sabe si ocurrirá con la Reunión de Alto Nivel que no ha tenido lugar desde diciembre de 2020. Estas dudas y oportunidades perdidas indican que, aunque no se hayan roto las relaciones diplomáticas -síntoma de malas relaciones- y a pesar de los cambios por parte española encaminados a mejorar las cosas, la relación entre Marruecos y España está en un punto muerto, sin que ambas partes avancen en mejorarlas. 

Mientras España languidece, otros países aprovechan el contencioso saharaui para mover ficha, ya sea congraciándose con Marruecos o condicionando la ayuda militar.

En el primer caso tenemos al nuevo Gobierno de Alemania que aprobó la posición marroquí de resolver el conflicto del Sáhara mediante la autonomía bajo control marroquí. Tal decisión debería interesar a España, ya que Alemania experimentó una crisis diplomática con Marruecos el año pasado respecto al estatus del Sáhara. Que un Gobierno de coalición del mismo signo que el que gobierna en España haya decidido intentar mejorar las relaciones con Marruecos debería de ser visto como un ejemplo para Madrid sobre cómo empezar a arreglar las relaciones con Marruecos, máxime si tenemos en cuenta que Alemania y Marruecos no son vecinos cercanos. España podría buscar fórmulas para intentar acomodar su postura de que sea la ONU quien resuelva en conflicto con intentos de agraciar a Marruecos. A fin de cuentas, mejor un Sáhara estable bajo autonomía marroquí o bajo la tutela de la ONU que uno independiente, pero a merced de la amenaza terrorista, que no está tan lejos del Sáhara Occidental.

Respecto al condicionamiento de la ayuda militar, Estados Unidos, a través de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de este año supedita la ayuda militar a Marruecos a condición de que encuentre una solución política mutuamente aceptable para el Sáhara Occidental. Estados Unidos, a través del giro de Trump en el año 2020 de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental se ha convertido en un aliado firme de la causa marroquí, beneficiándose de su ayuda militar y la de sus aliados (Israel). Tal limitación puede serle útil a España para intentar conseguir que Estados Unidos sirva de mediador para intentar buscar fórmulas que reconduzcan la relación bilateral entre España y Marruecos. Ser desprovisto de la valiosa ayuda militar estadounidense para mostrar músculo ante el Frente Polisario y Argelia probablemente tenga un efecto en Marruecos, que intentará potenciar la validez de su plan de autonomía para conseguir satisfacer los deseos de Washington respecto a la provisión de ayuda militar. La reciente reunión en Washington entre Albares y Antony Blinken donde ambos acordaron “unir fuerzas” para buscar una solución al conflicto es un buen primer paso por parte de la diplomacia española para intentar buscar una solución a su relación con Marruecos. Si Estados Unidos mantiene sus condiciones a la ayuda militar marroquí es probable que juegue un rol clave en influir a Marruecos para intentar mejorar sus relaciones con España.

También existe una opción que España podría considerar para avanzar en la mejora de las relaciones con Marruecos: la Monarquía. Las palabras del rey Felipe VI en la recepción al cuerpo diplomático acreditado en España (donde no estuvo la embajadora marroquí) instando a ambos países a “caminar juntos” y “empezar a materializar ya la nueva relación” indican que el poder real mira con preocupación el estado actual de la relación hispano-marroquí. Un encuentro entre ambos monarcas, como una cumbre bilateral, podría ser el detonante del inicio del deshielo entre ambos países. La influencia de un encuentro real no puede subestimarse si tenemos en cuenta que en Marruecos la palabra del rey alauí tiene su influencia en la política marroquí. Si Mohamed VI decide que hay que reconducir la relación con España, es muy probable que el Gobierno lo secunde, dando como resultado una oportunidad para mejorar las relaciones entre ambos países.

En conclusión, 2022 empieza con las relaciones hispano-marroquíes en un punto muerto, sin que ambas partes hayan dado pasos significativos para mejorarla desde la crisis del año pasado. Frente a esta inacción, otros países están moviendo ficha. En Alemania, el Gabinete de coalición dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz dio su visto bueno a la propuesta marroquí para resolver el conflicto saharaui. De esta forma, un Gobierno del mismo color que el de España y con el mismo conflicto diplomático con Marruecos avanza en resolver la situación. Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos, gran aliado de la causa marroquí, acaba de condicionar su ayuda militar a la búsqueda de una solución política aceptable para ambas partes. Tal decisión, la cual limitaría la ayuda militar estadounidense a Marruecos, puede servirle a España para que Washington actúe como un mediador para reorientar la relación bilateral entre Marruecos y España. El encuentro esta semana entre ambos ministros de Exteriores y la decisión de unir fuerzas para encontrar una solución al conflicto saharaui son buenos pasos indicativo del deseo mutuo de resolver la situación. Finalmente, no podemos obviar la opción real, que puede resultar en el inicio del deshielo y a veces consigue influir en la resolución de conflictos.

Si no conseguimos reorientar nuestra relación con Marruecos, es muy probable que España salga damnificada, ya sea a través de nuevas olas migratorias a través de Ceuta, Melilla y Canarias o perdiendo oportunidades de negocio e inversión en el país alauí, claves para la economía española y la promoción de la Marca España. Urge resolver nuestra relación con Marruecos para no perder al vecino más próximo de España a través de su frontera sur.  

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