Otro Trípoli desgarrado
La ciudad de Trípoli, al norte del Líbano curiosamente comparte nombre con una ciudad norteña de Libia, en la que prisiones clandestinas hacinan a migrantes subsaharianos que han sido detenidos en su camino hacia Europa. El desgarro del país levantino, a diferencia del libio tiene fecha más reciente, pues fue en octubre de 2019 cuando el país se sumió en una profunda crisis económica en la que parece que cada vez se enreda y atrapa más y que a día de hoy ha llevado a Trípoli a ser una de las ciudades más pobres del Levante.
Recuerdo cuando la visité en septiembre de 2019. Era un sábado frenético en Trípoli, pues los síntomas de las primeras protestas contra el gobierno estaban a punto de florecer, algo se cocía, y no precisamente garbanzos para hacer un hummus con piñones. Al Mina, la playa de la que ahora parten los cayucos rumbo a lo que supone un ápice de esperanza, Europa, resultaba un lugar tranquilo, sereno que trasmitía la calma que el centro de la ciudad carecía.
La ciudad de los zocos, que antiguamente albergaba el principal puerto del país es ahora el espejo del caos en el que está inmerso el Líbano, y esta desdicha además de los libaneses, la pagan también los vecinos sirios y palestinos, que hace unos años buscaron cobijo en el país fenicio y que ahora luchan por tener un futuro digno, fuera de Trípoli. Si, una vez más un Trípoli desgarrado, ahora en el otro lado del Mediterráneo.
