Opinión

Marruecos y Argelia: actores clave para el Sahel

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A pesar de múltiples intentos, los países de la región del Sahel nunca han logrado construir una estrategia de seguridad común. Así, la falta de una cooperación regional militar efectiva ha permitido a los grupos terroristas y traficantes desafiar asimétricamente a las fuerzas de seguridad de los Estados sahelianos y a sus aliados internacionales, entre los que tampoco existe una convergencia clara. 

Marruecos nunca va a intervenir militarmente en el Sahel y nunca lo ha hecho. Su política exterior es de no beligerancia, de no apoyar una intervención armada en África o Rusia u otro continente; además, desde siempre y desde 2017 cuando Marruecos se integró en la Unión Africana, el reino marroquí sigue abogando por la solución pacífica de controversias. 

La intervención de Marruecos en el Sahel se centra en varios aspectos: 

1.- Desarrollo y cooperación humanitaria: en Mali, Chad y Níger apoyando a los Gobiernos en la formación de los funcionarios y en la formación de médicos y el programa de becas. Marruecos acoge a más de 10.000 estudiantes africanos becados por el Gobierno marroquí estudiando en Marruecos en varias disciplinas. 

2.- A través de la vertiente religiosa con la Fundación Mohamed VI para los imanes africanos donde se les forma para evitar la radicalización o la mala interpretación del islam y el Corán, a través de un islam moderado. 

3.- Vertiente de negocios: Marruecos en el segundo inversor más importante de todo el continente africano. En Mali, en la frontera con Mauritania, exporta y hay varios empresarios marroquíes que exportan productos frescos a Mali con precios económicos. Y hay más proyectos en Chad, Níger o Mauritania, que recibe mucha inversión marroquí.  

4.- Vertiente de formación: donde se forma en materia de lucha contra el terrorismo a militares, a gendarmes y policías de varios países africanos en temas de lucha contra el terrorismo, como es el caso de la Policía de Burkina Faso formándose en la Academia de Policía de Kenitra antes del golpe militar. 

Por otro lado, hemos visto cómo en los últimos años Marruecos pretende convertirse, haciendo uso de su liderazgo, en una gran potencia no solo del Magreb y de África, sino también en la cuenca mediterránea.  Y al que tenemos que agradecer que sea el guardián de Europa en lo que se refiere la lucha contra el terrorismo yihadista y la lucha contra la inmigración irregular que viene principalmente del Sahel y que se lleva a cabo a cambio de grandes ayudas y concesiones de la Unión Europea y de España, principalmente.

Hay que analizar muy especialmente el papel de Argelia en el Sahel, que ha estrechado sus relaciones económicas y políticas con Rusia, debiendo recordar que Argelia es frontera con el Sahel, lugar de especial interés para la Unión Europea y donde se encuentra presente el Grupo Wagner dentro de su política expansionista dentro de África. Igualmente, Argelia ha permitido el uso de su espacio aéreo para que Rusia pueda llevar a cabo operaciones militares en Mali mientras lo ha vetado a Francia. 

La UE debe extender su área de influencia en el Sahel y el norte de África, principalmente a través de acuerdos de cooperación bilaterales con países dispuestos a adquirir destrezas y capacidades para asumir ellos mismos el reto de afrontar sus amenazas internas, principalmente con Marruecos y Argelia, garantes de las principales amenazas y desafíos que azotan a Europa. 

Europa no se puede permitir tener un Magreb desestabilizado ya que, unido a todo lo que está ocurriendo en el Sahel, se convertiría en un polvorín a las puertas de Europa 

Argelia podría tener un papel muy importante a nivel internacional y sería para solucionar la crisis de seguridad en el Sahel, pero para ello exige el reconocimiento de la ONU y la UA para actuar como líder de una estructura político-militar que reúna solo a los países de la región. 

Argelia está llamado a convertirse en la punta de lanza en la lucha contra el terrorismo yihadista en el Sahel. 

España y la UE no pueden permanecer indiferentes a los distintos escenarios ante los que nos podemos encontrar en un futuro próximo ya que el Magreb es una zona de interés prioritario para nuestra seguridad nacional. Cada nuevo movimiento que se produce en uno de estos países del Magreb debería haber sido previsto con anterioridad por España y su posible respuesta. Si no actuamos de una forma preventiva los resultados pueden ser perjudiciales para España y ser aprovechados por otros actores internacionales como ya está sucediendo.  

Hay que empoderar a Marruecos y a Argelia como actores claves en el Sahel desde el ámbito de la prevención, de la detección y de la detención de las principales amenazas que vienen de esa zona, que es nuestra frontera avanzada.