Opinión

Muere en Francia, Ahmed Bennour, irreductible opositor al dictador Zine el Abidine Ben Ali, amigo de España y adalid de la democracia y la libertad en Túnez

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Con la muerte de Ahmed Bennour, el pueblo tunecino pierde a uno de sus más intransigentes defensores y un gran hombre de Estado. Discreto, sencillo y extremadamente cultivado, el que fuera secretario de Estado de Seguridad y Defensa, y jefe de los Servicios Especiales en tiempos de Habib Burguiba, fue el artesano principal de la unión de la oposición a la dictadura policial de Ben Ali. Gracias a su incansable labor, islamistas, liberales, republicanos, demócratas y revolucionarios marxistas consiguieron superar las querellas ideológicas y unirse para luchar por un Estado de derecho en Túnez, moderno y democrático.

Le conocí en Paris, donde pude hacerle varias entrevistas hasta que me invitó repetidas veces a su modesto piso cercano a los Campos Elíseos, gracias a la mediación de mi amigo el periodista y feroz opositor al general dictador Ben Ali, Slim Bagga. Éste, con su diario La Audacia, lideró la lucha mediática contra la dictadura tunecina, mientras que su amigo Bennour se empeñaba en organizar la resistencia política. Dos facetas para un mismo objetivo.

Ahmed Bennour fue un gran amigo de España, un admirador de la Transición política española, y un ferviente alumno de los grandes hombres de Estado. En su largo periodo de 14 años de exilio en París, Bennour no dudó en buscar el apoyo y la comprensión de los países democráticos europeos en apoyo a su lucha por un Túnez de justicia y derechos humanos. De este modo, mantuvo varias reuniones con representantes diplomáticos de la Embajada española en Paris, para hacer conocer la travesía del desierto de la militancia tunecina. En compañía de mi mujer Nuria, tuvimos el placer de ser invitados a comer en su casa, donde las anfitrionas, su esposa y su hija, nos recibieron con la hospitalidad propia de los pueblos del Magreb. Desde estas páginas les enviamos nuestro cariño y ánimo ante el dolor de la pérdida de su marido y padre.

Toda la prensa tunecina sin excepción y la francesa especializada en los asuntos norteafricanos, se han hecho eco de la desaparición de Ahmed Bennour. Quedará de él el recuerdo del luchador incansable, del político intransigente con los principios, del estadista en su sentido más amplio, así como del hombre afable, de sonrisa contagiosa y mirada irónica escrutadora. Un ejemplo que ha dejado huella